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-- de Dulce María Loynaz --
I
la muerte la dobló sobre las rosas.
Una lumbre de luna mitigada en la niebla
cayó toda la noche sobre el túmulo
de rosas ahuecado para la niña muerta.
El pelo suelto y húmedo
del último sudor, la cabellera
que nadie peinaba ya más nunca,
caía con las flores y las hojas revuelta...
En los ojos abiertos y asombrados
se le cuajaban dos estrellas negras.
Ii
por la ventana abierta entraba el sol
y el olor de los campos sobre la niña muerta.
La caja tapizada parecía
un estuche de esencia.
Allá dentro la masa de cabellos
aplastaba las margaritas frescas.
Murió de madrugada y era dulce
como todas las niñas...
El olor del campo
se mezclaba al de la cera
derretida; sobre el cristal zumbaba
obstinada una abeja...
En los ojos abiertos bajo el vidrio
le cabía la muerte... ¡Toda entera!...
Poema "cyrina" de Dulce María Loynaz
-- de Emilio Bobadilla --
En la ruta revuelta como el cauce de un río
los árboles deshechos se pudren a montones;
la iglesia en esqueleto, ruinoso el caserío...
Por doquiera dejaron su huella los cañones.
Caballos sin cabeza; muros llenos de balas,
sin puertas ni ventanas, con la techumbre solo;
aeroplanos en cada una de cuyas alas
los plomos imprimieron su mortífero alvéolo.
Un gato por el lírico silencio de la aldea
—fosforescencia irónica— tranquilo se pasea
y entre la hierba roja por la sangre aún caliente
—democrática mezcla de bruto y combatiente-
unos soldados muertos con los ojos abiertos.
¡Qué tristes son los ojos abiertos de los muertos!
Poema "Después del bombardeo" de Emilio Bobadilla
-- de Emilio Bobadilla --
Como férrea tortuga de férreo carapacho,
se arrastra eyaculando proyectiles el tanque;
no hay miedo que en su curso irregular se estanque:
para él no hay hondonada, ni brecha ni picacho.
Se mueve como un barco que las olas en vilo
levantan en revuelta vorágine de espuma:
ya huye, ya se esconde a favor de la bruma,
oponiendo a las balas su piel de cocodrilo.
El recinto es obscuro y hermético y grasiento;
los tripulantes casi ni a respirar se atreven;
avanza irresistible, destructor como el viento;
mas un obús incendia de pronto sus motores,
rompiendo la coraza; su propia sangre beben
y mueren hechos llamas entre horribles dolores...
Poema "El tanque" de Emilio Bobadilla
-- de Pablo Neruda --
Soneto xxxii
la casa en la mañana con la verdad revuelta
de sábanas y plumas, el origen del día
sin dirección, errante como una pobre barca,
entre los horizontes del orden y del sueño.
Las cosas quieren arrastrar vestigios,
adherencias sin rumbo, herencias frías,
los papeles esconden vocales arrugadas
y en la botella el vino quiere seguir su ayer.
Ordenadora, pasas vibrando como abeja
tocando las regiones perdidas por la sombra
conquistando la luz con tu blanca energía.
Y se construye entonces la claridad de nuevo:
obedecen las cosas al viento de la vida
y el orden establece su pan y su paloma.
Poema "soneto xxxii cien sonetos de amor (1959) mañana" de Pablo Neruda
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
¡Sombra y honor bajo tus pliegues dame,
santo pendón de Cristo y de Castilla!
Tu ley, que juro, hincada la rodilla,
en generoso ardor mi pecho inflame.
No más estérilmente se derrame
mi vida en torpe amor y vil mancilla...
Roja está de la patria la mejilla...
¡Despierte el corazón de su ocio infame!
De un naufragio entre lágrimas y errores
salva mi fe, que combatida muere
por enemigo viento y mar contrario...
Sé tú el manto que envuelva mis dolores,
mi tienda en el desierto; y si cayere
en la revuelta lid... ¡Sé mi sudario!
Poema "A la bandera del batallón de Ciudad Rodrigo" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de Gustavo Adolfo Bécquer --
Dejé la luz a un lado, y en el borde
de la revuelta cama me senté,
mudo, sombrío, la pupila inmóvil
clavada en la pared.
¿Qué tiempo estuve así? no sé: al dejarme
la embriaguez horrible de dolor,
expiraba la luz y en mis balcones
reía el sol.
Ni sé tampoco en tan terribles horas
en qué pensaba o que pasó por mí;
solo recuerdo que lloré y maldije,
y que en aquella noche envejecí.
Poema "rima xliii" de Gustavo Adolfo Bécquer
-- de Hernando de Acuña --
Con la razón en su verdad envuelta
combate de atrevido mi querer,
armado de esperanza, y sin temer
que Amor le engañe o pueda dar la vuelta.
Acomete animoso a rienda suelta,
mi razón, débil contra tal poder,
resiste, mas en fin viene a perder,
y a parar en mi daño esta revuelta.
Que entonces sin sospecha, este cruel
de mí triunfa y sin temor se extiende,
viendo tan suya toda parte mía;
mas no me acaba, porque está con él
memoria de un gran bien, y me defiende
quien otras mil partes me ofendía.
Poema "Con la razón en su verdad envuelta" de Hernando de Acuña
-- de Salvador Díaz Mirón --
La vi tendida de espaldas
entre púrpura revuelta.
