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-- de César Vallejo --
vii
rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasado.
Doblé la calle por la que raras
veces se pasa con bien, salida
heroica por la herida de aquella
esquina viva, nada a medias.
Son los grandores,
el grito aquel, la claridad de careo,
la barreta sumersa en su función de
¡ya!
cuando la calle está ojerosa de puertas,
y pregona desde descalzos atriles
trasmañanar las salvas en los dobles.
Ahora hormigas minuteras
se adentran dulzoradas, dormitadas, apenas
dispuestas, y se baldan,
quemadas pólvoras, altos dea 1921.
Poema "rumbé sin novedad por la veteada calle" de César Vallejo
-- de César Vallejo --
Rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasado.
Doblé la calle por la que raras
veces se pasa con bien, salida
heroica por la herida de aquella
esquina viva, nada a medias.
Son los grandores,
el grito aquel, la claridad de careo,
la barreta sumersa en su función de ¡ya!
Cuando la calle está ojerosa de puertas,
y pregona desde descalzos atriles
trasmañanar las salvas en los dobles.
Ahora hormigas minuteras
se adentran dulzoradas, dormitadas, apenas
dispuestas, y se baldan,
quemadas pólvoras, altos de a 1921.
Poema "Trilce: VII" de César Vallejo
-- de Gabriela Mistral --
Que mi dedito lo cogió una almeja,
y que la almeja se cayó en la arena,
y que la arena se la tragó el mar.
Y que del mar la pescó un ballenero
y el ballenero llegó a gibraltar;
y que en gibraltar cantan pescadores:
«novedad de tierra sacamos del mar,
novedad de un dedito de niña:
¡la que esté manca lo venga a buscar!»
que me den un barco para ir a traerlo,
y para el barco me den capitán,
para el capitán que me den soldada,
y que por soldada pide la ciudad:
marsella con torres y plazas y barcos,
de todo el mundo la mejor ciudad,
que no será hermosa con una niñita
a la que robó su dedito el mar,
y los balleneros en pregones cantan
y están esperando sobre gibraltar...
Poema "la manca" de Gabriela Mistral
-- de Hernando de Acuña --
Tal novedad me causa haber probado
el bien pasado, que, en el mal que pruebo,
lo mucho que me duelo, a lo que debo,
no puede ser con mucho comparado.
Y Amor me tiene tan escarmentado,
que casi a desear bien no me atrevo;
determino moverme, y no me muevo,
voy vacilando de uno en otro estado.
De todos vengo a conocer que el mío,
por natural razón, es apartarme
del derecho camino que me guía;
pero cuando en seguirlo más me fío,
hallo que voy por tan contraria vía,
y al cabo escojo por mejor quedarme.
Poema "Tal novedad me causa haber probado" de Hernando de Acuña
-- de Juan Bautista Aguirre --
Qué linda cara que tienes,
válgate Dios por muchacha,
que site miro, me rindes
y si me miras, me matas.
Esos tus hermosos ojos
son en ti, divina ingrata,
harpones cuando los flechas,
puñales cuando los clavas.
Esa tu boca traviesa,
brinda entre coral y nácar,
un veneno que da vida
y una dulzura que mata.
En ella las gracias viven;
novedad privilegiada,
que haya en tu boca hermosura
sin que haya en ella desgracia.
Primores y agrados hay
en tu talle y en tu cara
todo tu cuerpo es aliento,
y todo tu aliento es alma.
El licencioso cabello
airosamente declara,
que hay en lo negro hermosura,
y en lo desairado hay gala.
Arco de amor son tus cejas,
de cuyas flechas tiranas,
ni quien se defiende es cuerdo,
ni dichoso quien se escapa.
¡Qué desdeñosa te burlas!
y ¡qué traidora te ufanas,
a tantas fatigas firme,
y a tantas finezas falsa!
¡Qué mal imitas al cielo
pródigo contigo en gracias,
pues no sabes hacer una
cuando sabes tener tantas!
Poema "A una dama imaginaria" de Juan Bautista Aguirre
-- de Gutierre de Cetina --
Pastor, ¿cuál ocasión, cuál cosa extraña,
qué infortunio cruel, cuál fiero hado,
te trujo a apacentar nuevo ganado
tan lejos de tu bien, a esta montaña?
la nueva novedad de tal hazaña
me ha tenido confuso y alterado,
sabiendo que no estás sin el cuidado
que solías tener allá en españa.
Mira bien cómo vas por esta tierra;
si tienes libertad mira por ella,
que las ninfas de acá son cautelosas.
Por tal beldad, pastor, podrás perdella,
que te dará mil muestras amorosas
y haráte después bárbara guerra.
Poema "al príncipe de ascoli III" de Gutierre de Cetina
-- de Gutierre de Cetina --
Ni en el bien, si lo alcanzo, me detengo;
el tiempo en que no os veo, aunque es muy luengo,
con el alma os estoy siempre presente.
Con tal orden templáis un accidente,
que en el mayor favor, si alguno tengo,
cuando en el disfavor a pensar vengo,
paso por él así livianamente.
Y el placer, el pesar, el riso, el llanto,
gozar y padecer, daño y provecho
igualmente por vos me satisface.
Sola una novedad me causa espanto:
teniendo de contrarios lleno el pecho,
¿cómo la división no lo deshace?
Poema "no hallo ya en el mal inconveniente" de Gutierre de Cetina
-- de Hernando de Acuña --
Vivir, señora, quien os vio, sin veros,
no es por virtud ni fuerza de la vida,
que, en partiendo de vos, fuera perdida,
si el dejaros de ver fuese perderos;
mas de tanto valor es el quereros,
que, teniéndoos el alma en sí esculpida,
de su vista y memoria, que no olvida,
ninguna novedad basta a moveros.
Así, aunque lejos de vuestra presencia,
vos sola me estaréis siempre presente
y no me faltaréis hora ninguna,
sin que puedan tenerme un punto ausente
el áspero desdén, la cruda ausencia,
nueva llaga de amor, tiempo o fortuna.
Poema "En ausencia" de Hernando de Acuña
-- de Hernando de Acuña --
Viendo su bien tan lejos mi deseo,
alejóseme tanto por seguirle,
que tuve por difícil reducirle
al derecho camino sin rodeo.
Y ahora tan mal me tiene, que me veo
sin fuerza con que pueda resistirle,
tan forzado me tiene a consentirle,
que soy el que de mí menos poseo.
Ninguna novedad hay que me aparte
de tal congoja, ni que yo la crea,
sino para mayor inconveniente;
pues siendo yo de mí la menor parte,
por fuerza hace Amor que el todo sea,
sólo para sentir lo que él consiente.
Poema "Viendo su bien tan lejos mi deseo" de Hernando de Acuña
-- de Bartolomé de Argensola --
Fabio, pensar que el Padre soberano
en esas rayas de la palma diestra
(que son arrugas de la piel) te muestra
los accidentes del discurso humano,
es beber con el vulgo el error vano
de la ignorancia, su común maestra;
bien te confieso que la suerte nuestra,
mala o buena, la puso en nuestra mano.
Di, ¿quién te estorbará el ser rey, si vives
sin envidiar la suerte de los reyes,
tan contento y pacífico en la tuya,
que estén ociosas para ti sus leyes,
y cualquier novedad que el cielo influya
como cosa ordinaria la recibes?
Poema "Fabio, pensar que el Padre soberano" de Bartolomé de Argensola
-- de Ramón López Velarde --
Ser una casta pequeñez...
A alfonso cravioto
fuérame dado remontar el río
de los años, y en una reconquista
feliz de mi ignorancia, ser de nuevo
la frente limpia y bárbara del niño...
Volver a ser el arrebol, y el húmedo
pétalo, y la llorosa y pulcra infancia
que deja el baño por secarse al sol...
Entonces, con instinto maternal,
me subirías al regazo, para
interrogarme, amor, si eras querida
hasta el agua inmanente de tu pozo
o hasta el penacho tornadizo y fágil
de tu naranjo en flor.
Yo, sintiéndome bien en la aromática
vecindad de tus hombros y en la limpia
fragancia de tus brazos,
te diría quererte más allá
de las torres gemelas.
Dejarías entonces en la bárbara
novedad de mi frente
el beso inaccesible
a mi experiencia licenciosa y fúnebre.
¿Por qué en la tarde inválida,
cuando los niños pasan por tu reja,
yo no soy una casta pequeñez
en tus manos adictas
y junto a la eficacia de tu boca?
Poema "ser una casta pequeñez..." de Ramón López Velarde
-- de Ramón López Velarde --
Fuérame dado remontar el río
de los años, y en una reconquista
feliz de mi ignorancia, ser de nuevo
la frente limpia y bárbara del niño...
Volver a ser el arrebol, y el húmedo
pétalo, y la llorosa y pulcra infancia
que deja el baño para secarse al sol...
Entonces, con instinto maternal,
me subirías al regazo, para
interrogarme, Amor, si eras querida
hasta el agua inmanente de tu pozo
o hasta el penacho tornadizo y fágil
de tu naranjo en flor.
Yo, sintiéndome bien en la aromática
vecindad de tus hombros y en la limpia
fragancia de tus brazos,
te diría quererte más allá
de las torres gemelas.
Dejarías entonces en la bárbara
novedad de mi frente
el beso inaccesible
a mi experiencia licenciosa y fúnebre.
¿Por qué en la tarde inválida,
cuando los niños pasan por tu reja,
yo no soy una casta pequeñez
en tus manos adictas
y junto a la eficacia de tu boca?
Poema "Ser una casta pequeñez" de Ramón López Velarde