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Se han encontrado 11 poemas con la palabra reo

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Manuel del Palacio

A un reo

-- de Manuel del Palacio --

Odio, miseria, estupidez, codicia,
Pusieron el puñal entre tus manos,
Y por lavar tu crimen los humanos
Otro cometen que tu juez inicia.

— ¡La sangre pide sangre! en su malicia
Gritan los que blasonan de cristianos,
Y fuertes con el débil y tiranos
Muerte le dan con bárbara delicia.

¡Tú al patíbulo vas! Cortejo impío
Sigue tus huellas y á admirar se lanza
Ese cuadro patético y sombrío:

Reo, ¡valor, dulzura y esperanza!
Dios perdona del hombre el desvarío,
Y allí es justicia lo que aquí venganza!

Poema A un reo de Manuel del Palacio con fondo de libro

Manuel del Palacio

A Victor Hugo

-- de Manuel del Palacio --

Con el siglo nació, y el siglo llena;
los genios le arrullaron en su cuna,
y esclava de su voz fue la tribuna,
y sus héroes asombro de la escena.

Cuando su lira con amor resuena,
más dulce que su lira no hay ninguna;
cuando al poder maldice o la fortuna,
cual desbordado mar ruge y atruena.

¡Mártir y salvador, verdugo y reo,
diéronle, para honrar su ejecutoria,
Tasso el laurel, la roca Prometeo:

y del carro triunfal de la victoria
cayó, tocando en tierra como Anteo
para alzarse inmortal... Como su gloria!

Poema A Victor Hugo de Manuel del Palacio con fondo de libro

Manuel del Palacio

Los alfonsistas

-- de Manuel del Palacio --

¡Miradlos! ¡Ellos son! Turba cobarde,
Que de su afan en el delirio insano,
Empuja á Robespierr con una mano
Y acaricia con otra á Calomarde.

Ayer luchaba con bizarro alarde
Contra un poder estúpido y tirano;
Hoy por resucitar se esfuerza en vano
Aquella estirpe, de que Dios nos guarde.

Para ser de sus culpas Cirineo
Nada encuentra mejor que un niño intenso,
Si no por él, por su familia reo;

Y mezclando el hosanna y el responso
Desdeña el nombre de Tomás por feo,
Y se llena la boca de Alifonso.

Poema Los alfonsistas de Manuel del Palacio con fondo de libro

Rosalía de Castro

Los tristes

-- de Rosalía de Castro --

LOS TRISTES

I

De la torpe ignorancia que confunde
Lo mezquino y lo inmenso;
De la dura injusticia del más alto,
De la saña mortal de los pequeños,
No es posible que huyáis cuando os conocen
Y os buscan, como busca el zorro hambriento
A la indefensa tórtola en los campos;
Y al querer esconderos
De sus cobardes iras, ya en el monte,
En la ciudad ó en el retiro estrecho,
¡Ahí val, exclaman. ¡Ahí va!, y allí os insultan
Y señalan con íntimo contento,
Cual la mano implacable y vengativa
Señala al triste y fugitivo reo.

II

Cayó por fin en la espumosa y turbia
Recia corriente, y descendió al abismo
Para no subir más á la serena



Juan Pablo Forner

Esporo, ese poder, esa grandeza

-- de Juan Pablo Forner --

Esporo, ese poder, esa grandeza
con que el hado burlón te engolosina,
si añagazas no son a tu ruina,
serán castigo a la mortal vileza.

Tú encenagado en súbita riqueza
te huelgas torpe en su engañosa ruina:
¿A tanto el cielo tu idiotez empina?
O la nuestra peligra, o tu cabeza.

No es Dios injusto, no: jamás consiente
gloria al malvado; ni elevado empleo
sin causa al necio permitir le plugo.

Tu grandeza es patíbulo eminente;
si a tu cima no subes como reo,
subes, ¡mira qué honor! como verdugo.



Julio Flórez

Cárcel perpetua

-- de Julio Flórez --

Poem

Yo vivo encadenado a tu hermosura, lo mismo que a su roca, Prometeo, sin poder quebrantar la ligadura que me une a ti por más que forcejeo!

De qué delito bárbaro fui reo, para tener que soportar tan dura y a la vez dulce pena?, mi deseo es un placer que llega a la tortura!

Me atraes como abismo luminoso: Lucho, por arrancarme de tu lado, con las fuerzas terribles de un coloso!

Inútil! A vivir siempre abrazado a tu cuerpo flexible y harmonioso, parece q‘estuviera condenado!



Julio Flórez

De cabeza

-- de Julio Flórez --

Poem

Va cayendo, cayendo en el abismo de la noche sin fin, el ángel reo; del espacio profundo en el mutismo se escucha su satánico aleteo.

Nada detiene al trágico querube en su descenso del eterno día; nada!... Nada!... Ni un astro, ni una nube! ¡Sola siempre la bóveda vacía!

Los siglos, al pasar, y los milenos secaron en su mente el fuego sacro; mas, lleva de su cráneo entre los senos, de su vil rebelión, el simulacro.

Por eso, al traspasar los universos, como agitado por feroz instinto, con el torvo mirar de los perversos, torna los ojos al edén extinto.

Y amenaza los cielos y los mundos su recia mano que la rabia crispa, y salta de sus ojos furibundos del odio insano, la incendiaria chispa.

Mas, nada altera su caída, nada! Y en medio de la sombra, el gran proscrito, con la cabeza formidable, horada la silenciosa paz del infinito!



Francisco de Quevedo

prevención para la vida y para la muerte

-- de Francisco de Quevedo --

Si no temo perder lo que poseo,
ni deseo tener lo que no gozo,
poco de la fortuna en mí el destrozo
valdrá, cuando me elija actor o reo.
Ya su familia reformó el deseo;
no palidez al susto, o risa al gozo
le debe de mi edad el postrer trozo,
ni anhelar a la parca su rodeo.
Sólo ya el no querer es lo que quiero;
prendas de la alma son las prendas mías;
cobre el puesto la muerte, y el dinero.
A las promesas miro como a espías;
morir al paso de la edad espero:
pues me trujeron, llévenme los días.



Clemente Althaus

A un recuerdo

-- de Clemente Althaus --

¿Por qué do quiera sin cesar me veo
de ti, triste recuerdo, perseguido,
en vano renovándome el deseo
de volver a gozar el bien perdido?

¡Quién las aguas me diera del Leteo
donde la paz se bebe del olvido!
¿De qué horrendo delito me hice reo
para dolor tan largo y desmedido?

Dulce felicidad desvanecida,
de mi memoria perenal castigo,
pues me diste tu eterna despedida,

y lejana esperanza ya no abrigo
de que te goce aún mi triste vida,
tu recuerdo perder debí contigo.



Clemente Althaus

A un joven

-- de Clemente Althaus --

Tú, cuyo pecho sin cesar se afana
con desvelo tan puro y tan ardiente
por el progreso y la ventura humana,
no el lauro esperes a tu noble frente.
El premio considera que tributa
a la virtud de Arístides Atenas;
de Sócrates recuerda la cicuta
y de Colón divino las cadenas.
Mira a Dante proscrito como reo,
preso al Taso entre insanos; ve el tormento
los miembros lacerar de Galileo,
atrevido Colón del firmamento.
Entre hórridas congojas dar la vida
mira del mundo al Redentor, y dime
qué pueblo no es igual al deicida,
que crucifica a aquel que le redime.
Cual culpa sin perdón, el mundo falso
castiga el beneficio recibido;
a éste da la prisión, a otro el cadalso;
su castigo menor es el olvido.
Mas, aunque sepas que a la tierra vino
a solamente padecer el bueno,
cumple, oh joven, la ley de tu destino,
de vil temor y abatimiento ajeno.
No pienses en humana recompensa,
cuya esperanza el mérito minora;
en los deleites que te brinda piensa
la virtud, de sí misma premiadora.



Roque Dalton García

algunas nostalgias

-- de Roque Dalton García --

Encallecido privilegio este orgulloso sufrir,
no se rían.
Yo, que he amado hasta tener sed de agua, luz sucia;
yo que olvidé los nombres y no las humedades,
ahora moriría fieramente por la palabrita de consuelo de unángel,
por los dones cantables de un murciélago triste,
por el pan de la magia que me arrojara un brujo
disfrazado de reo borracho en la celda de al lado...



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