Buscar Poemas con Persigue


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Se han encontrado 17 poemas con la palabra persigue

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Adelardo López de Ayala

El sol y la noche

-- de Adelardo López de Ayala --

Encendido en sus propias llamaradas,
la sed devora al luminar del día,
y, eterno amante de la noche fría,
persigue sus espaldas enlutadas.

Ansioso de sus sombras regaladas,
en vano corre la abrasada vía:
que él mismo va poniendo el bien que ansía
donde nunca penetran sus miradas.

La dicha ausente, y el afán consigo,
arde y redobla su imposible instancia,
llevando en sus entrañas su enemigo...

¡Así corro con bárbara constancia,
y siempre encuentro mi ansiedad conmigo
y el bien ansiado a la mayor distancia!

Poema El sol y la noche de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Amado Nervo

delicta carnis

-- de Amado Nervo --

Carne, carne maldita que me apartas del cielo;
carne tibia y rosada que me impeles al vicio;
ya rasgué mis espaldas con cilicio y flagelo
por vencer tus impulsos, y es en vano, ¡te anhelo
a pesar del flagelo y a pesar del cilicio!
crucifico mi cuerpo con sagrados enojos,
y se abraza a mis plantas afrodita la impura;
me sumerjo en la nieve, mas la templan sus ojos;
me revuelco en un tálamo de punzantes abrojos,
y sus labios lo truecan en deleite y ventura.
Y no encuentro esperanza, ni refugio ni asilo,
y en mis noches, pobladas de febriles quimeras,
me persigue la imagen de la venus de milo,
con sus lácteos muñones, con su rostro tranquilo
y las combas triunfales de sus amplias caderas.
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .... .. .. ..
¡Oh señor jesucristo, guíame por los rectos
derroteros del justo; ya no turben con locas
avideces la calma de mis puros afectos
ni el caliente alabastro de los senos erectos,
ni el marfil de los hombros, ni el coral de las bocas!

Poema delicta carnis de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

antífona. anima loquens

-- de Amado Nervo --

Anima loquens
para antenor lescano.
¡Oh, señor! yo en tu cristo busqué un esposo que me quisiera;
le ofrendé mis quince años, mi sexo núbil;violó mi boca,
y por él ha quedado mi faz de nácar como la cera,
mostrando palideces de viejo cirio bajo mi toca.
¡Mas satán me persigue y es muy hermoso! viene de fuera
y ofreciéndome el cáliz de la ignominia, me vuelve loca...
¡Oh, señor!, no permitas que bese impío mi faz decera,
que muestra palideces de viejo cirio bajo mi toca...
Ya en las sombras del coro cantar no puede mi voz austera
los litúrgicos salmos, mi alma está estéril comouna roca;
mi virtud agoniza, mi fe sucumbe, satán espera...
¡Oh, señor!, no permitas que bese impío mi faz decera,
que muestra palidez de viejo cirio bajo mi toca!

Poema antífona. anima loquens de Amado Nervo con fondo de libro

Luis Muñoz Rivera

turba multa

-- de Luis Muñoz Rivera --

Bajo los anchos pliegues de una bandera
invicta en arapiles y en ceriñola
una turba se ampara tosca y logrera,
hija degenerada de la altanera
raza española.

Gente que audaz persigue lucro mezquino
que en altos ideales su afán escuda;
que siembra odios eternos en su camino
que de climas remotos hambrienta vino
pobre y desnuda,

y hoy que sus ricas tiendas aquí levanta
del colono pretende mofarse impía;
contemplar en el tajo nuestra garganta
y hacer que en nuestra tierra fije su planta
la tiranía.

Esos no representan al pueblo hispano
noble, viril, altivo, franco y sincero,
convertido, a esta margen del océano,
en montón de burócratas, rudo, inhumano
torpe y artero.

Montón a que los parias rinden tributo;
que en éxitos menguados te pavoneas;
que de tu negra infamia logras el fruto
en días tempestuosos de sangre y luto!
¡maldito seas!



Manuel del Palacio

Mensaje

-- de Manuel del Palacio --

— ¿Sabes, niña gentil, lo que murmura
El cefirillo que las hojas mueve,
Cuando á besar en tu jardín se atreve
De la violeta la corola pura?

¿Sabes lo que del campo en la espesura
Persigue el ruiseñor con vuelo leve,
Y lo que anuncia con su canto breve
El rey alado de la noche oscura?

