Buscar Poemas con Orientales


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 11 poemas con la palabra orientales

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Idea Vilariño

los orientales

-- de Idea Vilariño --

De todas partes vienen,
sangre y coraje,
para salvar su suelo
los orientales;
vienen de las cuchillas,
con lanza y sable,
entre las hierbas brotan
los orientales.

Salen de los poblados,
del monte salen,
en cada esquina esperan
los orientales.

Porque dejaron sus vidas,
sus amigos y sus bienes,
porque es más querida
la libertad que no tienen,
porque es ajena la tierra
y la libertad ajena
y porque siempre los pueblos
saben romper sus cadenas.

Eran diez, eran veinte,
eran cincuenta,
eran mil, eran miles,
ya no se cuentan.

Rebeldes y valientes
se van marchando,
las cosas que más quieren
abandonando.

Como un viento que arrasa
van arrasando,
como un agua que limpia
vienen limpiando.

Porque dejaron sus vidas...

Poema los orientales de Idea Vilariño con fondo de libro

Lope de Vega

¡Con qué artificio tan divino sales

-- de Lope de Vega --

¡Con qué artificio tan divino sales
de esa camisa de esmeralda fina,
oh rosa celestial alejandrina,
coronada de granos orientales!
Ya en rubíes te enciendes, ya en corales,
ya tu color a púrpura se inclina,
sentada en esa basa peregrina
que forman cinco puntas desiguales.
Bien haya tu divino autor, pues mueves
a su contemplación el pensamiento,
a aun a pensar en nuestros años breves.
Así la verde edad se esparce al viento,
y así las esperanzas son aleves
que tienen en la tierra el fundamento.

Poema ¡Con qué artificio tan divino sales de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Vierte racimos la gloriosa palma

-- de Lope de Vega --

Vierte racimos la gloriosa palma
y sin amor se pone estéril luto;
Dafne se queja en su laurel sin fruto,
Narciso en blancas hojas se desalma.

Está la tierra sin lluvia en calma,
viles hierbas produce el campo enjuto;
porque nunca pagó al amor tributo,
gime en su piedra de Anaxarte el alma.

Oro engendra el amor de agua y de arenas;
porque las conchas aman el rocío,
quedan de perlas orientales llenas.

No desprecies, Lucinda hermosa, el mío,
que al trasponer del sol, las azucenas
pierden el lustre y nuestra edad el brío.

Poema Vierte racimos la gloriosa palma de Lope de Vega con fondo de libro

Jorge Luis Borges

el alquimista

-- de Jorge Luis Borges --

Lento en el alba un joven que han gastado
la larga reflexión y las avaras
vigilias considera ensimismado
los insomnes braseros y alquitaras.
Sabe que el oro, ese proteo, acecha
bajo cualquier azar, como el destino;
sabe que está en el polvo del camino,
en el arco, en el brazo y en la flecha.
En su oscura visión de un ser secreto
que se oculta en el astro y en el lodo,
late aquel otro sueño de que todo
es agua, que vio tales de mileto.
Otra visión habrá; la de un eterno
dios cuya ubicua faz es cada cosa,
que explicará el geométrico spinoza
en un libro más arduo que el averno
en los vastos confines orientales
del azul palidecen los planetas,
el alquimista piensa en las secretas
leyes que unen planetas y metales.
Y mientras cree tocar enardecido
el oro aquel que matará la muerte,
dios, que sabe de alquimia, lo convierte
en polvo, en nadie, en nada y en olvido.



Manuel Reina

Andalucía

-- de Manuel Reina --

Cielo brillante, fuentes rumorosas,
ojos negros, cantares y verbenas,
altares adornados de azucenas,
rostros tostados, perfumadas rosas.

Bellas noches de amor esplendorosas,
mares de plata y luz, brisas serenas,
rejas de nardos y claveles llenas,
serenatas, mujeres deliciosas.

Cancelas orientales, miradores,
la guitarra y su triste melodía
vinos dorados, huertas, ruiseñores,

deslumbradora y plácida poesía...
He aquí al pueblo del sol y los amores,
la mañana del mundo: ¡Andalucía!



Medardo Ángel Silva

Espera

-- de Medardo Ángel Silva --

Bajo el oro del sol, sedeña y pura
vendrás para curar mis hondos males,
trayendo en mil redomas, orientales
bálsamos de consuelo y de ventura.

