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Amado Nervo

perlas negras - yo también, cual los héroes medievales

-- de Amado Nervo --

Yo también, cual los héroes medievales
que viven con la vida de la fama,
luché por tres divinos ideales:
¡por mi dios, por mi patria y por mi dama!
hoy que dios ante mí su faz esconde,
que la patria me niega su ternura
de madre, y que a mi acento no responde
la voz angelical de la hermosura,
rendido bajo el peso del destino
esquivando el combate, siempre rudo,
heme puesto a la vera del camino,
resuelto a descansar sobre mi escudo.
Quizá mañana, con afán contrario,
ajustándome el casco y la loriga,
de nuevo iré tras el combate diario,
exclamando: ¡quién me ame que me siga!
...Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,
dormir en paz sobre mi escudo roto;
dejad qu'en mi redor el ruido cese,
que la brisa noctívaga me bese
y el olvido me de su flor de loto...

Poema perlas negras - yo también, cual los héroes medievales de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

señuelo

-- de Amado Nervo --

La muerte nada quiere con los tristes.
Subrepticia y astuta,
aguarda a que riamos
para abrirnos la tumba
y, con su dedo trágico, de pronto
señalarnos la húmeda
oquedad, y empujarnos brutalmente
hacia su infecta hondura.
Mas yo tengo tal gana de que venga,
que voy a ser feliz para que acuda,
para que sea mi reír señuelo,
y ella caiga en la trampa de venturas
ruidosas, que en el fondo son tristezas...
¿La engañaré? ¡quizá, si tú meayudas
desde la eternidad, oh inmarcesible
amada, oh novia única,
cuyos besos de sombra
he de reconquistar, pese a la enjuta
que te mató a mansalva hace once meses,
dejando a un infeliz por siempre a obscuras!

Poema señuelo de Amado Nervo con fondo de libro

Manuel del Palacio

Semblanzas: XII

-- de Manuel del Palacio --

Jóven era, muy jóven, casi un chico
Y ya apedreaba perros en Granada;
Se dió después á manejar la espada
Y cíen batallas alcanzó... De pico.

Enamorado y sucio como un mico,
Ni respetó doncella ni casada,
Y cual Dios hizo al mundo, de la nada,
Le hizo la suerte poderoso y rico.

¡Hoy pese á sus arrugas y á sus años
Es un matón del género grotesco,
Curtido más que en lides en engaños;

Un Mambrú trasnochado y quijotesco,
Que acostumbra gastar con los extraños
Lo que saca de aquí, dinero fresco!

Poema Semblanzas: XII de Manuel del Palacio con fondo de libro

Jorge Luis Borges

soy

-- de Jorge Luis Borges --

Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.
Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.
Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,
del tiempo, que es uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.



Jorge Luis Borges

el bastón de laca

-- de Jorge Luis Borges --

María kodama lo descubrió. Pese a su autoridad y a sufirmeza, es curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quieneslo advierten lo recuerdan.
Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio,infinito en el tiempo, que erigió su muralla para construir unrecinto mágico.
Lo miro. Pienso en aquel chiang tzu quesoñó que era una mariposa y que no sabía aldespertar si era un hombre que había soñado ser unamariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Lo miro. Pienso en el artesano que trabajó elbambú y lo dobló para que mi mano derecha pudiera calzarbien en el puño.
No sé si vive aún o si ha muerto.
No sé si es tahoista o budista o si interrogael libro de los sesenta y cuatro hexagramas.
No nos veremos nunca.
Está perdido entre novecientos treintamillones.
Algo, sin embargo, nos ata.
No es imposible que alguien haya premeditado estevínculo.
No es imposible que el universo necesita estevínculo.



Jorge Luis Borges

a una espada en york minster

-- de Jorge Luis Borges --

En su hierro perdura el hombre fuerte,
hoy polvo de planeta, que en las guerras
de ásperos mares y arrasadas tierras
lo esgrimió, vano al fin, contra la muerte.
Vana también la muerte. Aquí está el hombre
blanco y feral que de noruega vino,
urgido por el épico destino;
su espada es hoy su símbolo y su nombre.
Pese a la larga muerte y su destierro,
la mano atroz sigue oprimiendo el hierro
y soy sombra en la sombra ante el guerrero
cuya sombra está aquí. Soy un instante
y el instante ceniza, no diamante,
y sólo lo pasado es verdadero.



Jorge Riechmann

5

-- de Jorge Riechmann --

¿de qué estábamos hablando?
(pese a su título, estas páginas
nada tienen que ver con un curso de defensa personal:
son acaso una conversación
desgarrada entre los dientes y el tiempo
y vuelta a comenzar. Cosa que ya sabías.)
En realidad lo que quería decirte
lo tiene escrito ya nicanor parra:
todo lo que se dice es poesía
todo lo que se escribe es prosa
todo lo que se mueve es poesía
lo que no cambia de lugar es prosa.
Lo más urgente, poesía con valor de uso.
Lo más nefasto, poesía sin valor para el cambio.



César Vallejo

Trilce: LIII

-- de César Vallejo --

Quién clama las once no son doce!
Como si las hubiesen pujado, se afrontan
de dos en dos las once veces.

Cabezazo brutal. Asoman
las coronas a oír,
pero sin traspasar los eternos
trescientos sesenta grados, asoman
y exploran en balde, dónde ambas manos
ocultan el otro puente que les nace
entre veras y litúrgicas bromas.

Vuelve la frontera a probar
las dos piedras que no alcanzan a ocupar
una misma posada a un mismo tiempo.
La frontera, la ambulante batuta, que sigue
inmutable, igual, sólo
más ella a cada esguince en alto.

Veis lo que es sin poder ser negado,
veis lo que tenemos que aguantar,
mal que nos pese.
¡Cuánto se aceita en codos
que llegan hasta la boca!



César Vallejo

quién clama las once no son doce!

-- de César Vallejo --

liii
quién clama las once no son doce!
como si las hubiesen pujado, se afrontan
de dos en dos las once veces.
Cabezazo brutal. Asoman
las coronas a oír,
pero sin traspasar los eternos
trescientos sesenta grados, asoman
y exploran en balde, dónde ambas manos
ocultan el otro puente que les nace
entre veras y litúrgicas bromas.
Vuelve la frontera a probar
las dos piedras que no alcanzan a ocupar
una misma posada a un mismo tiempo.
La frontera, la ambulante batuta, que sigue
inmutable, igual, sólo
más ella a cada esguince en alto.
Veis lo que es sin poder ser negado,
veis lo que tenemos que aguantar,
mal que nos pese.
¡Cuánto se aceita en codos
que llegan hasta la boca!



Gustavo Adolfo Bécquer

rima lvii

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Este armazón de huesos y pellejo
de pasear una cabeza loca
cansado se halla al fin, y no lo extraño;
pues, aunque es la verdad que no soy viejo,
de la parte de vida que me toca
en la vida del mundo, por mi daño
he hecho un uso tal, que juraría
que he condensado un siglo en cada día.
Así, aunque ahora muriera,
no podría decir que no he vivido;
que el sayo, al parecer nuevo por fuera,
conozco que por dentro ha envejecido.
Ha envejecido, sí, ¡pese a mi estrella!,
harto lo dice ya mi afán doliente;
que hay dolor que al pasar su horrible huella
graba en el corazón, si no en la frente.



Angel González

para que yo me llame ángel gonzález

-- de Angel González --

Para que yo me llame ángel gonzález,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...



Mariano José de Larra

Repentino a un clavel improvisado

-- de Mariano José de Larra --

...Esta, que ves, florecilla,
esparcida en el papel,
por más que a tus ojos pese,
vive Dios que es un clavel.



Marilina Rébora

la hormiga

-- de Marilina Rébora --

La hormiga
sin saber que es domingo, ruidoso día de fiesta,
va llevando su carga la minúscula hormiga:
el trozo de una hoja en perfilada cresta
columpiase oscilante sin impedir que siga.
Apenas se apresura, que caminar le cuesta,
y se esfuerza consciente pues el deber la obliga,
prosiguiendo el sendero, pese a tal lastre, enhiesta,
pero sin detenerse ni demostrar fatiga.
¿Cómo sigue su rumbo el portentoso insecto,
conociendo infalible la dirección que toma?
¿qué indicios lo conducen por previsto trayecto
y alcanzar sin perderse el lugar donde vive?
¿será acaso la brisa? ¿o tal vez el aroma?
¿quizá la propia tierra por su altura o declive?
¿cuál será la conciencia de un obrar tan perfecto?



Marilina Rébora

la ley de la vida

-- de Marilina Rébora --

La ley de la vida
quisiera estar de acuerdo con la ley de la vida
tal vez, la de la selva, al instinto fiada,
según la cual se vive de acuerdo a la comida:
la bestia menos fuerte ha de ser devorada.
Y quisiera también aceptar la partida
ya que sin consentirlo nos viene la llegada,
sufrir, sin execrar al que odia u olvida,
como al rico que abruma a quien no tiene nada.
Y tan profunda siento la triste disidencia
que rechazo reacia tan duras condiciones:
mas vivir no es posible opuesta a la existencia,
las manos temblorosas apretando las sienes,
pese al compás armónico de nuestros corazones
y al amor que te tengo y que también me tienes.



Marilina Rébora

el alma acorazada

-- de Marilina Rébora --

El alma acorazada
que me traspasen dardos: no habré de defenderme;
que me hiera cruel total indiferencia;
que los rostros, impávidos, al no reconocerme
pasen sin advertir siquiera mi presencia.
Que el desamor se infiltre mientras el amor duerme
y que a la tolerancia azuce la pendencia;
que egoísmo y envidia me descubran inerme
y aun sin defensor me llegue la sentencia.
Mas quiero hoy declarar, señor, que no fui mala
pese a haber cometido dolorosos errores;
nunca me envanecí y jamás hice gala
de lo que tal vez tuve, al pasar de mis días,
pues mujer, también madre, sé de santos amores
que acorazan el alma contra las villanías.



Mario Benedetti

no te salves

-- de Mario Benedetti --

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.



Rosalía de Castro

Aunque no alcancen gloria

-- de Rosalía de Castro --

Aunque no alcancen gloria,
Pensé escribiendo libro tan pequeño,
Son fáciles y breves mis canciones,
Y acaso alcancen mi anhelado sueño.
Pues bien puede guardarlas la memoria
Tal como pese al tiempo y la distancia
Y al fuego asolador de las pasiones
Sabe guardar, las que aprendió en la infancia,
Cortas, pero fervientes oraciones.
Por eso son, aunque no alcancen gloria,
Tan fáciles y breves mis canciones.



Rosalía de Castro

Desde los cuatro puntos cardinales

-- de Rosalía de Castro --

Desde los cuatro puntos cardinales
De nuestro buen planeta
— Joven, pese a sus múltiples arrugas —
Miles de inteligencias
Poderosas y activas,
Para ensanchar los campos de la ciencia,
Tan vastos ya que la razón se pierde
En sus frondas inmensas,
Acuden a la cita que el Progreso
Les da desde su templo de cien puertas.

Obreros incansables, ¡yo os saludo!
Llena de asombro y de respeto llena,
Viendo cómo la Fe que guió un día
Hacia el desierto al santo anacoreta,
Hoy con la misma venda transparente
Hasta el umbral de lo imposible os lleva.
¡Esperad y creed!, crea el que cree,
Y ama con doble ardor aquel que espera.



Evaristo Carriego

Vulgar sinfonía

-- de Evaristo Carriego --

Como las extraordinarias
pero irreales doncellas
que vieron en las estrellas
las hostias imaginarias
de sus noches visionarias,
así tus blancas patenas
quedarán tan sólo llenas
de tu gesto de mujer,
porque hoy no podría hacer
de segador de azucenas.

Y bien puedo adivinar
pese a una amable indulgencia
bajo tu leve elocuencia,
que, en la décima vulgar
que aquí me atrevo a dejar,
tu gentil alma de Francia
no ha de aplaudir la arrogancia



Clemente Althaus

A Clorinda

-- de Clemente Althaus --

Siempre que miro, Clorinda,
tu hermosura, te cotejo
con el indio tominejo,
por lo pequeña y lo linda:
por su pequeñez graciosa,
entre las flores semeja,
aún más que pájaro, abeja
o brillante mariposa.
Es su pico fina aguja,
dos puntos sus ojos son;
mas con tanta perfección
el Creador la dibuja,
que en hermosura rival
no conoce esta avecilla,
y a su plumaje se humilla
el soberbio pavo real.
Hermosura tan extrema
adorna al pájaro mosca,
que fuera sin lustre y tosca
joya de imperial diadema,
que innumerable caudal
a su noble dueño cuesta,
comparada con aquesta
viva joya natural,
do las plumas verdes, gualdas,
azules y carmesíes,
topacios son y rubíes
y zafiros y esmeraldas.
Se esmeró Natura en ella,
y juzgar así se debe
que sólo la hizo tan breve
para formarla, más bella.
Pues, si en el ave menor
ostentó su mejor obra,
a la que en belleza sobra
lo que le falta en grandor,
no te pese no ser alta,
oh graciosa criatura,
si te sobra en hermosura
lo que en tamaño te falta.



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