Pues lo mismo las brisas que las aves
Himnos modulan en que Dios revela
Su alto poder y sus designios graves;

Sueño que el alma descifrar anhela,
¿Lo sabes, niña, dí? Pues si lo sabes,
Puedes ir á contárselo á tu abuela.



Diego Hurtado de Mendoza

Lenguas extrañas y diversa gente

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Lenguas extrañas y diversa gente
A esta fiera cruel amando sigue;
Ella huye de todos, y persigue
A cada cual por donde mas lo siente.

Da á gustar el corazon caliente
A unos de otros, porque nos obligue;
Ninguno lo entendió que no castigue,
Aunque nadie lo prueba que escarmiente.

Su gloria es encubrir pechos abiertos
Y publicar entrañas escondidas.
¡Oh compuesto de varios desconciertos,

Que á nuestra propia carne nos convidas,
Y despues que á tus piés nos tienes muertos,
Por los que llegan sanos nos olvidas!



Dulce María Loynaz

la canción del amor olvidado

-- de Dulce María Loynaz --

Para el amor más olvidado
cantaré esta canción:

no para el que humedece los ojos todavía...
Ni para el que hace ya
sonreír con un poco de emoción...

Canto para el amor sin llanto
y sin risa;
el que no tiene una rosa seca
ni unas cartas atadas con una cinta.

Sería algún amor de niño acaso...

Una plaza gris... Una nube... No sé...

Para el amor más olvidado cantaré.

Cantaré una canción
sin llamar, sin llorar, sin saber...
El nombre que no se recuerda
pudo tener dulzura:

canción sin nombres
quiero cantarte
mientras la noche dura...

Cantar para el amor que ya no evocan
las flores con su olor
ni algún vals familiar...
Para el que no se esconde entre cada crepúsculo,
ni atisba ni persigue ni vuelve nunca más...

Para el amor más olvidado
-el más dulce...-,
El que no estoy segura de haber amado.



Cristóbal Suárez de Figueroa

Felicidad de la vida

-- de Cristóbal Suárez de Figueroa --

¡O bien feliz el que la vida pasa
Sin ver del que gobierna el aposento,
Y mas quien deja el cortesano asiento
Por la humildad de la pajiza casa!

Que nunca teme una fortuna escasa,
De agena envidia el ponzoñoso aliento;
A la planta mayor persigue el viento,
A la torre mas alta el rayo abrasa.

Contento estoy de mi mediana suerte;
El poderoso en su deidad resida;
Mayor felicidad yo no procuro,

Pues la quietud sagrada al hombre advierte
Ser para el corto espacio de la vida
El mas humilde estado mas seguro.



José María Hinojosa

huyendo del destino

-- de José María Hinojosa --

En medio de este hueco redondo y transparente
que me persigue siempre a través de la tierra
retumban los hachazos que separan las ramas
brotadas en el tronco de mármol patinado
por el humo de pólvora y la luz de la luna
filtrada entre los dedos de tus manos de nieve.
Tus brazos recogían en sus siete colores
la lluvia de mi frente y la espuma del agua
perdiéndose en las aguas tu cabellera rubia
mientras que tu cabeza flotaba entre las olas
verde entre verdes algas con los labios abiertos
por la caricia última de mis labios de fuego.



Vicente Huidobro

18

-- de Vicente Huidobro --

Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
me voy tiernamente como una luz
hacia el camino de las apariencias
volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
cuando los peces deshacen la cortina del mar
y el vacío se hincha por una mirada posible

volveré sobre las aguas del cielo

me gusta viajar como el barco del ojo
que va y viene en cada parpadeo
he tocado ya seis veces el umbral
del infinito que encierra el viento

nada en la vida
salvo un grito de antesala
nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
en la urna de las flores impacientes
se encuentran las emociones en ritmo definido



Vicente Huidobro

Heme aquí

-- de Vicente Huidobro --

Heme aquí al borde del espacio y lejos de las circunstancias
Me voy tiernamente como una luz
Hacia el camino de las apariencias
Volveré a sentarme en las rodillas de mi padre
Una hermosa primavera refrescada por el abanico de las alas
Cuando los peces deshacen la cortina del mar
Y el vacío se hincha por una mirada posible

Volveré sobre las aguas del cielo

Me gusta viajar como el barco del ojo
Que va y viene en cada parpadeo
He tocado ya seis veces el umbral
Del infinito que encierra el viento

Nada en la vida
Salvo un grito de antesala
Nerviosas oceánicas qué desgracia nos persigue
En la urna de las flores impacientes
Se encuentran las emociones en ritmo definido



Marqués de Santillana

Lejos de vos

-- de Marqués de Santillana --

Lejos de vos y cerca de cuidado,
pobre de gozo y rico de tristeza,
fallido de reposo y abastado
de mortal pena, congoja y braveza,

desnudo de esperanza y abrigado
de inmensa cuita y visto de aspereza,
la mi vida me fuye, mal mi grado,
la muerte me persigue sin pereza.

