Buscar Poemas con Redil


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra redil

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Manuel del Palacio

Al borde de la tumba

-- de Manuel del Palacio --

Pequé, Señor, mas no porque he pecado
De vuestra alta clemencia me despido,
Que cuanto más hubiere delinquido
Os tengo á perdonar más empeñado.

Si verme pecador os ha indignado
Cedereis al mirarme arrepentido;
La misma culpa con que os he ofendido
Os tiene á la indulgencia preparado.

Cuando vuelve al redil de sus amores
Una oveja perdida y recobrada,
En júbilo se inundan los pastores;

Yo soy, Señor, oveja descarriada;
Mirad, Pastor divino, mis dolores,
Y recobradme al fin de la jornada.

Poema Al borde de la tumba de Manuel del Palacio con fondo de libro

Manuel del Palacio

Al borde de la tumba (Melodías íntimas)

-- de Manuel del Palacio --

Pequé, Señor, mas no porque he pecado
De vuestra alta clemencia me despido,
Que cuanto más hubiere delinquido
Os tengo á perdonar más empeñado.

Si verme pecador os ha indignado
Cederéis al mirarme arrepentido;
La misma culpa con que os he ofendido
Os tiene á la indulgencia preparado.

Cuando vuelve al redil de sus amores
Una oveja perdida y recobrada,
En júbilo se inundan los pastores;

Yo soy, Señor, oveja descarriada;
Mirad, Pastor divino, mis dolores,
Y recobradme al fin de la jornada.

Poema Al borde de la tumba (Melodías íntimas) de Manuel del Palacio con fondo de libro

Medardo Ángel Silva

El cazador

-- de Medardo Ángel Silva --

Satán es cazador furtivo en la celeste
selva donde divaga el místico redil
y, como un joven sátiro, en la dulzura agreste,
suena la tentación de su flauta sutil.

¡Ay, del que oyera el canto del Malo!, quien oyera
la perversa sirena del Pecado Mortal,
ni rasgando su carne poseída pudiera
extirpar la ponzoña del hechizo fatal.

¡Y bien lo sabes tú, melodiosa alma mía,
alondra cantarina en la clara harmonía
del bosque donde pulsan los Coros sus laúdes,

tú, que del cazador en las manos lascivas,
en las velludas manos, viste llevar cautivas
a las siete palomas de tus siete virtudes!

Poema El cazador de Medardo Ángel Silva con fondo de libro

Miguel Hernández

8

-- de Miguel Hernández --

8
por tu pie, la blancura más bailable,
donde cesa en diez partes tu hermosura,
una paloma sube a tu cintura,
baja a la tierra un nardo interminable.
Con tu pie vas poniendo lo admirable
del nácar en ridícula estrechura,
y donde va tu pie va la blancura,
perro sembrado de jazmín calzable.
A tu pie, tan espuma como playa,
arena y mar me arrimo y desarrimo
y al redil de su planta entrar procuro.
Entro y dejo que el alma se me vaya
por la voz amorosa del racimo:
pisa mi corazón que ya es maduro.



Julio Herrera Reissig

el sauce

-- de Julio Herrera Reissig --

A mitad de mi fausto galanteo,
su paraguas de sedas cautelosas
la noche desplegó, y un lagrimeo
de estrellas, hizo hablar todas las cosas...

Erraban las walkirias vaporosas
de la bruma, y en cósmico mareo
parecían bajar las nebulosas
al cercano redil del pastoreo...

En un abrazo de postrero arranque,
caímos en el ángulo del bote...
Y luego que llorando ante el estanque

tu invicta castidad se arrepentía,
¡el sauce, como un viejo sacerdote,
gravemente inclinado nos unía...



José Martí

yo sé de egipto y nigricia

-- de José Martí --

ii
yo sé de egipto y nigricia,
y de persia y xenophonte,
y prefiero la caricia
del aire fresco del monte.
Yo sé las historias viejas
del hombre y de sus rencillas;
y prefiero las abejas
volando en las campanillas.
Yo sé del canto del viento
en las ramas vocingleras:
nadie me diga que miento,
que lo prefiero de veras.
Yo sé de un grano aterrado
que vuelve al redil y expira,
y de un corazón cansado
que muere oscuro y sin ira.



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