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-- de Líber Falco --
Aquí en Montevideo,
albas madrugadas del mundo
soñó mi corazón, ¡pobre andarín nocturno!
Muchachas de los puertos,
marineros borrachos, desde aquí
cáliz fué mi pecho de vuestro vino amargo.
Hermanos tristes,
yo he visto la Luna hacernos muecas
mientras la última estrella de la noche
azul y lejana se perdía...
Noche negra.
Como un recio patriarca, impenetrable, austera
vela la noche o Dios nuestro desvelo.
Y en vosotros la secreta lumbre
y la montaña empinada hacia el cielo
y el río que la ciñe, limpio abrazo.
Y más allá de la noche las estrellas.
Y vuestra lumbre oculta
y la nuestra encendida en los días,
¡hacia la montaña, más allá de la noche
a rescatar la estrella perdida!
Poema "Proclama" de Líber Falco
-- de Meira Delmar --
Asomado a la fuente ve que el agua le mira
con el trémulo asombro de su propia belleza.
Los ojos ya no pueden rescatar la mirada
que ha olvidado en las redes hialinas del espejo.
Nunca nadie en la tierra
quedara como él, ensimismado
en el reflejo fiel de su hermosura,
nunca nadie perdiera
como él la certeza de las horas,
fijo en la verde orilla e inclinado
sobre el tiempo sin tiempo de su imagen.
Y cuando acerca el beso
a los labios que ascienden,
no sabe cómo cae, cómo huye por fin
su desbordado amor entre las ondas.
La flor que así lo cuenta
lleva su nombre gualda
entre las manos.
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Poema "narciso" de Meira Delmar
-- de Francisco de Quevedo --
Ya formidable y espantoso suena,
dentro del corazón, el postrer día;
y la última hora, negra y fría,
se acerca, de temor y sombras llena.
Si agradable descanso, paz serena
la muerte, en traje de dolor, envía,
señas da su desdén de cortesía:
más tiene de caricia que de pena.
«Qué pretende el temor desacordado
de la que a rescatar, piadosa, viene
espíritu en miserias anudado?
llegue rogada, pues mi bien previene;
hálleme agradecido, no asustado;
mi vida acabe, y mi vivir ordene.
Poema "conoce la diligencia con que se acerca la muerte" de Francisco de Quevedo