Buscar Poemas con Pendiente


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Se han encontrado 19 poemas con la palabra pendiente

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Leandro Fernández de Moratín

soneto. a la memoria de d. juan meléndez valdés, poeta lírico español que murió desterrado en francia en el año 1817

-- de Leandro Fernández de Moratín --

A la memoria de d. Juan meléndez valdés, poeta lírico español que murió desterrado en francia en el año 1817
ninfas la lira es ésta que algún día
pulsó batilo en la ribera umbrosa
del tormes, cuya voz armoniosa
el curso de las ondas detenía.
Quede pendiente en esta selva fría,
del lauro mismo que la cipria diosa
mil veces desnudó cuando amorosa
la docta frente a su cantor ceñía.
Intacta y muda entre la pompa verde,
solo en sus fibras resonando el viento
el claro nombre de su dueño acuerde.
Ya que la patria, en el común lamento
feroz ignora la opinión que pierde
negando a sus cenizas monumento.

Poema soneto. a la memoria de d. juan meléndez valdés, poeta lírico español que murió desterrado en francia en el año 1817 de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Lope de Vega

Sirvan de ramo a sufridora frente

-- de Lope de Vega --

Sirvan de ramo a sufridora frente
las aspas de la tuya, hosquillo fiero,
no a sepancuantos de civil tintero,
ni en pretina escolástica pendiente.

Jamás humano pie la planta asiente
sobre la piel del arrugado cuero,
antes al mayo que vendrá primero
corra dos toros el planeta ardiente.

Tú solo el vulgo mísero vengaste
de tanto palo, y con tu media esfera,
la tudesca nación atropellaste;

pues desgarrando tanta calza y cuera
tantas con el temor calzas dejaste
tan amarillas dentro como fuera.

Poema Sirvan de ramo a sufridora frente de Lope de Vega con fondo de libro

Lupercio Leonardo de Argensola

Si quiere Amor que siga sus antojos

-- de Lupercio Leonardo de Argensola --

Si quiere Amor que siga sus antojos
y a sus hierros de nuevo rinda el cuello;
que por ídolo adore un rostro bello
y que vistan su templo mis despojos,

la flaca luz renueve de mis ojos,
restituya a mi frente su cabello,
a mis labios la rosa y primer vello,
que ya pendiente y yerto es dos manojos.

Y entonces, como sierpe renovada,
a la puerta de Filis inclemente
resistiré a la lluvia y a los vientos.

Mas si no ha de volver la edad pasada,
y todo con la edad es diferente,
¿por qué no lo han de ser mis pensamientos?

Poema Si quiere Amor que siga sus antojos de Lupercio Leonardo de Argensola con fondo de libro

Manuel Acuña

a un arroyo

-- de Manuel Acuña --

Cuando todo era flores tu camino,
cuando todo era pájaros tu ambiente,
cediendo de tu curso a la pendiente
todo era en ti fugaz y repentino.
Vino el invierno con sus nieblas vino
el hielo que hoy estanca tu corriente,
y en situación tan triste y diferente
ni aún un pálido sol te da el destino.
Y así en la vida el incesante vuelo
mientras que todo es ilusión, avanza
en sólo una hora cuanto mide el cielo.
Y cuando el duelo asoma en lontananza
entonces como tú cambiada en hielo
no puedes reflejar ni la esperanza.



Manuel Acuña

A un arroyo (Manuel Acuña)

-- de Manuel Acuña --

Cuando todo era flores tu camino,
cuando todo era pájaros tu ambiente,
cediendo de tu curso a la pendiente
todo era en ti fugaz y repentino.

Vino el invierno con sus nieblas vino
el hielo que hoy estanca tu corriente,
y en situación tan triste y diferente
ni aún un pálido sol te da el destino.

Y así en la vida el incesante vuelo
mientras que todo es ilusión, avanza
en sólo una hora cuanto mide el cielo.

Y cuando el duelo asoma en lontananza
entonces como tú cambiada en hielo
no puedes reflejar ni la esperanza.



Manuel de Zequeira

El petimetre

-- de Manuel de Zequeira --

Un sombrero con visos de nublado,
ungirse con aroma el cutis bello,
recortarse a la Titus el cabello
y el cogote a manera de donado:

un monte por patilla bien poblado,
donde pueda ocultarse un gran camello,
en mil varas de olán envuelto el cuello,
y en la oreja un pendiente atumbagado.

Un coturno por bota, inmenso sable,
ajustarse el calzón desde el sobaco,
costumbres sibaritas, rostro afable,

con Venus, tedio a Marte, gloria a Baco;
todo esto y mucho más no es comparable
con la imagen novel de un currutaco.



