Buscar Poemas con Lácteas


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Se han encontrado 4 poemas con la palabra lácteas

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Blanca Andreu

vendrá sin las estrellas lácteas

-- de Blanca Andreu --

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
C. Pavese
vendrá sin las estrellas lácteas
y sin tiranosaurios de luz,
maroma umbilical para niños marítimos
que se ahorcaron con algas y cabellos oceánicos
huyendo en hipocampos de sueño de aquel parto, en la columna vertical mayor,
entre jarcias y vértebras.
Pues somos una saga.
Oleaje escarlata en delito, y cimas de cianuro,
y golpes de cerezo.
Pues somos, en mi cuerpo, una saga con luna abdicante,
que recuerda colegios, mapas del mundo en otoño,
complicadísimas hidrólisis,
pero nunca marfil y mediodía.
Colegio: niña que bebía los pomelos
directamente en labios de la noche,
que juraba acostarse con el miedo en la cama de nadie,
que juraba que el miedo
la había violado hasta doscientos hijos.
Amor, la niña rusa
que comulgaba reno asado
y bebía liquen.
Amor, la niña rusa que leía tom wolfe.

Poema vendrá sin las estrellas lácteas de Blanca Andreu con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: XXVI

-- de César Vallejo --

El verano echa nudo a tres años
que, encintados de cárdenas cintas, a todo
sollozo,
aurigan orinientos índices
de moribundas alejandrías,
de cuzcos moribundos.

Nudo alvino deshecho, una pierna por allí,
más allá todavía la otra,
desgajadas, y
péndulas.
Deshecho nudo de lácteas glándulas
de la sinamayera,
bueno para alpacas brillantes,
para abrigo de pluma inservible
¡más piernas los brazos que brazos!

Así envérase el fin, como todo,
como polluelo adormido saltón
de la hendida cáscara,
a luz eternamente polla.
Y así, desde el óvalo, con cuatros al hombro,
ya para qué tristura.

Las uñas aquellas dolían
retesando los propios dedos hospicios.
De entonces crecen ellas para adentro,
mueren para afuera,
y al medio ni van ni vienen,
ni van ni vienen.

Las uñas. Apeona ardiente avestruz coja,
desde perdidos sures,
flecha hasta el estrecho ciego
de senos aunados.

Al calor de una punta
de pobre sesgo ESFORZADO,
la griega sota de oros tórnase
morena sota de islas,
cobriza sota de lagos
en frente a moribunda alejandría,
a cuzco moribundo.

Poema Trilce: XXVI de César Vallejo con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

Idilio (Herrera y Reissig)

-- de Julio Herrera Reissig --

La sombra de una nube sobre el césped recula...
Aclara entre montañas rosas la carretera
por donde un coche antiguo, de tintinante mula,
llena de ritornelos la tarde placentera.

Hundidos en la hierba gorda de la ribera,
los vacunos solemnes satisfacen su gula;
y en lácteas vibraciones de ópalo, gesticula
allá, bajo una encina, la mancha de una hoguera.

Edipo y Diana, jóvenes libres de la campiña,
hacen testigo al fuego de sus amores sabios;
con gestos y pellizcos recélanse de agravios;

mientras él finge un largo mordisco, ella le guiña:
y así las horas pasan en su inocente riña,
como una suave pluma por unos bellos labios.

Poema Idilio (Herrera y Reissig) de Julio Herrera Reissig con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

idilio

-- de Julio Herrera Reissig --

La sombra de una nube sobre el césped recula...
Aclara entre montañas rosas la carretera
por donde un coche antiguo, de tintinante mula,
llena de ritornelos la tarde placentera.

Hundidos en la hierba gorda de la ribera,
los vacunos solemnes satisfacen su gula;
y en lácteas vibraciones de ópalo, gesticula
allá, bajo una encina, la mancha de una hoguera.

Edipo y diana, jóvenes libres de la campiña,
hacen testigo al fuego de sus amores sabios;
con gestos y pellizcos recélanse de agravios;

mientras él finge un largo mordisco, ella le guiña:
y así las horas pasan en su inocente riña,
como una suave pluma por unos bellos labios.



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