Buscar Poemas con Quebrado


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 13 poemas con la palabra quebrado

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

César Vallejo

Trilce: XXVIII

-- de César Vallejo --

He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.

Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.

A la mesa de un buen amigo he almorzado
con su padre recién llegado del mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;
y con cubiertos francos de alegres tiroriros,
porque estánse en su casa. Así, ¡qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa en todo el paladar.

El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez del propio amor,
torna tierra el brocado que no brinda la
MADRE,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.

Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba,
la cocina a oscuras, la miseria de amor.

Poema Trilce: XXVIII de César Vallejo con fondo de libro

Roberto Juarroz

un poema quebrado

-- de Roberto Juarroz --

Un poema quebrado,
como un tronco partido por un rayo,
como un tallo roto
por el propio delirio de la flor que sostiene,
exhibe de pronto en el lugar de su ruptura
algo que se parece a un regreso.
La vergüenza de amar sólo lo múltiple
va convirtiendo al amor en locura,
en un sol que se desplaza de improviso
a la vereda de enfrente.
El poema se quiebra
para que el amor reconozca en su propia sustancia
la unidad de lo múltiple
y pierda su vergüenza.
El poema se quiebra
para que el sol regrese.

Poema un poema quebrado de Roberto Juarroz con fondo de libro

Lope de Vega

señoras musas, pues que siempre mienten

-- de Lope de Vega --

Señoras musas, pues que siempre mienten
señoras musas, pues que siempre mienten,
aunque de menosine hermosas hijas,
sepan que se han quebrado las clavijas:
ya no hay que euterpizar, chanzas inventen.
De las horas perdidas se lamenten,
que al sol de la opinión miraron fijas;
desgreñen del cabello las sortijas,
y de moños donados se contenten.
Miren que llevo errada la derrota,
por ser a la grandeza lisonjeras,
pues donde espero siete me dan sota.
Dejemos metafísicas quimeras;
vuesas mercedes garlen en chacota:
que no está el mundo para hablar de veras.

Poema señoras musas, pues que siempre mienten de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Quítenme aquesta puente que me mata

-- de Lope de Vega --

¡Quítenme aquesta puente que me mata,
señores regidores de la villa;
miren que me ha quebrado una costilla;
que aunque me viene grande me maltrata!
De bola en bola tanto se dilata,
que no la alcanza a ver mi verde orilla;
mejor es que la lleven a Sevilla,
si cabe en el camino de la Plata.
Pereciendo de sed en el estío,
es falsa la causal y el argumento
de que en las tempestades tengo brío.
Pues yo con la mitad estoy contento,
tráiganle sus mercedes otro río
que le sirva de huésped de aposento.



Javier del Granado

el río

-- de Javier del Granado --

Rastreando emerge del cristal de cromo,
un yacaré con ojos de esmeralda,
y serpentea entre la hierba gualda,
bajo el fogoso luminar de plomo.

Relampaguea en su quebrado lomo
el polvo de oro que la orilla escalda,
y un chiriguano de tostada espalda,
asecha al saurio, con feroz aplomo.

Rasga el ramaje su mirada oscura,
y estrangulando el pomo de su daga
hiere a la bestia con sin par bravura.

Resuella el monstruo y de venganza hambriento,
la hirviente sangre con su lengua halaga,
y con su cola decapita al viento.



Jorge Riechmann

22

-- de Jorge Riechmann --

Por una diagonal sin esperanzas
escapo al cielo.
César vallejo en parís, césar vallejo quebrado
crucificado en la lluvia.
¿Quién imantó el privilegio?
¿quién injertó la dulzura? ¿quiénretiró la mesa?
¿de quién son estas manos que sorben los colores
y este cieno inservible para crear un hombre?
¿y en qué momento vas
a sublevarte...?
Un rostro desarbolado por la angustia.
El agua densa en este río
de márgenes violentas. El río reconoce a su madre lacloaca.
De compasión le estallan al indio los pulmones.
La lluvia borra los ojos. No reconozco nada.



