Buscar Poemas con Ruedas


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Se han encontrado 19 poemas con la palabra ruedas

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León Felipe

como tú...

-- de León Felipe --

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...

Poema como tú... de León Felipe con fondo de libro

Ramón de Campoamor

Excusas necias

-- de Ramón de Campoamor --

HACIA el nido de un cuervo
Sube un reptil protervo,
Que de otro manjar falto,
De huevos se apercibe;
Mas al dar el salto,
Creyendo al cuervo ausente, oyó: — «¿Quién vive?»

—«Perdone usted; no es nada
(Dijo con voz turbada);
El hallarme soñando
Mi indiscreción abone;
Pues llegué aquí rodando,
Mas desperté y me vuelvo: usted perdone».

— «¡Hola, traidor vecino!
(Dijo el cuervo ladino),
¿Cuando el sueño te priva.
Sin costarte trabajo
Te ruedas hacia arriba?
Pues a ver cómo ruedas hacia abajo».

Y remontando el vuelo
Lo suelta desde el cielo,
Por más que ya difunto
El reptil lo rehúsa;
Y ¡plaf! reventó al punto.
¡Digno castigo de su necia excusa!

Campoamor.

Poema Excusas necias de Ramón de Campoamor con fondo de libro

Alfonsina Storni

A Eros

-- de Alfonsina Storni --

He aquí que te cacé por el pescuezo
a la orilla del mar, mientras movías
las flechas de tu aljaba para herirme
y vi en el suelo tu floreal corona.

Como a un muñeco destripé tu vientre
y examiné sus ruedas engañosas
y muy envuelta en sus poleas de oro
hallé una trampa que decía: sexo.

Sobre la playa, ya un guiñapo triste,
te mostré al sol, buscón de tus hazañas,
ante un corro asustado de sirenas.

Iba subiendo por la cuesta albina
tu madrina de engaños, Doña Luna,
y te arrojé a la boca de las olas.

Poema A Eros de Alfonsina Storni con fondo de libro

Manuel del Palacio

Los santitos y los santones

-- de Manuel del Palacio --

— Díme, Colás, ¿qué gentes son aquellas?
— ¡Ay, Gil! de la plazuela son vecinos.
— ¿Cuál es su ocupación? —Mondar pepinos
Y ver de cuando en cuando las estrellas.

— ¿No han tenido ilusiones? —Y muy bellas.
— ¿Y hoy? — Comulgan con ruedas de molinos.
— ¡Desgraciados! —No tal; mira qué finos
Del que sube al poder siguen las huellas.

— Santitos me parecen. —Son santones.
— Deben estar tronados. —Ni por pienso.
— ¿Quién les trajo á tal punto? —Sus engaños.

Del campo liberal son cigarrones;
Su atmósfera mejor es el incienso,
Y su enemigo capital los años!



Emilio Bobadilla

A raíz del saqueo

-- de Emilio Bobadilla --

Edificios envueltos en densas humaredas
y muertos en posturas dolientes o tranquilas;
aquí, un caballo rígido; allí, un cañón sin ruedas
y entre piedras y yerbas, fusiles y mochilas.

El hedor que lo muerto sin enterrar emite:
olor a incendio, a pólvora, a pus, a grasa, a cieno.
En una esquina un viejo que sin cesar repite
como un loco: «Han echado en los pozos veneno.»

Al través de los campos devastados se aleja
la turba consternada de gente fugitiva
que ni habla, ni grita, ni llora, ni se queja...

Decrépita la iglesia entre escombros se esboza
y en sus torres de encaje la luna pensativa
como el alma elegíaca de las ruinas solloza.



Oliverio Girondo

pedestre

-- de Oliverio Girondo --

En el fondo de la calle, un edificio público aspira el mal olorde la ciudad.
Las sombras se quiebran el espinazo en los umbrales, se acuestan parafornicar en la vereda.
Con un brazo prendido a la pared, un farol apagado tiene lavisión convexa de la gente que pasa en automóvil.
Las miradas de los transeúntes ensucian las cosas que se exhibenen los escaparates, adelgazan las piernas que cuelgan bajo las capotasde las victorias.
Junto al cordón de la vereda un quiosco acaba de tragarse unamujer.
Pasa: una inglesa idéntica a un farol. Un tranvía que esun colegio sobre ruedas. Un perro fracasado, con ojos de prostituta quenos da vergüenza mirarlo y dejarlo pasar (1).
De repente: el vigilante de la esquina detiene de un golpe de batutatodos los estremecimientos de la ciudad, para que se oiga en un solosusurro, el susurro de todos los senos al rozarse.



Oliverio Girondo

apunte callejero

-- de Oliverio Girondo --

En la terraza de un café hay una familia gris. Pasan unos senosbizcos buscando una sonrisa sobre las mesas. El ruido de losautomóviles destiñe las hojas de los árboles. Enun quinto piso, alguien se crucifica al abrir de par en par una ventana.
Pienso en dónde guardaré los quioscos, los faroles, lostranseúntes, que se me entran por las pupilas. Me siento tanlleno que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejaralgún lastre sobre la vereda...
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto,se arroja entre las ruedas de un tranvía.



Pablo Neruda

a quién le puedo preguntar

-- de Pablo Neruda --

A quién le puedo preguntar
qué vine a hacer en este mundo?
por qué me muevo sin querer,
por qué no puedo estar inmóvil?
por qué voy rodando sin ruedas,
volando sin alas ni plumas,
y qué me dio por transmigrar
si viven en chile mis huesos?



Pablo Neruda

soneto lii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Soneto lii
cantas y a sol y a cielo con tu canto
tu voz desgrana el cereal del día,
hablan los pinos con su lengua verde:
trinan todas las aves del invierno.
El mar llena sus sótanos de pasos,
de campanas, cadenas y gemidos,
tintinean metales y utensilios,
suenan las ruedas de la caravana.
Pero sólo tu voz escucho y sube
tu voz con vuelo y precisión de flecha,
baja tu voz con gravedad de lluvia,
tu voz esparce altísimas espadas,
vuelve tu voz cargada de violetas
y luego me acompaña por el cielo.



Pablo Neruda

soneto lxxxiv cien sonetos de amor (1959) noche

-- de Pablo Neruda --

Soneto lxxxiv
una vez más, amor, la red del día extingue
trabajos, ruedas, fuegos, estertores, adioses,
y a la noche entregamos el trigo vacilante
que el mediodía obtuvo de la luz y la tierra.
Sólo la luna en medio de su página pura
sostiene las columnas del estuario del cielo,
la habitación adopta la lentitud del oro
y van y van tus manos preparando la noche.
Oh amor, oh noche, oh cúpula cerrada por un río
de impenetrables aguas en la sombra del cielo
que destaca y sumerge sus uvas tempestuosas,
hasta que sólo somos un solo espacio oscuro,
una copa en que cae la ceniza celeste,
una gota en el pulso de un lento y largo río.



Pablo Neruda

soneto lxxxi cien sonetos de amor (1959) noche

-- de Pablo Neruda --

Ya eres mía. Reposa con tu sueño en mi sueño.
Amor, dolor, trabajos, deben dormir ahora.
Gira la noche sobre sus invisibles ruedas
y junto a mí eres pura como el ámbar dormido.
Ninguna más, amor, dormirá con mis sueños.
Irás, iremos juntos por las aguas del tiempo.
Ninguna viajará por la sombra conmigo,
sólo tú, siempreviva, siempre sol, siempre luna.
Ya tus manos abrieron los puños delicados
y dejaron caer suaves signos sin rumbo,
tus ojos se cerraron como dos alas grises,
mientras yo sigo el agua que llevas y me lleva:
la noche, el mundo, el viento devanan su destino,
y ya no soy sin ti sino sólo tu sueño.



Pablo Neruda

soneto lxxii cien sonetos de amor (1959) tarde

-- de Pablo Neruda --

Soneto lxxii
amor mío, el invierno regresa a sus cuarteles,
establece la tierra sus dones amarillos
y pasamos la mano sobre un país remoto,
sobre la cabellera de la geografía.
Irnos! hoy! adelante, ruedas, naves, campanas,
aviones acerados por el diurno infinito
hacia el olor nupcial del archipiélago,
por longitudinales harinas de usufructo!
vamos, levántate, y endiadémate y sube
y baja y corre y trina con el aire y conmigo
vámonos a los trenes de arabia o tocopilla,
sin más que trasmigrar hacia el polen lejano,
a pueblos lancinantes de harapos y gardenias
gobernados por pobres monarcas sin zapatos.



Miguel Unamuno

Inmaculado

-- de Miguel Unamuno --

Te ví claro nacer entre las peñas
de la cumbre, brotando de la nieve,
y laborioso luego tras de breve
jugueteo mover ruedas de aceñas.

Prados riegas después, saltando breñas
lavas minas y arrastras su relieve
y tu esfuerzo al caer es el que mueve
nuestra industria. Y así es que nos enseñas



Juan Ramón Jiménez

ajuste

-- de Juan Ramón Jiménez --

¡qué difícil es unir
el tiempo de frutecer
con el tiempo de sembrar!
(el mundo jira que jira,
ruedas que nunca se unen
en una rueda total)
¡un solo día de vida,
un día completo y todo,
que no se acabe jamás!



Federico García Lorca

Son de negros en Cuba

-- de Federico García Lorca --

Cuando llegue la luna llena
iré a Santiago de Cuba,
iré a Santiago,
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Cantarán los techos de palmera.
Iré a Santiago.
Cuando la palma quiere ser cigüefla,
iré a Santiago.
Y cuando quiere ser medusa el plátano,
iré a Santiago.
Iré a Santiago
con la rubia cabeza de Fonseca.
Iré a Santiago.
Y con la rosa de Romeo y Julieta
iré a Santiago.
¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!
Iré a Santiago.
¡Oh cintura caliente y gota de madera!
Iré a Santiago.
¡Arpa de troncos vivos, caimán, flor de tabaco!
Iré a Santiago.
Siempre he dicho que yo iría a Santiago
en un coche de agua negra.
Iré a Santiago.
Brisa y alcohol en las ruedas,
iré a Santiago.
Mi coral en la tiniebla,
iré a Santiago.
El mar ahogado en la arena,
iré a Santiago,
calor blanco, fruta muerta,
iré a Santiago.
¡Oh bovino frescor de calaveras!
¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago.



Francisco Sosa Escalante

A Carmen (Sosa Escalante II)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Sin freno ni pudor, encenegada
Allí en las ondas del deleite impuro,
Tú vives sin pensar en lo futuro,
De tus deberes santos olvidada.

¿Quién puede contener la arrebatada
Corriente que te arrastra á un mal seguro?
Para volverte al bien ya no hay conjuro,
Y ruedas al abismo, despeñada.

¡Qué horrible despertar el que te espera
Tras ese sueño del amor insano!
¡Qué horrenda realidad tras la quimera

Del goce que imaginas soberano,
Al llegar la vejez adusta y fiera
Con sus arrugas y cabello cano....!



José Martí

pórtico

-- de José Martí --

Pórtico
frente a las casas ruines, en los mismos
sacros lugares donde franklin bueno
citó al rayo y lo ató,por entre truncos
muros, cerros de piedra, boqueantes
fosos, y los cimientos asomados
como dientes que nacen a una encía,
un pórtico gigante se elevaba.
Rondaba cerca de él la muchedumbre
que siempre en torno
de las fábricas nuevas se congrega.
Cuál, que ésta es siempre distinción de necios,
absorto ante el tamaño; piedra el otro
que no penetra el sol, y cuál en ira
de que fuera mayor que su estatura.
Entre el tosco andamiaje, y las nacientes
paredes, el pórtico,
en un cráneo sin tope parecía
un labio enorme, lívido e hinchado.
Ruedas y hombres el aire sometieron;
trepaban en la sombra; más arriba
fueron que las iglesias; de las nubes
la fábrica magnífica colgaron:
y en medio entonces de los altos muros
se vio el pórtico en toda su hermosura.



Ricardo Gutiérrez

Las dos almas

-- de Ricardo Gutiérrez --

Huérfana como el águila del cielo,
errante como el céfiro del alba,
triste como el destierro del proscrito,
sola como la flor de la montaña,
como el lucero
de la mañana,
así vivió tu alma sin mi alma,
así vivió mi alma sin tu alma.

Como el cuerpo y la sombra de su cuerpo
como el mar y la onda de sus aguas,
como el canto y el eco de su canto,
como el sol y la lumbre de su llama,
como los ojos
y la mirada
así se unió tu alma con la mía,
así se unió mi alma con tu alma.

Sobre la tierra de extranjeras olas,
bajo el cielo sublime de la patria,
en las risueñas horas de la dicha,
en la noche fatal de la desgracia,
como dos ruedas
como dos alas,
no se apartó tu alma de la mía,
no se apartó mi alma de tu alma.

Cuando el tremendo golpe de la muerte,
la misma tierra a nuestros cuerpos abra,
tu alma en sus alas alzará mi vida,
mi alma la tuya subirá en sus alas
hasta ese mundo
de la esperanza,
patria inmortal de tu alma y de la mía,
patria inmortal de mi alma y de tu alma.



Romildo Risso

Pero de estos gustos...

-- de Romildo Risso --

-Cargue, nomás... Que es "carreta"...
Hay ruedas, pa dir rodando...
Los güeyes, van cuasi sueltos...
¡Qué han de sentir el recargo!...

Hemos dicho: "a tanto el viaje":
Pero, páresé, compadre:
Usté mira su provecho,
Yo miro mis animales!...

Que los concluya una peste,
Santo y güeno... Dios lo manda...
Pero, que yo los reviente...
No se ha'e ver! Menos, por plata!...
... ... ... ... ... ... ... ... ...
Qué se habrá créido, ese zonzo!...
... ... ... ... ... ... ... ... ...
Esto sí que es dir livianos!...
Hasta las tripas vacidas...
(Dende ayer, que piden algo...)
... ... ... ... ... ... ... ... ...
Con hambre, lo que no harían...
Si se lo devoran, hartos...
... ... ... ... ... ... ... ... ...
Oro, tendrán a montones:
Pero de estos gustors... Cuándo!...



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