Buscar Poemas con Osas


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra osas

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Jorge Luis Borges

al espejo

-- de Jorge Luis Borges --

¿por qué persistes, incesante espejo?
¿por qué duplicas, misterioso hermano,
el movimiento de mi mano?
¿por qué en la sombra el súbito reflejo?
eres el otro yo de que habla el griego
y acechas desde siempre. En la tersura
del agua incierta o del cristal que dura
me buscas y es inútil estar ciego.
El hecho de no verte y de saberte
te agrega horror, cosa de magia que osas
multiplicar la cifra de las cosas
que somos y que abarcan nuestra suerte.
Cuando esté muerto, copiarás a otro
y luego a otro, a otro, a otro, a otro

Poema al espejo de Jorge Luis Borges con fondo de libro

Juan de Arguijo

Orfeo (1-Arguijo)

-- de Juan de Arguijo --

«Desiertas selvas, monte yerto y frío,
Ródope, que en el cielo tocar osas;
Vosotras, de Estrimon ondas hermosas,
A quien vencer presume el llanto mio,

»Seréis testigos largo tiempo, fio,
De mi dolor y quejas lastimosas,
Que en vano esparzo al aire, y con piadosas
Voces al rey del lago obscuro envio.»

Así cantando llora el tracio amante;
Y á sus blandos acentos enmudece
El viento, y la agua su corriente enfrena;

Y enternecidas truecan el semblante
Las fieras ¡corto alivio! mientras crece
Del ya perdido bien la justa pena.

Poema Orfeo (1-Arguijo) de Juan de Arguijo con fondo de libro

Francisco de Quevedo

parnaso español 23

-- de Francisco de Quevedo --

No siempre tienen paz las siempre hermosas
estrellas en el coro azul ardiente;
y, si es posible, jove omnipotente
publican que temió guerras furiosas.
Cuando armó las cien manos belicosas
tifeo con cien montes, insolente,
víboras de la greña de su frente
atónitas lamieron a las osas.
Si habitan en el cielo mal seguras
las estrellas, y en él teme el tonante,
¿qué extrañas guerras, tú, qué paz procuras?
vibre tu mano el rayo fulminante:
castigarás soberbias y locuras,
y, si militas, volverás triunfante.

Poema parnaso español 23 de Francisco de Quevedo con fondo de libro

Francisco de Quevedo

parnaso español 42

-- de Francisco de Quevedo --

Desabrigan en los altos monumentos
cenizas generosas, por crecerte,
y altas ruinas de que te haces fuerte,
más te son amenaza que cimientos.
De venganzas del tiempo, de escarmientos,
de olvidos y desprecios de la muerte,
de túmulo funesto, osas hacerte
arbitro de los mares y los vientos.
Recuerdos y no alcázares fabricas;
otro vendrá después que de sus torres
alce en tus huesos fábricas más ricas.
De ajenas desnudeces te socorres,
y procesos de mármol multiplicas:
temo que con tu llanto el suyo borres.



Clemente Althaus

Consuelo (Althaus)

-- de Clemente Althaus --

Enmudece, fatal Filosofía,
que osas demente proclamar que cesa
con el cuerpo en el seno de la huesa
la vida del que vida le infundía.

Mas ven, y temple la congoja mía,
religión santa, tu feliz promesa
que, del sepulcro tras la noche espesa,
la luz nos muestra del eterno día.

Ven a brindarme el único consuelo
que a mi presente desventura cuadre:
alza mi mente y mi esperanza al cielo:

y abriendo a un hijo la inmortal morada,
muéstrale en ella a su perdida madre
en un ángel de luz transfigurada.



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