Buscar Poemas con Oficio


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 39 poemas con la palabra oficio

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Alfonso Reyes

para un mordisco

-- de Alfonso Reyes --

Propio camaleón de otros cielos mejores,
a cada nueva aurora mudaba de colores.
Así es que prefiriera a su rubor primero
el tizne que el oficio deja en el carbonero.
Quiero decir (me explico): la mudanza fue tal,
que iba del rojo al negro lo mismo que stendhal.
Luego, un temblor de púrpura casi cardenalicio
(que viene a ser también el tizne de otro oficio)
se quebró en malva y oro con bandas boreales,
que ni el disco de newton exhibe otras iguales.
Es muy de juan ramón esto de malvas y oros,
o del traje de luces de un matador de toros.
Y no sé si atreverme, en cosa tan sencilla,
a decir que hubo una primavera amarilla ,
con unas vetas verdes, con unos jaspes grises
en olas circunflejas como en el mar de ulises.
¡Ulises yo, que apenas de caribdis a escila
de un vértice a un escollo saciaba la pupila!
porque como es efímero todo lo que es anhelo,
el color se evapora y otra vez sube al cielo,
y ya sabemos que poco a poco se va
aun la marca de fuego de la infidelidá.
Y se acabó la historia tal era la mordida
que lucía en el anca mi querida.

Poema para un mordisco de Alfonso Reyes con fondo de libro

José Agustín Goytisolo

el oficio del poeta

-- de José Agustín Goytisolo --

Contemplar las palabras
sobre el papel escritas,
medirlas, sopesar
su cuerpo en el conjunto
del poema, y después,
igual que un artesano,
separarse a mirar
cómo la luz emerge
de la sutil textura.
Así es el viejo oficio
del poeta, que comienza
en la idea, en el soplo
sobre el polvo infinito
de la memoria, sobre
la experiencia vivida,
la historia, los deseos,
las pasiones del hombre.
La materia del canto
nos lo ha ofrecido el pueblo
con su voz. Devolvamos
las palabras reunidas
a su auténtico dueño.

Poema el oficio del poeta de José Agustín Goytisolo con fondo de libro

Gabriela Mistral

coplas

-- de Gabriela Mistral --

Todo adquiere en mi boca
un sabor persistente de lágrimas;
el manjar cotidiano, la trova
y hasta la plegaria.
Yo no tengo otro oficio
después del callado de amarte,
que este oficio de lágrimas, duro,
que tú me dejaste.
¡Ojos apretados
de calientes lágrimas!,
¡boca atribulada y convulsa,
en que todo se me hace plegaria!
¡tengo una vergüenza
de vivir de este modo cobarde!
¡ni voy en tu busca
ni consigo tampoco olvidarte!
un remordimiento me sangra
de mirar un cielo
que no ven tus ojos,
¡de palpar las rosas
que sustenta la cal de tus huesos!
¡carne de miseria,
gajo vergonzante, muerto de fatiga,
que no baja a dormir a tu lado,
que se aprieta, trélmulo,
al impuro pezón de la vida!

Poema coplas de Gabriela Mistral con fondo de libro

Roberto Juarroz

desbautizar el mundo

-- de Roberto Juarroz --

Desbautizar el mundo,
sacrificar el nombre de las cosas
para ganar su presencia.
El mundo es un llamado desnudo,
una voz y no un nombre,
una voz con su propio eco a cuestas.
Y la palabra del hombre es una parte de esa voz,
no una señal con el dedo,
ni un rótulo de archivo,
ni un perfil de diccionario,
ni una cédula de identidad sonora,
ni un banderín indicativo
de la topografía del abismo.
El oficio de la palabra,
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura de designar esto o aquello,
es un acto de amor: crear presencia.
El oficio de la palabra
es la posibilidad de que el mundo diga al mundo,
la posibilidad de que el mundo diga al hombre.
La palabra: ese cuerpo hacia todo.
La palabra: esos ojos abiertos.



Alfonsina Storni

Duerme tranquilo

-- de Alfonsina Storni --

Dijiste la palabra que enamora
A mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
Y hermoso el rostro tuyo a toda hora.

Cuando encanta la boca seductora
Debe ser fresca, su decir ameno;
Para tu oficio de amador no es bueno
El rostro ardido del que mucho llora.

Te reclaman destinos más gloriosos
Que el de llevar, entre los negros pozos
De las ojeras, la mirada en duelo.

¡Cubre de bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
De algún bárbaro rey Y tiene estatua.



Lope de Vega

Cuando imagino de mis breves días

-- de Lope de Vega --

Cuando imagino de mis breves días
los muchos que el tirano Amor me debe,
y en mi cabello anticipar la nieve,
más que los años, las tristezas mías,

veo que son sus falsas alegrías
veneno que en cristal la razón bebe,
por quien el apetito se le atreve
vestido de mil dulces fantasías.

¿Qué hierbas del olvido ha dado el gusto
a la razón, que, sin hacer su oficio
quiere contra razón satisfacelle?

Mas consolarse puede mi disgusto,
que es el deseo del remedio indicio,
y el remedio de amor querer vencelle.



Lloras, oh solitario, y solamente

-- de Luis Carrillo y Sotomayor --

Lloras, oh solitario, y solamente
tu llanto te acompaña, que, lloroso,
el eco usurpa deste valle umbroso
y triste oficio desta dulce fuente.

¡Ay cómo en escucharte alivio siente
mi pecho, en sus diluvios caudaloso!
A no ser natural tu son quejoso,
mereciera una ausencia tu corriente.

Lloremos juntos, pues, y dure tanto
que al brío desta fuente presurosa
le dilate sus términos el llanto.

Mas vencerá mi ausencia querellosa,
pues de una ausente ingrata el dulce encanto
es causa a más efectos poderosa.



Góngora

Raya, dorado Sol, orna y colora

-- de Góngora --

Raya, dorado Sol, orna y colora
del alto monte la lozana cumbre,
sigue con agradable mansedumbre
el rojo paso de la blanca Aurora;

suelta las riendas a Favonio y Flora,
y usando al esparcir tu nueva lumbre
tu generoso oficio y real costumbre,
el mar argenta, las campañas dora,

para que de esta vega el campo raso
borde, saliendo Flérida, de flores;
mas si no hubiere de salir acaso,

ni el monte rayes, ornes ni colores,
ni sigas de la Aurora el rojo paso,
ni el mar argentes ni los campos dores.



Góngora

A Don Luis de Vargas

-- de Góngora --

Tú (cuyo ilustre, entre una y otra almena
De la Imperial Ciudad, patrio edificio
Al Tajo mira en su húmido ejercicio
Pintar los campos y dorar la arena),

Descuelga de aquel lauro enhorabuena
Aquellas dos (ya mudas en su oficio),
Reliquias dulces del gentil Salicio,
Heroica lira, pastoral avena.

Llégalas, oh clarísimo mancebo,
Al docto pecho, a la süave boca,
Poniendo ley al mar, freno a los vientos;

Sucede en todo al castellano Febo
(Que ahora es gloria mucha y tierra poca),
En patria, en profesión, en instrumentos.



Luis Gálvez de Montalvo

Si tanto gana, pastora

-- de Luis Gálvez de Montalvo --

Si tanto gana, pastora,
Quien mira tus ojos bellos,
¿Qué hara el mirado dellos?
Entre mirarse y mirar
La ventaja es conocida,
Como de buscar la vida,
A venir ella á buscar.
No le queda que hallar
A aquel que merece vellos,
Sino ser mirado dellos.
Aunque en su luz sin igual
No puede haber competencia,
Por oficio hay diferencia
De mas, y menos caudal;
Que si el medio principal
Del deseo es conocellos,
El fin ser mirado dellos.



Jaime Torres Bodet

nunca

-- de Jaime Torres Bodet --

Nunca me cansará mi oficio de hombre.
Hombre he sido y seré mientras exista.
Hombre no más: proyecto entre proyectos,
boca sedienta al cántaro adherida,
pies inseguros sobre el polvo ardiente,
espìritu y materia vulnerables
a todos los oprobios y las dichas...
Nunca me sentiré rey destronado
ni ángel abolido mientras viva,
sino aprendiz de hombre eternamente,
hombre con los que van por las colinas
hacia el jardín que siempre los repudia,
hombre con los que buscan entre escombros
la verdad necesaria y prohibida,
hombre entre los que labran con sus manos
lo que jamás hereda un alma digna,
¡porque de todo cuanto el hombre ha hecho
la sola herencia digna de los hombres
es el derecho de inventar su vida!



Jorge Luis Borges

góngora

-- de Jorge Luis Borges --

Marte, la guerra. Febo, el sol. Neptuno,
el mar que ya no pueden ver mis ojos
porque lo borra el dios. Tales despojos
han desterrado a dios, que es tres y es uno,
de mi despierto corazón. El hado
me impone esta curiosa idolatría.
Cercado estoy por la mitología.
Nada puedo. Virgilio me ha hechizado.
Virgilio y el latín. Hice que cada
estrofa fuera un arduo laberinto
de entretejidas voces, un recinto
vedado al vulgo, que es apenas, nada.
Veo en el tiempo que huye una saeta
rígida y un cristal en la corriente
y perlas en la lágrima doliente.
Tal es mi extraño oficio de poeta.
¿Qué me importan las befas o el renombre?
troqué en oro el cabello, que está vivo.
¿Quién me dirá si en el secreto archivo
de dios están las letras de mi nombre?
quiero volver a las comunes cosas:
el agua, el pan, un cántaro, unas rosas...



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 29

-- de Jorge Manrique --

No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron;
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.



Juan de Tassis y Peralta

amor es un alterno beneficio

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Que recíprocos lazos multiplica,
unión de voluntades que se aplica
a felizmente acepto sacrificio;
gloriosa diversión, atento oficio
de un alma ya de afectos nobles rica,
dulcísima abusión que califica
en sublime concordia alto ejercicio;
vïolenta opresión que se dispone
a lograr en sí misma, interiormente,
fe que en gémina luz rayos enciende;
pasto que la ambición del gusto pone,
dulce dolor que aplaude lo que siente,
arte en que ignora más, quien más entiende.



Juan de Tassis y Peralta

¡oh cuánto dice en su favor quien calla

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Porque, de amor, sufrir es cierto indicio,
y el silencio, el más puro sacrificio
y adonde siempre amor mérito halla!
morir en su pasión, sin declaralla,
es de quien ama el verdadero oficio,
que un callado llorar por ejercicio
da más razón por sí no osando dalla.
Quien calla amando, sólo amando muere,
que el que acierta a decirse no es cuidado;
menos dice y más ama quien más quiere.
Porque si mi silencio no os ha hablado,
no sé deciros más que, si muriere,
harto os ha dicho lo que yo he callado.



Fray Luis de León

Al salir de la prisión

-- de Fray Luis de León --

De nuevo, ¡oh Salamanca!
estoy aquí , de la prisión salido.
La frente toda blanca,
el cuerpo envejecido.
¡Si las canas me hiciese más temido!
Sosegado ya un tanto
vuelvo a emprender la vía abandonada
sin rencor ni quebranto.
¿Fe y vida está salvada?
¡Pues todo no ha quedado en la estacada!
Mañana hacia la ciencia
seguiré sin sentir recelo alguno
ni cargo de conciencia.
¡Dulce oficio oportuno
que enseñar y aprender es todo uno!
Pero es camino largo
que hay que seguir tenaz con firme anhelo.
A veces, cierto, amargo
hasta romper el hielo;
más grato cuanto más lejos del suelo.
¡Dulce camino loco!
¡Empresa más feliz cuanto más nueva!
Que si es cierto que el poco
saber nos pone a prueba,
el mucho, si se alcanza, a Dios nos lleva.



Félix María Samaniego

El sombrerero

-- de Félix María Samaniego --

A los pies de un devoto franciscano
acudió un penitente, —Diga hermano,
¿qué oficio tiene? —Padre, sombrerero.
—¿Y qué estado? —Soltero.
—¿Y cual es su pecado dominante?
—Visitar a una moza. —¿Con frecuencia?
—Padre mío, bastante.
—¿Cada mes? —Mucho más. —¿Cada semana?
—Aun todavía más. —¿La cuotidiana?
—Hago dos mil propósitos sinceros...
—Pero dígame hermano, claramente:
¿Dos veces al día? —Justamente
—¿Pues cuando diablos hace los sombreros?



Gabino Alejandro Carriedo

honestidad y cometido del arquitecto antonio miró

-- de Gabino Alejandro Carriedo --

Miró miró la arquitectura
con las lentes de su bondad
lento mirar hacia la altura
que el edificio crece sin cesar
miró miró la gente dura
parapetada en su vanidad
la vio pequeña de estatura
genitiva negativa letal
miró miró la regla pura
para su cálculo racional
reglamentando la textura
de esta función fundamental
miró miró con voz oscura
desde su telescopio catalán
y vio la vida por ventura
como es: arte y oficio de cristal



Gutierre de Cetina

siendo de vuestro bien, ojos ausentes

-- de Gutierre de Cetina --

¿qué veréis donde vais que no os ofenda?»
«oscuro sol, monstruosa luna horrenda,
tigres, osos, leones y serpientes».
«Oídos, ¿qué oiréis entre las gentes?»
«llanto, suspiros, lágrimas, contienda».
«Por el cuál camino iréis o por cuál senda
que espinas no piséis, pies diligentes?»
«boca, ¿qué gustarás?» «mortal veneno».
«Manos, ¿qué haréis» «cruel oficio».
«¿Y tú, mi corazón?» «dolor sin alma».
«Alma, ¿qué haréis vos?» «penar cual peno».
«Pues, ¡sus!, aparejaos al sacrificio,
oídos, ojos, pies, manos, boca, alma».



Santiago Montobbio

como tú bien dices

-- de Santiago Montobbio --

Como tú bien dices
como las antes tan respetadas plañideras
han sido prohibidas en los días y en los cuadros
pues cada vez se hizo más persistente el rumor
de que su oficio hacía cosquillas a los muertos
quizá sí podría asegurarles que nunca como ahora
estuvo tan en suspenso el mundo. Y como acaso
también es verdad que ya hemos pasado todo
el miedo que nos dijeron
que tendríamos que pasar
y como puede que también sea cierto
que por las rendijas de una tarde
por fin llueva ya otro tiempo
como llueve un duelo o llueve un beso
tímidamente ahora se me ocurre
que tú y yo podríamos jugar
a parchís con el silencio
obligando a nuestro amor
a que hiciera de tablero.
Pero no. Es verdad: no estoy seguro,
no me atrevo. ¿Qué quieres? como tú
bien dices, alguien puede
estar mirando.



Santiago Montobbio

historia griega

-- de Santiago Montobbio --

Historia griega
noche ni con más noche se consuela. Después
que un árbol arrancado probó a con sus
sombras congraciarse ofreciendo a las pequeñas,
diarias muertes caramelos exilio
de nadie se ha hecho el verso:
hasta el estúpido oficio de leerle al tiempo
las líneas crueles de su mano se ha perdido.



Tomás de Iriarte

Del oro, como muchos, no dependo

-- de Tomás de Iriarte --

Del oro, como muchos, no dependo,
Fabio, pues ni le guardo ni codicio;
ni dependo jamás del vulgar juicio,
pues dar a luz mis obras no pretendo.

Del sexo mujeril casi no pendo,
pues amo por placer, no por oficio;
y aun menos de la corte y su bullicio,
pues de fingir y de adular no entiendo.

Solamente dependo de la muerte,
ya que discurso no hay ni diligencia
que de su despotismo nos liberte.

Mas la espero sin miedo y con paciencia,
vivo sin desearla; y de esta suerte,
amigo, se acabó la dependencia.



Tomás de Iriarte

Lamiendo reconoce el beneficio

-- de Tomás de Iriarte --

Lamiendo reconoce el beneficio
el can más fiero al hombre que le halaga.
Yo, escritor, me desvelo por quien paga
o tarde, o mal, o nunca el buen servicio.

La envidia, la calumnia, el artificio,
cuya influencia vil todo lo estraga,
con más rabiosos dientes abren llaga
en quien abraza el literato oficio.

Así la fuerza corporal padece,
falta paciencia, el ánimo decae;
poca es la gloria, mucha la modestia.

El libro vive, y el autor perece.
Y ¿amar la ciencia tal provecho trae?
Pues doy gusto a Forner, y me hago bestia.



Vicente Gallego

el olivo

-- de Vicente Gallego --

En su hábito oscuro, con los brazos abiertos,
como un monje que al cielo le dirige
su plegaria obstinada por la vida del alma,
el olivo difunto permanece de pie
mientras la tarde dobla sus rodillas.
Enhebrado en la luz que se adelgaza,
su severo perfil
cose el cielo a la tierra,
vertebra el espinazo de la tarde.
Y un saber de lo nuestro
en su reserva humilde sospechamos.
Encallecida mano codiciosa
cuyos dedos se tuercen arrancándole al aire
un pellizco de vuelo,
algo extraño nos hurta el viejo olivo:
un secreto inminente, temperatura extrema
de un decirse que clama en su lenguaje mudo.
Y el hombre le dirige su pregunta.
Con su carga de hormigas y de soles,
con el misterio a cuestas
que buscamos cifrar en su oficio sencillo,
este tronco orgulloso es sólo eso:
sugestión arraigada de las cosas
que quedarán aquí cuando partamos,
contundente respuesta
que a la luz de la luna nos aturde el oído
con su seco zarpazo de silencio.



Miguel de Cervantes

A un valentón

-- de Miguel de Cervantes --

Un valentón de espátula y gregüesco
que a la muerte mil vidas sacrifica,
cansado del oficio de la pica,
mas no del ejercicio picaresco,
retorciendo el mostacho soldadesco
por ver que ya su bolsa le repica,
a un corrillo llegó de gente rica
y en el nombre de Dios, pidió refresco.
“Den voacedes, por Dios, a mi pobreza
--les dice--, donde no, por ocho santos
que haré lo que suelo sin tardanza.”
Mas uno que a sacar la espada empieza
“¿Con quién habla—le dijo—el tragacantos?
Si limosna no alcanza,
¿qué es lo que suele hacer en tal querella?”
Respondió el bravonel: “Irme sin ella”

Esta obra se encuentra en dominio público. Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio público.



Miguel Unamuno

Luciérnaga celeste

-- de Miguel Unamuno --

Luciérnaga celeste, humilde estrella
de navegante guía: la Boquilla
de la Bocina que a hurtadillas brilla,
violeta de luz, pobre centella

del hogar del espacio; ínfima huella
del paso del Señor; gran maravilla
que broche del vencejo en la gavilla
de mies de soles, sólo ella los sella.

Era al girar del universo quicio
basado en nuestra tierra; fiel contraste
del Hombre Dios y de su sacrificio.

Copérnico, Copérnico, robaste
a la fe humana su más alto oficio
y diste así con su esperanza al traste.



Miguel Unamuno

La estrella polar

-- de Miguel Unamuno --

Luciérnaga celeste, humilde estrella
de navegante guía: la Boquilla
de la Bocina que a hurtadillas brilla,
violeta de luz, pobre centella

del hogar del espacio; ínfima huella
del paso del Señor; gran maravilla
que broche del vencejo en la gavilla
de mies de soles, sólo ella los sella.

Era al girar del universo quicio
basado en nuestra tierra; fiel contraste
del Hombre Dios y de su sacrificio.

Copérnico, Copérnico, robaste
a la fe humana su más alto oficio
y diste así con su esperanza al traste.



Miguel Unamuno

La parra de mi balcón

-- de Miguel Unamuno --

El sol de otoño ciernes de mi alcoba
en el ancho balcón, rectoral parra
que de zarcillos con la tierna garra
prendes su hierro. Y rimo alguna trova

en ratos que el oficio no me roba
á tu susurro, de esta tierra charra
viejo eco de canción. No irán á jarra
cual las que sufren del lagar la soba,



Juan Gelman

con amenazas y promesas con veneno y ajenjo...

-- de Juan Gelman --

Con amenazas y promesas con veneno y ajenjo
los albañiles edificaron la casa del rey
y después no pudieron holgar porque
vino la muerte a darles otro empleo
los albañiles le dijeron a la huesuda
no nos lleves hay qué hacer todavía
hay que revocar a fino las paredes hay que
limpiar las manchas de cal los carpinteros
tenían que mejorar el acabado
de las puertas los marcos de las puertas
los pintores no habían terminado de pintar
¿cómo nos vas a tomar ahora? le decían
pero la muerte dijo que
necesitaba un palacio como aquél y más
bello que aquél y quería que trabajaran para ella y
los empezó a separar por oficio
hasta que llegó a hiranyaka el mejor
de los albañiles autor de paredes famosas y cuando
lo iba a pasar al otro lado le preguntó
¿dónde está tu corazón?
tiene que venir también tu corazón
no lo tengo contestó hiranyaka
ha hecho su casa en una mujer
oh muerte restos de mi corazón
encontrarás en cada casa de este reino
en cada pared que levanté hay restos de mi
corazón
pero mi corazón
ha hecho su casa en una mujer



Juan Gelman

arte poética

-- de Juan Gelman --

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo implacable
me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del, alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.
Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.



Julio Herrera Reissig

la llavera

-- de Julio Herrera Reissig --

Viste el hábito rancio y habla ronco en voz densa;
sigue un perro la angustia de su sombra benigna;
mascullando sus votos, reverente, consigna
un espectro achacoso de rutina suspensa...

Al repique doméstico de sus llaves, se piensa
en las brujas de rembrandt... Sin embargo, es tan digna
que luzbel la chamusca, por lo cual se persigna
y con aguas benditas neutraliza su ofensa...

Ella sabe la historia de los santos patrones,
de syllabus, de ritos y de kirieleysones...
Ella sufre nostalgias sordas del santo oficio.

En la gloria del padre será libre de expurgo.
Y se tiene por cierto que en la noche del juicio
dará fe de los buenos moradores del burgo...



Julio Herrera Reissig

los carros

-- de Julio Herrera Reissig --

Mucho antes que el agrio gallinero, acostumbra
a cantar el oficio de la negra herrería,
husmea el boticario, abre la barbería...
En la plaza hay tan sólo un farol (que no alumbra).

A través de la sórdida nieve que apesadumbra,
los bueyes del cortijo aran la cercanía,
y en gesto de implacable mala estación, el guía
salpica de improperios rurales la penumbra.

Mientras, duerme la villa señorial... Los amores
de la fuente se lavan en su mármol antiguo;
y bajo el candoroso astro de los pastores,

ungiendo de añoranzas el sendero contiguo,
pasan silbidos lentos y aires de tiempo ambiguo,
en tintinambulantes carros madrugadores.



Francisco de Aldana

Hase movido, dama, una pasión

-- de Francisco de Aldana --

Hase movido, dama, una pasión
entre Venus, Amor y la Natura
sobre vuestra hermosísima figura,
en la cual todos tres tienen razón;

buscan quien les absuelva esta quistión
con viva diligencia y suma cura,
y es tan alta, tan honda y tan oscura
que no hay quien dalle pueda solución

Ponen estas querellas contra vos:
Venus, que le usurpáis su sacrificio,
Amor, que no lo conocéis por dios,

Natura dice, y jura por su oficio,
que de vuestra impresión nunca hizo dos
y que ingrata le sois del beneficio.



José Martí

noche de mayo

-- de José Martí --

Noche de mayo 1
con un astro la tierra se ilumina;
con el perfume de una flor se llenan
las ámbitos inmensos. Como vaga,
misteriosa envoltura, una luz tenue
naturaleza encubre,y una imagen
misma del linde en que se acaba brota
entre el humano batallar. ¡Silencio!
en el color, oscuridad! ¡enciende
el sol al pueblo bullicioso y brilla
la blanca luz de luna!en los ojos
la imagen va,porque si fuera buscan
del vaso herido la admirable esencia,
en haz de aromas a los ojos surge:
y si al peso del párpado obedecen,
¡como flor que al plegar las alas pliega
consigo su perfume, en el solemne
templo interior como lamento triste
la pálida figura se levanta!
divino oficio! el universo entero,
su forma sin perder, cobra la forma
de la mujer amada, y el esposo
ausente, el cielo póstumo adivina
por el casto dolor purificado.
José martí



José Martí

a juan doniila

-- de José Martí --

Mi querido amigo juan:
he puesto ahora mismo el nombre
de usted como ejemplo de hombre,
en unas cartas que van
camino al cayo, y dirán
al constante cayo hueso
que en esta angustia y exceso
de oficio que ahoga mi vida,
por lo noble no lo olvida
su amigo: ni olvida el $1.00.
Su
martí



Baltasar del Alcázar

al amor

-- de Baltasar del Alcázar --

Amor, no es para mí ya tu ejercicio,
porque cosa que importa no la hago;
antes lo que tu intentas yo lo estrago,
porque no valgo un cuarto en el oficio.
Hazme pues, por tu fe, este beneficio:
que me sueltes y des carta de pago.
Infamia es que tus tiros den en vago:
procura sangre nueva en tu servicio.
Ya yo con solas cuentas y buen vino
holgaré de pasar hasta el extremo;
y si me libras de prisión tan fiera,
de aquí te ofrezco un viejo mi vecino
que te sirva por mí en el propio remo,
como quien se rescata de galera.



Baltasar del Alcázar

Al amor (Baltasar del Alcázar)

-- de Baltasar del Alcázar --

Amor, no es para mí ya tu ejercicio,
porque cosa que importa no la hago;
antes lo que tu intentas yo lo estrago,
porque no valgo un cuarto en el oficio.

Hazme pues, por tu fe, este beneficio:
que me sueltes y des carta de pago.
Infamia es que tus tiros den en vago:
procura sangre nueva en tu servicio.

Ya yo con solas cuentas y buen vino
holgaré de pasar hasta el extremo;
y si me libras de prisión tan fiera,

de aquí te ofrezco un viejo mi vecino
que te sirva por mí en el propio remo,
como quien se rescata de galera.



Blanca Andreu

dame la noche que no intercede, la noche migratoria con

-- de Blanca Andreu --

Dame la noche que no intercede, la noche migratoria con cifras de cigüeña,
con la grulla celeste y su alamar guerrero,
palafrén de la ola oscuridad.
Dame tu parentesco con una sombra de oro, dame el mármol y su perfil leve y ciervo,
como de estrofa antigua.
Dame mis manos degolladas por la noche que no intercede,
palafrén de las más altas mareas,
mis manos degolladas entre los altos cepos y las llamas lunares,
mis manos migratorias por el cielo de agosto.
Dame mis manos degolladas por el antiguo oficio de la infancia,
mis manos que sajaron el cuello de la noche,
el destello del sueño con metáforas verdes,
el vino blasonado que se quedó dormido.



Claudio Rodríguez

alto jornal

-- de Claudio Rodríguez --

Dichoso el que un buen día sale humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado,
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba