Buscar Poemas con Prudente


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Se han encontrado 15 poemas con la palabra prudente

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Alfonso Reyes

a enrique gonzález martínez

-- de Alfonso Reyes --

Muchas sendas hollé, muchos caminos
solicitaron el afán creciente,
de contrastar los usos de la gente
y confundirme con los peregrinos.
Mezclaba los sabores de los vinos
en cada clima caprichosamente,
y yo no sé si ello fue prudente
o si mis pasos fueron desatinos.
Había que buscar la ruta cierta
y ceñir el desborde con el dique.
Volví cansado, procuré la puerta...
Y déjame, poeta, que lo explique
como quien se despoja y se liberta:
tú estabas a la puerta, claro enrique.

Poema a enrique gonzález martínez de Alfonso Reyes con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

oda. traducción de horacio - rumbo mejor, licino

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Rumbo mejor, licino,
seguirás no engolfándote en la altura,
ni aproximando el pino
a playa mal segura,
por evitar la tempestad oscura.
El que la medianía
preciosa amó, del techo quebrantado
y pobre se desvía
como del envidiado
alcázar, de oro y pórfidos labrado.
Muchas veces el viento
árboles altos rompe; levantadas
torres, con más violento
golpe caen arruinadas;
hiere el rayo las cumbres elevadas.
No en la dicha confía
el varón fuerte; en la aflicción espera
más favorable día:
jove la estación fiera
del hielo vuelve en grata primavera.
Si mal sucede ahora,
no siempre mal será. Tal vez no excusa
con cítara sonora,
febo, animar la musa;
tal vez el arco por los bosques usa.
En la desgracia sabe
mostrar al riesgo el corazón valiente;
y si el viento tu nave
sopla serenamente,
la hinchada vela cogerás prudente.

Poema oda. traducción de horacio - rumbo mejor, licino de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

oda. traducción de horacio - más seguro ¡oh! licino

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Más seguro ¡oh! licino
vivirás no engolfándote en la altura,
ni aproximando el pino
a playa mal segura,
por evitar la tempestad obscura.
El que la medianía
preciosa amó, del techo quebrantado
y pobre se desvía
como del envidiado
albergue en oro y pórfidos labrado.
Muchas veces el viento
árboles altos rompe; levantadas
torres con más violento
golpe caen arruinadas;
hiere el rayo las cumbres elevadas.
No en la dicha confía
el varón fuerte; en su aflicción espera
más favorable día:
jove la estación fiera
del hielo vuelve en grata primavera.
Si mal sucede ahora,
no siempre mal será. Tal vez no excusa
con cítara sonora
febo animar la musa;
tal vez el arco por los bosques usa.
En la desgracia sabe
mostrar al riesgo el corazón valiente
y si el viento tu nave
sopla serenamente
la hinchada vela cogerás prudente.

Poema oda. traducción de horacio - más seguro ¡oh! licino de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Lope de Vega

Humíllense a tu sacro mausoleo

-- de Lope de Vega --

Humíllense a tu sacro Mausoleo
fuerte David y Salomón prudente,
el rebelde gigante del Oriente
y el idolatra del contrario polo;

y a tu pendón crucígero, que solo
fue del África y Asia rayo ardiente,
cuantos beben la bárbara corriente
de Eúfrates, Nilo, Ganges y Pactolo.

La religión y la justicia lloren,
¡oh pacífico Numa, oh gran Torcato!,
España, Italia y Francia enternecida.

Y todos juntos nuevamente adoren
encima de tus aras tu retrato,
tercero entre tu muerte y nuestra vida.



Jorge Luis Borges

césar

-- de Jorge Luis Borges --

Aquí, lo que dejaron los puñales.
Aquí esa pobre cosa, un hombre muerto
que se llamaba césar. Le han abierto
cráteres en la carne de los metales.
Aquí la atroz, aquí la detenida
máquina usada ayer para la gloria,
para escribir y ejecutar la historia
y para el goce pleno de la vida.
Aquí también el otro, aquel prudente
emperador que declinó laureles,
que comandó batallas y bajeles
y que rigió el oriente y el poniente.
Aquí también el otro, el venidero
cuya gran sombra será el orbe entero.



César Vallejo

Trilce: XLIX

-- de César Vallejo --

Murmurado en inquietud, cruzo,
el traje largo de sentir, los lunes
de la verdad.
Nadie me busca ni me reconoce,
y hasta yo he olvidado
de quién seré.

Cierta guardarropía, sólo ella, nos sabrá
a todos en las blancas hojas
de las partidas.
Esa guardarropía, ella sola,
al volver de cada facción,
de cada candelabro
ciego de nacimiento.

Tampoco yo descubro a nadie, bajo
este mantillo que iridice los lunes
de la razón;
y no hago más que sonreir a cada púa
de las verjas, en la loca búsqueda
del conocido.

Buena guardarropía, ábreme
tus blancas hojas:
quiero reconocer siquiera al 1,
quiero el punto de apoyo, quiero
saber de estar siquiera.

En los bastidores donde nos vestimos,
no hay, no Hay nadie: hojas tan sólo
de par en par.
Y siempre los trajes descolgándose
por sí propios, de perchas
como ductores índices grotescos,
y partiendo sin cuerpos, vacantes,
hasta el matiz prudente
de un gran caldo de alas con causas
y lindes fritas.
Y hasta el hueso!