Manuel del Palacio

A los treinta años

-- de Manuel del Palacio --

Heme lanzado en la fatal pendiente
Donde á extinguirse va la vida humana,
Viendo la ancianidad en el mañana
Cuando aun la juventud está presente.

No lloro las arrugas de mi frente
Ni me estremece la indiscreta cana;
Lloro los sueños de mi edad lozana,
Lloro la fe que el corazón no siente.

Me estremece pensar cómo en un día
Trocóse el bien querido en humo vano
Y el alentado espíritu en cobarde:

¡Maldita edad razonadora y fría
En que para morir aun es temprano,
Y para ser dichoso acaso es tarde!



Jaime Sabines

con la flor del domingo

-- de Jaime Sabines --

La ropa limpia, el baño reciente, peinadas y planchadas, caminan,por entre los niños y los globos, y charlan y hacen amistades, yhasta escuchan la música que en el quiosco de la alameda de santamaría reúne a los sobrevivientes de la semana.
Las gatitas, las criadas, las muchachas de la servidumbre contemporánea,se conforman con esto. En tanto llegan a la prostitución, o regresanal seno de la familia miserable, ellas tienen el descanso del domingo,la posibilidad de un noviazgo, la ocasión del sueño. Bastandos o tres horas de este paseo en blanco para olvidar las fatigas, y paraenfrentarse risueñamente a la amenaza de los platos sucios, de laropa pendiente y de los mandados que no acaban.
Al lado de los viejos, que andan en busca de su memoria, y de las señoraspensando en el próximo embarazo, ellas disfrutan su libertad provisionaly poseen el mundo, orgullosas de sus zapatos, de su vestido bonito, y desu cabellera que brilla más que otras veces.
(¡Danos, señor, la fe en el domingo, la confianza en lasgrasas para el pelo, y la limpieza de alma necesaria para mirar con alegríalos días que vienen!)



Diego de Torres Villarroel

el amor perdido

-- de Diego de Torres Villarroel --

Salió el niño de venus más querido
a su blanda conquista acostumbrada
y tardando en volver a su morada
diole la bella madre por perdido.
Sale, corre, pregunta por cupido
impaciente solicita asustada
mustio el color, el pelo desgreñada,
en chipre le buscó pafos y gnido.
Búscale entre las ninfas que venera
más hermosas, la selva, el río, el prado,
búscale entre las ninfas que el mar cría
toco del padre tormes la ribera
y hállole aquí pendiente del nevado
cuello de la hermosísima maría.



Rafael María Baralt

A la muerte de Judas (Baralt)

-- de Rafael María Baralt --

De su traición el peso infame a tierra
Judas arroja, al árbol se abalanza
y de un ramo oscilando el cuerpo lanza
pendiente al lazo que su cuello cierra.

El alma en su prisión, contra sí en guerra,
se agita y ruge y blasfemando alcanza
los cielos aterrar y de esperanza
hendir el antro en que Luzbel se encierra.

De su cárcel al fin sale bramando;
y entonces la justicia, en la inocente
sangre de Cristo el índice empapando,

al Gólgota la arrastra y en su frente
sentencia escribe de penar eterno
y, vuelto el rostro, lánzala al infierno.



Vicente Riva Palacio

La vejez

-- de Vicente Riva Palacio --

Mienten los que nos dicen que la vida
Es la copa dorada y engañosa
Que si de dulce néctar se rebosa
Ponzoña de dolor guarda escondida.

Que es en la juventud senda florida
Y en la vejez, pendiente que escabrosa
Va recorriendo el alma congojosa,
Sin fe, sin esperanza y desvalida.

¡Mienten! Si a la virtud sus homenajes
el corazón rindió con sus querellas
no contesta del tiempo a los ultrajes;

que tiene la vejez horas tan bellas
como tiene la tarde sus celajes,
como tiene la noche sus estrellas.



Juan Meléndez Valdés

renunciando a la poesía

-- de Juan Meléndez Valdés --

Quédate, adiós, pendiente de este pino
sin defensa del tiempo a los rigores,
cítara en que canté de mis amores
las gracias y el ingenio peregrino.
Guárdala, oh tronco, que honras el camino
por muestra de la fe de dos pastores,
do puedan cortesanos amadores
tomar lecciones de un amor divino.
Mientras la oyó viviendo mi señora,
con cuerdas de oro resonar solía,
y fieras crudas amansó su canto;
ya que el alma feliz los cielos mora,
y en esta tumba su ceniza fría,
cesen los versos, y principie el llanto.



Juan Meléndez Valdés

Renunciando a la poesía (Valdés)

-- de Juan Meléndez Valdés --

Quédate, adiós, pendiente de este pino
sin defensa del tiempo a los rigores,
cítara en que canté de mis amores
las gracias y el ingenio peregrino.

