Buscar Poemas con Madeja


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra madeja

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Lope de Vega

Sulca del mar de Amor las rubias onda

-- de Lope de Vega --

Sulca del mar de Amor las rubias onda;
barco de Barcelona y por los bellos
lazos navega altivo, aunque por ellos,
tal vez te muestres y tal vez te escondas.

Ya no flechas, Amor, doradas ondas
teje de sus espléndidos cabellos;
tú con los dientes no le quites dellos,
para que a tanta dicha correspondas.

Desenvuelve los rizos con decoro,
los paralelos de mi sol desata,
boj o colmillo de elefante moro,

y en tanto que, esparcidos, los dilata,
forma por la madeja sendas de oro,
antes que el tiempo los convierta en plata.

Poema Sulca del mar de Amor las rubias onda de Lope de Vega con fondo de libro

Líber Falco

¡Oh, calles de los pueblos!

-- de Líber Falco --

..............................

Duermevela la calle
Duermevela la abuela, cerca
de la candela.

Oh, calles de los pueblos.
En una escoba vieja cabalga mi memoria
y alcanza su madeja:
Desde una esquina,
velo María tu sueño.

En sobre de blancas sábanas
tu viajas viaje sereno,
niña de cuerpo moreno.
¡Qué delicado mensaje
y que rúbrica, tu pelo!

¿Será en vano mi desvelo?
Quiero pensarlo y no quiero.
Tu duermes toda la noche.
Yo toda la noche muero.

..............................

Oh, calles de los pueblos.
A su vera duermen las niñas.
Tienen los ojos azules.
Tienen el cuerpo moreno.
Oh... Muros de los pueblos.

Poema ¡Oh, calles de los pueblos! de Líber Falco con fondo de libro

Pedro Calderón de la Barca

Imagen de María inmaculada

-- de Pedro Calderón de la Barca --

Pensad con su Hijo en brazos a María
que en un trono de nubes se sentaba,
cuyo Alba y cuyo Sol a un tiempo daba
luz a la noche, oscuridad al día.

Temor y amor, grave y hermosa, unía
con ojos de paloma que miraba,
y su madeja el corazón postraba
con un solo cabello que le hería.

De esta idea, formad la bella copia,
flor a flor, rosa a rosa, estrella a estrella,
que aunque de original siempre se copia,

hoy sin original habéis de hacella;
que mal podrá salir la imagen propia
de Original que nunca cupo en ella.

Poema Imagen de María inmaculada de Pedro Calderón de la Barca con fondo de libro

José María Hinojosa

campo sementera

-- de José María Hinojosa --

A manuel altolaguirre
el gañán
ve encender
la candela del cielo,
al amanecer.
Llega a la besana
y empieza a devanar
el ovillo de la tierra.
De vez en cuando canta.
Yunto. Yunto.
Al abrir el surco,
la tierra se besa
y se queda quieta.
Yunto. Yunto.
El gañán sigue devanando
su madeja,
pero nunca se acaba.
De vez en cuando canta.
Yunto. Yunto.
¡Pero nunca se acaba!



Federico García Lorca

el poeta dice la verdad

-- de Federico García Lorca --

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores
en un anochecer de ruiseñores,
con un puñal, con besos y contigo.
Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.
Que no se acabe nunca la madeja
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.
Que lo que no me des y no te pida
será para la muerte, que no deja
ni sombra por la carne estremecida.
Regresar a sonetos del amor oscuro



Claudio Rodríguez

espuma

-- de Claudio Rodríguez --

Miro la espuma, su delicadeza
que es tan distinta a la de la ceniza.
Como quien mira una sonrisa, aquella
por la que da su vida y le es fatiga
y amparo, miro ahora la modesta
espuma. Es el momento bronco y bello
del uso, el roce, el acto de la entrega
creándola. El dolor encarcelado
del mar, se salva en fibra tan ligera;
bajo la quilla, frente al dique, donde
existe amor surcado, como en tierra
la flor, nace la espuma. Y es en ella
donde rompe la muerte, en su madeja
donde el mar cobra ser, como en la cima
de su pasión el hombre es hombre, fuera
de otros negocios: en su leche viva.
A este pretil, brocal de la materia
que es manantial, no desembocadura,
me asomo ahora, cuando la marea
sube, y allí naufrago, allí me ahogo
muy silenciosamente, con entera
aceptación, ileso, renovado
en las espumas imperecederas.



Clemente Althaus

A Elena (1 Althaus)

-- de Clemente Althaus --

Labios tienes cual púrpura rojos,
tez de rosa y de fresco azahar,
y rasgados dulcísimos ojos
del color de los cielos y el mar.
Oro es fino la riza madeja
que hollar puede el brevísimo pie,
y flor tierna tu talle semeja
que temblar al favonio se ve.
La hija bella del Cisne y de Leda,
te pudiera envidiar cuerpo tal;
pero en él más bella alma se hospeda,
Que no empaña ni sombra de mal.
Prole augusta tal vez me pareces
de himeneo entre dios y mujer:
¡ah! ¡dichoso, dichoso mil veces
quien amado de ti logre ser!
No yo, indigno de tanta ventura,
a cuya alma pesó, cada vez
que te viera, no ser ya tan pura
cual lo fue en su primera niñez.



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