Buscar Poemas con Plazo


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Se han encontrado 17 poemas con la palabra plazo

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Amado Nervo

me besaba mucho

-- de Amado Nervo --

Me besaba mucho; como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso.
Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos...
¡Ella presentía!
ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., Y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

Poema me besaba mucho de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

cantos escolares. los niños mártires de chapultepec

-- de Amado Nervo --

Como renuevos cuyos aliños
un cierzo helado destruye en flor
así cayeron los héroes niños
ante las balas del invasor.
Fugaz como un sueño, el plazo
fue, de su infancia ideal;
mas los durmió en su regazo
la gloria, madre inmortal.
Pronto la patria querida
sus vidas necesitó,
y uno tras otro la vida
sonriendo le entregó.
En la risueña colina
del bosque, uno de otro en pos
cayeron, con la divina
majestad de un joven dios.
¿Quién, después que de tan pía
oblación contar oyó,
a la patria negaría
la sangre que ella le dio?
niñez que hallaste un calvario
de la vida en el albor:
que te sirva de sudario
la bandera tricolor.
Y que canten tus hazañas
cielo y tierra sin cesar,
el cóndor de las montañas
y las ondas de la mar...

Poema cantos escolares. los niños mártires de chapultepec de Amado Nervo con fondo de libro

Lope de Vega

Amor, mil años ha que me has jurado

-- de Lope de Vega --

Amor, mil años ha que me has jurado
pagarme aquella deuda en plazos breves;
mira que nunca pagas lo que debes,
que esto sólo no tienes de hombre honrado.

Muchas veces, Amor, me has engañado
con firmas falsas y esperanzas leves;
a estelionatos con mi fe te atreves,
jurando darme lo que tienes dado.

Hoy que llega mi vida al plazo estrecho,
si en palabras me traes y en engaños,
que te echaré en la cárcel no lo dudo.

Mas, ¿cómo pagarás, Amor, si has hecho
pleito de acreedores por mil años
y, en buscando tu hacienda, estás desnudo?

Poema Amor, mil años ha que me has jurado de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Aquí cuelgo la lira que desamo

-- de Lope de Vega --

Aquí cuelgo la lira que desamo,
con que canté la verde primavera
de mis floridos años, y quisiera
romperla al tronco, y no colgarla en ramo.
Culpo mi error, y la ocasión infamo,
por quien canté lo que llorar debiera,
que el vano estudio vano premio espera,
ladrón del tiempo con disfraz le llamo.
En otra lira, a cuyo son recuerdas
dormida Musa, en este breve plazo
canta segura de que el tiempo pierdas.
Templóla amor con poderoso brazo,
que en tres clavijas le subió las cuerdas,
y le labró de una lanzada el lazo.



Jorge Manrique

respuesta (a gómez manrique)

-- de Jorge Manrique --

Mi saber no es para solo,
dadme plazo hasta el martes,
pues imos donde hay las artes
que hablan, señor, del polo.
Mas de tal saber ayuno
digo, sin acuerdo alguno,
que debemos todos ir
a vuestro mando cumplir
señor, que no quede uno.



Jorge Manrique

Respuesta: (A Gómez Manrique)

-- de Jorge Manrique --

Mi saber no es para solo,
dadme plazo hasta el martes,
pues imos donde hay las artes
que hablan, señor, del Polo.
Mas de tal saber ayuno
digo, sin acuerdo alguno,
que debemos todos ir
a vuestro mando cumplir
señor, que no quede uno.



Juan de Arguijo

Del tiempo

-- de Juan de Arguijo --

Mira con cuánta priesa se desvia
De nosotros el sol, al mar vecino,
Y aprovecha, Fernando, en tu camino
La luz pequeña de este breve dia.

Antes que en tenebroso noche fria
Pierdas la senda, y de buscarla el tino,
Y aventurado en manos del destino,
Vagues errando por incierta via.

Háganse ajenos casos enseñado,
Y el miserable fin de tantos pueda
Con fuerte ejemplo apercibir tu olvido.

Larga carrera, plazo limitado
Tienes, veloz el tiempo corre, y queda
Solo el dolor de haberlo mal perdido.



Félix María Samaniego

La paga adelantada

-- de Félix María Samaniego --

Una soltera muy escrupulosa

casarse rehusaba,

y decía a su madre que pensaba

que hacer la mala cosa

aun después de casada era pecado.

Un bigardón del caso fue informado,

y, habiéndose en la casa introducido

y hallándose querido,

pidió a la niña luego en casamiento.

Ella el consentimiento

dio con la condición de que tres veces

en la primera noche se lo haría

por ponerla corriente, y seguiría

luego una sola vez todos los meses.

Hízose al fin la boda

y, de la noche ya llegado el plazo,

la muchacha tres veces, brazo a brazo,

sufrió, sin menearse, la acción toda.

Concluyó el fuerte mozo su trabajo

y durmióse cansado; ella, impaciente,

andaba impertinente

volviéndose de arriba para abajo,

hasta que él acabó por despertarse

y huraño dijo: -¡ Hay tal cosquillería,

que por dos veces ya me has despertado!

Y ella exclamó, acabando de arrimarse:

-¿Me quieres dar un mes adelantado?



Gabino Alejandro Carriedo

muerte mortal

-- de Gabino Alejandro Carriedo --

Yo indago, levemente desplazo
exequia y funeral, el llanto
se oye en el eco diario
del urbanismo ciudadano.
Llamo a la guardia, embalo
aquellos recuerdos de que hablo,
multiplico la voz y añado
la división de lo soñado.
Sí, levemente yo indago
funerales y exequias y el plazo
inexorable está marcado
en lo negro y oro del catafalco.
En la monotonía de los salmos
en el patético cristal ovalado,
da el incienso.



Gutierre de Cetina

ay, qué plazo tan largo y tan extraño

-- de Gutierre de Cetina --

Ay, qué término luengo y enojoso,
ay, qué tiempo prolijo y trabajoso,
ay, qué tardío remedio a tan gran daño!
¡ay, salud perezosa y con engaño,
ay, cruel dilatar tan peligroso,
ay, pesado esperar triste y forzoso
ay, qué día mayor que el mayor año!
si el sol para el extraño nacimiento
del hijo de alcumena anduvo errando,
en una dos jornadas convirtiendo,
¿por qué no pasa agora en un momento
ésta que tanto bien va dilatando,
o hace que la pase yo durmiendo?



Gutierre de Cetina

como el que enfermedad de muerte tiene I

-- de Gutierre de Cetina --

Que está de su salud desconfiado,
ni se puede alegrar del mal pasado,
ni gozo entero haber del bien que viene;
pensando en el morir, si se detiene,
es porque el plazo cierto no ha llegado,
de cuya causa el mejorar de estado
ni lo asegura ya, ni lo entretiene;
tal el triste vandalio en la estrecheza,
envuelto en un temor con mil temores,
a la bella amarílida decía:
«poca seguridad, menos firmeza,
no me dejan gozar vuestros favores;
que un recelo mortal me los desvía».



El despecho (Estébanez Calderón)

-- de El Solitario --

Ya que no puedo, por desdicha mía,
llamarte dulce esposa en tierno abrazo,
anudando tu talle con el lazo
que teje amor en su feliz porfía,

quieran los cielos, por oculta vía,
en árbol trasformarme a breve plazo
convirtiendo en corteza mi regazo,
y mi cabello en verde lozanía.

Y múdeme también en yedra amante
que ensortije mi tronco de contino,
confundiendo tus hojas con mi rama:

que así mi amor, por fiel y por constante,
al fin conseguirá contra el destino
templar en ti lo ardiente de su llama.



Tomás de Iriarte

Reconciliación después de unos celos y un desmayo

-- de Tomás de Iriarte --

Acordarme no quiero, Orminta amada,
del desmayo en que apenas pude verte
cuando estaba la imagen de la muerte
en tu bello semblante retratada.

Olvido la sospecha mal fundada
que contra mí forjó la adversa suerte,
y el cargo por sí débil, pero fuerte,
cuando tierna la hacías, cuando airada.

Sólo me acuerdo, sí, de aquel abrazo
en que tu gracia vi restituida,
y vi alargada a mi esperanza el plazo.

No quede cicatriz de tal herida;
reine la paz; y en tan estrecho lazo,
hallen muerte los celos, y yo vida.



Anónimo

Romance que dice:Tres cortes armara el rey

-- de Anónimo --

Tres cortes armara el rey,
todas tres a una sazón:
las unas armara en Burgos,
las otras armó en León,
las otras armó en Toledo,
donde los hidalgos son,
para cumplir de justicia
al chico con el mayor.
Treinta días da de plazo,
treinta días, que más non,
y el que a la postre viniese
que lo diesen por traidor.
Veintinueve son pasados,
los condes llegados son;
treinta días son pasados,
y el buen Cid no viene, non.
Allí hablaran los condes:
-Señor, dadlo por traidor.
Respondiérales el rey:
-Eso non faría, non,
que el buen Cid es caballero
de batallas vencedor,
pues que en todas las mis cortes
no lo habría otro mejor.
Ellos en aquesto estando,
el buen Cid allí asomó
con trescientos caballeros,
todos hijosdalgo son,
todos vestidos de un paño,
de un paño y de una color,
si no fuera el buen Cid,
que traía un albornoz.
-Manténgaos Dios, el rey,
y a vosotros, sálveos Dios,
que no hablo yo a los condes,
que mis enemigos son.



Mario Benedetti

como un milagro

-- de Mario Benedetti --

La linda parejita que transcurre
por el viejo teclado de baldosas
sabe y no sabe de su amor a término
o de las marcas que impondrán los días
la linda parejita en su burbuja
no quiere saber nada de cenizas
ni de cuevas ajenas ni de fobias
sólo pide quererse a encontronazos
asume su pasión como una ergástula
nada de libertad condicionada
con sus dos soledades basta y sobra
con sus dos cuerpos y sus cuatro manos
tiene razón la linda parejita
no es fácil instalarse en la excepción
el plazo del amor es un instante
y hay que hacerlo durar como un milagro



Mario Benedetti

grietas

-- de Mario Benedetti --

La verdad es que
grietas
no faltan
así al pasar recuerdo
las que separan a zurdos y diestros
a pequineses y moscovitas
a présbites y miopes
a gendarmes y prostitutas
a optimistas y abstemios
a sacerdortes y aduaneros
a exorcistas y maricones
a baratos e insobornables
a hijos pródigos y detectives
a borges y sábato
a mayúsculas y minúsculas
a pirotécnicos y bomberos
a mujeres y feministas
a aquarianos y taurinos
a profilácticos y revolucionarios
a vírgenes e impotentes
a agnósticos y monaguillos
a inmortales y suicidas
a franceses y no franceses
a corto o a larguísimo plazo
todas son sin embargo
remediables
hay una sola grieta
decididamente profunda
y es la que media entre la maravilla del hombre
y los desmaravilladores
aún es posible saltar de uno a otro borde
pero cuidado
aquí estamos todos
ustedes y nosotros
para ahondarla
señoras y señores
a elegir
a elegir de qué lado
ponen el pie.



Miguel Unamuno

La intrusa

-- de Miguel Unamuno --

Aprieta mas y tápeme tu abrazo;
que no me vea cuando llega y pasa
avizorando en torno de mi casa
por si prenderme puede con su lazo.

Deja que hunda mi frente en tu regazo
pues su mirada el corazón me arrasa
y si es la vida que me resta escasa
que no lo sepa, no, nada de plazo!



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