Guárdala, oh tronco, que honras el camino
por muestra de la fe de dos pastores,
do puedan cortesanos amadores
tomar lecciones de un amor divino.

Mientras la oyó viviendo mi señora,
con cuerdas de oro resonar solía,
y fieras crudas amansó su canto;

ya que el alma feliz los cielos mora,
y en esta tumba su ceniza fría,
cesen los versos, y principie el llanto.



Juan Nicasio Gallego

A Judas

-- de Juan Nicasio Gallego --

Cuando el horror de su traición impía
del falso Apóstol obcecó la mente,
y del árbol fatídico pendiente
con rudas contorsiones se mecía,

complacido en su mísera agonía
mirábale el demonio frente a frente,
hasta que al fin, del término impaciente,
de entrambos pies con ímpetu le asía.

Mas ya que vio cesar del descompuesto
rostro la agitación convulsa y fiera,
señal segura de su fin funesto,

con infernal sonrisa lisonjera
los labios puso en el deforme gesto,
y el beso le volvió que a Cristo diera.



Julio Flórez

De viaje

-- de Julio Flórez --

Poem

Siempre aturdido entre el tumulto ignaro voy con mi carga de dolor a cuestas, olas salvando y empinadas crestas en tierra, sin bordón, y en mar sin faro.

Aquí y en todas partes sin amparo, con los labios repletos de protestas, tras horas desoladas y funestas, a bajar la pendiente me preparo.

Ruinas no más, desolación y luto dejo en mi senda lúgubre; a mi vista se abre la eternidad y no me inmuto.

¡Sólo seguir viviendo me contrista, pues tengo para el último minuto el alma pronta y la materia lista!



Julio Herrera Reissig

el almuerzo

-- de Julio Herrera Reissig --

Llovió. Trisca a lo lejos un sol convaleciente,
haciendo entre las piedras brotar una alimaña
y al son de los compactos resuellos del torrente,
con áspera sonrisa palpita la campaña...

Rumia en el precipicio una cabra pendiente;
una ternera rubia salta entre la maraña,
y el cielo campesino contempla ingenuamente
la arruga pensativa que tiene la montaña.

Sobre el tronco enastado de un abeto de nieve,
ha rato que se aman damócaris y hebe;
uno con su cayado reanima las pavesas,

otro distrae el ocio con pláticas sencillas...
Y de la misma hortera comen higos y fresas,
manjares que la dicha sazona en sus rodillas.



Federico García Lorca

Reyerta

-- de Federico García Lorca --

En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde,
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.

*

El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
Señores guardias civiles:
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.

*

La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.



Clemente Althaus

A la virgen (2 Althaus)

-- de Clemente Althaus --

Virgen, ¿por qué, cuando el divino infante
a la tuya su faz junta risueño,
o goza entre tus brazos blando sueño,
cubre grave tristeza tu semblante?

¡Ay! que ya de tu mente está delante
de sus verdugos el airado ceño,
y ya pendiente del infame leño
le ve morir tu corazón amante.

Que es de tu claridad nube sombría
y a tus placeres todos mezcla duelo
de Simeón la triste profecía;

mas mirarle te dé justo consuelo
resucitar en el tercero día,
y en gloria excelsa remontarse al cielo.



Cristóbal de Castillejo

a un hermafrodito

-- de Cristóbal de Castillejo --

Cuando mi madre cuitada
en el vientre me traía,
viéndose grave, pesada,
diz que a los dioses, penada,
consultó qué pariría.
Febo dixo: varón es.
Marte hembra, y neutro juno.
Yo, nasciendo, era después
hermafrodito, y de tres,
dixo verdad cada uno.

Preguntando el fin que habría
tras esto, dixo la diosa
que con armas moriría.
Marte dixo que sería
muerto de cruz espantosa.
Febo dixo: en agua espera
acabar su triste vida .
La suerte, en fin, de cualquiera
dellos en mí fué cumplida,
y por mi mal valedera.

En un árbol que hacía
sombra al agua me subió
la triste ventura mía,
do la espada que ceñía
abaxo se me cayó;
y yo, acaso desdichado,
también allí desbarré;
y cayendo así turbado,
sobre ella quedé colgado
de las ramas por el pie.

La cabeza encontinente
fué en el agua çapuzada,
y el cuerpo quedó pendiente,
quedando yo juntamente
mal herido de mi espada.
Y desta suerte pendiendo,
perdí la vida y la luz,
y al fin acabé sufriendo.
Hembra, macho y neutro siendo,
muerte de agua, hierro y cruz.



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