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Se han encontrado 26 poemas con la palabra mágico

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José María Eguren

la niña de la lámpara azul

-- de José María Eguren --

En el pasadizo nebuloso
calcula mágico sueño de estambul,
su perfil presenta destelloso
la niña de la lámpara azul.

Ágil y risueña se insinúa,
y su llama seductora brilla,
tiembla en su cabello la garúa
de la playa de la maravilla.

Con voz infantil y melodiosa
el fresco aroma de abedul,
habla de una vida milagrosa
la niña de la lámpara azul.

Con cálidos ojos de dulzura
y besos de amor matutino,
me ofrece la bella criatura
un mágico y celeste camino.

De encantación en un derroche,
hiende leda, vaporoso tul;
y me guía a través de la noche
la niña de la lámpara azul.

Poema la niña de la lámpara azul de José María Eguren con fondo de libro

Ramón María del Valle Inclán

rosa de zoroastro

-- de Ramón María del Valle Inclán --

En el espejo mágico aparee
toda mi vida, y como cirio místico
aquel amor lejano aun estremece
con su luz el pleroma cabalístico.

Reza, alma triste, en sus devotas huellas,
los ecos de los muertos son sagrados,
como dicen que alumbran las estrellas,
alumbran los amores apagados.

Esta cera que enciende su lucero,
más luminoso cuanto más distante,
en el mágico circulo agorero
signa la eternidad de cada instante.

Suspende el grano en el reloj de arena,
y los enigmas de mi noche oscura alumbra
con su cirio de alma en pena,
del sellado cristal, en la clausura.

En el espejo vi la sombra mía negra,
sobre los pasos de la muerte,
y el ánima llorosa que vencía
con su oración el sino de mi suerte.

Aquel amor lejano, ahora vestido
de niebla sideral, su ardiente idea
abre como un arcángel, y el sentido
inmortal de la vida en mi alma atea.

Tiembla en un zodiaco, sollozante
con sollozo de luz. Y su reflejo
circunda con un halo al nigromante
espejo.

Poema rosa de zoroastro de Ramón María del Valle Inclán con fondo de libro

Alejandro Tapia y Rivera

A una señorita

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

I
El sol de la ventura
no ha dado aún a mis ojos
tu imagen; mis antojos
perciben tu hermosura,
perciben en la altura
de un ángel el destello,
de un hada el rostro bello...
Para llamar feliz mi triste suerte,
ángel, hada o mujer, anhelo verte.

II
Amor me inspira el ave
del aire mensajera,
que lleva al alta esfera
como celeste nave
de amor el canto suave;
también amor me inspira
la flor que aroma espira,
y tal dicha en mi ser tu nombre vierte,
que flor, ave o mujer, muero por verte.

III
No sé si eres lucero
que anuncia alegre día,
o en tempestad umbría
ofrece un derrotero
al triste marinero;
empero ángel o hada,
o ave o flor preciada,
o mágico lucero;
para amar más la vida que la muerte,
es mi anhelo, señora, conocerte.

Poema A una señorita de Alejandro Tapia y Rivera con fondo de libro

Ignacio María de Acosta

Un sueño (Acosta)

-- de Ignacio María de Acosta --

Soñaba yo que por la senda hermosa
de la virtud la humanidad corría,
y el sol de la verdad resplandecía
llenando el orbe de su luz radiosa.

La torpe envidia, la calumnia odiosa
abaten su poder y bastardía;
y a la voz del progreso se veía
la sociedad aparecer dichosa.

Un pueblo sólo es el linaje humano,
triunfa la ilustración, y por su empeño
su templo cierra para siempre Jano...

A tan mágico cuadro y halagüeño,
al arpa de oro le tendí la mano
por cantar tanto bien... ¡Mas era un sueño!...



Jacinto Verdaguer

A orillas del mar

-- de Jacinto Verdaguer --

Snbir me place al alto promontorio
Que el piélago domina,
A meditar mientras el sol radiante
Desde el zenit declina.

A la luz de esa antorcha miro el cielo,
Y cubierto de espuma
El dilatado mar; grandeza tanta
Mi pequeñez abruma.

Hablo, y escucho á las galanas ondas,
Y en mágico espejismo
Gozóme en festejar muertos ensueños
Que evoco del abismo.

¡Cuántos castillos levanté en la playa!
Derribólos el viento
Con sus torres y cúpulas altivas
De oro, y cristal, y argento.



Jorge Luis Borges

1964

-- de Jorge Luis Borges --

i
ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.
Ii
ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al sur, a cierta puerta, a cierta esquina.



Jorge Luis Borges

los enigmas

-- de Jorge Luis Borges --

Yo que soy el que ahora está cantando
seré mañana el misterioso, el muerto,
el morador de un mágico y desierto
orbe sin antes ni después ni cuándo.
Así afirma la mística. Me creo
indigno del infierno o de la gloria,
pero nada predigo. Nuestra historia
cambia como las formas de proteo.
¿Qué errante laberinto, qué blancura
ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte?
quiero beber su cristalino olvido,
ser para siempre; pero no haber sido.



Jorge Luis Borges

el bastón de laca

-- de Jorge Luis Borges --

María kodama lo descubrió. Pese a su autoridad y a sufirmeza, es curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quieneslo advierten lo recuerdan.
Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio,infinito en el tiempo, que erigió su muralla para construir unrecinto mágico.
Lo miro. Pienso en aquel chiang tzu quesoñó que era una mariposa y que no sabía aldespertar si era un hombre que había soñado ser unamariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Lo miro. Pienso en el artesano que trabajó elbambú y lo dobló para que mi mano derecha pudiera calzarbien en el puño.
No sé si vive aún o si ha muerto.
No sé si es tahoista o budista o si interrogael libro de los sesenta y cuatro hexagramas.
No nos veremos nunca.
Está perdido entre novecientos treintamillones.
Algo, sin embargo, nos ata.
No es imposible que alguien haya premeditado estevínculo.
No es imposible que el universo necesita estevínculo.



Jorge Luis Borges

a luis de camoens

-- de Jorge Luis Borges --

Sin lástima y sin ira el tiempo mella
las heroicas espadas. Pobre y triste
a tu patria nostálgica volviste,
oh capitán, para morir en ella
y con ella. En el mágico desierto
la flor de portugal se había perdido
y el áspero español, antes vencido,
amenazaba su costado abierto.
Quiero saber si aquende la ribera
última comprendiste humildemente
que todo lo perdido, el occidente
y el oriente, el acero y la bandera,
perduraría (ajeno a toda humana
mutación) en tu eneida lusitana.



Josefina Pla

el amor realizado

-- de Josefina Pla --

Realizado

xii
el amor realizado es un sorbo de muerte
que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
más triste y más sedienta, la boca que nos deja.

Dentro del corazón, alárgase una sombra
cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
del imposible anhelo la trémula saeta,
y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
ante la planta laxa la cansadora meta...

Amor: perfecto guía para ir al encuentro
del dolor apostado al fin de cada senda...



César Vallejo

guitarra

-- de César Vallejo --

El placer de sufrir, de odiar, me tiñe
la garganta con plásticos venenos,
mas la cerda que implanta su orden mágico,
su grandeza taurina, entre la prima
y la sexta
y la octava mendaz, las sufre todas.
El placer de sufrir... ¿Quién? ¿a quién?
¿quién, las muelas? ¿a quién la sociedad,
los carburos de rabia de la encía?
¿cómo ser
y estar, sin darle cólera al vecino?
vales más que mi número, hombre solo,
y valen más que todo el diccionario,
con su prosa en verso,
con su verso en prosa,
tu función águila,
tu mecanismo tigre, blando prójimo.
El placer de sufrir,
de esperar esperanzas en la mesa,
el domingo con todos los idiomas,
el sábado con horas chinas, belgas,
la semana, con dos escupitajos.
El placer de esperar en zapatillas,
de esperar encogido tras de un verso,
de esperar con pujanza y mala poña;
el placer de sufrir: zurdazo de hembra
muerta con una piedra en la cintura
y muerta entre la cuerda y la guitarra,
llorando días y cantando meses.



Olegario Víctor Andrade

La flor de mi esperanza (Andrade)

-- de Olegario Víctor Andrade --

Yo diviso rodando marchita
sin aroma la cándida flor
que furioso huracán precipita
resonando con triste fragor.

De mi seno se lleva la calma,
mis ensueños de gloria, de paz,
y en lugar de la dicha del alma,
solo queda un recuerdo fugaz.

En un tiempo que huyó presuroso
como el eco de triste canción,
levantando su cáliz precioso
parecía celeste visión.

Era hermosa cual nítida estrella,
que refleja su plácida luz,
cuando sola la luna descuella
de la noche en el negro capuz.

Su fragancia divina brindaba
conmovida por mágico ambiente,
y al mirarla un suspiro lanzaba
con mi llanto regando su frente.

Pero pronto el impulso violento
del terrible fatal aquilón,
sin piedad destrozó en un momento
de mi sueños la dulce ilusión.

Y nos sigue un conforme destino:
yo doblego mi altiva cerviz,
ella pierde su aroma divina,
su precioso, variado matiz.

