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-- de Jorge Luis Borges --
De la suma de cosas del orbe ilimitado
vislumbramos apenas una que otra. El olvido
y el azar nos despojan. Para el niño que he sido,
el perú fue la historia que prescott ha salvado.
Fue también esa clara palangana de plata
que pendió del arzón de una silla y el mate
de plata con serpientes arqueadas y el embate
de las lanzas que tejen la batalla escarlata.
Fue después una playa que el crepúsculo empaña
y un sigilo de patio, de enrejado y de fuente,
y unas líneas de eguren que pasan levemente
y una vasta reliquia de piedra en la montaña.
Vivo, soy una sombra que la sombra amenaza;
moriré y no habré visto mi interminable casa.
Poema "el perú" de Jorge Luis Borges
-- de César Vallejo --
Esperaos. Ya os voy a narrar
todo. Esperaos sossiegue
este dolor de cabeza. Esperaos.
¿Dónde os habéis dejado vosotros
que no hacéis falta jamás?
Nadie hace falta! Muy bien.
Rosa, entra del último piso.
Estoy niño. Y otra vez rosa:
ni sabes a dónde voy.
¿Aspa la estrella de la muerte?
O son extrañas máquinas cosedoras
dentro del costado izquierdo.
Esperaos otro momento.
No nos ha visto nadie. Pura
búscate el talle.
¡A dónde se han saltado tus ojos!
Penetra reencarnada en los salones
de ponentino cristal. Suena
música exacta casi lástima.
Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente.
Primavera. Perú. Abro los ojos.
Ave! No salgas. Dios, como si sospechase
algún flujo sin reflujo ay.
Paletada facial, resbala el telón
cabe las conchas.
Acrisis. Tilia, acuéstate.
Poema "Trilce: XLII" de César Vallejo
-- de César Vallejo --
xlii
esperaos. Ya os voy a narrar
todo. Esperaos sossiegue
este dolor de cabeza. Esperaos.
¿Dónde os habéis dejado vosotros
que no hacéis falta jamás?
nadie hace falta! muy bien.
Rosa, entra del último piso.
Estoy niño. Y otra vez rosa:
ni sabes a dónde voy.
¿Aspa la estrella de la muerte?
o son extrañas máquinas cosedoras
dentro del costado izquierdo.
Esperaos otro momento.
No nos ha visto nadie. Pura
búscate el talle.
¡A dónde se han saltado tus ojos!
penetra reencarnada en los salones
de ponentino cristal. Suena
música exacta casi lástima.
Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente.
Primavera. Perú. Abro los ojos.
Ave! no salgas. Dios, como si sospechase
algún flujo sin reflujo ay.
Paletada facial, resbala el telón
cabe las conchas.
Acrisis. Tilia, acuéstate.
Poema "esperaos. ya os voy a narrar" de César Vallejo
-- de César Vallejo --
Fue domingo en las claras orejas de mi burro,
de mi burro peruano en el perú (perdonen la tristeza)
mas hoy ya son las once en mi experiencia personal,
experiencia de un solo ojo, clavado en pleno pecho,
de una sola burrada, clavada en pleno pecho,
de una sola hecatombe, clavada en pleno pecho.
Tal de mi tierra veo los cerros retrasados,
ricos en burros, hijos de burros, padres hoy de vista,
que tornan ya pintados de creencias,
cerros horizontales de mis penas.
En su estatua, de espada,
voltaire cruza su capa y mira el zócalo,
pero el sol me penetra y espanta de mis dientes incisivos
un número crecido de cuerpos inorgánicos.
Y entonces sueño en una piedra
verduzca, diecisiete,
peñasco numeral que he olvidado,
sonido de años en el rumor de aguja de mi brazo,
lluvia y sol en europa, y ¡cómo toso! ¡cómovivo!
¡cómo me duele el pelo al columbrar los siglos semanales!
y cómo, por recodo, mi ciclo microbiano,
quiero decir mi trémulo, patriótico peinado.
Poema "fue domingo en las claras orejas de mi burro..." de César Vallejo
-- de César Vallejo --
Un hombre dijo:
el momento más grave de mi vida estuvo en la batalla del marnecuando fui herido en el pecho.
Otro hombre dijo:
el momento más grave de mi vida, ocurrió en un maremotode yokohama, del cual salvé milagrosamente, refugiado bajo elalero de una tienda de lacas.
Y otro hombre dijo:
el momento más grave de mi vida acontece cuando duermo dedía.
Y otro dijo:
el momento más grave de mi vida ha estado en mi mayor soledad.
Y otro dijo:
el momento más grave de mi vida fue mi prisión en unacárcel del perú.
Y otro dijo:
el momento más grave de mi vida es el haber sorprendido deperfil a mi padre.
Y el ultimo hombre dijo:
el momento más grave de mi vida no ha llegado todavía.
Poema "el momento más grave de la vida" de César Vallejo
-- de Duque de Ribas --
Cuando, al compás del bandolín sonoro
y del crótalo ronco, Lucianela,
bailando la gallarda tarantela,
ostenta de sus gracias el tesoro;
y, conservando el natural decoro,
gira y su falda con recato vuela,
vale más el listón de su chinela
que del rico Perú las minas de oro.
¡Cómo late tu seno! ¡Cuán gallardo
su talle ondea! ¡Qué celeste llama
lanzan los negros ojos brilladores!
¡Ay! Yo en su fuego me consumo y ardo,
y en alta voz mi labio la proclama
de las gracias deidad, reina de amores.
Poema "A Lucianela" de Duque de Ribas
-- de Clemente Althaus --
Un tiempo, allá en el suelo americano,
rey te aclamó la voladora plebe,
y de los Andes la más alta nieve
atrás dejabas en tu vuelo ufano:
el espacio sin fin del aire vano
era tu imperio; mas en cárcel breve
hoy en vano tus alas alza y mueve
tu no perdido instinto soberano.
¡Cuánto, al mirarte, oh cóndor, me apïadas
preso, y en suelo, como yo, extranjero!
Mas yo pronto a las playas adoradas
de mi dulce Perú tornar espero,
y tú, blanco curioso a las miradas,
ausente morirás y prisionero.
Poema "A un cóndor enjaulado" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
No ya, no ya, cual las aciagas veces
en que hermanos armaste contra hermanos,
las almas afligidas estremeces
de los buenos peruanos.
De Sur a Norte, de Ocaso al Este,
armado se levanta el Perú entero,
como una sola e impaciente hueste,
como un solo guerrero.
Que no eres hoy el execrable horrendo
monstruo maldito cuyo nombre espanta:
hermosas apariencias revistiendo,
hoy eres justa y santa:
santa para la patria y quien derrame
su sangre y por tal madre dé la vida;
mas para el torpe Ibero eres infame
e injusta y maldecida.
Hoy doble faz ostentas: una bella,
otra feroz que el corazón aterra:
ésta conviertes a la mar, aquélla
conviertes a la tierra.
Una faz a mi patria alborozada
alto honor y victoria vaticina:
presagia la otra a la española armada
derrotada, oprobio, ruina.
Poema "A la guerra" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Cuando empieza el mundo
a gozar quietud:
en aquellas horas
en que incierta luz
viste mar y tierra
aire y cielo azul,
y no es ya de día
ni de noche aún:
yo, triste viajero
que de Norte a Sur
y de Oriente a Ocaso
lleva su inquietud,
como el que a andar siempre
condenó Jesús,
que sólo me veo,
solo con mi cruz,
sin ningún consuelo
ni amigo ningún:
entonces recuerdo
mi patrio Perú,
hermanos, parientes,
leda juventud
amiga, y aquellos
que ya la segur
hirió de la fiera
contraria común.
Ero mi más tierna
memoria eres tú,
madre idolatrada,
de mis ojos luz;
y soy de tu vida
venturoso augur,
y cantos te envía
mi amante laúd:
¡llevarte éste quiera
afable querub
al limeño suelo
desde el andaluz!
Poema "A mi madre (2 Althaus)" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
No ausencia de entusiasta simpatía
de un pueblo hermano por la causa santa
enmudece la voz en la garganta
de Musa que el peligro desafía
y la verdad y la justicia canta.
Entusiasmo y amor al pecho sobra
para que el labio a ardientes himnos abra;
mas ya el tiempo pasó de la PALABRA,
el tiempo es ya llegado de la OBRA
contra quien yugo a nuestros cuellos labra.
Harto ya resonó la lira airada;
no más la lengua en gritos se desate:
hablen los hechos; y, soldado el vate,
la lira abandonando por la espada,
vuele con planta intrépida al combate.
Sitiada así por el empeño loco
del vencido en Maipú y en Ayacucho,
no hablar con vana lengua a Chile escucho:
esa nación intrépida HABLA POCO;
esa nación intrépida HARÁ MUCHO.
¿Y será que mi patria en dar vacile
la noble ayuda que su hermana diola?
Si provocó la cólera española,
por venir a su voz, la heroica Chile,
¿Dejarla puede abandonada y sola?
¡Ah! si no por amor, por su decoro
y por lavar la afrenta que lo enloda,
hoy que la asedia la venganza goda,
darle el Perú sus naves, su tesoro
debe, y sus hijos y su sangre toda!
Poema "Ayuda a Chile" de Clemente Althaus