Ungirás mi dolor con tu hermosura,
y con tus dedos finos y liliales;
derramarás en mí los manantiales
que guardas, de Piedad y de Dulzura

Al arrumbar feliz a mi ribera,
Tú serás en mis campos, Primavera,
y flor y aroma en mi jardín desierto.

Y en una noche tibia y perfumada
rodará por la alfombra empurpurada,
el negro monstruo de mis penas, muerto.

En vano te he esperado, cada Aurora,
mudos los labios, triste el pensamiento,
me sorprendió mirando el pulimiento
de los senderos blancos, ¡Mi Señora!...

En vano te he esperado, hora tras hora;
me falta ya el valor... Y hasta el aliento,
y cada vez más desgarrante siento
el puñal del dolor que me devora...

... Ya nunca has de venir?... Nunca en tus labios
que son de todas las caricias sabios,
apagaré mi sed de peregrino?...

¡Oh, voz nefasta que mi ensueño trunca!
sólo el eco repite, en el camino
inmensamente triste: Nunca!... Nunca!...



Julia de Burgos

yo fui la más callada

-- de Julia de Burgos --

Yo fui la más callada
de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,
ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;
mi ruta era la música salvaje de los pájaros
que soltaba a los aires mi bondad en revuelo.

No me cargaron buques pesados de opulencia,
ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;
encima de los buques mi rostro aparecía
silbando en la redonda sencillez de los vientos.

No pesé la armonía de ambiciones triviales
que prometía tu mano colmada de destellos:
sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil
el trágico abandono que ocultaba tu gesto.

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.
Te parecías al mar, resonante y discreto.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.
Sobre mi tú seguiste como el sol en los pétalos.

Y caminé en la brisa de tu dolor caído
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto:
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.



Francisco Villaespesa

por tierras de sol y sangre x. córdoba

-- de Francisco Villaespesa --

x. Córdoba
en el sopor circular dormita
el alma con sus épicas quimeras,
bajo los arcos de la gran mezquita
como un viejo bosque de palmeras.
De pronto, el fasto antiguo resucita
con pompas de orientales primaveras.
Resplandecen los muros y palpita
el aire en un desfile de banderas.
Fulge bajo las niveas vestiduras
el oro de las finas armaduras...
Abro los ojos, pálido, y contemplo
la faz de un viejo cristo ensangrentado,
simbolo de mi vidaabandonado
en la medrosa oscuridad del templo.



José Gautier Benítez

oriental

-- de José Gautier Benítez --

Hermosísima sultana
de los jardines de hiram,
sonrisa de la mañana,
por mirarte a la ventana
diera su reino un sultán;

sus jardines orientales,
sus alfombras y pebetes,
ruiseñores y turpiales,
sus cachemiras y chales,
sus zegríes y zenetes;

diera sus galas y flores,
sus esclavas y su harén,
sus sueños embriagadores
y la existencia de amores
prometida en el edén.

Mas, ¡ah!, maldice su oro,
y su pompa, y su esplendor:
no puede el monarca moro
pagar, con todo un tesoro,
una sonrisa de amor.

Por eso lanza su gente
en algara a la frontera,
por eso nubla su frente
y va buscando impaciente
una lanza que lo hiera.

Por eso el monarca moro
quiere morir con honor,
pues ha tornado a desdoro
que no alcance su tesoro
para pagarte su amor.



Rubén Darío

rima i

-- de Rubén Darío --

En el libro lujoso se advierten
las rimas triunfales:
bizantinos mozaicos, pulidos
y raros esmaltes,
fino estuche de artísticas joyas,
ideas brillantes;
los vocablos unidos a modo
de ricos collares;
las ideas formando en el ritmo
sus bellos engarces,
y los versos como hilos de oro
do irisadas tiemblan
perlas orientales.
¡Y mirad! en las mil filigranas
hallaréis alfileres punzantes;
y, en la pedrería,
trémulas facetas
de color de sangre.



Rubén Darío

Rima I (Rubén Darío)

-- de Rubén Darío --

En el libro lujoso se advierten
las rimas triunfales:
bizantinos mozaicos, pulidos
y raros esmaltes,
fino estuche de artísticas joyas,
ideas brillantes;
los vocablos unidos a modo
de ricos collares;
las ideas formando en el ritmo
sus bellos engarces,
y los versos como hilos de oro
do irisadas tiemblan
perlas orientales.
¡Y mirad! En las mil filigranas
hallaréis alfileres punzantes;
y, en la pedrería,
trémulas facetas
de color de sangre.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba