Buscar Poemas con Persiste


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra persiste

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Abraham Valdelomar

Ofertorio (Valdelomar)

-- de Abraham Valdelomar --

Cuando el rojo crepúsculo en la aldea ponía
la silenciosa nota de su melancolía,
desde la blanca orilla iba a mirar el mar.
Todo lo que él me dijo aún en mi alma persiste:
–«mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar»–

A veces, en la sombra, la vaguedad marina
cruzaba el blanco triángulo de una vela latina
y se esfumaba en el confín;
desgranaba las lágrimas de su espuma una ola
y una ave en el espacio se deslizaba sola
hacia la costa curva y gris.

El faro como un cíclope con el ojo encendido,
buscaba entre las sombras algún buque perdido,
–desnudo y fuerte como un pescador–,
ofreciendo su estela como un pródigo brazo
y sus férreas escalas como un duro regazo:
tal a los reyes magos la estrella del Señor...

Hoy, con mi barca débil navegando en la ignota
inmensidad brumosa, la blanca vela rota,
tu espíritu bueno me sepa guiar.
Tú, blanca, dulce, triste, pensativa, adorada,
recuerda y pon en estas palabras tu mirada
amorosa y profunda como el cielo y el mar...

Poema Ofertorio (Valdelomar) de Abraham Valdelomar con fondo de libro

Abraham Valdelomar

Tristitia

-- de Abraham Valdelomar --

Mi infancia que fue dulce, serena, triste y sola
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía,
el cielo la serena quietud de su belleza,
los besos de mi madre una dulce alegría
y la muerte del sol una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía
el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado del mar,

y lo que él me dijera aún en mi alma persiste;
mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar...

Poema Tristitia de Abraham Valdelomar con fondo de libro

Amado Nervo

obsesión

-- de Amado Nervo --

Hay un fantasma que siempre viste
luctuosos paños, y con acento
cruel de hamlet a ofelia triste,
me dice: ¡mira, vete a un convento!
y me horroriza prestarle oídos,
pues al conjuro de su palabra
pueblan mi mente descoloridos
y enjutos frailes de faz macabra;
y dicen salmos penitenciales
y se flagelan con cadenillas,
y los repliegues de sus sayales
semejan antros de pesadillas...
En vano aquella visión resiste
el alma, loca de sufrimiento;
los frailes rondan, la voz persiste,
y como hamlet a ofelia triste,
me dice: ¡mira, vete a un convento!

Poema obsesión de Amado Nervo con fondo de libro

Jorge Guillén

del transcurso

-- de Jorge Guillén --

Miro hacia atrás, hacia los años, lejos,
y se me ahonda tanta perspectiva
que del confín apenas sigue viva
la vaga imagen sobre mis espejos.
Aun vuelan, sin embargo, los vencejos
en torno de unas torres, y allá arriba
persiste mi niñez contemplativa.
Ya son buen vino mis viñedos viejos.
Fortuna adversa o próspera no auguro.
Por ahora me ahínco en mi presente,
y aunque sé lo que sé, mi afán no taso.
Ante los ojos, mientras, el futuro
se me adelgaza delicadamente,
más difícil, más frágil, más escaso.



Jorge Luis Borges

coronel suárez

-- de Jorge Luis Borges --

Alta en el alba se alza la severa
faz de metal y melancolía.
Un perro se desliza por la acera.
Ya no es de noche y no es aún de día.
Suárez mira su pueblo y la llanura
ulterior, las estancias, los potreros,
los rumbos que fatigan los reseros,
el paciente planeta que perdura.
Detrás del simulacro te adivino,
oh joven capitán que fuiste el dueño
de esa batalla que torció el destino:
junín, resplandeciente como un sueño.
En un confín del vasto sur persiste
esa alta cosa, vagamente triste.



Vicente Huidobro

Aeroplano

-- de Vicente Huidobro --

Una cruz
se ha venido al suelo

Un grito quebró las ventanas
Y todos se inclinan
sobre el último aeroplano

El viento
que había limpiado el aire
Naufragó en las primeras olas
La vibración
persiste aún
sobre las nubes

Y el tambor
llama a alguien
Que nadie conoce

Palabras
tras los árboles

La linterna que alguien agitaba
era una bandera
Alumbra tanto como el sol

Pero los gritos que atraviesan los techos
no son de rebeldía

A pesar de los muros que sepultan

LA CRUZ DEL SUR

Es el único avión

que subsiste



Angel González

voz que soledad sonando

-- de Angel González --

Por todo el ámbito asola,
de tan triste, de tan sola,
todo lo que va tocando.
Así es mi voz cuando digo
de tan solo, de tan triste
mi lamento, que persiste
bajo el cielo y sobre el trigo.
¿Qué es eso que va volando?
sólo soledad sonando.



Medardo Ángel Silva

El retorno (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

Y vuelves —brisa, nube, flor y trino—
para mi corazón que nada espera,
a mis rotos palacios de quimera
sepultos en la arena del camino.

El dulzor de la extinta primavera
guarda mi corazón —vaso divino—,
como el rosado caracol marino
guarda el eco del mar en la ribera.

¡Oh, abril celeste, con el alma buena,
clara y sencilla, como la azucena,
como la estrella inaccesible y pura,

cuyo recuerdo mágico persiste
en un renacimiento de ternura,
al resplandor de tu mirada triste!



Julio Flórez

Aún

-- de Julio Flórez --

Poem

Mil veces me engañó; más de mil veces abrió en mi corazón sangrienta herida; de los celos la copa desabrida me hizo beber hasta agotar las heces.

Fue en mi vida, con todas sus dobleces, la causa de mi angustia -no extinguida- aunque, ¡pobre de mí! toda la vida su mentiroso amor... Pagué con creces.

Los tiempos han pasado; ya su boca no me da sus caricias, ni me abrasa el fuego de sus ósculos de loca;

¡y sin embargo mi pasión persiste... Pues, cuando a veces por mi senda pasa, me alejo mudo... Y cabizbajo... Y triste!



Evaristo Carriego

Cuando llega el viejo

-- de Evaristo Carriego --

Todos están callados ahora. El desaliento
que repentinamente siguiera al comentario
de esa duda, persiste como un presentimiento.
El hermano recorre las noticias del diario

que está sobre la mesa. La abuela se ha dormido
y los demás aguardan con el oído alerta
a los ruidos de afuera, y apenas se oye un ruido
las miradas ansiosas se clavan en la puerta.

El silencio se vuelve cada vez más molesto:
una frase que empieza se traduce en un gesto
de impaciencia. ¡La espina de esa preocupación!...

Y cuando llega el viejo, que salió hace un instante,
en todas las miradas fijas en su semblante
hay una temerosa, larga interrogación.



Evaristo Carriego

Sola

-- de Evaristo Carriego --

¡Ah, por fin sola! Te dejaron
las buenas amigas, las locas
de siempre.
¡Qué alegres se fueron,
qué risas las suyas!
— ¡La zonza! —
te dijeron al irse. ¡Es claro,
parecías tan triste!
Bueno,
por fín estás sola... No hay nadie,
todas las amigas se fueron
y se halla en silencio la casa.
La abuela descansa, y los chicos
en el distante comedor
juegan despacio, sin dar gritos.
Apenas si afuera, en la calle,
persiste un rumor apagado
de voces. Estás sola, sola,
en la paz grave de tu cuarto.



Roberto Juarroz

hemos amado juntos tantas cosas

-- de Roberto Juarroz --

Hemos amado juntos tantas cosas
que es difícil amarlas separados.
Parece que se hubieran alejado de pronto
o que el amor fuera una hormiga
escalando los declives del cielo.
Hemos vivido juntos tanto abismo
que sin ti todo parece superficie,
órbita de simulacros que resbalan,
tensión sin extensiones,
vigilancia de cuerpos sin presencia.
Hemos andado tanto sin movernos
que los viajes ahora se descuelgan
como abrigos inútiles.
Movimiento y quietud se han desunido
como grados de dos temperaturas.
Hemos perdido juntos tanta nada
que el hábito persiste y se da vuelta
y ahora todo es ganancia de la nada.
El tiempo se convierte en antitiempo
porque ya no lo piensas.
Hemos callado y hablado tanto juntos
que hasta callar y hablar son dos traiciones,
dos sustancias sin justificación,
dos substitutos.
Lo hemos buscado todo,
lo hemos hallado todo,
lo hemos dejado todo.
Únicamente no nos dieron tiempo
para encontrar el ojo de tu muerte,
aunque fuera también para dejarlo.



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