¡Cuán sensible es el ver marchitarse
de ferviente esperanza la flor,
y en la vida fugaz deslizarse
por abismos de luto y horror!

(Uruguay, 13 de octubre de 1855)



José María Eguren

las bodas vienesas

-- de José María Eguren --

En la casa de las bagatelas,
vi un mágico verde de rostro cenceño,
y las cincidelas
vistosas le cubren la barba de sueño.

Dos infantes oblongos deliran
y al cielo levantan sus rápidas manos,
y dos rubias gigantes suspiran,
y el coro preludian cretinos ancianos.

Que es la hora de la maravilla;
la música rompe de canes y leones
y bajo chinesca pantalla amarilla
se tuercen guineos con sus acordeones.

Y al compás de los címbalos suaves,
del hijo del rino comienzan las bodas;
con sus basquiñas enormes y graves
preséntase mustias las primeras beodas.

Y margraves de añeja germania,
y el rútilo extraño de blonda melena,
y llega con flores azules de insania
la bárbara y dulce princesa de viena.

Y al dulzor de las virgíneas camelias
van pos del cortejo la banda macrobia,
y rígidas, fuertes, las tías amelias;
y luego cojeando, cojeando la novia,



José Tomás de Cuellar

Jesucristo en la cruz

-- de José Tomás de Cuellar --

El que ha podido hacer adorar una
cruz, el que ha ofrecido por culto á
los hombres la humanidad doliente y
la virtud perseguida, éste, lo juramos,
no puede menos de ser un Dios.

CHATEAUBRIAND.

¡Calle el mundo á mi voz! El arpa mía
Va á repetir el eco del Calvario
Con mágico concento,
Que en alas de la mística poesía
Se eleve presuroso y solitario
Hasta tocar el alto firmamento.

¡Calle el mundo á mi voz! Altivos reyes,
Pueblos que venerais la augusta enseña
Con júbilo infinito,



Salvador Díaz Mirón

En el álbum de la señorita Ana Markoe

-- de Salvador Díaz Mirón --

Espléndida rosa de mágico prado
que entreabre sus hojas al sol del amor,
eso eres, Anita. Yo soy, a tu lado,
la espina en la rosa, la nube en el sol.

Dejé mis riberas, mi nido de palma,
colgado de un árbol dejé mi rabel;
tendí en el espacio las alas de mi alma
y llego y murmuro mi nombre a tus pies.

Es flor de los cielos la pálida estrella,
es flor de las ondas la espuma del mar,
es flor del recuerdo mi dulce querella,
es flor que se muere si en tu alma no está.



José Alcalá Galiano

Aparición

-- de José Alcalá Galiano --

Miré tu rostro, y de la inmensa altura
Bajé á mi corazón,
Y al verle encadenado á tu hermosura
Bendije mi prision.

La noche en su silencio y con su calma
Adormeció mi sér,
Y al mecerse tranquila, olvidó el alma
Su eterno padecer;

Una sola mirada de tus ojos
Del sueño me sacó,
Y una sonrisa de tus labios rojos
De amor me estremeció.

La quietud con su mágico misterio
Me hacia meditar;
Oí tu voz de irresistible imperio
Y prorumpí á llorar.

Léjos de las miserias de la vida,
De los astros en pos,
Mi mente, con delirio, iba perdida
Allí buscando un Dios.

Y cuando más ansioso le buscaba
Aparecer te ví,
Y la faz de aquel Dios que no encontraba
Ví reflejarse en tí.



Marilina Rébora

consolación

-- de Marilina Rébora --

Consolación
¿quién habló de que un día hubiera de perderte?
¿quién dijo que tu sombra, al fin, quedará quieta?
¿es que ignoras acaso lo que aprendió a quererte
el alma ennoblecida de ternura secreta?
un amor que es amor no termina en la muerte,
pues no tiene principio ni término ni meta;
sometido al don mágico que todo lo convierte,
y todo lo transforma, y todo lo interpreta.
Teniéndote a mi lado, la vida es vida-vida,
pero sin ti transcurre en tiempo de amarguras;
mi lámpara no arde, ¿a qué estar encendida?
y en el balcón el viento siempre gime por triste,
que a tientas tras tu imagen, por voluntad a oscuras,
en tu recuerdo sólo, el corazón subsiste.