Diego de Torres Villarroel

a clori

-- de Diego de Torres Villarroel --

Clori solicitar con un presente,
inclinar la belleza que enamora,
el triste amante que padece y llora
fugitivo desdén, ira inclemente,
no es quererla comprar groseramente
la piedad y el amor a su señora
sino agradar a la beldad que adora
haciéndola un obsequio reverente
no es esto poner precio a las beldades
supremas si prudente lo reparas
no es desaire ni así llamarlo oses
dobla el don las sagrades majestades
no es agravio la ofrenda de las aras
las dádivas aplacan a los dioses.



José María Heredia

Vanidad de las riquezas

-- de José María Heredia --

Si la pálida muerte se aplacara
Con que yo mis riquezas le ofreciera,
Si el oro y plata para sí quisiera,
Y a mí la dulce vida me dejara;

¡Con cuánto ardor entonces me afanara
Por adquirir el oro, y si viniera
A terminar mis días la Parca fiera,
Cuán ufano mi vida rescatara!

Pero ¡ah! no se libertan de su saña
El hombre sabio, el rico ni el valiente:
En todos ejercita su guadaña.

Quien se afana en ser rico no es prudente:
Si en que debe morir nadie se engaña,
¿Para qué trabajar inútilmente?



Juan de Arguijo

Orfeo (2-Arguijo)

-- de Juan de Arguijo --

A tí en los versos dulce y numeroso
¡Oh primer padre de la lira, Orfeo!
Lloró por largo tiempo de Nereo
Cuanto contiene el término espacioso;

A tí lloró Estrimon, á tí el fragoso
Ródope y altas cumbres de Pangeo,
A tí las ninfas del sagrado Alfeo,
Obligadas del canto generoso.

Tus divididos miembros, no estimados
Del bacanal furor, que osadamente
Los esparció por el ingrato suelo,

Como á precioso don en sus sagrados
Senos Ebro recoge, y la prudente
Cabeza Lésbos, y la lira el cielo.



Vicente García de la Huerta

A la feliz expedición contra Argel en 1784

-- de Vicente García de la Huerta --

Del gran Carlos la sabia providencia
al bien común atenta determina
de Argel con el incendio y con la ruina
poner freno a la bárbara regencia.

La Constancia, el Valor y la Prudencia
de Barceló a la grande acción destina;
mas la Fortuna, el Viento, el Mar se obstina
contra su Celo, Esfuerza y Experiencia.

Vence los Elementos y la Suerte
del héroe balear; confunde, huella,
abras a Argel. Adversidad ninguna

intimida al varón Constante y fuerte;
que el Valiente los Riesgos atropella
y el Prudente domina a la Fortuna.



Manuel Reina

María Stuart

-- de Manuel Reina --

Pálida la color, en la alba frente,
un surco que revela el desconsuelo,
la azul pupila dirigida al cielo,
el paso firme, el ademán prudente,

baña su hermosa faz el llanto ardiente.
Marcado en su semblante está el desvelo,
y un vestido de negro terciopelo
aprisiona sus formas ricamente.

Así María Stuart camina lenta,
el pudoroso pecho destrozado,
a la picota lúgubre y sangrienta;

y al rodar su cabeza en el tablado,
rodó en el suelo, para eterna afrenta,
el nombre de su prima deshonrado.



Evaristo Carriego

El casamiento

-- de Evaristo Carriego --

Como nada consigue siendo prudente
del montón de curiosos que han hecho rueda
esperando a los novios, vuelve el agente
a disolver los grupos de la vereda.

Que después del desorden que hace un momento
se produjo, interviene de rato en rato:
cada cinco minutos cae el sargento
y, con razón, no quiere pagar el pato...

En la acera de enfrente varias chismosas
que se hallan al tanto de lo que pasa,
aseguran que para ver ciertas cosas
mucho mejor sería quedarse en casa.

Alejadas del cara de presidiario
que sujiere torpezas, unas vecinas
pretenden que ese sucio vocabulario
no debieran oirlo las chiquilinas.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 61

-- de Francisco de Quevedo --

De tantas bien nacidas esperanzas
del doméstico amor y dulce vida,
burlas, ingrata silvia fermentida,
con desdenes, con celos, con tardanzas.
No arroje más tu brazo airadas lanzas
del pecho a la pirámide escondida;
que ya no dan lugar a nuestra herida
las que en ella te rinden alabanzas.
Confieso que de incienso en tus altares
con sacrílega mano al fuego ardiente
del no prudente dios preso con grillo.
Si me castigas dándome esos males,
no me mates, que un muerto no lo siente:
dame vida, y así podré sentillo.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 88

-- de Francisco de Quevedo --

«tened a cristo» son palabras vivas,
que suenan glorias de temor desnudas;
mas las propias palabras dijo judas
para que te prendiesen los escribas.
Por la mano de judas no recibas,
licinio, a cristo, que a prenderle ayudas:
prudente quiero que al intento acudas
del que la cruz previno porque vivas.
El sacrílego hipócrita pretende
que le tengas así sacramentado,
porque le tengas tú cuando le vende.
Quien le tiene, y comulga con pecado,
si diez veces comulga, diez le ofende,
y es con la comunión descomulgado.



Francisco Sosa Escalante

Xicotencatl

-- de Francisco Sosa Escalante --

La nieve de los años todavía
Estaba léjos de su altiva frente;
De sangre juvenil la lava ardiente
En su esforzado corazon corría:

Mas, prudente y sagaz, miró la impía
Invasion castellana, cual torrente
A arrebatar dispuesto en su corriente
La vida y honra de la patria un día.

Entónces dando su rencor á olvido
Se lanza con ardor á la pelea,
Al lado del azteca aborrecido.

Así con gloria su pendon pasea,
Y Xicotencatl al caer vencido,
En morir por la patria se recrea.



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