Buscar Poemas con Respiro


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Se han encontrado 18 poemas con la palabra respiro

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Alberto Hidalgo

Ser hecho a mano

-- de Alberto Hidalgo --

El aire almacenado en los textos de física y de química
Cómo me satisface, me enamora.
Ese es el aire que respiro.
La luz para la memoria de los siglos en la pintura establecida
por los colores siempre insomnes,
Es la luz con que veo.
El calor irradiado de los libelos y demás hogueras,
resplandecientes de odio equitativo.
Es el calor que me circunda
Mujeres de escultura y natación,
a la existencia incorporadas de tanto presentirlas;
pueblan de júbilo mis ansias.
Si alguien pudiera escamotearme el suelo debajo de los pies,
mi cuerpo quedaría bien parado.
Le da levitación la poesía.
Si desnudo la música me viste.
Si cansado los libros me transfieren.
Si mudo el verso me declama.
Aire luz y calor placer y suelo vestuario,
Movimiento y habla,
con herramientas de ala y pétalo
Me los hago a la medida de mi ser.
El hombre es un acto manual.

Poema Ser hecho a mano de Alberto Hidalgo con fondo de libro

Alfonso Reyes

¡a cuernavaca!

-- de Alfonso Reyes --

A cuernavaca voy, dulce retiro,
cuando, por veleidad o desaliento,
cedo al afán de interrumpir el cuento
y dar a mi relato algún respiro.
A cuernavaca voy, que sólo aspiro
a disfrutar sus auras un momento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
beata soledad, quietud que aplaca
o mansa compañía sin hartura.
Tibieza vegetal donde se hamaca
el ser en filosófica mesura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!

ii
no sé si con mi ánimo lo inspiro
o si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿a qué me lo pregunto, a qué deliro?
básteme ya saber, dulce retiro
que solazas mis sienes con tu aliento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
El sosiego y la luz el alma apura
como vino cordial; trina la urraca
y el laurel. De los pájaros murmura;
vuela una nube; un astro se destaca,
y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!

Poema ¡a cuernavaca! de Alfonso Reyes con fondo de libro

Manuel del Palacio

Tierra

-- de Manuel del Palacio --

Envuelta en los celajes de la tarde
Oh, tierra codiciada, al fín te miro,
Y brota de mis labios un suspiro
Y se dilata el corazón cobarde.

¡Tierra que siempre amé, que Dios te guarde!
Y ora tumba me ofrezcas ó retiro,
Haz que la dulce brisa que respiro
El fuego temple que en mis venas arde.

Dicha, esperanza, amor, en tí se encierra
Cuanto el humano corazón ansía,
Cuanto nos da placer, encanto y guerra;

Por eso lloro al verte de alegría:
Y pues te llaman todos madre tierra,
¡Recíbeme en tus brazos, madre mia!

Poema Tierra de Manuel del Palacio con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

regreso ii

-- de Jaime Torres Bodet --

Ii
¿quién habitó esta ausencia? ¿quésuspiro
interrumpo al hablar? ¿a quién despojo
del recobrado cuerpo en que me alojo?
¿quién mira, con mis ojos, lo que miro?
la luz que palpo, el aire que respiro,
el peso del silencio que recojo,
todo me opone un íntimo cerrojo
y me declara intruso en mi retiro.
En vano el pie que avanzo coincide
con la huella del pie que hundió en la arena
el invisible igual que sustituyo;
pues lo que el alma, al regresar, me pide
no es duplicarse en cuanto me enajena
¡sino ser otra vez lo que destruyo!



Jorge Cuesta

fue la dicha de nadie esta que huye

-- de Jorge Cuesta --

Fue la dicha de nadie esta que huye,
este fuego, este hielo, este suspiro,
pero, ¿qué más de su evasión retiro
que otro aroma que no se restituye?

una pérdida a otra substituye
si sucede al que fui nuevo respiro,
y si encuentro al que fui cuando me miro
una dicha presente se destruye.

Cada instante son dos cuando acapara
lo que se adhiere y lo que se separa
al azar de su frágil sentimiento,

que es vana al fin la voluntad que dura
y no transmite a su presión futura
la corrupción de su temperamento.



Dulce María Loynaz

en mi verso soy libre

-- de Dulce María Loynaz --

En mi verso soy libre: él es mi mar.
Mi mar ancho y desnudo de horizontes...

En mis versos yo ando sobre el mar,
camino sobre olas desdobladas
de otras olas y de otras olas... Ando
en mi verso; respiro, vivo, crezco
en mi verso, y en él tienen mis pies
camino y mi camino rumbo y mis
manos qué sujetar y mi esperanza
qué esperar y mi vida su sentido.

Yo soy libre en mi verso y él es libre
como yo. Nos amamos. Nos tenemos.

Fuera de él soy pequeña y me arrodillo
ante la obra de mis manos, la
tierna arcilla amasada entre mis dedos...
Dentro de él, me levanto y soy yo misma.



Octavio Paz

intervalo

-- de Octavio Paz --

Arquitecturas instantáneas
sobre una pausa suspendidas,
apariciones no llamadas
ni pensadas, formas de viento,
insubstanciales como tiempo
y como tiempo disipadas.
Hechas de tiempo, no son tiempo;
son la hendedura, el intersticio,
el breve vértigo del entredonde se abre la flor diáfana:
alta en el tallo de un reflejo
se desvanece mientras gira.
Nunca tocadas, claridades
con los ojos cerrados vistas:
el nacimiento transparente
y la caída cristalina
en este instante de este instante,
interminable todavía.
Tras la ventana: desoladas
azoteas y nubes rápidas.
El día se apaga, se enciende
la ciudad, próxima y remota.
Hora sin peso. Yo respiro
el instante vacío, eterno.



Rafael de León

y sin embargo te quiero

-- de Rafael de León --

I
me lo dijeron mil veses,
mas yo nunca quise poner atención.
Cuando vinieron los llantos
ya estabas muy dentro de mi corazón.
Te esperaba hasta muy tarde,
ningún reproche te hasía;
lo más que te preguntaba
era que si me querías.
Y bajo tus besos en la madrugá,
sin que tú notaras la cruz de mi angustia
solía cantá:

estribillo

te quiero más que a mis ojos,
te quiero más que a mi vía,
más que al aire que respiro
y más que a la mare mía.
Que se me paren los pulsos
si te dejo de queré,
que las campanas me doblen
si te farto arguna ve.
Eres mi vía y mi muerte,
te lo juro, compañero,
no debía de quererte,
no debía de quererte
y sin embargo te quiero.

Ii

vives con unas y otras
y na se te importa de mi soledá;
sabes que tienes un hijo
y ni el apellido le vienes a da.
Llorando junto a la cuna
me dan las claras del día;
¡mi niño no tiene pare...
Qué pena de suerte mía!
anda, rey de españa, vamos a dormí...
Y, sin darme cuenta, en ve de la nana
yo le canto así:

(al estribillo) ...Y fin.



José Ángel Buesa

soneto (de félix arvers)

-- de José Ángel Buesa --

Nadie conoce mi amor secreto:
no lo conoce ni quien lo inspira;
y es tan humilde que a nada aspira,
pues su constancia no tiene objeto.
Mi amor se escuda tras mi respeto;
respiro el aire que ella respira,
y ella me habla y ella me mira,
sin que descubra mi amor discreto.
Porque, entre el coro de la alabanza
que se prolonga sobre su huella,
mi amor suspira sin esperanza;
y tanto ignora mis sueños vanos,
que si estos versos van a sus manos,
tal vez pregunte: «¿quién será ella?»



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xvi

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Si al mecer las azules campanillas
de tu balcón,
crees que suspirando pasa el viento
murmurador,
sabe que, oculto entre las verdes hojas,
suspiro yo.
Si al resonar confuso a tus espaldas
vago rumor,
crees que por tu nombre te ha llamado
lejana voz,
sabe que, entre las sombras que te cercan
te llamo yo.
Si se turba medroso en la alta noche
tu corazón,
al sentir en tus labios un aliento
abrasador,
sabe que, aunque invisible, al lado tuyo
respiro yo.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xxviii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Cuando entre la sombra oscura
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?
cuando el sol en mi ventana
rojo brilla a la mañana
y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
dime: ¿es que ciego deliro,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón?
y en el luminoso día
y en la alta noche sombría,
si en todo cuanto rodea
al alma que te desea
te creo sentir y ver,
dime: ¿es que toco y respiro
soñando, o que en un suspiro
me das tu aliento a beber?



Salvador Novo

amor

-- de Salvador Novo --

Amar es este tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo.

Amar es aguardarte
como si fueras parte del ocaso,
ni antes ni después, para que estemos solos
entre los juegos y los cuentos
sobre la tierra seca.

Amar es percibir, cuando te ausentas,
tu perfume en el aire que respiro,
y contemplar la estrella en que te alejas
cuando cierro la puerta de la noche.



