Buscar Poemas con Ruinoso


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra ruinoso

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Emilio Bobadilla

Después del bombardeo

-- de Emilio Bobadilla --

En la ruta revuelta como el cauce de un río
los árboles deshechos se pudren a montones;
la iglesia en esqueleto, ruinoso el caserío...
Por doquiera dejaron su huella los cañones.

Caballos sin cabeza; muros llenos de balas,
sin puertas ni ventanas, con la techumbre solo;
aeroplanos en cada una de cuyas alas
los plomos imprimieron su mortífero alvéolo.

Un gato por el lírico silencio de la aldea
—fosforescencia irónica— tranquilo se pasea
y entre la hierba roja por la sangre aún caliente

—democrática mezcla de bruto y combatiente-
unos soldados muertos con los ojos abiertos.
¡Qué tristes son los ojos abiertos de los muertos!

Poema Después del bombardeo de Emilio Bobadilla con fondo de libro

José María Eguren

el bote viejo

-- de José María Eguren --

Bajo brillante niebla,
de saladas actinias cubierto,
amaneció en la playa,
un bote viejo.

Con arena, se mira
la banda de sus bateleros,
y en la quilla verdosos
calafateos.

Bote triste, yacente,
por los moluscos horadado;
ha venido de ignotos
muelles amargos.

Apareció en la bruma
y en la armonía de la aurora;
trajo de los rompientes
doradas conchas.

A sus bancos remeros,
a sus amarillentas sogas,
viene los cormoranes
y las gaviotas.

Los pintorescos niños,
cuando dormita la marea
lo llenan de cordajes
y de banderas.

Los novios, e la tarde,
en su alta quilla se recuestan;
y a los vientos marinos,
de amor se besan.

Mas el bote ruinoso
de las arenas del estuario,
ansía los distantes
muelles dorados.

Y en la profunda noche,
en fino tumbo abrillantado,
partió el bote muriente
a los botes lejanos.

Poema el bote viejo de José María Eguren con fondo de libro

Gustavo Adolfo Bécquer

rima xlv

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

En la clave del arco ruinoso
cuyas piedras el tiempo enrojeció,
obra de un cincel rudo campeaba
el gótico blasón.
Penacho de su yelmo de granito,
la yedra que colgaba en derredor
daba sombra al escudo en que una mano
tenía un corazón.
A contemplarle en la desierta plaza
nos paramos los dos:
y, “ése, me dijo, es el cabal emblema
de mi constante amor”.
¡Ay!, y es verdad lo que me dijo entonces:
verdad que el corazón
lo llevará en la mano..., En cualquier parte....
Pero en el pecho, no.

Poema rima xlv de Gustavo Adolfo Bécquer con fondo de libro

Teófilo V. Méndez Ramos

Enciende tu lámpara

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Enciende tu lámpara, alma mía,
que la noche ha llegado
pensativa y sombría,
y al borde de la vida se ha sentado.

Tiene el rostro cansado y ruinoso,
fue largo el sendero recorrido;
Sendero pavoroso
que dejara el corazón estremecido

La mirada enturbiada,
huellas crispantes en las manos...
Es que dejó sembrada
la muerte, en millones de hermanos.

¡Cuántas vidas segadas en la tierra!
¡Cuánto horror en la vida!
¡El extraño temblor, cuando la guerra
se desata ululante, enfurecida!

Enciende tu lámpara, alma mía,
que la noche ha llegado
pensativa y sombría
y al borde de la vida sé ha sentado.



Antonio Machado

El hospicio

-- de Antonio Machado --

Es el hospicio, el viejo hospicio provinciano,
el caserón ruinoso de ennegrecidas tejas
en donde los vencejos anidan en verano
y graznan en las noches de invierno las cornejas.
Con su frontón al Norte, entre los dos torreones
de antigua fortaleza, el sórdido edificio
de agrietados muros y sucios paredones
es un rincón de sombra eterna. ¡El viejo hospicio!
Mientras el sol de enero su débil luz envía,
su triste luz velada sobre los campos yermos,
a un ventanuco asoman, al declinar el día,
algunos rostros pálidos, atónitos y enfermos,
a contemplar los montes azules de la sierra;
o, de los cielos blancos, como sobre una fosa,
caer la blanca nieve sobre la fría tierra,
sobre la tierra fría la nieve silenciosa...



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