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Se han encontrado 76 poemas con la palabra sea

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Juan Ramón Jiménez

dios de amor

-- de Juan Ramón Jiménez --

Lo que queráis, señor;
y sea lo que queráis.
Si queréis que entre las rosas
ría hacia los matinales
resplandores de la vida,
que sea lo que queráis.
Si queréis que entre los cardos
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
que sea lo que queráis.
Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada,
y sea lo que queráis.
Lo que queráis, señor;
y sea lo que queráis.

Poema dios de amor de Juan Ramón Jiménez con fondo de libro

Alfonso Reyes

lailye

-- de Alfonso Reyes --

Lailye ¿cuándo vuelves a méxico y me buscas,
ya sea en cuernavaca, ya sea en tepoztlán?
juntos recordaríamos aquellas cosas bruscas
del asno, el indio, el loro, la araña, el alacrán . . .
A ti que te sorprendes aunque jamás te ofuscas
con nuestros usos y nuestra agua y nuestro pan
¿qué te parecería si vuelves y me buscas,
ya sea en cuernavaca, ya sea en tepoztlán?
¿te acuerdas? era entonces tu ser surco en amagos,
flor de capullo, germen de amores y pasiones.
Y ahora que te abriste al triunfo y los halagos
¡oh suma de los pueblos, compendio de naciones!,
dime: ¿a qué te sabría volver por estos pagos,
estrella de los rumbos y de las tentaciones?

Poema lailye de Alfonso Reyes con fondo de libro

Amado Nervo

anathema sit

-- de Amado Nervo --

Para jesús urueta.

I
si negare alguno que santa maría,
del dios paracleto paloma que albea,
concibió sin mengua de su doncellía,
¡anatema sea!
anatema los que burlan el prodigio sin segundo
de la flor intacta y úber que da fruto siendo yema;
que los vientres que conozcan, como légamo infecundo,
no le brinde sino espurias floraciones. ¡Anatema!

ii
si alguno dijere que cristo divino
por nos pecadores no murió en judea
ni su cuerpo es hostia, ni su sangre vino,
¡anatema sea!
anatema los que ríen de oblaciones celestiales
en que un dios, loco de amores, es la víctima suprema;
que no formen para ellos ni su harina los trigales,
ni sus néctares sabrosos los viñedos. ¡Anatema!

iii
si alguno afirmare que el alma no existe,
que en los cráneos áridos perece la idea,
que la luz no surge tras la sombra triste,
¡anatema sea!
anatema los que dicen al mortal que tema y dude,
anatema los que dicen al mortal que dude y tema;
que en la noche de sus duelos ni un cariño los escude,
ni los bese la esperanza de los justos. ¡Anatema!

Poema anathema sit de Amado Nervo con fondo de libro

Diego Hurtado de Mendoza

Gracias te pide, amor; no las merece

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Gracias te pide, amor; no las merece
Quien las pide, ni tanto bien espera,
Sea limosna ó sea piedad siquiera,
Y sea á la ocasion que ahora se ofrece.

Cualquiera beneficio mengua ó crece
Con el lugar, el tiempo y la manera;
Pero la diferencia verdadera
Es dar y socorrer á quien padece.

Lo que una vez la fuerza ó la destreza
No pueden acabar, aquella mismo
Acaba una palabra descuidada.

Señora, considera tu grandeza
Y el tiempo; que ahora puedes con nonada
Levantarme del hondo del abismo.



Juan Gelman

prego

-- de Juan Gelman --

Como el pan a la boca como
el agua a la tierra ojalá
yo te sirva para algo para
que mi temblor tenga destino
y sea dulzura en tu dulzura
o sea lluvia o sea calor
o vuelo para que te vueles
y vuelvas y te quedes o
o vuelvas y te vayas a
tu corazón extraordinario
girando azul de fuego tras
los niños que te pertenecen



Amado Nervo

a la católica majestad de paul verlaine

-- de Amado Nervo --

Para rubén darío
padre viejo y triste, rey de las divinas canciones:
son en mi camino focos de una luz enigmática
tus pupilas mustias, vagas de pensar y abstracciones,
y el límpido y noble marfil de tu testa socrática.
Flota, como el tuyo, mi afán entre dos aguijones:
alma y carne; y brega con doble corriente simpática
para hallar la ubicua beldad con nefandas uniones,
y después expía y gime con lira hierática.
Padre, tú que hallaste por fin el sendero, que, arcano,
a jesús nos lleva, dame que mi numen doliente
virgen sea, y sabio, a la vez que radioso y humano.
Tu virtud lo libre del mal de la antigua serpiente,
para que, ya salvos al fin de la dura pelea,
laudemos a cristo en vida perenne. Así sea.



Lope de Vega

Si amare cosa yo que Dios no sea

-- de Lope de Vega --

Si amare cosa yo que Dios no sea,
y de lo que su amor también procede,
que en odio al cielo y la tierra quede,
que sí estaré, como sin Él me vea
¿Y qué de mucho que el alma, que desea
el centro, donde sólo parar puede,
ame aquel bien que todo excede,
pues no hay descanso que sin Dios posea?
Tú, Rey del cielo, que mi amor procuras,
serás el centro de las ansias mías,
de aquel eterno bien prendas seguras.
Son las del mundo breves tiranías
que no merecen nombre de hermosuras,
sujetas al imperio de los días.



Góngora

Ni en este monte, este aire, ni este río

-- de Góngora --

Ni en este monte, este aire, ni este río
corre fiera, vuela ave, pece nada,
de quien con atención no sea escuchada
la triste voz del triste llanto mío;

y aunque en la fuerza sea, del estío,
al viento mi querella encomendada,
cuando a cada cual dellos más le agrada
fresca cueva, árbol verde, arroyo frío,

a compasión movidos de mi llanto,
dejan la sombra, el ramo, y la hondura,
cual ya por escuchar el dulce canto

de aquel que, de Estrimón en la espesura,
los suspendía cien mil veces. ¡Tanto
puede mi mal, y pudo su dulzura!



Líber Falco

Poema en la tarde

-- de Líber Falco --

Muchachas, muchachos,
a la rueda rueda
que en mi pecho tengo
toda la música de la tarde
y una alegría azul, que tiñe mis pupilas.

Muchachas, muchachos,
a la rueda rueda.
Que vuestra sea la calle
y toda la vereda.

Niña mía, si estás triste
te bajaré una estrella
y a la rueda rueda
tú jugarás con ella.

Muchachas, muchachos,
a la rueda rueda.
Que vuestra sea la calle
y toda la vereda.



Jorge Luis Borges

el ingenuo

-- de Jorge Luis Borges --

Cada aurora (nos dicen) maquina maravillas
capaces de torcer la más terca fortuna;
hay pisadas humanas que han medido la luna
y el insomnio devasta los años y las millas.
En el azul acechan públicas pesadillas
que entenebran el día. No hay en el orbe una
cosa que no sea otra, o contraria, o ninguna.
A mí sólo me inquietan las sorpresas sencillas.
Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,
me asombra que mi mano sea una cosa cierta,
me asombra que del griego la eleática saeta
instantánea no alcance la inalcanzable meta,
me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,
y que la rosa tenga el olor de la rosa.



Jorge Luis Borges

el hambre

-- de Jorge Luis Borges --

Madre antigua y atroz de la incestuosa guerra,
borrado sea tu nombre de la faz de la tierra.
Tú que arrojaste al círculo del horizonte abierto
la alta proa del viking, las lanzas del desierto.
En la torre del hambre de ugolino de pisa
tienes tu monumento y en la estrofa concisa
que nos deja entrever (sólo entrever) los días
últimos y en la sombra que cae las agonías.
Tú que de sus pinares haces que surja el lobo
y que guiaste la mano de jean valjean al robo.
Una de tus imágenes es aquel silencioso
dios que devora el orbe sin ira y sin reposo,
el tiempo. Hay otra diosa de tiniebla y de osambre;
su lecho es la vigilia y su pan es el hambre.
Tú que a chatterton diste la muerte en la bohardilla
entre los falsos códices y la luna amarilla.
Tú que entre el nacimiento del hombre y su agonía
pides en la oración el pan de cada día.
Tú cuya lenta espada roe generaciones
y sobre los testuces lanzas a los leones.
Madre antigua y atroz de la incestuosa guerra,
borrado sea tu nombre de la faz de la tierra.



César Vallejo

Trilce: V

-- de César Vallejo --

Grupo dicotiledón. Oberturan
desde él petreles, propensiones de trinidad,
finales que comienzan, ohs de ayes
creyérase avaloriados de heterogeneidad.
¡Grupo de los cotiledones!

A ver. Aquello sea sin ser más.
A ver. No trascienda hacia afuera,
y piense en són de no ser escuchado,
y crome y no sea visto.
Y no glise en el gran colapso.

La creada voz rebélase y no quiere
ser malla, ni amor.
Los novios sean novios en eternidad.
Pues no deis 1, que resonará al infinito.
Y no deis 0, que callará tánto,
hasta despertar y poner de pie al 1.

Ah grupo bicardiaco.



César Vallejo

grupo dicotiledón. oberturan

-- de César Vallejo --

v
grupo dicotiledón. Oberturan
desde él petreles, propensiones de trinidad,
finales que comienzan, ohs de ayes
creyérase avaloriados de heterogeneidad.
¡Grupo de los dos cotiledones!
a ver. Aquello sea sin ser más.
A ver. No trascienda hacia afuera,
y piense en són de no ser escuchado,
y crome y no sea visto.
Y no glise en el gran colapso.
La creada voz rebélase y no quiere
ser malla, ni amor.
Los novios sean novios en eternidad.
Pues no deis 1, que resonará al infinito.
Y no deis 0, que callará tánto,
hasta despertar y poner de pie al 1.
Ah grupo bicardiaco.



Diego Hurtado de Mendoza

Tibio en amores no sea yo jamás

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Tibio en amores no sea yo jamás,
Frio, ó caliente en fuego todo ardido;
Cuando amor saca el seso de compás,
Ni el mal es mal ni el bien es conocido.

Poco ama el que no pierde el sentido
Y el seso, y la paciencia deja atrás;
Y no muera de amor, sino de olvido,
El que en amores piensa saber mas.

Como nave que corre en noche oscura
Por brava playa en recio temporal,
Déjase al viento y métese á la mar;

Ansí yo en el peligro del penar,
Añadiendo mas males á mi mal,
En desesperacion busco ventura.



Emilio Bobadilla

El emperador: 2

-- de Emilio Bobadilla --

¿No fué Dios quien le dijo que dominase el mundo?
¿No fué Dios quien profuso le daba las victorias?
¿Por qué contra él de pronto se vuelve furibundo,
convirtiendo en derrotas humillantes sus glorias?

¿Qué pensará a sus solas de ese Dios tornadizo?
—gran río que la margen acrecienta o derrubia —.
Si lo que cae es granizo, ¡bendito sea el granizo!
Si es lluvia fecundante, ¡bendita sea la lluvia!

Megalómano y duro, horripiló al planeta
y revolvió los mares, y, a la postre vencido,
arroja acobardado la espada y la careta,

y en su fuga de liebre -imperial contrabando-
los huérfanos le siguen con lúgubre alarido
y las míseras madres que le insultan llorando!



Gaspar Melchor de Jovellanos

a enarda

-- de Gaspar Melchor de Jovellanos --

Quiero que mi pasión, ¡oh enarda!, sea,
menos de ti, de todos ignorada;
que ande en silencio y sombras embozada,
y ningún necio mofador la vea.
Sea yo dichoso, y más que nadie crea
que es con tu amor mi fe recompensada;
que no por ser de muchos envidiada,
crece la dicha a más sublime idea.
Amor es un afecto misterioso,
que nace entre secretas confianzas,
mas muere al soplo de mordaz censura;
y sólo aquel que logra, ni envidioso
ni envidiado, cumplir sus esperanzas,
colma su gozo y fija su ventura.



Gastón Fernando Deligne

cantiga

-- de Gastón Fernando Deligne --

Cuando el viento ladra;
cuando gruñe el trueno;
a pares se miran
los nidos repletos.

Si el mal confinante
fulmina certero
sobre un ala sola,
¡herirá dos pechos!

así de las almas:
con doblados nexos
se juntan y ligan,
cuando gruñe el trueno,
cuando el viento ladra,
cuando oprime el cerco
de egolatrías sordas
e intereses ciegos.

Viandantes amables,
vosotros -¡sea presto!-
seréis de la vida
conjuntos viajeros;
¡y el mal circunstante
no podrá soberbio
descargar un golpe,
sin alzar dos ecos!

que sólo os fulminen
(¡mi voto oiga el cielo!)
nublados de rosas,
granizos de ensueño.

Y ya de partida,
vosotros -¡sea presto!-
hagáis el gran viaje,
cantando y riendo.



Gutierre de Cetina

fuego queme mi carne y por encienso

-- de Gutierre de Cetina --

Baje el humo a las almas del infierno;
pase la mía aquel olvido eterno
de lete porque pierda el bien que pienso;
»el fiero ardor que hora me abrasa intenso
ni melle corazón ni haga tierno;
niégueme pïedad, favor, gobierno
el mundo, amor y el sumo dios inmenso;
»mi vivir sea enojoso y trabajado,
en estrecha prisión dura y forzosa,
siempre de libertad desesperado,
»si viviendo no espero ya ver cosa
dijo vandalio, y con verdad jurado,
que sea cual tú, amarílida, hermosa».



Gutierre de Cetina

si no os digo verdad, si en algo os miento

-- de Gutierre de Cetina --

Sobre mi vida torne el desengaño;
si falta hay en mi fe, si os trato engaño,
dolor no quepa en vos del mal que siento;
si no sois causa vos del mal que siento
de vos sea yo tratado como extraño;
si por vos tengo en algo el mayor daño,
no pueda en vos caber consentimiento;
si no estáis hecha ya sola señora
de aquella libertad que no era mía,
¡plega a dios que sin vos y ella me vea!
mas si la mísera ánima os adora,
si está llena de vos mi fantasía,
¿qué puedo yo decir que a sí no sea?



Gutierre de Cetina

hora podrás vencer, fiero recelo

-- de Gutierre de Cetina --

Hora te hartarás, furia rabiosa;
hora quedas fortuna victoriosa
que estoy puesto a tus pies ya por el suelo.
Ya no hay de qué temer, pues quiere el cielo
que, ausente de mi bien, tan trabajosa
vida viva, muriendo en sospechosa
congoja y en llorar mi desconsuelo.
Mas no harás, en ser movible y fiera,
con no estar en vencer un hora estable,
que no sea mi pasión lo que antes era.
Tan honroso es mi mal y tan loable,
que si puedes hacer que del yo muera,
yo sé que no harás que sea mudable.



Gutierre de Cetina

de sola la ocasión ledo y gozoso

-- de Gutierre de Cetina --

Dijo vandalio a amor: «por un halago
corre en cama dorada el rico tago,
pactolo sea de perlas abundoso;
»desee con su virtud quedar famoso
el que el sacro laurel quiere por pago,
vaya arando la mar, cual hizo lago,
aquél que de riquezas es cuidoso;
»gobierne el reino aquel que lo procura,
sea el mundo de aquél que lo conquista,
y cada cual se goce con su estado.
»Yo no pido ni quiero más ventura
salvo que pueda de una dulce vista
solamente mirar y ser mirado».



Que sea hasta el fin vestido blanco

-- de Vicenta Castro Cambón --

TEN cuidado que manchas el vestido
con el jugo que vierte ese durazno!
¿No sabes que las manchas de esa fruta
a1 agua y al jabón dejan burlados?

Evita en tu vestido toda mancha
que no pueda quitársele al lavarlo;
que se rompa y se acabe, eso no importa,
pero sea hasta el fin vestido blanco.



Vicente Huidobro

Arte poética

-- de Vicente Huidobro --

Que el verso sea como una llave
que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
como recuerdo en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh, Poetas!
Hacedla florecer en el poema.

Sólo para vosotros
viven todas las cosas bajo el Sol.

El poeta es un pequeño Dios.



Antonio Ros de Olano

Progresión

-- de Antonio Ros de Olano --

Del fértil seno de la madre España
nace el altivo Tajo en breve cuna;
y, creciendo con rápida fortuna,
ceden los pinos a su adulta saña.

Si rompe cerros, si florestas baña,
río es el Tajo; su corriente es una,
sea en la vega, anchísima laguna,
sea sierpe que enrosca la montaña.

Miradle de Aranjuez en los vergeles,
vedle desde la cántara extremeña;
contempladle al llegar al Océano...

Y así del alma, en cálidos rieles,
la idea brota, y rauda se despeña,
río caudal del pensamiento humano.



Marilina Rébora

con mis viejos retratos...

-- de Marilina Rébora --

Con mis viejos retratos...
Señor, quiero ser yo, y sólo con lo mío,
por humilde que sea, aun pobre y pequeño;
nada de adornos vanos ni lujoso atavío
ni aquello que deslumbra en ambicioso sueño.
No quiero en devaneo, tampoco en desvarío,
lo que no corresponda, aunque sea halagüeño;
es triste lo ficticio, y mucho de vacío
disponer como propio de lo que no se es dueño.
Quedar con nuestras cosas, lo que en verdad motiva
y es razón de vivir en el cabal sentido
unos viejos retratos, tal lámpara votiva
y la talla minúscula del antiguo san roque,
y conmigo ser yo es lo que quiero y pido,
dentro de lo que fuera y lo que al fin me toque.



Mario Benedetti

pobre dios

-- de Mario Benedetti --

Es imposible estar seguro
pero tal vez sea dios todo el silencio
que queda de los hombres
es imposible estar seguro
pero acaso dios sea
la soledad total
irrevocable
más grave que la tuya
o que la mía
por lo menos más grave que la mía
que es soledad tan sólo
cuando el viejo crepúsculo me mira
como un toro furioso
y yo no tengo a mano
tus sabios labios para
olvidarme ele todo lo que temo
es imposible estar seguro
ah pero en ese caso
pobre dios qué tristeza
debe ser su tristeza
pobre dios
si una ver descendiera
a asir nuestra miseria
y respirara por unas pocas horas
el incesante miedo de la muerte
quizá mucho después
allá
solo y eterno
recordara esa tibia bocanada
como el único asueto
de su enorme
desolado infinito.



Mario Benedetti

utopías

-- de Mario Benedetti --

Cómo voy a creer dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer dijo el fulano
que tu cuerpo mengana
no es algo más que lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro
cómo voy a creer dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos mengana dulce
osada eterna
si vos sois mi utopía.



Miguel Unamuno

Por qué me has abandonado?

-- de Miguel Unamuno --

Por si no hay otra vida después de esta
haz de modo que sea una injusticia
nuestra aniquilación; de la avaricia
de Dios sea tu vida una protesta.

Que un anhelo sin pago así nos presta
y envuelto de su luz en la caricia
el dardo oscuro que al dolor enquicia
en la raíz del corazón asesta.



Nicolás Fernández de Moratín

Bendita sea la hora

-- de Nicolás Fernández de Moratín --

Bendita sea la hora, el año, el día
y la ocasión y el venturoso instante
en que rendí mi corazón amante
a aquellos ojos donde Febo ardía.

Bendito el esperar y la porfía
y el alto empeño de mi fe constante
y las saetas y arco fulminante
con que abrasó Cupido el alma mía.

Bendita la aflicción que he tolerado
en las cadenas de mi dulce dueño
y los suspiros, llantos y esquiveces,

los versos que a su gloria he consagrado
y han de vencer del duro tiempo el ceño,
y ella bendita innumerables veces.



Juan Gelman

todo el día viví con tu ausencia mejor dicho...

-- de Juan Gelman --

Todo el día viví con tu ausencia mejor dicho
todo el día viví de tu ausencia ya que los
terremotos
otros desastres internacionales
no me distrajeron de ti
yo soy un hombre mundial me interesa
la revolución en pakistán la falta
de revolución en el yorkshire donde
una vez vi que lloraban
de hambre o de rabia nomás
¿cómo es posible entonces que
entre las tempestades o sus calmas
que vienen a ser lo mismo desde
cierto punto de vista yo
no haya olvidado tu valor la
suave apariencia que adquirís y todo
sea como tu olor después de haber amado
antes de haber amado sea como tu olor?



Juan Ramón Jiménez

ese día, ese día

-- de Juan Ramón Jiménez --

En que yo mire el mar los dos tranquilos,
confiado a él; toda mi alma
vaciada ya por mí en la obra plena
segura para siempre, como un árbol grande,
en la costa del mundo;
con la seguridad de copa y de raíz
del gran trabajo hecho!
¡ese día, en que sea
navegar descansar, porque haya yo
trabajado en mí tanto, tanto, tanto!
¡ese día, ese día
en que la muerte ¡negras olas! ya no me corteje
y yo sonría ya, sin fin, a todo,
porque sea tan poco, huesos míos,
lo que le haya dejado yo de mí!



Evaristo Carriego

Reid muchos, hermanitas

-- de Evaristo Carriego --

Reid mucho, hermanitas
Reid mucho, hermanitas, reid con esa risa
tan fresca y tan sonora, con esa risa fuerte
que llena nuestra casa de salud. La sonrisa
no es para vosotras todavía: ¡qué suerte!

Que vuestra risa sea como una fuente, y vierta
su chorro alegre sobre nuestra melancolía:
sea como una caja de música que abierta
perennemente suena desde que empieza el día.

Hermanas: reid de una vez toda vuestra sana
alegría de dueñas del patio, que mañana
— ¡ah, mañana!— quién sabe si os habremos de oir.

¡Ay, hermanas, hermanas juguetonas! ¡ay, locas
rabietas de la abuela! ¿cuál de esas lindas bocas
será la que primero dejará de reir?



Francisco de Aldana

Es tanto el bien

-- de Francisco de Aldana --

Es tanto el bien que derramó en mi seno,
piadoso de mi mal, vuestro cuidado,
que nunca fue tras mal bien tan preciado
como este tal, por mí de bien tan lleno.

Mal que este bien causó jamás ajeno
sea de mí, ni de mí quede apartado,
antes, del cuerpo al alma trasladado,
se reserve de muerte un mal tan bueno.

Mas paréceme ver que el mortal velo,
no consintiendo al mal nuevo aposento,
lo guarda allá en su centro el más profundo;

sea, pues, así: que el cuerpo acá en el suelo
posea su mal, y al postrimero aliento
gócelo el alma y pase a nuevo mundo.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 77

-- de Francisco de Quevedo --

Sea que, descansando, la corriente
torcida y libre de espumoso río,
labró artífice duro, yerto y frío,
este puro milagro transparente;
sea que, aprisionada, libre fuente
encarceló con yelo su albedrío,
o en incendios del sol, l'alba el rocío
cuajó a región benigna del oriente;
o ya monstruo diáfano naciese,
hijo de peñas duras, parto hermoso,
a llama universal rebelde yelo,
fue bien que cielo a dios contrahiciese,
porque podáis decir, duque glorioso,
que, aunque imitado y breve, le dais cielo.



Blanca Andreu

sea causa de iras, reinen tormentas y vientos negros

-- de Blanca Andreu --

Sea causa de iras, reinen tormentas y vientos negros
sobre la obra de esta muerte,
quieta voluntad, mar detenido.
Sobre su baja condición verdes ejércitos busquen guerras.
Contra la calma dirige tu espada
cuando el navío se hermana con el cordero
y pasta el amargo sargazo.
Ábranse tus fauces, hable tu voz de invierno,
vuelva tu oscura gente,
desde la proa, lágrimas de respeto y subordinación,
lágrimas nuevas y postreras
que se hallan perdidas.



Roberto Juarroz

la vida nos acorta la vista

-- de Roberto Juarroz --

La vida nos acorta la vista
y nos alarga la mirada.
¿Cómo poner otra figura en el paisaje
sin desarticularlo como a una feria invadida por la tristeza,
sin que las nubes o los árboles se despeguen
y salten como muñecos desarmados?
¿cómo poner una palabra en el paisaje
sin que el silencio se asuste
igual que un animal sorprendido en el bosque
o como una procesión que ha perdido su imagen?
¿cómo poner una muerte en el paisaje
sin que se vuelva frío
y se sumerja como una flauta
con todos los agujeros tapados?
¿cómo alargar un sueño
hasta que sea un punto en el paisaje,
una figura, una palabra o la muerte,
sin que el paisaje se desintegre como una burbuja?
nosotros ya no podemos dejar de estar en el paisaje siguiente,
aunque sea un paisaje en blanco.
Nosotros ya no podemos dejar de estar en la página siguiente,
aunque la hayan arrancado.



Adelardo López de Ayala

El olvido

-- de Adelardo López de Ayala --

¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué, ingrata,
niegas tu corazón a mi gemido,
y, afligiendo mi pecho comprimido,
tu inhumano silencio se dilata?

No le roba la muerte al que arrebata,
ni el nombre ni el recuerdo agradecido...-
¡Tumba sin epitafio es el olvido,
que traga al muerto y hasta el nombre mata!-

¡Háblame, por piedad; aunque al hablarme
destruyas mi esperanza y sea mi suerte
vivir llorando tu rigor eterno!...

Acuérdate siquiera de matarme;
que odio más el olvido que la muerte,
y más temo la nada que el infierno.



Alberto Lista

Del amor

-- de Alberto Lista --

Alcino, quien los ásperos rigores
de una ingrata beldad vencer procura,
ni encantos a la tésela espesura,
ni a la remota Colcos pida flores.

Amar es el hechizo, que en amores
la victoria y las dichas asegura,
y somete el pudor y la hermosura,
y corona al amante de favores.

Mas si el vil seductor quiere que sea
una impura pasión amor hermoso,
no se admire de verla desdeñada.

Que no es amante el que gozar desea,
sino el que sacrifica generoso
su bien y su placer al de su amada.



Alberto Lista

La ausencia

-- de Alberto Lista --

Nace la aurora y el hermoso día
brilla de rojas nubes coronado;
en mi pecho, de penas abrumado,
la sonrosada luz es noche umbría.

De las aves la plácida armonía
es para mí graznido malhadado,
y estruendo ronco y son desconcertado
el blando ruido de la fuente fría.

Brotan rosas el soto y la ribera;
para mí solo, triste y dolorido,
espinas guarda el mayo floreciente.

Que esta es, oh niño dios, tu ley primera;
no hay mal para el amor correspondido,
no hay bien que no sea mal para el ausente.



Alfonsina Storni

Esta tarde

-- de Alfonsina Storni --

Ahora quiero amar algo lejano...
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...



Alfonso Reyes

¡a cuernavaca!

-- de Alfonso Reyes --

A cuernavaca voy, dulce retiro,
cuando, por veleidad o desaliento,
cedo al afán de interrumpir el cuento
y dar a mi relato algún respiro.
A cuernavaca voy, que sólo aspiro
a disfrutar sus auras un momento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
beata soledad, quietud que aplaca
o mansa compañía sin hartura.
Tibieza vegetal donde se hamaca
el ser en filosófica mesura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!

ii
no sé si con mi ánimo lo inspiro
o si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿a qué me lo pregunto, a qué deliro?
básteme ya saber, dulce retiro
que solazas mis sienes con tu aliento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
El sosiego y la luz el alma apura
como vino cordial; trina la urraca
y el laurel. De los pájaros murmura;
vuela una nube; un astro se destaca,
y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!



Amado Nervo

mater alma

-- de Amado Nervo --

Que tus ojos radien sobre mi destino,
que tu veste nívea, que la luz orló,
ampare mis culpas del torvo dios trino:
¡señora, te amo! ¡ni el grande agustino
ni el tierno bernardo te amaron cual yo!
que la luna, octante de bruñida plata,
escabel de plata de tu piel real,
por mi noche bogue, por mi noche ingrata,
y en su sombra sea místico fanal.
Que los albos lises de tu vestidura
el erial perfumen de mi senda dura,
y por ti mi vida brillará tan pura
cual los lises albos de tu vestidura.
Te daré mis versos: floración tardía;
mi piedad de niño: floración de abril;
e irán a tu solio, dulce madre mía,
mis castos amores en blanca theoría,
con cirio en las manos y toca monjil.



Amado Nervo

¿qué más me da

-- de Amado Nervo --

In angello cum libello
kempis
¡con ella, todo; sin ella, nada!
para qué viajes,
cielos, paisajes,
¡qué importan soles en la jornada!
qué más me da
la ciudad loca, la mar rizada,
el valle plácido, la cima helada,
¡si ya conmigo mi amor no está!
que más me da...
Venecias, romas, vienas, parises:
bellos sin duda; pero copiados
en sus celestes pupilas grises,
¡en sus divinos ojos rasgados!
venecias, romas, vienas, parises,
qué más me da
vuestra balumba febril y vana,
si de mi brazo no va mi ana,
¡si ya conmigo mi amor no está!
qué más me da...
Un rinconcito que en cualquier parte me
preste abrigo;
un apartado refugio amigo
donde pensar;
un libro austero que me conforte;
una esperanza que sea norte
de mi penar,
y un apacible morir sereno,
mientras más pronto más dulce y bueno:
¡qué mejor cosa puedo anhelar!



Amado Nervo

¡oh cristo!

-- de Amado Nervo --

«ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,
¡oh cristo!
»en vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,
¡oh cristo!
»¡qué importan males o bienes! para mí todosson bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.
¿Rosas de pasión? ¡qué importa! rosas deceleste esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,
¡oh cristo!»



Amado Nervo

benedicta

-- de Amado Nervo --

No sé adónde llevóse la marea
de la muerte tu ser, pero yo exclamo,
con el inmenso amor con que te amo:
¡dondequiera que esté, bendita sea!



Amado Nervo

a némesis

-- de Amado Nervo --

Tu brazo en el pesar me precipita,
me robas cuanto el alma me recrea,
y casi nada tengo: flor que orea
tu aliento de simún, se me marchita.
Pero crece mi fe junto a mi cuita,
y digo como el justo de idumea:
así lo quiere dios, ¡bendito sea!
el señor me lo da, él me lo quita.
Que medre tu furor, nada me importa:
puedo todo en aquel que me conforta,
y me resigno al duelo que me mata;
porque, roja visión en noche oscura,
cristo va por mi vía de amargura
agitando su túnica escarlata.



Amado Nervo

señuelo

-- de Amado Nervo --

La muerte nada quiere con los tristes.
Subrepticia y astuta,
aguarda a que riamos
para abrirnos la tumba
y, con su dedo trágico, de pronto
señalarnos la húmeda
oquedad, y empujarnos brutalmente
hacia su infecta hondura.
Mas yo tengo tal gana de que venga,
que voy a ser feliz para que acuda,
para que sea mi reír señuelo,
y ella caiga en la trampa de venturas
ruidosas, que en el fondo son tristezas...
¿La engañaré? ¡quizá, si tú meayudas
desde la eternidad, oh inmarcesible
amada, oh novia única,
cuyos besos de sombra
he de reconquistar, pese a la enjuta
que te mató a mansalva hace once meses,
dejando a un infeliz por siempre a obscuras!



Amado Nervo

el hielo

-- de Amado Nervo --

Para cubrir los peces del fondo, que agonizan
de frío, mis piadosas ondas se cristalizan,
y yo, la inquietuela, cuyo perenne móvil
es variar, enmudezco, me aduermo, quedo inmóvil.
¡Ah! tú no sabes como padezco nostalgia
de sol bajo esa sábana siempre fría.
Tú no sabes la angustia de la ola que inmola
sus ritmos ondulantes de mujer su sonrisa
al frío, y que se vuelve mujer de loth banquisa:
ser banquisa es ser como la estatua de la ola.
Tú ignoras esa angustia: mas yo no me rebelo,
y ansiosa de que todo en mi dios sea loado,
desprendo radiaciones al bloque de mi hielo,
y en vez de azul oleaje soy témpano azulado.
Mis crestas en la noche del polo con fanales,
reflejo el rosa de las auroras boreales,
la luz convaleciente del sol, y con deleites
de seraphita, yergo mi cristalina roca
por donde trepan lentas las morsas y la foca,
seguidas de lapones hambrientos de su aceite...
¿Ya ves como se acata la voluntad del cielo?
y yo recé: ¡loemos a dios, hermano hielo!



Lope de Vega

Era la mula de un doctor hallada

-- de Lope de Vega --

Era la mula de un doctor hallada
en un zaguán y, perdonando el credo
su Majestad al degollado en miedo,
quedó por las albricias empeñada.

Corrió el doctor con alma degollada
y dijo al Tasticot: «Soldados, quedo,
que la crió un canónigo en Toledo
a paja en flor y almíbar de cebada.

»Si mientras que yo curo se la llevan
¿qué delito a mi mula se acumula?
Pero pues todos la sentencia aprueban,

»sea también para la mula nula,
porque como otros la cuartada prueban
probaré la mulada de mi mula».



Lope de Vega

Los que en sonoro verso y dulce rima

-- de Lope de Vega --

Los que en sonoro verso y dulce rima
hacéis conceto de escuchar poeta
versificante en forma de estafeta,
que a toda dirección número imprima,

oíd de un caos la materia prima
no culta como cifras de receta,
que en lengua pura, fácil, limpia y neta,
yo invento, Amor escribe, el tiempo lima.

Estas, en fin, reliquias de la llama
dulce que me abrasó, si de provecho
no fueren a la venta, ni a la fama,

sea mi dicha tal, que, a su despecho,
me traiga en el cartón quien me desama
que basta por laurel su hermoso pecho.



Lope de Vega

Señora, aunque soy pobre, no venía

-- de Lope de Vega --

Señora, aunque soy pobre, no venía
a pediros limosna; que buscaba
un cierto licenciado que posaba
en estas casas, cuando Dios quería.

Extraña siempre fue la estrella mía;
que a un pobre parecí desde la aldaba,
pues ya que a la ventana os obligaba,
trujistes desde allá la fantasía.

No porque culpa vuestro engaño sea,
que a tal Dios le provea no replican
mis hábitos, que son de ataracea.

No mis letras, mis penas significan;
pero ¿cómo queréis que me provea,
si tales como vos se lo suplican?



Lope de Vega

Vuesa merced se puso a la ventana

-- de Lope de Vega --

Vuesa merced se puso a la ventana,
y luego conoció que era poeta.
(Que la pobreza nunca fue secreta:
sin duda se lo dijo mi sotana.)

Si bien no a todos fiera y inhumana
estrella sigue y saturnal corneta,
a muchos dio carroza, a mí carreta;
para otros Venus, para mi sultana.

Soy en pedir tan poco venturoso,
que sea por la pluma o por la espada,
todos me dicen con rigor piadoso:

«Dios le provea», y nunca me dan nada;
tanto, que ya parezco virtuoso,
pues nunca la virtud se vio premiada.



Luis Cernuda

no decía palabras

-- de Luis Cernuda --

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.



Luis Cernuda

donde habite el olvido

-- de Luis Cernuda --

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueñoa imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.



Góngora

Menos solicitó veloz saeta

-- de Góngora --

Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda;
agonal carro en la arena muda
no coronó con más silencio meta

que presurosa corre, que secreta
a su fin nuestra edad. A quien lo duda
(fiera que sea de razón desnuda)
cada sol repetido es un cometa.

Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.

Mal te perdonarán a ti las horas,
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.



Luis Lloréns Torres

pancho íbero (a antonio pérez pierret)

-- de Luis Lloréns Torres --

¡pancho ibero! tronco de honda raíz ibérica
y encarnación de la américa española.
Una ola te trajo a las playas de américa.
¡Pancho ibero! ¡bendita sea la ola!

tramas la dictadura, pero armas la revolución;
que eres a un tiempo pulpero y soñador.
Y sabes llevar con arte el clac...
Pero prefieres tu sombrero de panamá.

Y mientras el tío sam en su águila cabalga
acaricias de tu cóndor las alas
y afilas en la piedra el cuchillo y la azada;

porque una noche sueñas en la vía láctea
y otra noche en la res que en la pampa destazas...
Que no en vano nos vienes de quijote y de panza.



Luisa de Carvajal y Mendoza

Espiritual de afectos de amor encendidísimo y deseos de martirio

-- de Luisa de Carvajal y Mendoza --

Esposas dulces, lazo deseado,
ausentes trances, hora victoriosa,
infamia felicísima y gloriosa,
holocausto en mil llamas abrasado.
Di, amor, ¿por qué tan lejos apartado
se ha de mí aquesta suerte venturosa,
y la cadena amable y deleitosa
en dura libertad se me ha trocado?
¿Ha sido por ventura haber querido
que la herida que al alma penetrada
tiene con dolor fuerte, desmedido,
no quede socorrida ni curada,
y el afecto aumentado y encendido,
la vida a puro amor sea desatada?



Manuel del Cabral

negro sin nada en tu casa

-- de Manuel del Cabral --

Yo te he visto cavar minas de oro
-negro sin tierra-.

Yo te he visto sacar grandes diamantes de la tierra
-negro sin tierra-.

Y como si sacaras a pedazos tu cuerpo de la tierra,
te vi sacar carbones de la tierra.

Cien veces yo te he visto echar semillas en la tierra
-negro sin tierra-.

Y siempre tu sudor que no termina
de caer en la tierra.

Tu sudor tan antiguo, pero siempre tan nuevo
tu sudor en la tierra.

Agua de tu dolor que fertiliza
más que el agua de nube.

Tu sudor, tu sudor. Y todo para aquél
que tiene cien corbatas, cuatro coches de lujo,
y no pisa la tierra.

Sólo cuando la tierra no sea tuya,
será tuya la tierra.



Manuel del Palacio

En la entrada en Madrid

-- de Manuel del Palacio --

Ese pueblo que llora entusiasmado
Y que alegre al pasar os victorea,
Tan firme y decidido en la pelea
Como noble en el triunfo y reposado:

Hoy al mirar su intento realizado,
Con sólo una esperanza se recrea:
La de que vuestra unión eterna sea
Y acabe de los vicios el reinado.

¡Viva la libertad! En cuanto abarca
La tierra á la que disteis nuevo abono,
Del bien y la virtud poned la marca:

Nada de fanatismo ni de encono;
¿De qué sirve arrojar un mal monarca
Si quedan los errores en el trono?



Jaime Torres Bodet

cuando hay alguien...

-- de Jaime Torres Bodet --

Cuando hay alguien que implora de mi labio un consejo,
yo le ofrezco mi amor;
¿qué pudiera decirle, yo que vivo perplejo
y de mí propio, espectador?
ha de llegar un día en que mi boca sea
venero de piedad,
exigid para entonces que yo os brinde mi idea:
¡hoy tan sólo sé amar!



Jaime Torres Bodet

regreso iv

-- de Jaime Torres Bodet --

Iv
por esa fina herida silenciosa
que siquiera da paso a la agonía,
¡ay! entra, muerte, en mí, como la guía
de la hiedra que el sol prende en la losa.
Abre ¡aunque sea así! la última rosa
en que tu fuerza adulta se extasía,
ansia de ya no ser, llama tan fría
que a su lado la luz parece umbrosa.
Rompe la plenitud, la simetría,
el basalto en que acaba toda cosa
que dura más de lo que tarda el día;
y, arrancándome al tedio que me acosa,
envuélveme en tu vértigo, alegría,
¡afirmación total, muerte dichosa!



Jorge Luis Borges

el ángel

-- de Jorge Luis Borges --

Que el hombre no sea indigno del ángel
cuya espada lo guarda
desde que lo engendró aquel amor
que mueve el sol y las estrellas
hasta el último día en que retumbe
el trueno en la trompeta.
Que no lo arrastre a rojos lupanares
ni a los palacios que erigió la soberbia
ni a las tabernas insensatas.
Que no se rebaje a la súplica
ni al oprobio del llanto
ni a la fabulosa esperanza
ni a las pequeñas magias del miedo
ni al simulacro del histrión;
el otro lo mira.
Que recuerde que nunca estará solo.
En el público día o en la sombra
el incesante espero lo atestigua;
que no macule su cristal una lágrima.
Señor, que al cabo de mis días en la tierra
yo no deshonre al ángel.



Jorge Luis Borges

1964

-- de Jorge Luis Borges --

i
ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.
Ii
ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al sur, a cierta puerta, a cierta esquina.



Jorge Luis Borges

afterglow

-- de Jorge Luis Borges --

Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.



Jorge Luis Borges

al vino

-- de Jorge Luis Borges --

En el bronce de homero resplandece tu nombre,
negro vino que alegras el corazón del hombre.
Siglos de siglos hace que vas de mano en mano
desde el ritón del griego al cuerno del germano.
En la aurora ya estabas. A las generaciones
les diste en el camino tu fuego y tus leones.
Junto a aquel otro río de noches y de días
corre el tuyo que aclaman amigos y alegrías,
vino que como un éufrates patriarcal y profundo
vas fluyendo a lo largo de la historia del mundo.
En tu cristal que vive nuestros ojos han visto
una roja metáfora de la sangre de cristo.
En las arrebatadas estrofas del sufí
eres la cimitarra, la rosa y el rubí.
Que otros en tu leteo beban un triste olvido;
yo busco en ti las fiestas del fervor compartido.
Sésamo con el cual antiguas noches abro
y en la dura tiniebla, dádiva y candelabro.
Vino del mutuo amor o la roja pelea,
alguna vez te llamaré. Que así sea.



Jorge Manrique

canción quien tanto veros desea

-- de Jorge Manrique --

I
quien tanto veros desea,
señora, sin conoceros,
¿qué hará después que os vea,
cuando no pudiere veros?
ii
gran temor tiene mi vida
de mirar vuestra presencia,
pues amor en vuestra ausencia
me hirió de tal herida;
aunque peligrosa sea,
deliro de conoceros,
y si muero porque os vea,
mi victoria será veros.



Jorge Riechmann

23

-- de Jorge Riechmann --

Para olga
en la espera de la vida nueva
el dios egipcio bes
tiene la barba hirsuta y las patas cortas
cola de león
greñas espeluznantes
y rápidas muecas torvas le alborotan la jeta.
Nadie lo tomaría por un dios
sino por un demonio muy poco frecuentable.
Y sin embargo bes
es el más amable de los dioses:
ayuda en los partos
promueve la belleza de las mujeres
protege a los durmientes
y siembra alegría por todas partes bailando y tocandomúsica.
En la fealdad suma de este benefactor sin tacha
veo la prueba suprema de su delicadeza de espíritu:
como verdadero artista que es
no ha querido ponernos las cosas demasiado fáciles.
A su lado el apolíneo violador apolo por poner un ejemplo
se revela ridículamente insensible para el matiz
y su grosera suficiencia asesina
sea en asuntos de canto o de mujeres
no corresponde a una persona discreta
sino a algún hampón de altos vuelos en un bar de alterne.
No adoraré nunca a bes
pero le daré la mano
y apenas se presente ocasión me iré de vinos con él
por alguna ciudad de calles fértiles.



César Vallejo

Amor(Cesar Vallejo)

-- de César Vallejo --

Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos;
y cuál mi idealista corazón te llora.
Mis cálices todos aguardan abiertos
tus hostias de otoño y vinos de aurora.

Amor, cruz divina, riega mis desiertos
con tu sangre de astros que sueña y que llora.
Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos
que temen y ansían tu llanto de auroral

Amor, no te quíero cuando estás distante
rifado en afeites de alegre bacante,
o en frágil y chata facción de mujer.

Amor, ven sin carne, de un Icor que asombre;
y que yo, a manera de Dios, sea el hombre
que ama y engendra sin sensual placer!



César Vallejo

Trilce: III

-- de César Vallejo --

Las personas mayores
¿a qué hora volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.

Madre dijo que no demoraría.

Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.

Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos ¡el mío es más bonito de todos!
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe de ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.

Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio, la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros no pudiésemos partir.

Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.



César Vallejo

amor

-- de César Vallejo --

Amor
amor, ya no vuelves a mis ojos muertos;
y cuál mi idealista corazón te llora.
Mis cálices todos aguardan abiertos
tus hostias de otoño y vinos de aurora.
Amor, cruz divina, riega mis desiertos
con tu sangre de astros que sueña y que llora.
Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos
que temen y ansían tu llanto de auroral
amor, no te quíero cuando estás distante
rifado en afeites de alegre bacante,
o en frágil y chata facción de mujer.
Amor, ven sin carne, de un icor que asombre;
y que yo, a manera de dios, sea el hombre
que ama y engendra sin sensual placer!



César Vallejo

las personas mayores

-- de César Vallejo --

iii
las personas mayores
¿a qué hora volverán?
da las seis el ciego santiago,
y ya está muy oscuro.
Madre dijo que no demoraría.
Aguedita, nativa, miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.
Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos ¡el mío es más bonito de todos!
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe de ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.
Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio, la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.
Aguedita, nativa, miguel?
llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.



César Vallejo

intensidad y altura

-- de César Vallejo --

Quiero escribir, pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo;
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita, sin cogollo.
Quiero escribir, pero me siento puma;
quiero laurearme, pero me encebollo.
No hay toz hablada, que no llegue a bruma,
no hay dios ni hijo de dios, sin desarrollo.
Vámonos, pues, por eso, a comer yerba,
carne de llanto, fruta de gemido,
nuestra alma melancólica en conserva.
Vámonos! vámonos! estoy herido;
vámonos a beber lo ya bebido,
vámonos, cuervo, a fecundar tu cuerva.



César Vallejo

Amor (César Vallejo)

-- de César Vallejo --

Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos;
y cuál mi idealista corazón te llora.
Mis cálices todos aguardan abiertos
tus hostias de otoño y vinos de aurora.

Amor, cruz divina, riega mis desiertos
con tu sangre de astros que sueña y que llora.
Amor, ya no vuelves a mis ojos muertos
que temen y ansían tu llanto de auroral

Amor, no te quíero cuando estás distante
rifado en afeites de alegre bacante,
o en frágil y chata facción de mujer.

Amor, ven sin carne, de un Icor que asombre;
y que yo, a manera de Dios, sea el hombre
que ama y engendra sin sensual placer!



Delmira Agustini

Explosión

-- de Delmira Agustini --

¡Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.

Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡la vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy, partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas mi melancolía;
como una vieja mancha del dolor

en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!



Delmira Agustini

La musa

-- de Delmira Agustini --

Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
con dos ojos de abismos que se vuelven fanales;
en su boca, una fruta perfumada y bermeja
que destile más miel que los rubios panales.

A veces nos asalte un aguijón de abeja;
una raptos feroces a gestos imperiales
y sorprenda en su risa el dolor de una queja;
¡En sus manos asombren caricias y pañales!

Y que vibre, y desmaye, y llore, y ruja, y cante,
y sea águila libre, tugre, paloma en un instante.

Que el universo quepa en sus ansias divinas;
tenga una voz que hiele, que suspenda, que inflame,
y una frente que erguida su corona reclame
de rosas, de diamantes, de estrellas o de espina!



Diego Hurtado de Mendoza

Yo soy, cruel amor, el que has traido

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Yo soy, cruel amor, el que has traido
Con vanas esperanzas engañado,
Y quien habia de haber escarmentado
Ya en los propios males que ha sufrido.

Yo soy quien tus mentiras ha creido,
Y aquel que por creellas ha llegado
A ser contigo el mas desventurado
De cuantos tus banderas han seguido.

Pero si en todo el tiempo que viviere
Tornare á tu poder, que en él me vea
Muriendo por quien mas aborreciere.

Y porque mi jurar mas firme sea,
Que si jamás, amor, yo te creyere,
Quien causare mi mal no me lo crea.



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Ariiba