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-- de Luis Palés Matos --
Este silencio lleno de morfina
goza un mareo de profundidades,
donde el alma poética se inclina
atisbando soñadas claridades;
y se pierde en la sed, de una divina
procesión de simbólicas beldades:
novia blanca, y azul, y cristalina,
novia llena de espiritualidades.
Las doce de la noche. Muy aprisa
pasa el arco invisible de la brisa
sobre el cordaje rudo de la fronda;
y el soñador bohemio, bajo una
borrachera, vacua ante la luna
que le clava su hostia pura y honda.
Poema "media noche" de Luis Palés Matos
-- de Ernesto Noboa y Caamaño --
Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico;
lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal:
tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico
la ampolla de morfina y el frasco de cloral.
Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico
de hampones y rameras, pasto del hospital.
En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico,
como araña poeana, teje su red el mal.
No importa que los otros me huyan. El aislamiento
es propicio a que nazca la flor del sentimiento:
el nardo del ensueño brota en la soledad.
No importa que me nieguen los aplausos humanos
si me embriaga la música de los astros lejanos
y el batir de mis alas sobre la realidad.
Poema "Ego Sum" de Ernesto Noboa y Caamaño
-- de Francisco Villaespesa --
Es otra señorita de maupin. Es viciosa
y frágil como aquella imagen del placer,
que en la elegancia rítmica de su sonora prosa
nos dibujó la pluma de theófilo gautier.
Sus rojos labios sáficos, sensitivos y ambiguos,
a la par piden besos de hombre y de mujer,
sintiendo las nostalgias de los faunos antiguos
cuyos labios sabían alargar el placer.
Ama los goces sádicos. Se inyecta de morfina;
pincha a su gata blanca. El éter la fascina,
y el opio le produce un ensueño oriental.
De súbito su cuerpo de amor vibra y se inflama
al ver, entre los juncos, temblar como una llama
la lengua roja y móvil de algún tigre real.
Poema "ensueño de opio" de Francisco Villaespesa