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-- de Garcilaso de la Vega --
Como la tierna madre, que el doliente
hijo le está con lágrimas pidiendo
alguna cosa, de la cual comiendo,
sabe que ha de doblarse el mal que siente.
Y aquel piadoso amor no le consiente
que considere el daño que, haciendo
lo que le pide hace, va corriendo
y aplaca el llanto y dobla el accidente,
así a mi enfermo y loco pensamiento,
que en su daño os me pide, yo querría
quitarle este mortal mantenimiento.
Mas pídemele y llora cada día
tanto que cuanto quiere le consiento,
olvidando su muerte, y aun la mía.
Poema "SONETO XIV" de Garcilaso de la Vega
-- de Garcilaso de la Vega --
Como la tierna madre, que el doliente
hijo le está con lágrimas pidiendo
alguna cosa, de la cual comiendo
sabe que ha de doblarse el mal que siente,
y aquel piadoso amor no le consiente
que considere el daño que haciendo
lo que le pide hace, va corriendo,
aplaca el llanto y dobla el accidente,
así a mi enfermo y loco pensamiento
que en su daño os me pide, yo querría
quitalle este mortal mantenimiento.
Mas pídemelo y llora cada día
tanto, que cuanto quiere le consiento,
olvidando su suerte y aun la mía.
Poema "Como la tierna madre" de Garcilaso de la Vega
-- de Francisco de Quevedo --
Por la cumbre de un monte levantado,
mis temerosos pasos, triste, guío;
por norte llevo sólo mi albedrío,
y por mantenimiento, mi cuidado.
Llega la noche, y hállome engañado,
y sólo en la esperanza me confío;
llego al corriente mar de un hondo río:
ni hallo barca ni puente, ni hallo vado.
Por la ribera arriba el paso arrojo;
dame contento el agua con su ruido;
mas en verme perdido me congojo.
Hallo pisadas de otro que ha subido;
párome a verlas; pienso con enojo
si son de otro, como yo, perdido.
Poema "las tres musas últimas castellanas 48" de Francisco de Quevedo