Julio Flórez

visión

-- de Julio Flórez --

¿eres un imposible? ¿una quimera?
¿un sueño hecho carne, hermosa y viva?
¿una explosión de luz? responde esquiva
maga en quien encarnó la primavera.
Tu frente es lirio, tu pupila hoguera,
tu boca flor en donde nadie liba
la miel que entre sus pétalos cautiva
al colibrí de la pasión espera.
¿Por qué sin tregua, por tu amor suspiro,
si no habré de alcanzar ese trofeo?
¿por qué llenas el aire que respiro?
en todas partes te halla mi deseo:
los ojos abro y por doquier te miro;
cierro los ojos y entre mí te veo.
Julio flórez



Julio Flórez

Visión (Julio Flórez)

-- de Julio Flórez --

Poem

¿Eres un imposible? ¿Una quimera? ¿Un sueño hecho carne, hermosa y viva? ¿Una explosión de luz? Responde esquiva maga en quien encarnó la primavera.

Tu frente es lirio, tu pupila hoguera, tu boca flor en donde nadie liba la miel que entre sus pétalos cautiva al colibrí de la pasión espera.

¿Por qué sin tregua, por tu amor suspiro, si no habré de alcanzar ese trofeo? ¿Por qué llenas el aire que respiro?

En todas partes te halla mi deseo: los ojos abro y por doquier te miro; cierro los ojos y entre mí te veo.



Fernando de Herrera

Pensé, mas fue engañoso pensamiento

-- de Fernando de Herrera --

Pensé, mas fue engañoso pensamiento,
armar de duro ielo el pecho mío;
porqu' el fuego d' Amor al grave frío
no desatase en nuevo encendimiento.

Procuré no rendir m' al mal que siento;
y fue todo mi esfuerço desvarío.
Perdí mi libertad, perdí mi brío;
cobré un perpetuo mal, cobré un tormento.

El fuego al ielo destempló en tal suerte,
que, gastando su umor, quedó ardor hecho;
y es llama, es fuego, todo cuanto espiro.

Este incendio no puede darme muerte;
que, cuanto de su fuerça más deshecho,
tanto más de su eterno afán respiro.



Francisco Villaespesa

en la penumbra

-- de Francisco Villaespesa --

¡la hora confidencial!... Entre banales
palabras, toda entera, te respiro
como un perfume, y en tus ojos miro
desnudarse tu espíritu... Hay fatales
silencios... Se oscurecen los cristales;
y se esfuma la luz en un suspiro,
temblando sobre el pálido zafiro
que azula entre tus manos imperiales.
Las tinieblas palpitan... Andan miedos
descalzos por las sedas de la alfombra,
mientras que, presintiendo tus hechizos,
naufraga la blancura de mis dedos
en la profunda y ondulante sombra
del mar tempestuoso de tus rizos.



Ramón López Velarde

transmútase mi alma...

-- de Ramón López Velarde --

Transmútase mi alma...
Transmútase mi alma en tu presencia
como un florecimiento,
que se vuelve cosecha.
Los amados espectros de mi rito
para siempre me dejan;
mi alma se desazona
como pobre chicuela
a quien prohíben en el mes de mayo
que vaya a ofrecer flores en la iglesia.
Mas contemplo en tu rostro
la redecilla de medrosas venas,
como una azul sospecha
de pasión, y camino en tu presencia
como en campo de trigo en que latiese
una misantropía de violetas.
Mis lirios van muriendo, y me dan pena;
pero tu mano pródiga acumula
sobre mí sus bondades veraniegas,
y te respiro como a un ambiente
frutal; como en la fiesta
del corpus respiraba hasta embriagarme
la fruta del mercado de mi tierra.
Yo desdoblé mi facultad de amor
en liviana aspereza
y suave suspirar de monaguillo;
pero tú me revelas
el apetito indivisible, y cruzas
con tu antorcha inefable
incendiando mi pingüe sementera.



Ramón López Velarde

Trasmútase mi alma

-- de Ramón López Velarde --

Trasmútase mi alma en tu presencia
como un florecimiento,
que se vuelve cosecha.

Los amados espectros de mi rito
para siempre me dejan;
mi alma desazona
como pobre chicuela
a quien prohiben en el mes de mayo
que vaya a ofrecer flores en la iglesia.

Mas contemplo en tu rostro
la redecilla de medrosas venas,
como un azul sospecha
de pasión, y camino en tu presencia
como en campo de trigo en que latiese
una misantropía de violetas.

Mis lirios van muriendo, y me dan pena;
pero tu mano pródiga acumula
sobre mí sus bondades veraniegas,
y te respiro como a un ambiente
frutal; como en la fiesta
del Corpus respiraba hasta embriagarme
la fruta del mercado de mi tierra.

Yo desdoblé mi facultad de amor
en liviana aspereza
y suave suspirar de monaguillo;
pero tú me revelas
el apetito indivisible, y cruzas
con tu antorcha inefable
incendiando mi pingüe sementera.



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