Buscar Poemas con Parto


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Se han encontrado 19 poemas con la palabra parto

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Lope de Vega

Albania yace aquí, Fabio suspira

-- de Lope de Vega --

Albania yace aquí, Fabio suspira,
matóla un parto sin sazón, dejando
la envidia alegre, y al Amor llorando;
pues ya cualquiera fuerza le retira.

El Tajo crece por mostrar su ira
y corre, de la Muerte murmurando;
párase el sol, el túmulo mirando,
temiendo en sí, lo que en Albania mira.

Mas él, si se eclipsare, volver puede,
y Albania no, que, de volver ajeno,
a Fabio deja en el postrero parto.

Venganza fue para que ejemplo quede
que quien fue basilisco en dar veneno,
muriese como víbora en el parto.

Poema Albania yace aquí, Fabio suspira de Lope de Vega con fondo de libro

Jorge Manrique

canción con dolorido cuidado

-- de Jorge Manrique --

I
con dolorido cuidado,
desgrado, pena y dolor,
parto yo, triste amador,
de amores desamparado,
de amores, que no de amor.
Ii
y el corazón, enemigo
de lo que mi vida quiere,
ni halla vida ni muere
ni queda ni va conmigo;
sin ventura, desdichado,
sin consuelo, sin favor,
parto yo, triste amador,
de amores desamparado,
de amores, que no de amor.

Poema canción  con dolorido cuidado de Jorge Manrique con fondo de libro

Gabino Alejandro Carriedo

ite misa est

-- de Gabino Alejandro Carriedo --

Becerro herido
la sangre del agnus dei
qui tollis pecata mundi.
Sus blandos ojos hondos musitan
plegarias
miserere nobis.
Sus manos blancas se asemejan
al ruido de las lianas
miserere nobis.
Su linda boca tierna informe
recuerda el parto
miserere nobis.
Su alegre piel peluda
se parece al almendro floreciente
ome nobis pacem.
Noble becerro herido
vientre desventrado
tonto cordero defenestrado.
Oh el agnus dei pecata
qui tollis mundi,
plegaria o ruido de lianas.
El agnus pecata dei
mundi en el parto
tuerce la boca informe.
El mundi qui tollis agnus
como piel del almendro
miserere pacem.
Y ahora nobis afonía
de malherido animal
que algún día lloraremos.

Poema ite misa est de Gabino Alejandro Carriedo con fondo de libro

Alfonsina Storni

El sueño

-- de Alfonsina Storni --

Yo vi dos soles rojos dominando el espacio
Perlaban en sus rayos las luces de topacio
y tendí mis dos manos hambrientas de infinito
para estrujar en ellas un inefable mito.

Las dos pupilas rojas como rosas del cielo
cegaron mis pupilas, soberbias en su anhelo
de mirar cara a cara los toques de diamantes.

Después, como un crujido de nudos que se quiebran...
Tempestades soberbias que en los mares se enhebran;
parto de los dioses... Un quejido de dios...
¡Y bocas que se muerden en un supremo adiós!

Más tarde una sonata más dulce que la miel;
agonía de lirios en el jardín aquel.
Palacio de oro y oro donde habita una maga
que ha dormido cien años por maldición aciaga.

Y después manos blancas desparramando rosas
sobre el alma escondida y serena de las cosas...
Y un silencio de muerte cansado y sepulcral
donde se prende el lotus venenoso del mal.

Y después la mañana que llega a los cristales
del cuarto miserable donde muerdo mis males...
Y después otro día que se esboza en el lloro
de mis días sin sol, de mis soles sin oro!...



Alfonsina Storni

El sueño (Storni)

-- de Alfonsina Storni --

Yo vi dos soles rojos dominando el espacio
Perlaban en sus rayos las luces de topacio
y tendí mis dos manos hambrientas de infinito
para estrujar en ellas un inefable mito.

Las dos pupilas rojas como rosas del cielo
cegaron mis pupilas, soberbias en su anhelo
de mirar cara a cara los toques de diamantes.

Después, como un crujido de nudos que se quiebran...
Tempestades soberbias que en los mares se enhebran;
parto de los dioses... Un quejido de dios...
¡Y bocas que se muerden en un supremo adiós!

Más tarde una sonata más dulce que la miel;
agonía de lirios en el jardín aquel.
Palacio de oro y oro donde habita una maga
que ha dormido cien años por maldición aciaga.

Y después manos blancas desparramando rosas
sobre el alma escondida y serena de las cosas...
Y un silencio de muerte cansado y sepulcral
donde se prende el lotus venenoso del mal.

Y después la mañana que llega a los cristales
del cuarto miserable donde muerdo mis males...
Y después otro día que se esboza en el lloro
de mis días sin sol, de mis soles sin oro!...



Amado Nervo

sólo tú

-- de Amado Nervo --

Cuando lloro con todos los que lloran,
cuando ayudo a los tristes con su cruz,
cuando parto mi pan con los que imploran,
eres tú quien me inspira, sólo tú,
cuando marcho sin brújula ni tino,
perdiendo de mis alas el albor
en tantos barrizales del camino,
soy yo el culpable, solamente yo.
Cuando miro al que sufre como hermano;
cuando elevo mi espíritu al azul;
cuando me acuerdo de que soy cristiano,
ers tú quien me inspira, sólo tú.
Pobres a quienes haya socorrido,
almas obscuras a las que di luz:
¡no me lo agradezcáis, que yo no he sido!
fuiste tú, muerta mía, fuiste tú...



Lope de Vega

quien dice que en mujeres no hay firmeza

-- de Lope de Vega --

Quien dice que en mujeres no hay firmeza,
no os puede haber, señora, conocido,
ni menos el que dice que han nacido
de un parto la crueldad y la belleza.
Un alma noble, una real pureza
de un cuerpo de cristal hicieron nido;
el mismo ser está con vos corrido,
y admirada de sí naturaleza.
Firme sois, y mujer, si son contrarios,
hoy vuestro pecho con victoria quede,
de que es sujeto que los ha deshecho.
Bronce, jaspe, metal, mármoles parios,
consume el tiempo; vuestro amor no puede:
que es alma de diamante en vuestro pecho.



Lope de Vega

Hermosa Babilonia en que he nacido

-- de Lope de Vega --

Hermosa Babilonia, en que he nacido
para fábula tuya tantos años,
sepultura de propios y de extraños,
centro apacible, dulce y patrio nido;

cárcel de la razón y del sentido,
escuela de lisonjas y de engaños,
campo de Alarbes con diversos paños,
Elisio entre las aguas del olvido;

cueva de la ignorancia y de la ira,
de la murmuración y de la injuria,
donde es la lengua espada de la ira;

a lavarme de ti me parto al Turia,
que reír el loco lo que el sabio admira,
mi ofendida paciencia vuelve en furia.



Jorge Debravo

parto

-- de Jorge Debravo --

Mujer, toda mi sangre está presente
contigo en esa lucha que sostienes.
Contigo está mi amor incandescente
y en tu llanto y en tu duelo me contienes.
Nunca en la vida estuve tan de prisa,
tan lleno de relámpagos y ruegos,
como ahora que ha muerto tu sonrisa
y están con tu dolor todos tus llantos y fuegos.
Nunca estuvo mi amor tan a tu lado,
nunca como esta noche de tortura,
cuando sufre mi amor crucificado
en el mismo tablón de tu amargura!



Diego Hurtado de Mendoza

Hoy deja todo el bien un desdichado

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Hoy deja todo el bien un desdichado
A quien quejas ni llanto no han valido;
Hoy parte quien tomara por partido
Tambien de su vivir ser apartado.

Hoy es cuando mis ojos han trocado
El veros por un llanto dolorido;
Hoy vuestro desear será cumplido,
Pues voy do he de morir desesperado.

Hoy parto y llego á la postrer jornada,
La cual deseo ya mas que ninguna,
Por verme en alguna hora descansada.

Y porque con mi muerte mi fortuna
Os quite á vos de ser importunada,
Y á mi quite el vivir, que me importuna.



Gutierre de Cetina

en la muerte de la princesa doña maría

-- de Gutierre de Cetina --

La gran dea de los partos invidiosa
de ver que haya en el cielo alguna estrella
de mayor resplandor y beldad que ella,
del marido y hermano está quejosa.
Júpiter que agradar desea a la esposa,
si bien conoce injusta su querella,
«traigamos acá dijo otra más bella
y así venus será menos hermosa».
Por el mundo la va juno buscando,
y en pincia, por común desaventura,
de una princesa al parto se destina.
Mas no tan presto la ha mirado, cuando
al cielo se llevó su hermosura.
¡Ay, invidia crüel, fiera lucina!



Gutierre de Cetina

con aquel poco espíritu cansado

-- de Gutierre de Cetina --

Que queda al que el vivir le va dejando,
en brazos de amarílida llorando
vandalio, de salud desconfiado:
«no me duele el morir desesperado
dijo, pues con mi mal se va acabando,
mas duéleme que parto y no sé cuándo.
Señora, ¿habrás dolor de mi cuidado?»
la ninfa que con lágrimas el pecho
del mísero pastor todo bañaba:
«sin premio no será tu amor», decía.
Mas él, puesto en el paso más estrecho,
mucho más que el morir, pena le daba
no poder ya gozar del bien que oía.



Miguel Unamuno

Muerte (Miguel de Unamuno)

-- de Miguel Unamuno --

Eres sueño de un dios; cuando despierte
¿al seno tornarás de que surgiste?
Serás al cabo lo que un día fuiste?
¿Parto de desnacer será tu muerte?

El sueño yace en la vigilia inerte?
Por dicha aquí el misterio nos asiste;
para remedio de la vida triste,
secreto inquebrantable es nuestra suerte.

Deja en la niebla hundido tu futuro
ye tranquilo a dar tu último paso,
que cuanto menos luz, vas más seguro.

Aurora de otro mundo es nuestro ocaso?
Sueña, alma mía, en tu sendero oscuro:
"Morir... Dormir... Dormir... Soñar acaso!"



Juan Gelman

otros hechos

-- de Juan Gelman --

No me voy solo cuando salgo de vos
y parto en dos la noche
rodeado del temblor de tus brazos
alrededor de un hombre
que anda solo de vos
juan gelman



Juan Ramón Jiménez

dios primero

-- de Juan Ramón Jiménez --

Días negros cual los días
de parada indiferencia
de dios antecreador.
(Todo duro, entero todo,
en mole de un orden negro,
como un yo tan sólo yo.)
De pronto, un día de gracia,
todo me ve con mis ojos,
me parto en mundos de amor.



Fernando de Herrera

Solo y medroso, del peligro cierto

-- de Fernando de Herrera --

Solo y medroso, del peligro cierto,
que en la guerra de Amor temido había,
con fortuna mejor tarde huía,
en tanta tempestad, seguro al puerto.

Mas en el paso del camino incierto,
cuando con más descuido proseguía,
Amor, que en vuestros ojos me atendía,
de un golpe atravesó mi pecho abierto.

Y antes que yo pudiese de mi pena
alabar la ventura, envidioso,
huyó con vos y me dejó perdido,

cual huye el parto, do el Eúfrates suena,
y revuelve el caballo presuroso,
dejando al fiero contendor herido.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 77

-- de Francisco de Quevedo --

Sea que, descansando, la corriente
torcida y libre de espumoso río,
labró artífice duro, yerto y frío,
este puro milagro transparente;
sea que, aprisionada, libre fuente
encarceló con yelo su albedrío,
o en incendios del sol, l'alba el rocío
cuajó a región benigna del oriente;
o ya monstruo diáfano naciese,
hijo de peñas duras, parto hermoso,
a llama universal rebelde yelo,
fue bien que cielo a dios contrahiciese,
porque podáis decir, duque glorioso,
que, aunque imitado y breve, le dais cielo.



Blanca Andreu

vendrá sin las estrellas lácteas

-- de Blanca Andreu --

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
C. Pavese
vendrá sin las estrellas lácteas
y sin tiranosaurios de luz,
maroma umbilical para niños marítimos
que se ahorcaron con algas y cabellos oceánicos
huyendo en hipocampos de sueño de aquel parto, en la columna vertical mayor,
entre jarcias y vértebras.
Pues somos una saga.
Oleaje escarlata en delito, y cimas de cianuro,
y golpes de cerezo.
Pues somos, en mi cuerpo, una saga con luna abdicante,
que recuerda colegios, mapas del mundo en otoño,
complicadísimas hidrólisis,
pero nunca marfil y mediodía.
Colegio: niña que bebía los pomelos
directamente en labios de la noche,
que juraba acostarse con el miedo en la cama de nadie,
que juraba que el miedo
la había violado hasta doscientos hijos.
Amor, la niña rusa
que comulgaba reno asado
y bebía liquen.
Amor, la niña rusa que leía tom wolfe.



Roque Dalton García

referencia de pasos

-- de Roque Dalton García --

Se me murió el ayer de parto
y lo velo cantando
como a una guitarra sola
a quien se le quebrara la sonrisa circular y la música,
solo,
sin desbocados animales interiores,
hueso en actividad,
reciente hueso,
hacía como que caminaba entre los hombres casado con mi madre,
pueblerino feliz, poblado de olas.
Ah, estúpida frontera,
municipal y en paz con los estómagos:
cómo tenía que morderme los retratos
para poder reírme hasta de mí
con todo y tus pesares, tus costosísimos harapos,
la franca suciedad que te conoces!
cómo tenía sola y atrozmente
que bajarme los pasos de los hombros
y caminar!



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