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-- de Miguel Hernández --
No sé qué sepultada artillería
dispara desde abajo los claveles,
ni qué caballería
cruza tronando y hace que huelan los laureles.
Sementales corceles,
toros emocionados,
como una fundición de bronce y hierro,
surgen tras una crin de todos lados,
tras un rendido y pálido cencerro.
Mayo los animales pone airados:
la guerra más se aíra,
y detrás de las armas los arados
braman, hierven las flores, el sol gira.
Hasta el cadáver secular delira.
Los trabajos de mayo:
escala su cenit la agricultura.
Aparece la hoz igual que un rayo
inacabable en una mano oscura.
A pesar de la guerra delirante,
no amordazan los picos sus canciones,
y el rosal da su olor emocionante
porque el rosal no teme a los cañones.
Mayo es hoy más colérico y potente:
lo alimenta la sangre derramada,
la juventud que convirtió en torrente
su ejecución de lumbre entrelazada.
Deseo a españa un mayo ejecutivo,
vestido con la enterna plenitud de la era.
El primer árbol es su abierto olivo
y no va a ser su sangre la postrera.
La españa que hoy no se ara, se arará toda entera.
Poema "primero de mayo de 1937" de Miguel Hernández
-- de Emilio Bobadilla --
¡Mayo! ¿Esto es Mayo? ¿Dónde está su brillo?
¿Y dónde su fragancia? La ventisca
ha tornado lo verde en amarillo
y dado al campo una expresión arisca.
El desconcierto añade de su odio
al desconcierto natural el hombre
y no parece el mundo sino brodio
de locura y catástrofes sin nombre.
¡Oh días tenebrosos, días aciagos
de indescriptibles, punzadores dramas,
de heroicas cobardías y de estragos!
¿En dónde refugiarse? ¡El cielo en guerra,
epiléptico el mar, el aire en llamas
y en fragorosa convulsión la tierra!
Poema "Mayo catastrófico" de Emilio Bobadilla
-- de Ernesto Cardenal --
Nuestro amor
nació en mayo
con malinches en flor
cuando están en flor
los malinches en managua.
Sólo ese mes
dan flores:
en los demás
dan vainas
pero los malinches
volverán a florecer
en mayo
y el amor
que se fue
ya no volverá
Poema "epigrama XXXV" de Ernesto Cardenal
-- de Anónimo --
Que por mayo era, por mayo,
cuando los grandes calores,
cuando los enamorados
van servir á sus amores,
sino yo, triste mezquino,
que yago en estas prisiones,
que ni sé cuándo es de dia,
ni ménos cuándo es de noche
sino por una avecilla
que me cantaba al albor:
matómela un ballestero;
¡déle Dios mal galardon!
Poema "Romance del prisionero" de Anónimo
-- de José Martí --
Noche de mayo 1
con un astro la tierra se ilumina;
con el perfume de una flor se llenan
las ámbitos inmensos. Como vaga,
misteriosa envoltura, una luz tenue
naturaleza encubre,y una imagen
misma del linde en que se acaba brota
entre el humano batallar. ¡Silencio!
en el color, oscuridad! ¡enciende
el sol al pueblo bullicioso y brilla
la blanca luz de luna!en los ojos
la imagen va,porque si fuera buscan
del vaso herido la admirable esencia,
en haz de aromas a los ojos surge:
y si al peso del párpado obedecen,
¡como flor que al plegar las alas pliega
consigo su perfume, en el solemne
templo interior como lamento triste
la pálida figura se levanta!
divino oficio! el universo entero,
su forma sin perder, cobra la forma
de la mujer amada, y el esposo
ausente, el cielo póstumo adivina
por el casto dolor purificado.
José martí
Poema "noche de mayo" de José Martí
-- de Alberto Lista --
Nace la aurora y el hermoso día
brilla de rojas nubes coronado;
en mi pecho, de penas abrumado,
la sonrosada luz es noche umbría.
De las aves la plácida armonía
es para mí graznido malhadado,
y estruendo ronco y son desconcertado
el blando ruido de la fuente fría.
Brotan rosas el soto y la ribera;
para mí solo, triste y dolorido,
espinas guarda el mayo floreciente.
Que esta es, oh niño dios, tu ley primera;
no hay mal para el amor correspondido,
no hay bien que no sea mal para el ausente.
Poema "La ausencia" de Alberto Lista
-- de Amado Nervo --
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas.
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
-- de Amado Nervo --
¡Oh! ¡los rizos negros y los ojos nubios!
¡Oh, los ojos claros y los rizos rubios!
Los enormes besos en que amor es ducho...
¡Besarse sin treguas y quererse mucho!
Ser grande, muy grande, ser bueno, muy bueno;
pero entre tus brazos y sobre tu seno;
Besarte la nuca, besarte los ojos
y los hombros blancos y los labios rojos...
¡Oh! ¡mis dieciocho años! ¡Oh, mi novia ida!
Mi amor a la vida, mi amor a la vida...
La vida era dulce y el mundo era bueno;
¡pero entre tus brazos y sobre tu seno!
Las lunas de mayo si se los preguntas,
te dirán que vieron nuestras sombras juntas;
el estero de aguas cuchicheadoras
lamió nuestra barca con lenguas sonoras,
lamió nuestras barcas con lenguas sonoras,
en aquellas horas, en aquellas horas...
¿Dónde está la barca? ¿dónde está el estero?
¿dónde están las lunas?... ¡Tú mueres, yo muero!
¡Oh! mis dieciocho años, ¡Oh! ¡mi novia ida!
mi amor a la vida... Mi amor a la vida...
Poema "Ingenua" de Amado Nervo
-- de Lope de Vega --
Sirvan de ramo a sufridora frente
las aspas de la tuya, hosquillo fiero,
no a sepancuantos de civil tintero,
ni en pretina escolástica pendiente.
Jamás humano pie la planta asiente
sobre la piel del arrugado cuero,
antes al mayo que vendrá primero
corra dos toros el planeta ardiente.
Tú solo el vulgo mísero vengaste
de tanto palo, y con tu media esfera,
la tudesca nación atropellaste;
pues desgarrando tanta calza y cuera
tantas con el temor calzas dejaste
tan amarillas dentro como fuera.
Poema "Sirvan de ramo a sufridora frente" de Lope de Vega
-- de César Vallejo --
Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.
Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.
Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.
Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.
Poema "Idilio muerto" de César Vallejo
-- de Dulce María Loynaz --
La tierra se va cansando,
la rosa no huele a rosa.
La tierra se va cansando
de entibiar semillas rotas,
y el cansando de la tierra
sube en la flor que deshoja
el viento... Y allí, en el viento
se queda...
La mariposa
volará toda una tarde
para reunir una gota
de miel...
Ya no son las frutas
tan dulces como eran otras...
Las canas enjutas hacen
azúcar flojo... Y la poca
uva, vino que no alegra...
La rosa no huele a rosa.
La tierra se va cansando
de la raíz a las hojas,
la tierra se va cansando.
(Rosa, rosita de aromas...,
La de la virgen de mayo,
la de mi blanca corona...
¿Que viento la deshojo?)
¡me duele el alma de sola!...
(La virgen se qued6 arriba
toda cubierta de rosas...)
¡No me esperes si me esperas,
rosa mas linda que todas!...
La tierra se va cansando...
El corazón quiere sombra...
Poema "tierra cansada" de Dulce María Loynaz
-- de Emilio Bobadilla --
Truena el cañón; en lucha venatoria,
como espigas, inerme el hombre rueda
y a la luz de una luna sin memoria
todo en silencio legendario queda.
En la penumbra del hogar vacío
la vieja al viejo cuenta sus dolores
y amortiguado el odio, el caserío
lento se va poblando de rumores.
Ya el campanario roto da la hora,
vuelve el arado a socavar la tierra
que el sol de Mayo paternal decora;
vendrán las noches largas; con sentida
voz hablará el recuerdo de la guerra;
vendrá el olvido luego. ¡Así es la vida!
Poema "¡Así es la vida!" de Emilio Bobadilla
-- de Ernesto Cardenal --
(corn island)
el agua de south
west bay es más
azul que el cielo
pero tus ojos son
más azules que
south west bay
y en las cuevas de
(...)
Han llegado ya
las lluvias de mayo,
han vuelto a
florecer los malinches colorados
y el camino del
diriá está alegre
lleno de charcos;
pero ya vos
no estás conmigo
Poema "epigrama XXV" de Ernesto Cardenal
-- de Julián del Casal --
A ricardo del monte
al muy querido y muy venerado maestro,dedica sus primeros versos
julián del casal
árbol de mi pensamiento
lanza tus hojas al viento
del olvido,
que, al volver las primaveras,
harán en ti las quimeras
nuevo nido;
y saldrán de entre tus hojas,
en vez de amargas congojas,
las canciones
que en otro mayo tuvistes,
para consuelo de tristes
corazones.
Poema "introducción" de Julián del Casal
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
¡Cuántas veces fugaz la Primavera
vistió de flores mil el campo abierto,
hora tornado en árido desierto,
ni sombra ya de lo que en Mayo fuera!
En tanto aquella flor, la flor primera,
logro de afanes en cerrado huerto,
ve trocada el colono en fruto cierto,
de árboles mil semilla duradera.
¡Así la juventud! ¡Así la vida!
La que en vanos placeres se consume,
olvidada a la tarde desfallece:
en tanto que la fiel y recogida
que a un solo amor consagra su perfume,
más allá de la tumba reverdece.
Poema "El fruto de bendición" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
Á la orilla de un plácido árroyuelo,
que en sus cristales nítidos retrata
el verde margen y el tranquilo cielo...
—Lengua armoniosa de fulgente plata,
que siempre está contando sin recelo
de aquella soledad la vida grata,—
una noche clarísima y serena
nació una melancólica azucena.
Esto pasó en Abril. —El sol de Mayo
miróla ya, formada y entreabierta,
beber ansiosa el matutino rayo,
cual alma jóven que al amor despierta...
Y ya las brisas, con falaz desmayo,
de su fragancia virgen, leve, incierta,
los primeros efluvios le robaban...
Que con frias lisonjas le pagaban.
En Junio... La magnífica azucena,
sultana favorita entre las flores,
gala y encanto de la orilla amena,
hechizo de los céfiros traidores,
ya prodigaba, de ufanía llena,
al aire... Sus balsámicos olores,
su candidez... Al sol, su risa... Al cielo
y su imágen... Al lúbrico arroyuelo.
Poema "Una flor menos" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de Pedro Salinas --
Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya son nada, se olvidaron.
Él queda, y en él, el mundo,
la rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos , los del principio,
de este final asombrados.
¡Tan claros que se veían,
y aún se podía aclararlos!
están mejor; una luz
que el sol no sabe, unos rayos
los iluminan, sin noche,
para siempre revelados.
Las claridades de ahora
lucen más que las de mayo.
Si allí estaban, ahora aquí;
a más transparencia alzados.
¡Qué naturales parecen,
qué sencillo el gran milagro!
en esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.
Poema "el poema" de Pedro Salinas
-- de Juan de Moncayo --
Muerta la vida y vivo el escarmiento,
luz sin luz, entre horrores eclipsada,
el más tirano triunfo de la nada
y del cielo el más justo sentimiento,
el sol, que al soplo frágil de un aliento
mostró toda su pompa deshojada,
beldad del mayo, en polvo desatada,
de la muerte el despojo más violento
es hoy tu efigie al orbe peregrina,
donde se ven destrozos de cristales
que anuncian de bellezas la rüina.
Voz muda que, en extremos desiguales,
a los rigores de la parca inclina
el milagro mayor de los mortales.
Poema "A una dama muerta" de Juan de Moncayo
-- de Gerardo Diego --
Homenaje a san juan de la cruz
arrastrar largamente la cola del desmayo
sin miedo a una posible rebelión de fragancia
dejarse florecer durante el mes de mayo
de alelíes las manos los ojos de distancia
perdonar a la lluvia su vocación profunda
su amor de las estatuas su modelado egregio
perdonarla aunque luego sepamos que se inunda
de torsos mutilados el jardín del colegio
olvidar los perfumes que lloran los colores
merecer los escorzos que renuevan el aire
dimitir abdicar coronas y esplendores
corbatas fabulosas perdidas al desgaire
porque querido amigo ya todo se compensa
mis deudas tus jazmines trastornos siderales
el muerto que se estira el caracol que piensa
y el ala de la tórtola prolongando hospitales
Poema "palabras proféticas poemas adrede (1941 1943)" de Gerardo Diego
-- de Salvador Díaz Mirón --
Semejas esculpida en el más fino
hielo de cumbre sonrojado al beso
del sol, y tienes ánimo travieso,
y eres embriagadora como el vino.
Y mientras: no imitaste al peregrino
que cruza un monte de penoso acceso,
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Obrando tú como rapaz avieso,
correspondiste con la trampa del trino,
¡por ver mi pluma y torturarme preso!
no así al viandante que se vuelve a un
pino
y párase a escuchar con embeleso
un pájaro que canta en el camino.
Xalapa 27 de mayo de 1901.
Poema "a ella" de Salvador Díaz Mirón
-- de Salvador Díaz Mirón --
Portas al cuello la gentil nobleza
del heráldico lirio; y en la mano
el puro corte del cincel pagano;
¡y en los ojos abismos de belleza!
hay en tus rasgos acritud y alteza,
orgullo encrudecido en un arcano;
¡y resulto en mi prez un vil gusano
que a un astro empina la bestial cabeza!
¡quiero pugnar con el amor; y en vano
mi voluntad se agita y endereza,
como la grama tras el pie tirano!
humillas mi elación y mi fiereza;
¡y resulto en mi prez un vil gusano
que a un astro empina la bestial cabeza!
xalapa. El 25 de mayo de 1901.
Poema "a ti" de Salvador Díaz Mirón
-- de Salvador Díaz Mirón --
Junto al plátano sueltas, en congoja
de doncella insegura, el broche al sayo.
La fuente ríe, y en el borde gayo
atisbo el tumbo de la veste floja.
Y allá, por cima de tus crenchas, hoja
que de vidrio parece al sol de mayo,
toma verde la luz del vivo rayo,
y en una gema colosal te aloja.
Recatos en la virgen son escudos;
y echas en tus encantos, por desnudos,
cauto y rico llover de resplandores.
Despeñas rizos desatando nudos;
y melena sin par cubre primores
y acaricia con puntas pies cual flores.
Poema "Dentro de una esmeralda" de Salvador Díaz Mirón
-- de Vicente Wenceslao Querol --
El día en que yo vi la luz primera,
plantó mi padre en su risueño huerto
ese árbol que admiráis en primavera,
de tiernas hojas y de flor cubierto.
Yo entré en la sociedad, donde hoy batallo,
con la esperanza audaz de los mancebos,
cuando él ennoblecía el fuerte tallo
cada nueva estación con ramos nuevos.
Yo abandoné, buscando horas felices,
mi pobre hogar por la mansión extraña,
y él, inmutable, ahondaba sus raíces
junto al arroyo que sus plantas baña.
Hoy, rugosa la frente y seca el alma,
cuando hasta el eco de mi voz me asombra,
vengo a encontrar la apetecida calma
del tronco amigo a la propicia sombra.
Y evoco las memorias indecisas
de la edad juvenil, sueños perdidos,
mientras juegan sus ramas con las brisas
y al alegre rumor cantan los nidos.
Mi vida agosta ese dolor interno
con que los ojos y la frente enluto:
él abre en mayo su capullo tierno
y da en octubre el aromado fruto.
Poema "A un árbol" de Vicente Wenceslao Querol
-- de Andrés Bello --
No para mí, del arrugado invierno
rompiendo el duro cetro, vuelve mayo
la luz al cielo, a su verdor la tierra,
No el blando vientecillo sopla amores
o al rojo despuntar de la mañana
se llena de armonía el bosque verde.
Que a quien el patrio nido y los amores
de su niñez dejó, todo es invierno.
Poema "No para mí, del arrugado invierno" de Andrés Bello
-- de Antonio Machado --
Era una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un ocultó ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.
Era un acorde lamento
de juventud y de amor
para la luna y el viento,
el agua y el ruiseñor.
«El jardín tiene una fuente
y la fuente una quimera...»
Cantaba una voz doliente,
alma de la primavera.
Calló la voz y el violín
apagó su melodía.
Quedó la melancolía
vagando por el jardín.
Sólo la fuente se oía.
Poema "A Juan Ramón Jimenez" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas, de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Soria 1912
Poema "A un olmo seco" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
¿No eres tú, mariposa,
el alma de estas sierras solitarias,
de sus barrancos hondos
y de sus cumbres agrias?
Para que tú nacieras,
con su varita mágica
a las tormentas de la piedra, un día,
mandó callar un hada,
y encadenó los montes
para que tú volaras.
Anaranjada y negra,
morenita y dorada,
mariposa montés, sobre el romero
plegadas las alillas o, voltarias,
jugando con el sol, o sobre un rayo
de sol crucificadas.
¡Mariposa montés y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada! ...
Que Juan Ramón Jiménez
pulse por ti su líra francíscana.
Sierra de Cazorla, 28 de mayo de 1915
Poema "Mariposa de la sierra" de Antonio Machado
-- de Anónimo --
¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de tí?
Voy en busca de Mercedes
que hace tiempo no la ví.
Ya Mercedes está muerta,
muerta está, que yo la ví,
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
Su carita era de cera
y sus manos, de marfil,
y el velo que la cubría,
de color carmesí.
Sandalias bordadas de oro
llevaba en sus lindos pies,
que se las bordó la infanta,
la infanta doña Isabel.
El manto que la envolvía
era rico terciopelo
y en letras de oro decía:
«Ha muerto cara de cielo».
Los caballos de Palacio
ya no quieren pasear,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.
Los faroles de las calles
con gasas negras están,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.
Ya murió la flor de Mayo,
ya murió la flor de Abril,
ya murió la blanca rosa,
rosa de todo Madrid.
Poema "¿Dónde vas Alfonso XII?" de Anónimo
-- de Manuel Reina --
¡Ven al prado de lirios y claveles,
mi bello y dulce bien! El campo llena
de perfumes la atmósfera serena
y el mes de mayo irradia en los vergeles.
¡Ven! Entre los rosales y laureles
flauta invisible melodiosa suena.
¡Ven! Que en la orilla del Genil amena
el amor es panal de ricas mieles.
¡Ven, mi alma! Las auras su frescura
nos ofrecen; las aves su armonía
y recóndito nido la espesura.
¡Mas no, no vengas, adorada mía;
que el inmenso raudal de mi amargura
tu corazón feliz destrozaría.
Poema "En Mayo" de Manuel Reina
-- de Rosalía de Castro --
Cuido que una planta bella
Que ama y busca la sombra,
Como la busca el alma
Huérfana, triste, enamorada y sola,
Y allí donde jamás la luz del día
Llega sino a través de las umbrosas
Ramas de un mirto y los cristales turbios
De una ventana angosta,
Ella vive tan fresca y perfumada,
Y se torna más bella y más frondosa,
Y languidece y se marchita y muere
Cuando un rayo de sol besa sus hojas.
Para el pájaro el aire, para el musgo la roca,
Los mares para el alga, mayo para las rosas;
Que todo ser o planta va buscando
Su natural atmósfera,
Y sucumbe bien pronto si es que a ella
Oculta mano sin piedad la roba.
Poema "Cuido que una planta bella" de Rosalía de Castro
-- de Miguel Hernández --
12
una querencia tengo por tu acento
una apetencia por tu compañía
y una dolencia de melancolía
por la ausencia del aire de tu viento.
Paciencia necesita mi tormento,
urgencia de tu garza galanía,
tu clemencia solar mi helado día,
tu asistencia la herida en que lo cuento.
¡Ay querencia, dolencia y apetencia!:
tus sustanciales besos, mi sustento,
me faltan y me muero sobre mayo.
Quiero que vengas, flor, desde tu ausencia.
A serenar la sien del pensamiento
que desahoga en mí su eterno rayo.
Poema "12" de Miguel Hernández
-- de Miguel Unamuno --
Una mañana del florido Mayo
abrió sus alas húmedas de sueño
y del naciente sol al tibio rayo
al aire se entregó. Sobre el risueño
haz del natal arroyo hizo el ensayo
primero de sus alas. Del empeño
segura ya, voló. Breve desmayo
posar le hizo en el pétalo sedeño
Poema "Toda una vida" de Miguel Unamuno
-- de Juan Gelman --
Yo te entregué mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora,
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aún, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche, en la
tormenta, en la desgracia,
y más aún, te di mi muerte,
veré subir tu rostro entre el oleaje de las
sombras,
y aún no puedo abarcarte, sigues creciendo como
un fuego, y me destruyes, me construyes, eres oscura como
la luz.
Poema "lo que pasa" de Juan Gelman
-- de Juan Nicasio Gallego --
Mi solo y dulce amor, Corina hermosa,
anhelada mitad del alma mía,
de cuyos bellos ojos nace el día
puro como en abril purpúrea rosa:
El alma que sin ti jamás reposa,
sin ti, su única gloria y su alegría,
en un gemido el para bien te envía,
pues Febo dio su vuelta presurosa.
Vuelan los años ¡ay! y sin estruendo
fugaz los sigue juventud florida,
su mágica ilusión con ella huyendo.
¡Feliz quien goza el sol de su querida!
¡Y triste aquel, que en soledad gimiendo,
ausente pasa el mayo de la vida!
Poema "A Corina ausente" de Juan Nicasio Gallego
-- de Juan Nicasio Gallego --
Siempre, bella Pilar, siempre risueño
luzca a tus ojos el solemne día
que de tus gracias su ventura fía
quien se envanece de llamarte dueño.
Cien veces mayo ofrézcate halagüeño
las flores, que sin él tu aliento cría:
corra tu edad en plácida alegría
como un sabroso y bonancible sueño.
De amables niños, lisonjero adorno
de matrona feliz, fórmete en breve
séquito digno turba bulliciosa,
que al agruparse de su padre en torno,
entre blandas caricias le renueve
rasgos y hechizos de su madre hermosa.
Poema "A la Condesa de Torena en su boda" de Juan Nicasio Gallego
-- de Julio Herrera Reissig --
(Terpsícore puede más que Morfeo)
Saludando cortésmente a la buena Mamá Juno
(Son las XII de la noche, del mes doce a 31)
Entran: Junio, Julio, Agosto, Setiembre, Octubre y Noviembre.
Enero, Marzo y Abril, Mayo, Febrero y Diciembre.
Síguelos el Viejo Tiempo, con traje de soberano.
(El Patriarca de los Siglos a quien ninguno conoce).
Y tomadas de la mano,
Formando rueda y bailando la vieja danza del brinco:
La seis, la ocho, la nueve, la diez, la once, la doce,
La una, la dos, la cuatro, la tres, la siete y la cinco.
(Anuncian: está Terpsícore.) Todos despiertan y ríen:
El gran salón se ilumina con mil resplandores blancos;
Barba Azul corre en sus zancos;
Raras macabras armónicas los instrumentos deslíen,
Y sin que haya espiritistas saltan las mesas y bancos.
Byron, Tirteo y Quevedo se olvidan de que son cojos,
Rabelais y el gran Leopardi no saben ya sus defectos;
Homero y Milton se muestran, ambos, con grandes anteojos;
los cuerdos se vuelven locos y arlequines los proyectos.
(Por bailar a misia Parca también se le van los ojos).
Poema "Llegada de los meses y de las horas" de Julio Herrera Reissig
-- de Federico García Lorca --
Mayo de 1919
mi corazón reposa junto a la fuente fría.
(Llénala con tus hilos,
araña del olvido.)
El agua de la fuente su canción le decía.
(Llénala con tus hilos,
araña del olvido.)
Mi corazón despierto sus amores decía.
(Araña del silencio,
téjele tu misterio)
el agua de la fuente lo escuchaba sombría.
Araña del silencio,
téjele tu misterio.)
Mi corazón se vuelca sobre la fuente fría.
(Manos blancas, lejanas,
detened a las aguas.)
Y el agua se lo lleva cantando de alegría.
(¡Manos blancas, lejanas,
nada queda en las aguas!)
Poema "sueño" de Federico García Lorca
-- de Francisco de Quevedo --
En este sitio donde mayo cierra
cuanto con más fecunda luz florece,
tan parecido al cielo, que parece
parte que de su globo cayó en tierra;
testigos son las peñas de esta sierra
(hombros que al peso celestial ofrece)
del duro afán que el corazón padece,
en alta esclavitud, injusta guerra.
Miré la fuente donde ver solía
a fílida, que en ella se miraba,
cuando por serla espejo no corría.
Por imitar mi envidia se abrasaba,
cuando en sus manos mi atención ardía:
y, en dos incendios, fílida se helaba.
Poema "las tres musas últimas castellanas 21" de Francisco de Quevedo
-- de Francisco de Quevedo --
Detén tu curso, henares, tan crecido
de aquesta soledad músico amado,
en tanto que, contento, mi ganado
goza del bien que pierde este afligido;
y en tanto que en el ramo más florido
endechas canta el ruiseñor, y el prado
tiene de sí al verano enamorado,
tomando a mayo su mejor vestido.
No cantes más, pues ves que nunca aflojo
la rienda al llanto en míseras porfías,
sin menguárseme parte del enojo.
Que mal parece si tus aguas frías
son lágrimas las más, que triste arrojo,
que canten, cuando lloro, siendo mías.
Poema "las tres musas últimas castellanas 47" de Francisco de Quevedo
-- de Francisco de Quevedo --
Aquella frente augusta que corona
cuanto el mar cerca, cuanto el sol abriga
(pues lo que no gobierna lo castiga
dios con no sujetarlo a su persona),
pudo, vistiendo a flora y a pomona,
mandar que el tiempo sus colores siga,
haciendo que el invierno se desdiga
de los yelos y nieves que blasona.
Pudo al sol que a diciembre volvió mayo
volverle, de envidioso, al occidente,
la luz con ceño, el oro con desmayo.