Ni son bastantes a satisfacer
la sed ardiente de mi gran deseo
Tajo al presente, ni me socorrer

la enferma Guadïana, ni lo creo.
Sólo Guadalquivir tene poder
de me guarir y sólo aquél deseo.



Este Real de amor desbaratado

-- de Francisco de la Torre --

Este Real de amor desbaratado,
de rotas armas y despojos lleno,
aguda roca y mal seguro seno
de mi doliente espíritu cansado,

al enemigo vencedor amado
rendido francamente como bueno,
de mí le siento eternamente ajeno,
por verse de contrarios ocupado.

Y el tirano cruel de mi contento,
burladas mis antiguas confianzas,
los vencedores escuadrones sigue.

¿Quién podrá remediar mi perdimiento,
si faltan del amor las esperanzas,
y si quien amó tanto me persigue?



Sigo, silencio, tu estrellado manto

-- de Francisco de la Torre --

Sigo, silencio, tu estrellado manto
de transparentes lumbres guarnecido,
enemiga del sol esclarecido,
ave nocturna de agorero canto.

El falso mago amor con el encanto
de palabras quebradas por olvido
convirtió mi razón y mi sentido;
mi cuerpo no, por deshacelle en llanto.

Tú, que sabes mi mal, y tú, que fuiste
la ocasión principal de mi tormento,
por quien fui venturoso y desdichado,

oye tú solo mi dolor, que al triste
a quien persigue cielo vïolento,
no le está bien que sepa su cuidado.



Francisco Sosa Escalante

A la felicidad (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Sombra eres que persigue delirante
El hombre, y forma su mejor anhelo,
Desde que un rayo de la luz del cielo
Su frente baña con cariño amante.

Amor, riqueza, gloria deslumbrante,
Omnímodo poder, paz y consuelo,
Todo lo llevas tú que en raudo vuelo
El orbe cruzas con fulgor radiante.

Mas ay! no escuchas el clamor sentido
Con que ferviente el corazón te invoca;
Sorda á los ruegos, sin piedad pareces.

Como Ulises, te cubres el oido
Y el éter hiendes, y voluble y loca
Prometiendo volver, te desvaneces.



Clemente Althaus

La tristeza

-- de Clemente Althaus --

¡Y será vana mi inmortal porfía!
¡Y esta antigua tristeza roedora
jamás de tregua me dará una hora,
tras mí corriendo cual la sombra mía!

¡Ay! de la zona tórrida a la fría,
del negro ocaso a la brillante aurora,
por cuanto con su luz el sol colora,
me persigue su odiada compañía!

Fábula son las islas de Fortuna
que ser fingió el antiguo devaneo
de la Felicidad morada y cuna:

¡Dulce Felicidad! ya en ti no creo;
mas ¡ay de mí! sin esperanza alguna,
te busco eternamente y te deseo!



Clemente Althaus

A don José Gálvez

-- de Clemente Althaus --

¿Y de la tumba en el sagrado seno
aún te persigue la venganza impía?
¡Mas el inicuo, en su odio contra el bueno,
aún no perdona a su ceniza fría!
Y los que ayer rieron con tu muerte,
que fue de un mundo universal lamento,
hoy no quisieran ni en imagen verte
de Mayo coronando el monumento.
Y es razón; que aún en mármol tu semblante,
como ya en vida tu presencia austera
cruda amenaza a la maldad triunfante
y perennal remordimiento fuera.
Y creyeran tu mármol impaciente
ver arder a su vista en ira santa,
y ellos bajaran con rubor la frente
y aterrados cayeran a tu planta.
Mas, si a tus manes el honor postrero
niega la envidia, en su rencor constante,
pronto será que el popular dinero
monumento más digno te levante.
Aunque el más digno de tus altos hechos
no son mármol ni bronce; no, tu gloria
otro tiene mayor en nuestros pechos
donde olvido no teme tu memoria.
Y en asilo tan santo y tan secreto
seguro vives, porque allí no alcanza
poder sañoso, infamador decreto,
ni torpe envidia, ni feroz venganza.



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