Marilina Rébora

alfonsina storni

-- de Marilina Rébora --

Alfonsina storni
entre un romper de olas descubro el monumento
de la que fue poeta y ante todo mujer.
La luz va declinando en apagarse lento
y ya en el horizonte muere el atardecer.
Como dulce canción me llegan con el viento
las palabras de otrora, recuerdos del ayer,
y todo cobra vida, mágico, en un momento,
igual que si de nuevo hoy la volviera a ver.
Me encuentro allá en la infancia junto a ella sentada,
personaje irreal para mi ingenuo asombro,
que apenas a nombrarla me resuelvo: «¡alfonsina!»
a mi débil susurro responde embelesada,
acercando amorosa mi cabeza a su hombro:
«¡y tú eres marilina y serás marilina!»



Mario Benedetti

todavía

-- de Mario Benedetti --

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría
palpo gusto escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo
tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto
nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa
sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía
pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro
y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido
y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más
todavía.



Medardo Ángel Silva

El retorno (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

Y vuelves —brisa, nube, flor y trino—
para mi corazón que nada espera,
a mis rotos palacios de quimera
sepultos en la arena del camino.

El dulzor de la extinta primavera
guarda mi corazón —vaso divino—,
como el rosado caracol marino
guarda el eco del mar en la ribera.

¡Oh, abril celeste, con el alma buena,
clara y sencilla, como la azucena,
como la estrella inaccesible y pura,

cuyo recuerdo mágico persiste
en un renacimiento de ternura,
al resplandor de tu mirada triste!



Juan Nicasio Gallego

A la señorita María de la Concepción Ganoso

-- de Juan Nicasio Gallego --

Aún en mi corazón, con fuego impreso,
y en mi atónito oído resonando,
dura el suspiro de tu acento blando,
más dulce que de amor el primer beso.

Al donoso ademán, al embeleso
de tu expresión y tus miradas, cuando
cantas el aire bético imitando,
¿quién, Corila gentil, no pierde el seso?

Bella, sensible, juguetona, esquiva,
me exalto, y río, y me estremezco, y lloro
al eco de tu voz tierna o festiva.

¡Feliz quien goce el mágico tesoro
de tantas gracias, y contigo viva,
y escuche de tu labio un: Yo te adoro.



Juan Nicasio Gallego

Al primer pintor de Camara don Vicente López

-- de Juan Nicasio Gallego --

Si plugo a Carlos con la regia mano,
que a Marte arrebató palmas sin cuento,
alzar del suelo el mágico instrumento
a que gloria inmortal debe Tiziano;

si vio Velázquez de su dicha ufano
premiar todo a Filipo su talento,
dando a su efigie en ínclito ornamento
la roja insignia del Patrón hispano:

hoy a despecho de la envidia injusta
te ofrece, López, tan feliz destino
de otro monarca la bondad augusta,

que a favor desusado y peregrino
da a tus desvelos recompensa justa
y nuevos timbres al pincel divino.



Juan Ramón Molina

Pesca de Sirenas

-- de Juan Ramón Molina --

Péscame una sirena, pescador sin fortuna
Que yaces pensativo del mar junto a la orilla
Propicio es el momento porque la vieja luna
Como un mágico espejo entre las olas brilla

Han de venir hasta esta rivera una tras una
Mostrando a flor de agua su seno sin mancilla
Y cantarán en coro, no lejos de la duna
Su canto que a los pobres marinos maravilla

Penetra al mar entonces y escoge la más bella
Con tu red envolviéndola, no escuches su querella
Que es como el canto aleve de la mujer. El sol,

La mirará mañana entre mis brazos loca
Morir bajo el martirio divino de mi boca
Moviendo entre mis piernas su cola tornasol.



Francisco Villaespesa

canción del recuerdo XII

-- de Francisco Villaespesa --

¿qué encanto tiene esa lejana estrella,
qué mágico poder en ella existe,
cuando tan pronto de mi amor partiste
sin dejar el recuerdo de una huella?
la vieja casa, tan alegre y bella,
desde que tú con tu alegría huiste,
está tan muda, desolada y triste,
que da espanto y terror entrar en ella.
¿Por qué, por qué nos has abandonado?
el fuego del hogar está apagado;
las ventanas cerradas, y si alguna
mano las abre, hasta la luz parece
que, llorando el rigor de mi fortuna,
al entrar en la casa se entristece!



Rubén Darío

Elogio de la seguidilla

-- de Rubén Darío --

ETRO mágico y rico que al alma expresas
Llameantes alegrías, penas arcanas,
Desde en los suaves labios de las princesas
Hasta en las bocas rojas de las gitanas.



Rubén Darío

Responso

-- de Rubén Darío --

ADRE y maestro mágico, liróforo celeste
Que al instrumento olímpico y a la siringa agreste
Diste tu acento encantador;
Panida! Pan tú mismo, que coros condujiste
Hacia el propíleo sacro que amaba tu alma triste,
Al son del sistro y del tambor!



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