Correr galán y fulminar valiente
pudo; la caña en él, ser flecha y rayo;
pudo lope cantarle solamente.
Poema "parnaso español 19" de Francisco de Quevedo
-- de José Asunción Silva --
¡Si os encerrara yo en mis estrofas,
frágiles cosas que sonreís,
pálido lirio que te deshojas,
rayo de luna sobre el tapiz
de húmedas flores, y verdes hojas
que al tibio soplo de Mayo abrís,
si os encerrara yo en mis estrofas
pálidas cosas que sonreís!
¡Si aprisionaros pudiera el verso,
fantasmas grises, cuando pasáis,
móviles formas del Universo,
sueños confusos, seres que os vais,
ósculo triste, suave y perverso
que entre las sombras al alma dais;
si aprisionaros pudiera el verso
fantasmas grises cuando pasáis!
Poema "La voz de las cosas" de José Asunción Silva
-- de Carolina Coronado --
Ruiseñor, que entre las hojas
de la más florida acacia
has tenido todo mayo
fresca, primorosa estancia,
¿por qué picas ese ramo
de menudas flores albas,
que te mece si dormitas,
y te acaricia si cantas:
y a tu lado cariñoso
presta a un tiempo con sus galas
colgaduras a tu lecho
perfumes a tu morada?
¡diote la acacia amorosa
cuna y sombra regaladas;
y tú rompiendo sus hojas,
¡ay! con heridas le pagas!-
yo sé, pájaro sonoro,
que en tus dos inquietas alas
vas a lanzarte, a otro valle
por siempre huyendo esa rama.
Mas no por eso a tu amiga,
ruiseñor, con loca saña
has de romperle las perlas
de su corona preciada.
¡Que cuando estés lejos de ella,
tal vez recuerdes con ansia
la frescura de su sombra,
la esencia de sus guirnaldas!
Poema "a un ruiseñor" de Carolina Coronado
-- de Carolina Coronado --
La niebla del diciembre quebrantaba
del sol los melancólicos fulgores
cuando en mi corazón de tus amores
el acento primero resonaba.
El segundo diciembre se acercaba
trayendo para mí nieblas mayores
que a merced de los vientos bramadores
tu nave en el atlántico bogaba.
Y el diciembre tercero aparecía
templado, alegre como el mayo hermoso
y eras tú mi suspiro todavía.
El cuarto arrebatado, tempestuoso,
vino a robarme la ventura mía
Poema "siemrpe tú" de Carolina Coronado
-- de Clemente Althaus --
¿Y de la tumba en el sagrado seno
aún te persigue la venganza impía?
¡Mas el inicuo, en su odio contra el bueno,
aún no perdona a su ceniza fría!
Y los que ayer rieron con tu muerte,
que fue de un mundo universal lamento,
hoy no quisieran ni en imagen verte
de Mayo coronando el monumento.
Y es razón; que aún en mármol tu semblante,
como ya en vida tu presencia austera
cruda amenaza a la maldad triunfante
y perennal remordimiento fuera.
Y creyeran tu mármol impaciente
ver arder a su vista en ira santa,
y ellos bajaran con rubor la frente
y aterrados cayeran a tu planta.
Mas, si a tus manes el honor postrero
niega la envidia, en su rencor constante,
pronto será que el popular dinero
monumento más digno te levante.
Aunque el más digno de tus altos hechos
no son mármol ni bronce; no, tu gloria
otro tiene mayor en nuestros pechos
donde olvido no teme tu memoria.
Y en asilo tan santo y tan secreto
seguro vives, porque allí no alcanza
poder sañoso, infamador decreto,
ni torpe envidia, ni feroz venganza.
Poema "A don José Gálvez" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
«Con temeroso son la fiera trompa»
los espacios asorda nuevamente:
¿A dónde corre esa confusa gente?
¿A quién amaga esa guerrera pompa?
¿Quizá con triple fulminante flota
España torna, de vengar sedienta
en vuestra ruina la insufrible afrenta
de su reciente rota?
Mas ¡ay! vana la vuelta vengadora
fuera ya de esa gente embravecida,
pues con insana lucha fratricida
vosotros mismos la vengáis ahora.
No su enemiga y envidiosa diestra
arranca a vuestras frentes, oh crüeles,
de Mayo los espléndidos laureles,
sino la propia vuestra.
Y de la patria que os implora en vano
despedazáis el delicado seno,
cual la crudeza del encono ajeno,
cual la barbarie del furor hispano.