César Vallejo

Los pasos lejanos

-- de César Vallejo --

Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce...
Si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huída a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo de él de lejos, seré yo.

Y mi madre pasea allá en los huertos
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.



Dulce María Loynaz

el madrigal de la muchacha coja

-- de Dulce María Loynaz --

Era coja la niña.

Y aquella
su cojera
era
como un ondulamiento
de viento
en un trigal...

Era coja la doncella,
trazaba eses de plata sobre el viento,
hecha a no sé qué curva sideral...

Cristal quebrado era la niña... Mella
de rosas, por el pie quebrada
(¡y sin cristal que la tuviera alzada!...):
Una rosa cortada
que cae al suelo y que el que pasa huella.

La niña cojeaba
y su cojera en una sonrisa recataba
sin acritud de llanto ni querella:

como la noche sella
su honda herida de luz-alba o centella-,
así sellaba
ella
la herida que en su pie se adivinaba...

Nadie la hallara bella;
pero había en ella
como una huella
celeste... Era coja la niña:

se hincó el pie con la punta de una estrella.



Pablo Neruda

soneto lxiv cien sonetos de amor (1959) tarde

-- de Pablo Neruda --

Soneto lxiv
de tanto amor mi vida se tiñó de violeta
y fui de rumbo en rumbo como las aves ciegas
hasta llegar a tu ventana, amiga mía:
tú sentiste un rumor de corazón quebrado
y allí de la tinieblas me levanté a tu pecho,
sin ser y sin saber fui a la torre del trigo,
surgí para vivir entre tus manos,
me levanté del mar a tu alegría.
Nadie puede contar lo que te debo, es lúcido
lo que te debo, amor, y es como una raíz
natal de araucanía, lo que te debo, amada.
Es sin duda estrellado todo lo que te debo,
lo que te debo es como el pozo de una zona silvestre
en donde guardó el tiempo relámpagos errantes.



Hernando de Acuña

Mil veces de tu mano me he escapado

-- de Hernando de Acuña --

Mil veces de tu mano me he escapado
y al punto de la muerte y fin venido,
y tantas he tornado y te he seguido,
Amor, y nunca quedo escarmentado;

mil veces he propuesto y he jurado
de no seguir tu bando y tu partido,
viéndome en tu poder triste y perdido,
y tantas mi palabra y fe he quebrado.

Ahora, en este trance y mal que siento,
causado de tus manos crudamente,
bien justo era cumplir el juramento;

mas, triste, ¿qué haré, que no consiente
la dura suerte, el áspero tormento,
que el siervo del señor se halle ausente?



Antonio Machado

Amanecer de otoño

-- de Antonio Machado --

Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales.
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor.
A la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos, caminando un cazador.



Miguel Unamuno

Blas, el bobo

-- de Miguel Unamuno --

Blas, el bobo de la aldea,
vive en no quebrado arrobo;
La aldea es de Blas el bobo,
pues toda a Blas le recrea.

Blas, que se crió desde niño
sin padres, con madre moza,
en una perdida choza,
libre de carnal cariño;

Blas, tradición la más pura,
sabe todo el calendario,
reza a la tarde el rosario
y le ayuda a misa al cura.

Gracias a Blas el bendito
no descarga Dios su vara
sobre la aldea, la ampara
Blas, botón del infinito.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 3

-- de Francisco de Quevedo --

Disparado esmeril, toro herido;
fuego que libremente se ha soltado,
osa que los hijuelos le han robado,
rayo de pardas nubes escupido;
serpiente o áspid con el pie oprimido,
león que las prisiones ha quebrado,
caballo volador desenfrenado,
águila que le tocan a su nido;
espada que la rige loca mano,
pedernal sacudido del acero,
pólvora a quien llegó encendida mecha;
villano rico con poder tirano,
víbora, cocodrilo, caimán fiero
es la mujer si el hombre la desecha.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba