Buscar Poemas con Naipes


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Se han encontrado 4 poemas con la palabra naipes

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José Ángel Buesa

cuartetos del transeúnte

-- de José Ángel Buesa --

Sonríe, jardinera, si en el surco te inclinas
y buscas el secreto profundo de las rosas
no pienses que las rosas se afean con espinas;
sino que las espinas se embellecen con rosas.
Jugué al amor contigo, con vanidad tan vana
que marqué con la uña los naipes que te di.
Y en ese extraño juego, donde pierde el que gana,
gané tan tristemente, que te he perdido a ti.
Al referir mi viaje le fui añadiendo cosas.
Cosas que sueño a veces, pero que nunca digo,
y así, donde vi un yermo, juré haber visto rosas.
No me culpes, muchacha, que igual hice contigo.
Yo sólo pude recordar tu nombre,
tú, en cambio, recordaste cada fecha de ayer.
Y aprendí que las cosas que más olvida un hombre,
son las cosas que siempre recuerda una mujer.
Aquí estaba la hierba, viajero de una hora,
y, cuando te hayas ido, seguirá estando aquí.
Bien poco ha de importarle que la pises ahora
sabiendo que mañana nacerá sobre ti.

Poema cuartetos del transeúnte de José Ángel Buesa con fondo de libro

Gaspar María de Nava Álvarez

Situación inalterable del justo

-- de Gaspar María de Nava Álvarez --

Al ambicioso aterran los cuidados
de ser entre los hombres el primero.
Al avaro la sed del vil dinero,
cercado de temor por todos lados.

Al jugador la suerte de los dados,
de los dañosos naipes y el tablero.
Al soberbio le ahoga su ardor fiero.
Al lascivo deseos no arreglados.

A éstos destruye la voraz conciencia,
poniendo los delitos por delante,
y dándoles pesar con su presencia.

Mas el justo, sereno su semblante,
sabe la grande indubitable ciencia
de no temer a nadie ni un instante.

Poema Situación inalterable del justo de Gaspar María de Nava Álvarez con fondo de libro

Juan Gelman

en la carpeta

-- de Juan Gelman --

Tomé mi amor que asombraba a los astros
y le dije: señor amor,
usted crece de tarde, noche y día,
de costado, hacia abajo, entre las cejas,
sus ruidos no me dejan dormir perdí todo apetito
y ella ni nos saluda, es inútil, inútil.
De modo que tomé a mi amor,
le corté un brazo, un pie, sus adminículos,
hice un mazo de naipes
y ante la palidez de los planetas
me lo jugué una noche lentamente
mientras mi corazón silbaba, el distraído.

Poema en la carpeta de Juan Gelman con fondo de libro

Ramón López Velarde

Boca flexible, ávida

-- de Ramón López Velarde --

Cumplo a mediodía
Con el buen precepto de oír misa entera
Los domingos, y a estas misas cenitales
Concurres tú, agudo perfil; cabellera
Tormentosa, nuca morena, ojos fijos;
Boca flexible, ávida de lo concienzudo,
Hecha para dar los besos prolijos
Y articular la sílaba lenta
De un minucioso idilio, y también
Para persuadir a un agonizante
A que diga amén.

Figura cortante y esbelta, escapada
De una asamblea de oblongos vitrales
O de la redoma de un alquimista:
Ignoras que en estas misas cenitales,
Al ver, con zozobra,
Tus ojos nublados en una secuencia
De Evangelio, estuve cerca de tu llanto
Con una solicita condescendencia;
Y tampoco sabes que eres un peligro
Armonioso para mi filosofía
Petulante... Como los dedos rosados
De un párvulo para la torre baldía
De naipes o dados.



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