Estaba toda desnuda,
aspirando humo de esencias
en largo tubo, escarchado
de diamantes y de perlas.
Sobre la siniestra mano
apoyada la cabeza;
y como un ojo de tigre,
un ópalo daba en ella
vislumbres de fuego y sangre
el oro de su ancha trenza.
Tenía un pie sobre el otro
y los dos como azucenas;
y cerca de los tobillos
argollas de finas piedras,
y en el vientre un denso triángulo
de rizada y rubia seda.
En un brazo se torcía
como cinta de centellas,
un áspid de filigrana
salpicado de turquesas,
con dos carbunclos por ojos
y un dardo de oro en la lengua.
A menudo suspiraba;
y sus altos pechos eran
cual blanca leche, cuajada
dentro de dos copas griegas,
y en alabastro vertida,
sólida ya, pero aún trémula.
¡Oh! Yo hubiera dado entonces
todos mis lauros de Atenas,
por entrar en esa alcoba
coronado de violetas,
dejando ante los eunucos
mis coturnos a la puerta.
Poema "Cleopatra" de Salvador Díaz Mirón
-- de Antonio Machado --
Algunos lienzos del recuerdo tienen
luz de jardín y soledad de campo;
la placidez del sueño
en el paisaje familiar soñado.
Otros guardan las fiestas
de días aun lejanos;
figuras sutiles
que pone un titerero en su retablo...
.....................................
Ante el balcón florido
está la cita de un amor amargo.
Brilla la tarde en el resol bermejo...
La hiedra efunde de los muros blancos...
A la revuelta de una calle en sombra,
un fantasma irrisorio besa un nardo.
Poema "Algunos lienzos del recuerdo tienen" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
En la desnuda tierra del camino
la hora florida brota,
espino solitario,
del valle humilde en la revuelta umbrosa.
El salmo verdadero
de tenue voz hoy torna al corazón, y al labio,
la palabra quebrada y temblorosa.
Mis viejos mares duermen; se apagaron sus
espumas sonoras
sobre la playa estéril. La tormenta
camina lejos en la nube torva.
Vuelve la paz al cielo;
la brisa tutelar esparce aromas
otra vez sobre el campo, y aparece,
en la bendita soledad, tu sombra.
Poema "En la desnuda tierra del camino" de Antonio Machado
-- de Fernando de Herrera --
¡Oh cara perdición! ¡oh dulce engaño!
suave mal, sabroso descontento,
amado error del tierno pensamiento,
luz, que nunca descubre el desengaño,
puerta por la cual entra el bien y el daño,
descanso y pena grave del tormento,
vida del mal, alma del sufrimiento,
de confusión revuelta, cerco extraño,
vario mar de tormenta y de bonanza,
segura playa y peligroso puerto,
sereno, instable, oscuro y claro cielo,
¿por qué como me diste confianza
de osar perderme, ya que estoy desierto
de bien, no pones a mi mal consuelo?
Poema "Oh cara perdición! ¡oh dulce engaño" de Fernando de Herrera
-- de José Eustasio Rivera --
Atropellados, por la pampa suelta,
los raudos potros, en febril disputa,
hacen silbar sobre la sorda ruta
los huracanes en su crin revuelta.
Atrás dejando la llanura envuelta
en polvo, alargan la cerviz enjuta,
y a su carrera retumbante y bruta,
cimbran los pindos y la palma esbelta.
Ya cuando cruzan el austral peñasco,
vibra un relincho por las altas rocas;
entonces paran el triunfante casco,
resoplan, roncos, ante el sol violento,
y alzando en grupo las cabezas locas
oyen llegar el retrasado viento.
Poema "atropellados..." de José Eustasio Rivera
-- de José Martí --
Tonos de orquesta y música sentida
tiene mi voz, ¿qué céfiro ha pasado
que el salterio sangriento y empolvado
con soplo salvador vuelve a la vida?
te lo diré: la arena de colores
del páramo sediento
tiembla, sube revuelta, y cae en flores
nuevas y extrañas cuando pasa el viento.
En las teclas gastadas y frías
del clave en el desván arrimado
con sus manos de luz toca armonías
sublimes un querube enamorado.
Poema "tonos de orquesta..." de José Martí
-- de Rubén Darío --
Mar armonioso,
mar maravilloso,
tu salada fragancia,
tus colores y músicas sonoras
me dan la sensación divina de mi infancia
en que suaves las horas
venían en un paso de danza reposada
a dejarme un ensueño o regalo de hada.
Mar armonioso,
mar maravilloso,
de arcadas de diamante que se rompen en vuelos
rítmicos que denuncian algún ímpetu oculto,
espejo de mis vagas ciudades de los cielos,
blanco y azul tumulto
de donde brota un canto
inextinguible,
mar paternal, mar santo,
mi alma siente la influencia de tu alma invisible.
Velas de los Colones
y velas de los Vascos,
hostigadas por odios de ciclones
ante la hostilidad de los peñascos;
o galeras de oro,
velas purpúreas de bajeles
que saludaron el mugir del toro
celeste, con Europa sobre el lomo
que salpicaba la revuelta espuma.
¡Magnífico y sonoro
se oye en las aguas como
un tropel de tropeles,
tropel de los tropeles de tritones!
Brazos salen de la onda, suenan vagas canciones,
brillan piedras preciosas,
mientras en las revueltas extensiones
Venus y el Sol hacen nacer mil rosas.