Y va la Fama y su pregón avisa
a España ya vuestra discordia loca,
y ella su mengua olvida, y en su boca
brilla feroz sonrisa.
Poema "A los peruanos (2 Althaus)" de Clemente Althaus
-- de Ramón López Velarde --
Transmútase mi alma...
Transmútase mi alma en tu presencia
como un florecimiento,
que se vuelve cosecha.
Los amados espectros de mi rito
para siempre me dejan;
mi alma se desazona
como pobre chicuela
a quien prohíben en el mes de mayo
que vaya a ofrecer flores en la iglesia.
Mas contemplo en tu rostro
la redecilla de medrosas venas,
como una azul sospecha
de pasión, y camino en tu presencia
como en campo de trigo en que latiese
una misantropía de violetas.
Mis lirios van muriendo, y me dan pena;
pero tu mano pródiga acumula
sobre mí sus bondades veraniegas,
y te respiro como a un ambiente
frutal; como en la fiesta
del corpus respiraba hasta embriagarme
la fruta del mercado de mi tierra.
Yo desdoblé mi facultad de amor
en liviana aspereza
y suave suspirar de monaguillo;
pero tú me revelas
el apetito indivisible, y cruzas
con tu antorcha inefable
incendiando mi pingüe sementera.
Poema "transmútase mi alma..." de Ramón López Velarde
-- de Ramón López Velarde --
Omnicromía de la tarde amena...
El alma, a la sordina,
y la luz, peregrina,
y la ventura, plena,
y la Vida, una hada
que por amar esta desencajada.
Firmamento plomizo.
En el ocaso, un rizo
de azafrán.
Un ángel que derrama su tintero.
La brisa, cual refrán
lastimero.
En el áureo deliquio del collado,
hálito verde, cual respiración
de dragón.
Y el valle fascinado
impulsa al ósculo a que se remonte
por los tragaluces del horizonte.
Tiempo confidencial,
como el dedal
de las desahuciadas bordadoras
que enredan su monólogo fatal
en el ovillo de las huecas horas.
Confidencia que fuiste
en la mano de ayer
veta de rosicler,
un alpiste
y un perfume de Orsay.
Tarde, como un ensayo
de dicha, entre los pétalos de mayo;
tarde, disco de Newton, en que era
omnícroma la primavera
y la Vida una hada
en un pasivo amor desencajada...
Poema "Disco de Newton" de Ramón López Velarde
-- de Ramón López Velarde --
Josefa de los santos
(17 de marzo de 1880 - 7 de mayo de 1917)
Amada, es primavera.
Fuensanta, es que florece
La eclesiástica unción de la cuaresma.
Hay un alivio dulce
En las almas enfermas,
Porque abril con sus auras les va dando
La sensación de la convalecencia.
Se viste el cielo del mejor azul
Y de rosas la tierra,
Y yo me visto con tu amor... ¡Oh gloria
De estar enamorado, enamorado,
Ebrio de amor a ti, novia perpetua,
Enloquecidamente enamorado,
Como quince años, cual pasión primera!
Y con la dicha de palomas que huyen
Del convento en que estaban prisioneras
Y se ven lejos, bajo la promesa
Azul del firmamento
Y sobre la florida de la tierra,
Así vuelan a verte en otros climas
¡oh santa, amadísima, oh enferma!
Estos versos de infancia que brotaron
Bajo el imperio de la Primavera.
Poema "En el reinado de la primavera" de Ramón López Velarde
-- de Ramón López Velarde --
Trasmútase mi alma en tu presencia
como un florecimiento,
que se vuelve cosecha.
Los amados espectros de mi rito
para siempre me dejan;
mi alma desazona
como pobre chicuela
a quien prohiben en el mes de mayo
que vaya a ofrecer flores en la iglesia.
Mas contemplo en tu rostro
la redecilla de medrosas venas,
como un azul sospecha
de pasión, y camino en tu presencia
como en campo de trigo en que latiese
una misantropía de violetas.
Mis lirios van muriendo, y me dan pena;
pero tu mano pródiga acumula
sobre mí sus bondades veraniegas,
y te respiro como a un ambiente
frutal; como en la fiesta
del Corpus respiraba hasta embriagarme
la fruta del mercado de mi tierra.
Yo desdoblé mi facultad de amor
en liviana aspereza
y suave suspirar de monaguillo;
pero tú me revelas
el apetito indivisible, y cruzas
con tu antorcha inefable
incendiando mi pingüe sementera.
Poema "Trasmútase mi alma" de Ramón López Velarde