·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.
Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí
-- de Alfredo Espino --
La tarde despierta de su sueño, cuando
La alígera nube despunta cantando
Una nube de alasuna alegre nube
Que baja, que sube
Son ellos. Se alejan entre llano y cielo.
Son las esmeraldas de un collar en vuelo
Bulliciosamente
trazan una verde curva en el ambiente.
¿ Van a los palmares de ondeante abanico?
Ellos van a donde les apunta el pico
Se alejan, se alejanpero van tan juntos,
que más bien parecen renglones de puntos
Y en un llano caen, así como cuando
como cuando un árbol se está deshojando
Poema "Los pericos pasan" de Alfredo Espino
-- de Góngora --
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran rio, gran rey de Andalucia,
de arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquella ruinas y despojos
que enriquece Genil y Darro baña
tu memoria no fue alimento mío,
¡nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tus muros, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España!
-- de Fernando de Herrera --
De bosque en bosque, de uno en otro llano,
solo, en medroso horror y sombra oscura,
voy suspirando ausente, y la luz pura
busco, que me encubrió el amor tirano.
Corto el río y traspaso el monte en vano;
que no se debe más a mi ventura;
el bien que la esperanza me procura
huye y se me desliza de la mano.
En este duro estrecho me lamento,
porque sea mi daño manifiesto
y alguno se conduela en mi cuidado.
No cohorta al fin esto mi tormento;
que tanto mi dolor es más molesto
cuanto de ajeno pecho más llorado.
Poema "De bosque en bosque, de uno en otro llano" de Fernando de Herrera
-- de Carolina Coronado --
Siempre al tender mi vista por el llano
del ámbito campestre que me encierra,
he visto el horizonte lusitano
lindando con los prados de mi tierra;
y he dibujado con mi propia mano
su hermoso valle y su cercana sierra
y he cogido las dobles amapolas
que ni son portuguesas ni españolas.
Una corona roja que mecía
la fresca brisa del humilde caya,
de una amapola que nació en la raya
el nombre de ambos reinos confundía;
yo la tomé con súbita alegría
y deshojando su corola gaya
las hojas hice tremolar al viento
haciendo por su vida un juramento...
Juramento de dama que en las flores
deteniendo pueril su vaga idea
con la más olvidada se recrea
suspendida admirando sus colores;
juré que porque nacen las mejores
plantas sobre el arroyo que serpea
uniendo a lusitania con castilla
iba a llenar la raya de semilla.
¡Oh qué placer reproducir la planta
y verla florecer en primavera
a la orilla de plácida ribera
que con sus gotas puras la abrillanta!
¡oh ya veréis entre sus brotes cuánta
amapola nos da la venidera
blanda estación, cuando ilumine el llano
nuestro sol español y lusitano!
Poema "en un álbum portugués. la amapola de la raya" de Carolina Coronado
-- de Alfonsina Storni --
Entierra la pluma
antes de atarte a los puños
como una llama
el dolor de servir
a cosas estultas.
Por su punta,
como por los canales
que desagotan el río,
tu agua se desparrama
y muere en el llano.
La palabra arrastra limos,
pule piedras,
y corta selvas imaginarias.
Piden los hombres
tu lengua,
tu cuerpo,
tu vida:
Tírate a una hoguera,
florece en la boca
de un cañón.
Una punta de cielo
rozará
la casa humana.
Poema "Contra voz" de Alfonsina Storni
-- de Lope de Vega --
Bajaba del nubífero Carmelo
la sabia esposa de Nabal tirano
al ocurso del Rey, que airado en vano
la ofrenda acepta y el piadoso celo.
Del mismo baja, y aun del cielo al suelo,
pues baja de Alba el sol, del monte al llano
Teresa ilustre, cuya lengua y mano
templó las iras del airado cielo.
Desenójase Dios por la piadosa
ofrenda de los frutos que le ofrece,
hijos de su oración maravillosa.
El mundo muere en ella, el monte crece,
y como reina en Dios, de Cristo esposa,
en el carro abrasado resplandece.
Poema "Bajaba del nubífero Carmelo" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Estos los sauces son y ésta la fuente,
los montes éstos y ésta la ribera
done vi de mi sol la vez primera
los bellos ojos, la serena frente.
Éste es el río humilde y la corriente,
y ésta la cuarta y verde primavera
que esmalta alegre el campo y reverbera
en el dorado Toro el sol ardiente.
Árboles, ya mudó su fe constante,
Mas, ¡oh gran desvarío!, que este llano,
entonces monte le dejé sin duda.
Luego no será justo que me espante,
que mude parecer el pecho humano,
pasando el tiempo que los montes muda.
Poema "Estos los sauces son y ésta la fuente" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Por celebrar, Domingo soberano
vuestra fiesta mejor, Pedro divino,
a cantar a Milán el ''Credo'' vino,
llevándole el compás de Dios la mano.
Echó en efecto en vuestro canto llano
tan alto contrapunto en el camino,
que los coros celestes que previno,
fueron los ecos del acento humano.
Entróse por la Iglesia la herejía,
por suspender con pertinaz denuedo
del músico divino la armonía,
y cisne santo con el mismo dedo
mostró que el Evangelio dicho había,
pues que cantaba con su sangre el ''Credo''.
Poema "Por celebrar, Domingo soberano" de Lope de Vega
-- de Góngora --
Mientras Corinto, en lágrimas deshecho,
la sangre de su pecho vierte en vano,
vende Lice a un decrépito indïano
por cien escudos la mitad del lecho.
¿Quién, pues, se maravilla deste hecho,
sabiendo que halla ya paso más llano,
la bolsa abierta, el rico pelicano,
que el pelícano pobre, abierto el pecho?
Interés, ojos de oro como gato,
y gato de doblones, no Amor ciego,
que leña y plumas gasta, cien arpones
le flechó de la aljaba de un talego.
¿Qué Tremecén no desmantela un trato,
arrimándole al trato cien cañones?
Poema "A cierta dama que se dejaba vencer antes del interés que del gusto" de Góngora
-- de Góngora --
Al tramontar del sol la ninfa mía,
de flores despojando el verde llano,
cuantas troncaba la hermosa mano,
tantas el blanco pie crecer hacía.
Ondeábale, el viento que corría,
el oro fino con error galano,
cual verde hoja de álamo lozano
se mueve al rojo despuntar del día;
mas luego que ciñó sus sienes bellas
de los varios despojos de su falda
(término puesto al oro y a la nieve),
juraré que lució más su guirnalda,
con ser de flores, la otra ser de estrellas,
que la que ilustra el cielo en luces nueve.
Poema "Al tramontar del sol la ninfa mía" de Góngora
-- de Góngora --
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio, y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no solo en plata o víola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Poema "Mientras por competir con tu cabello" de Góngora
-- de Góngora --
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente
antes que, lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.
Poema "Mientras por competir" de Góngora
-- de Manuel del Palacio --
Ni yo brindé jamás con vino blanco,
Ni se me ocurren versos cuando trinco,
Ni hago otra cosa que beber por cinco
Y ser cual siempre bullicioso y franco.
Pero si he de probar que no estoy manco
Y debo hasta el Parnaso dar el brinco,
Lo daré con la fuerza y el ahinco
Del que por precisión salta un barranco.
¿Qué me pedís? ¿romances ó tercetos?
¿Canto llano, ó alegre sinfonía?
¿Tristes odas, ó epigramas discretos?,
— ¿Un brindis nada más? ¡qué tontería!
Os diré como dicen los paletos:
¡Brindo por la de ustedes y la mia!
Poema "Brindis" de Manuel del Palacio
-- de Jorge Isaacs --
Colombia, que de América es el faro ...
Juan de Arona
En las noches azules de verano
Su airón de fuego el Puracé levanta,
Huella del Arquitecto soberano,
Huella no más de su divina planta!.
Raudales y torrentes abrillanta,
Dora los montes y en el verde llano
Ni aun a la prole del turpial galano
El eco ronco de su trueno espanta.
De tu yelmo, Colombia, ante la lumbre
Luciérnaga es el fuego de ese monte,
Lodo la nieve de su altiva cumbre;
El mundo de Colón es tu horizonte
Y mientras haya esclavos bajo el cielo,
Habrá libertadores en tu suelo.
Poema "Colombia" de Jorge Isaacs
-- de Jorge Luis Borges --
Ese alto caballero americano
cierra el volumen de montaigne y sale
en busca de otro goce que no vale
menos, la tarde que ya exalta el llano.
Hacia el hondo poniente y su declive,
hacia el confín que ese poniente dora,
camina por los campos como ahora
por la memoria de quien esto escribe.
Piensa: leí los libros esenciales
y otros compuse que el oscuro olvido
no ha de borrar. Un dios me ha concedido
lo que es dado saber a los mortales.
Por todo el continente anda mi nombre;
no he vivido. Quisiera ser otro hombre.
Poema "emerson" de Jorge Luis Borges
-- de César Vallejo --
He visto ayer sonidos generales,
mortuoriamente,
puntualmente alejarse,
cuando oí desprenderse del ocaso
tristemente,
exactamente un arco, un arcoíris.
Vi el tiempo generoso del minuto,
infinitamente
atado locamente al tiempo grande,
pues que estaba la hora
suavemente,
premiosamente henchida de dos horas.
Dejóse comprender, llamar, la tierra
terrenalmente;
negóse brutalmente, así a mi historia,
y si vi, que me escuchen, pues, en bloque,
si toqué esta mecánica, que vean
lentamente,
despacio, vorazmente, mis tinieblas.
Y si vi en la lesión de la respuesta,
claramente,
la lesión mentalmente de la incógnita,
si escuché, si pensé en mis ventanillas
nasales, funerales, temporales,
fraternalmente,
piadosamente echadme a los filósofos.
Mas no más inflexión precipitada
en canto llano, y no más
el hueso colorado, el son del alma
tristemente
erguida ecuestremente en mi espinazo,
ya que, en suma, la vida es
implacablemente,
imparcialmente horrible, estoy seguro.
Poema "panteón" de César Vallejo
-- de Emilio Bobadilla --
El río se desangra por invisibles venas
y a veces por lo denso parece que se para.
¡De cuántas sollozantes y ominosas escenas
fué testigo su linfa, ayer tranquila y clara!
Resuenan por las calles monásticas los sables
y proyecta la luna sombras escurridizas:
sombras escurridizas de gentes miserables,
sin hogar y famélicas, las ropas hechas trizas.
Sin cabeza, a lo lejos, maltrecho el campanario,
que vigilaba el llano, sombrío se destaca
y clavado en el muro del templo milenario
del reloj el cuadrante, que se paró marcando
la hora —como en brusca parálisis cardíaca—
¡la hora inolvidable del bombardeo nefando!
Poema "El reloj de la iglesia" de Emilio Bobadilla
-- de Enrique Álvarez Henao --
Miniatura del bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
los campos cruza en busca del sustento,
sin perder nunca el colmenar lejano.
De aquí a la cumbre, de la cumbre al llano,
siempre en ágil, continuo movimiento
va y torna, como lo hace el pensamiento
en la colmena del cerebro humano.
Lo que saca del cáliz de las flores
lo conduce a su celda reducida,
y sigue sin descanso sus labores,
sin saber, ¡ay! que en su vaivén incierto
lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto!
Poema "La abeja" de Enrique Álvarez Henao
-- de Julián del Casal --
Luz fosfórica entreabre claras brechas
en la celeste inmensidad, y alumbra
del foso en la fatídica penumbra
cuerpos hendidos por doradas flechas;
cual humo frío de homicidas mechas
en la atmósfera densa se vislumbra
vapor disuelto que la brisa encumbra
a las torres de ilión, escombros hechas.
Envuelta en veste de opalina gasa,
recamada de oro, desde el monte
de ruinas hacinadas en el llano,
indiferente a lo que en torno pasa,
mira elena hacia el lívido horizonte
irguiendo un lirio en la rosada mano.
Poema "elena" de Julián del Casal
-- de Octavio Paz --
Ruidos confusos, claridad incierta
otro día comienza.
Es un cuarto en penumbra
y dos cuerpos tendidos.
En mi frente me pierdo
por un llano sin nadie.
Ya las horas afilan sus navajas.
Pero a mi lado tú respiras;
entrañable y remota
fluyes y no te mueves.
Inaccesible si te pienso,
con los ojos te palpo,
te miro con las manos.
Los sueños nos separan
y la sangre nos junta:
somos un río de latidos.
Bajo tus párpados madura
la semilla del sol.
El mundo
no es real todavía,
el tiempo duda:
sólo es cierto
el calor de tu piel.
En tu respiración escucho
la marea del ser,
la sílaba olvidada del comienzo.
Poema "antes del comienzo" de Octavio Paz
-- de Octavio Paz --
Primavera a la vista
pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.
El mar respira apenas, brilla apenas.
Se ha parado la luz entre los árboles,
ejército dormido. Los despierta
el viento con banderas de follajes.
Nace del mar, asalta la colina,
oleaje sin cuerpo que revienta
contra los eucaliptos amarillos
y se derrama en ecos por el llano.
El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.
Poema "primavera a la vista" de Octavio Paz
-- de Pedro Bonifacio Palacios --
Ser bueno, en mi sentir, es lo más llano
y concilia deber, altruismo y gusto:
con el que pasa lejos, casi adusto,
con el que viene a mi, tierno y humano.
Hallo razón al triste y al insano,
mal que reviente mi pensar robusto;
y en vez de andar buscando lo más justo
hago yunta con otro y soy su hermano.
Sin meterme a Moisés de nuevas leyes,
doy al que pide pan, pan y puchero;
y el honor de salvar al mundo entero
se lo dejo a los genios y a los reyes:
Hago, vuelvo a decir, como los bueyes,
mutualidad de yunta y compañero.
Poema "Como los bueyes" de Pedro Bonifacio Palacios
-- de Pedro Calderón de la Barca --
Apenas el invierno helado y cano
este monte con nieblas desvanece,
cuando la primavera le florece,
y el que helado se vio, se mira ufano.
Pasa la primavera, y el verano
los desprecios del sol sufre y padece;
llega alegre el otoño y enriquece
el monte de verdor, de fruta el llano.
Todo vive sujeto a la mudanza:
de un día y otro día los engaños
cumplen un año, y éste al otro alcanza.
Con esperanza sufre desengaños
un monte, que a faltarle la esperanza,
ya se rindiera al peso de los años.
Poema "Neso" de Pedro Calderón de la Barca
-- de Juan de Tassis y Peralta --
Estrella superior de esfera ardiente,
animado cometa floreciente,
con rayos negros serafín humano;
sol que a la lumbre de tu luz en vano
resistir puede el lince más valiente,
fénix que, peregrina, únicamente
logra región de cluma soberano.
Aunque la envidia exhale los alientos
de tu veneno, el mérito seguro
luce en símbolo claro de constancia.
Revuélvanse ambiciosos elementos,
que el cielo es siempre cielo, siempre puro,
y accidentes no alteran su sustancia.
Poema "bellísima sirena deste llano" de Juan de Tassis y Peralta
-- de Gabriela Mistral --
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa
como la hierba a que bajó el rocío,
y desconocerán mi faz gloriosa
las altas cañas cuando baje al río.
Tengo vergüenza de mi boca triste,
de mi voz rota y mis rodillas rudas;
ahora que me miraste y que viniste,
me encontré pobre y me palpé desnuda.
Ninguna piedra en el camino hallaste
más desnuda de luz en la alborada
que esta mujer a la que levantaste,
porque oíste su canto, la mirada.
Yo callaré para que no conozcan
mi dicha los que pasan por el llano,
en el fulgor que da a mi frente tosca
en la tremolación que hay en mi mano...
Es noche y baja a la hierba el rocío;
mírame largo y habla con ternura,
¡que ya mañana al descender al río
lo que besaste llevará hermosura!
Poema "vergüenza" de Gabriela Mistral
-- de Gabriela Mistral --
Por que duermas, hijo mío,
el ocaso no arde más:
no hay más brillo que el rocío,
más blancura que mi faz.
Por que duermas, hijo mío,
el camino enmudeció:
nadie gime sino el río;
nada existe sino yo.
Se anegó de niebla el llano.
Se encongió el suspiro azul.
Se ha posado como mano
sobre el mundo la quietud.
Yo no sólo fui meciendo
a mi niño en mi cantar:
a la tierra iba durmiendo
el vaivén del acunar...
Poema "la noche" de Gabriela Mistral
-- de Gabriela Mistral --
A mi hermana
corro de las niñas
corro de mil niñas
a mi alrededor:
¡oh dios, yo soy dueña
de este resplandor!
en la tierra yerma,
sobre aquel desierto
mordido de sol,
¡mi corro de niñas
como inmensa flor!
en el llano verde,
al pie de los montes,
que hería la voz,
¡el corro era un solo
divino temblor!
en la estepa inmensa,
en la estepa yerta
de desolación,
¡mi corro de niñas
ardiendo de amor!
en vano quisieron
quebrarme la estrofa
con tribulación:
¡el corro la canta
debajo de dios!
Poema "el corro luminoso" de Gabriela Mistral
-- de Gutierre de Cetina --
Que de pequeños canes es seguida,
y apenas en lo llano es ya venida,
que no puede volver donde partiera,
en otros da mayores, do cualquiera
la aprieta y le podría quitar la vida,
de estos es peligrosa la salida
de otros sin peligro se saliera.
Así huyendo yo los viejos males,
pequeños en respecto a los de ahora,
en otros más crueles he caído,
y tanto en el peligro desiguales
cuanto, siendo por vos, estoy, señora,
cierto de no volver donde he salido.
Poema "huyendo baja el monte aquella fiera" de Gutierre de Cetina
-- de Gutierre de Cetina --
Laura, si cuando en la gran selva idea
hizo el juicio aquel pastor troyano,
donde a venus fue dado el soberano
premio a pesar de la una y otra dea,
fuérades vos, ante vos fuera fea
la más hermosa, y presumiera en vano
haber lo que están vuestro y que tan llano
confesará cualquier dama que os vea.
Si zeúxis de vos sola tomara
cuanto bueno entre mil tomar pudiera,
cuando en crotón la bella imagen hizo,
más gracia, más beldad, más ser mostrara,
y a juno más perfecta pareciera:
¡tanto el cielo de vos se satisfizo!
Poema "a la condesa laura gonzaga" de Gutierre de Cetina
-- de Hernando de Acuña --
Cuando la alegre y dulce primavera
a partir sus riquezas comenzaba,
y de los verdes campos desterraba
aquella estéril sequedad primera,
un pastor triste y solo en la ribera
de Tesín gravemente suspiraba,
y vi que en un alto olmo que allí estaba
con un hierro escribió de esta manera:
«Si, de amor libre, por aquí pasare
acaso algún pastor, cualquier que fuere,
huya de esta ribera y de este llano,
que, cuanto más sin pena se hallare,
si a Silvia la cruel pastora viere,
por ella morirá como Silvano».
Poema "Cuando la alegre y dulce primavera" de Hernando de Acuña
-- de Hernando de Acuña --
Después, Amor, que me privó tu mano
de aquella vista en que vivía seguro,
es vuelto en escabroso estilo y duro
el mío, que antes era humilde y llano;
y en tal extremo, que si el más liviano
dolor que siento declarar procuro,
voy por áspera peña o alto muro
para haber de llegar al más cercano.
La lengua al pronunciar está turbada,
que en tantas tan dañosas ocasiones
cada cual se le ofrece por primera:
así sale la voz flaca y cansada,
y tan confusa de entre mil pasiones,
que de ninguna da razón entera.
Poema "Después, Amor, que me privó tu mano" de Hernando de Acuña
-- de Hernando de Acuña --
Alma, pues hoy el que formó la vida
y el que tiene poder sobre la muerte,
sólo por remediar tu eterna muerte
dio el precio inestimable de su vida,
mira que es justo que en ti tengan vida
los méritos y pasos de su muerte,
y conoce que es viento, sombra o muerte
cuando el error del mundo llama vida.
Y así podrás, saliendo de esta muerte,
entrar en posesión de aquella vida
que no la acabará tiempo ni muerte.
Endereza el camino a mejor vida,
deja el siniestro que te lleva a muerte,
que el derecho es más llano y va a la vida.
Poema "El Viernes Santo al alma" de Hernando de Acuña
-- de Hernando de Acuña --
En extrema pasión vivía contento
por vos, señora, y cuánto más sentía
sólo un mirarme o veros deshacía,
o al menos aliviaba, mi tormento.
Hora quisiste que de fundamento
cayese en tierra la esperanza mía
con declararme lo que no entendía,
de torpe hasta mi entendimiento.
De esto nació un desdén por cuya mano
en término muy corto se ha deshecho
la fábrica que Amor hizo en mil años.
Yo miro, ya seguro desde el llano,
el risco en que me vi y el paso estrecho,
quedando ya seguro de mis daños.
Poema "En extrema pasión vivía contento" de Hernando de Acuña
-- de Hernando de Acuña --
Si a decirte verdad voy obligado,
don Martín, pues sé bien la de tu pecho
y estás de mi amistad tan satisfecho
cuanto yo de la tuya confiado,
te amonesto que dejes el errado
camino por do vas, que a poco trecho,
si le sigues, verás el mortal lecho
que para el sueño eterno está guardado.
No apacientes tu hato en la ribera
del pequeño Sebeto, aunque te sea
agradable su agua y campo llano;
mas huye de su ninfa Galatea,
que, aunque es hermosa, es cruda, ingrata y fiera.
No es Silvia, no, con su pastor Silvano.
Poema "Si a decirte verdad voy obligado" de Hernando de Acuña
-- de Vicente García de la Huerta --
Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas.
Antes al campo producciones bellas,
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidias al merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;
antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,
al otoño abundancia lisonjera
y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera
cuanto menos que falte, el amor mío.
Poema "El verdadero amor" de Vicente García de la Huerta
-- de Vicente García de la Huerta --
Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas;
antes al campo producciones bellas,
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidia sal merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;
antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,
al otoño abundancia lisonjera,
y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera,
cuanto menos que falte el amor mío.
Poema "Explicación de la firmeza" de Vicente García de la Huerta
-- de Antonio Machado --
Yo he visto mi alma en sueños...
En el etéreo espacio
donde los mundos giran,
un astro loco, un raudo
cometa con los rojos
cabellos incendiados...
Yo he visto mi alma en sueños
cual río plateado,
de rizas ondas lentas
que fluyen dormitando...
Acaso mi alma tenga
risueña luz de campo,
y sus aromas lleguen
de allá, del fondo claro...
Yo he visto mi alma en sueños...
Era un desierto llano
y un árbol seco y roto
hacia el camino blanco
Poema "Galerías I" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.
Luz en sueños. ¿No tiemblas, andante peregrino?
Pasado el llano verde, en la florida loma,
acaso está el cercano final de tu camino.
Tú no verás del trigo la espiga sazonada
y de macizas pomas cargado el manzanar,
ni de la vid rugosa la uva aurirrosada
ha de exprimir su alegre licor en tu lagar.
Cuando el primer aroma exhalen los jazmines
y cuando más palpiten las rosas del amor,
una mañana de oro que alumbre los jardines,
¿no huirá, como una nube dispersa, el sueño en flor?
Campo recién florido y verde, ¡quién pudiera soñar aún
largo tiempo en esas pequeñitas
corolas azuladas que manchan la pradera,
y en esas diminutas primeras margaritas!
Poema "El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
Yo he visto mi alma en sueños...
En el etéreo espacio
donde los mundos giran,
un astro loco, un raudo
cometa con los rojos
cabellos incendiados...
Yo he visto mi alma en sueños
cual río plateado,
de rizas ondas lentas
que fluyen dormitando...
Acaso mi alma tenga
risueña luz de campo,
y sus aromas lleguen
de allá, del fondo claro...
Yo he visto mi alma en sueños...
Era un desierto llano
y un árbol seco y roto
hacia el camino blanco
Poema "Galerías III" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
En una tarde clara y amplia como el hastío
cuando su lanza blande el tórrido verano,
copiaban el fantasma de un grave sueño mío
mil sombras en teoría, enhiestas sobre el llano.
La gloria del ocaso era un purpúreo espejo,
era un cristal de llamas, que al infinito viejo
iba arrojando el grave soñar en la llanura. ..
Y yo sentí la espuela sonora de mi paso
repercutir lejana en el sangriento ocaso,
y más allá, la alegre canción de un alba pura.
Poema "Horizonte" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
La tarde todavía
dará incienso de oro a tu plegaria,
y quizás el cenit de un nuevo día
amenguará tu sombra solitaria.
Mas no es tu fiesta el Ultramar lejano,
sino la ermita junto al manso río;
no tu sandalia el soñoliento llano
pisará, en la arena del hastío.
Muy cerca está, romero,
la tierra verde y santa y florecida
de tus sueños; muy cerca, peregrino
que desdeñas la sombra del sendero
y el agua del mesón en tu camino.
Poema "La tarde todavía" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
¡ Oh cámaras del tiempo y galerías
del alma, tan desnudas!,
dijo el poeta. De los claros días
pasan las sombras mudas.
Se apaga el canto de las viejas horas
cual rezo de alegrías enclaustradas;
el tiempo lleva un desfilar de auroras
con séquito de estrellas empañadas.
¿Un mundo muere? ¿Nace
un mundo? ¿En la marina
panza del globo hace
nueva nave su estrella diamantina?
¿Quillas al sol la vieja flota yace?
¿Es el mundo nacido en el pecado,
el mundo del trabajo y la fatiga?
¿Un mundo nuevo para ser salvado
otra vez? ¡Otra vez! Que Dios lo diga.
Calló el poeta, el hombre solitario,
porque un aire de cielo aterecido
le amortecía el fino estradivario.
Sangrábale el oído.
Desde la cumbre vio el desierto llano
con sombras de gigantes con escudos,
y en el verde fragor del oceano
torsos de esclsvos jadear desnudos,
y un nihil de fuego escrito
tras de la selva huraña,
en áspero granito,
y el rayo de un camino en la montaña...
Poema "Otro clima" de Antonio Machado
-- de Anónimo --
Alburquerque, Alburquerque,
bien mereces ser honrado
en ti están los tres infantes
hijos del rey don Fernando.
Desterrélos de mis reinos,
desterrélos por un año;
Alburquerque era muy fuerte,
con él se me habían alzado.
¡Oh don Álvaro de Luna,
cuán mal que me habías burlado!
dijísteme que Alburquerque
estaba puesto en un llano,
véole yo cavas hondas
y de torres bien cercado;
dentro mucha artillería,
gente de pie y de caballo,
y en aquella torre mocha
tres pendones han alzado:
el uno por don Enrique,
otro por don Juan, su hermano,
el otro era por don Pedro,
infante desheredado.
Álcese luego el real
que excusado era tomarlo.
Poema "Romance de los infantes de Aragón" de Anónimo
-- de Anónimo --
Por las sierras de Moncayo
vi venir un renegado:
Bobalías ha por nombre,
Bobalías el pagano;
siete veces fuera moro
y otras tantas mal cristiano
y al cabo de las ocho
engañólo su pecado,
que dejó la fe de Cristo,
la de Mahoma ha tomado.
Este fuera el mejor moro
que de allende había pasado.
Cartas le fueron venidas
que Sevilla está en un llano;
arma naos y galeras,
gente de a pie y de a caballo,
por Guadalquivir arriba
su pendón llevan alzado.
En el campo de Tablada
su real había asentado
con trescientas de las tiendas
de seda, oro y brocado;
en medio de todas ellas
está la del renegado:
encima, en el chapitel,
estaba un rubí preciado,
tanto relumbra de noche
como el sol en día claro.
Poema "Romance de Bovalías el pagano" de Anónimo
-- de Mario Benedetti --
Y el silencio del mar, y el de su vida.
José hierro
el silencio del mar
brama un juicio infinito
más concentrado que el de un cántaro
más implacable que dos gotas
ya acerque el horizonte o nos entregue
la muerte azul de las medusas
nuestras sospechas no lo dejan
el mar escucha como un sordo
es insensible como un dios
y sobrevive a los sobrevivientes
nunca sabré que espero de él
ni que conjuro deja en mis tobillos
pero cuando estos ojos se hartan de baldosas
y esperan entre el llano y las colinas
o en calles que se cierran en más calles
entonces sí me siento náufrago
y sólo el mar puede salvarme.
Poema "el silencio del mar" de Mario Benedetti
-- de Nicolás Fernández de Moratín --
Un alto y generoso pensamiento,
inspiración del cielo soberano,
me puso la áurea cítara en la mano
para cantar el dulce mal que siento.
Y fue tan grato mi sonoro acento,
que la ancha vega, el apacible llano
y el cavernoso monte carpetano
mostraron compasión de mi tormento.
Turbose el río de cerúleo manto,
oculto entre los álamos sombríos,
al ver su cisne lamentarse tanto.
Moviéronse los brutos más impíos
y los ásperos troncos a mi llanto;
y no la que causó los males míos.
Poema "Un alto y generoso pensamiento" de Nicolás Fernández de Moratín
-- de Juan Meléndez Valdés --
La lira de marfil que tierno un día
pulsar, Musas, osé con diestra mano
cuando de Otea en el florido llano
joven Lusindo suspirar me oía,
atempladme, volved; la amistad mía
hoy el timbre celebra soberano
con que su cuello resplandece ufano,
merced a un rey de buenos alegría.
Rayos de luz el vellocino de oro
despide, ornando el generoso pecho
de alta prudencia y pundonor morada.
Veló la envidia con amargo lloro,
pero el nombre feliz a su despecho
crece y sube a la bóveda estrellada.
Poema "Al señor don Mariano Luis de Urquijo" de Juan Meléndez Valdés
-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --
Santa virgen escogida,
de dios madre muy amada,
en los çielos ensalçada,
del mundo salud e vida.
Del mundo salud e vida,
de muerte destruimiento,
de gracia llena complida
de coytados salvamiento,
de aqueste dolor que siento,
en presión sin meresçer,
tú me deña estorçer,
con el tu defendimiento.
Con el tu defendimiento,
non catando mi maldad,
nin el mi meresçimiento,
mas la tu propia bondad,
que confieso en verdat,
que só pecador errado,
de ti sea ayudado,
por la tu virginidad.
Por la tu virginidad,
que non ha comparaçión,
nin oviste egualdad,
en obra e entençión,
complida de bendiçión;
pero non só meresçiente,
venga a ti, señora, en miente
de complir mi petiçión.
De complir mi petiçión,
como a otros ya compliste,
de tan fuerte tentaçión,
en que só coytado triste:
pues poder as, et oviste,
tú me guarda en tu mano,
bien acorres muy de llano
al que quieres, et quisiste.
Lt;lt;lt;
índice de la obra
gt;gt;gt;
Poema "libro de buen amor 106" de Juan Ruiz Arcipreste de Hita
-- de Julio Flórez --
Poem
Correcto en el vestido; por su semblante nunca pasa una sombra de duelo insano: Así va por las calles el bogotano, siempre fino y alegre, siempre elegante.
Entre amigos y damas luce el chispeante ingenio, que derrocha cortés y llano; y como es un modelo de cortesano, ama asía la ligera: por ser galante.
Al hundirse en el lecho tras el quebranto de una noche de danzas y de emociones, se apodera de su alma cruel desencanto,
y mira, entristecido, por los rincones del oscuro cerebro, vagar, en tanto, deshojadas y mustias sus ilusiones.
Poema "El bogotano" de Julio Flórez
-- de Julio Flórez --
¡Vibras, rayo! La muerte va contigo:
tronchas el árbol y huye tu reflejo;
las aves lloran al frondoso amigo;
¿cómo no han de llorar al árbol viejo
que les dió sombra y bienestar amigo?
Salta el rayo en la nube! Alfanje de oro,
raja el ámbito negro y atraviesa
el abismo; desciende á la dehesa
y húndese en el testuz del viejo toro.
Tras el brusco esplendor del meteoro,
del verde llano á la montaña espesa
el trueno pasa retumbando!.... Y cesa
de la borrasca el fecundante lloro.
El huracán, terrible y altanero,
cierra sus fauces lúgubres; ya nada
se mueve. En el cenit brilla un lucero.
Y desde la llanura dilatada,
sube como un reproche lastimero,
la gran lamentación de la vacada!
Poema "Fulminado" de Julio Flórez
-- de Federico García Lorca --
Córdoba.
Lejana y sola.
Jaca negra, luna grande,
y aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Por el llano, por el viento,
jaca negra, luna roja.
La muerte me está mirando
desde las torres de Córdoba.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana y sola.
Poema "Canción del jinete" de Federico García Lorca
-- de Federico García Lorca --
I
En lo alto de aquel monte
hay un arbolillo verde.
Pastor que vas,
pastor que vienes.
Olivares soñolientos
bajan al llano caliente.
Pastor que vas,
pastor que vienes.
Ni ovejas blancas ni perro
ni cayado ni amor tienes.
Pastor que vas.
Como una sombra de oro
en el trigal te disuelves.
Pastor que vienes.
Poema "Cuatro baladas amarillas" de Federico García Lorca
-- de Federico García Lorca --
Sevilla es una torre
llena de arqueros finos.
Sevilla para herir.
Córdoba para morir.
Una ciudad que acecha
largos ritmos,
y los enrosca
como laberintos.
Como tallos de parra
encendidos.
¡Sevilla para herir!
Bajo el arco del cielo,
sobre su llano limpio,
dispara la constante
saeta de su río.
¡Córdoba para morir!
Y loca de horizonte,
mezcla en su vino
lo amargo de Don Juan
y lo perfecto de Dioniso.
Sevilla para herir.
¡Siempre Sevilla para herir!
Poema "Poema de la saeta: Sevilla" de Federico García Lorca
-- de Federico García Lorca --
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
Poema "Romance de la luna" de Federico García Lorca
-- de Fernando de Herrera --
Las hebras que cogía en lazos de oro
con arte vuestra blanca y tierna mano,
miraba, y el semblante altivo y llano
y la florida luz que amando adoro.
Creía en vos del sacro excelso coro
que el esplendor se unía soberano;
porque en sombra, aunque bella, y traje humano
no vio tal bien el orbe y tal tesoro.
Cuando rompiste leda el dulce espanto,
que de vos parte ausente y solo apena,
preguntando: «¿Qué fuerza me arrebata?»
Yo, que temo partirme, suelto en llanto,
digo: «Pienso que a muerte me condena
del cruel vuestro amor la saña ingrata».
Poema "Las hebras que cogía en lazos de oro" de Fernando de Herrera
-- de Francisco de Quevedo --
¡oh cuánta majestad! ¡oh cuánto numen,
en el tercer filipo, invicto y santo,
presume el bronce que le imita! ¡oh cuánto
estos semblantes en su luz presumen!
los siglos reverencian, no consumen,
bulto que igual adoración y espanto
mereció amigo y enemigo, en tanto
que de su vida dilató el volumen.
Osó imitar artífice toscano
al que a dios imitó de tal manera,
que es, por rey y por santo, soberano.
El bronce, por su imagen verdadera,
se introduce en reliquia, y éste, llano,
en majestad augusta reverbera.
Poema "parnaso español 1" de Francisco de Quevedo
-- de José Eustasio Rivera --
Vibradora cigarra: con tu lírico empeño
los veranos cantabas en la azul lejanía,
y al temblor de tus alas resonantes, fulgía
todo el sol en mis ojos y en el valle risueño.
Y callabas al verme por el linde pampeño
divagar, cuando el rayo moribundo del día,
con las blondas palmeras que la tarde mecía
tuve amores, y el llano me enseñaba el ensueño.
Hoy que lánguidas brumas se vistió la pradera,
algo espera mi alma sin saber lo que espera:
¡que el sol brille, que vuelvas y en la luz te remontes!
ni siquiera un celaje sobre el páramo eterno...
Como tú ya no cantas, ha venido el invierno
y las mudas neblinas encanecen los montes.
Poema "vibradora cigarra..." de José Eustasio Rivera
-- de José Martí --
A mi alma
llegada la hora del trabajo
¡ea, jamelgo! ¡de los montes de oro
baja, y de andar en prados bien olientes
y de aventar con los ligeros cascos
mures y viboreznos, y al sol rubio
mecer gentil las brilladoras crines!
¡ea, jamelgo! del camino oscuro
que va do no se sabe, ésta es posada,
¡y de pagar se tiene al hostelero!
luego será la gorja, luego el llano,
luego el prado oloroso, el alto monte:
hoy bájese el jamelgo, que le aguarda
cabe el duro ronzal la gruesa albarda.
Poema "a mi alma" de José Martí
-- de José Martí --
Académica
ven, mi caballo, a que te encinche: quieren
que no con garbo natural el coso
al sabio impulso corras de la vida,
sino que el paso de la pista aprendas,
y la lengua del látigo, y sumiso
des a la silla el arrogante lomo:
ven, mi caballo: dicen que en el pecho
lo que es cierto, no es cierto: que las estrofas
igneas que en lo hondo de las almas nacen,
como penacho de fontana pura
que el blando manto de la tierra rompe
y en gotas mil arreboladas cuelga,
no han de cantarse, no, sino las pautas
que en moldecillo azucarado y hueco
encasacados dómines dibujan:
y gritan «¡al bribón!» ¡cuando a las puertas
del templo augusto un hombre libre asoma!
ven, mi caballo, con tu casco limpio
a yerba nueva y flor de llano oliente,
cinchas estruja, lanza sobre un tronco
seco y piadoso, donde el sol la avive
del repintado dómine la chupa,
de hojas de antaño y de romanas rosas
orlada, y deslucidas joyas griegas,
y al sol del alba en que la tierra rompe
echa arrogante por el orbe nuevo.
Poema "académica" de José Martí
-- de José Martí --
Copa ciclópea
el sol alumbra: ya en los aires miro
la copa amarga: ya mis labios tiemblan,
no de temor, que prostituye,¡de ira!...
El universo, en las mañanas alza
medio dormido aún de un dulce sueño
en las manos la tierra perezosa,
copa inmortal, en donde
hierven al sol las fuerzas de la vida!
al niño triscador, al venturoso
de alma tibia y mediocre, a la fragante
mujer que con los ojos desmayados
abrirse ve en el aire extrañas rosas,
iris la tierra es, roto en colores,
raudal que juvenece y rueda limpio
por perfumado llano, y al retozo
y al desmayo después plácido brinda!
y para mí, porque a los hombres amo
y mi gusto y mi bien terco descuido,
la tierra melancólica aparece
sobre mi frente que la vida bate,
de lúgubre color inmenso yugo!
la frente encorvo, el cuello manso inclino
y, con los labios apretados,muero.
Poema "copa ciclópea" de José Martí
-- de José Martí --
Mis versos van revueltos y encendidos
como mi corazón: bien es que corra
manso el arroyo que en fácil llano
entre céspedes frescos se desliza:
¡ay! ; pero el agua que del monte viene
arrebatada; que por hondas breñas
baja, que la destrozan; que en sedientos
pedregales tropieza, y entre rudos
troncos salta en quebrados borbotones,
¿cómo, despedazada, podrá luego
cual lebrel de salón, jugar sumisa
en el jardín podado con las flores,
o en pecera de oro ondear alegre
para querer de damas olorosas?
inundará el palacio perfumado,
como profanación: se entrará fiera
por los joyantes gabinetes, donde
los bardos, lindos como abates, hilan
tiernas quintillas y rimas dulces
con aguja de plata en blanca seda.
Y sobre sus divanes espantadas
las señoras, los pies de media suave
recogerán, en tanto el agua rota,
falsa, como todo lo que expira,
besa humilde el chapín abandonado,
y en bruscos saltos destemplada muere!
Poema "mis versos van revueltos..." de José Martí
-- de Ramón de Campoamor --
A mi querida prima Jacinta White de Llano,
en la muerte de su hija
¡Pobre Carolina mía!
¡Nunca la podré olvidar!
Ved lo que el mundo decía
viendo el féretro pasar:
Un clérigo. Empiece el canto.
El doctor. ¡Cesó el sufrir!
El padre. ¡Me ahoga el llanto!
La madre. ¡Quiero morir!
Un muchacho. ¡Qué adornada!
Un joven. ¡Era muy bella!
Una moza. ¡Desgraciada!
Una vieja. ¡Feliz ella!
—¡Duerme en paz!—dicen los buenos.
—¡Adiós!—dicen los demás.
Un filósofo. ¡Uno menos!
Un poeta. ¡Un ángel más!
Poema "La opinión" de Ramón de Campoamor
-- de Ricardo Güiraldes --
Es un flete criollo, violento y amontonado.
Vive para el llano.
Sus vasos son ebrios de verde y la tarde, en crepúsculo orificado, se enamoró de sus ojos.
Comió pampa, en gramilla y trébol, y su hocico resopla vastos golpes, en sed de horizonte.
La línea, la eterna línea, allá, en que se acuesta el cielo.
Contra el amanecer, cuando la noche olvida sus estrellas, golpeose el pecho de oro, y en la tarde, enancó chapas de luz.
Iluso, la tierra rodó al empuje de sus cascos; fue ritmador del mundo.
¿Realidad? ¡Qué importa si vivió de inalcanzable!...
«La Porteña», 1914.
Poema "Mi caballo" de Ricardo Güiraldes
-- de Ricardo Güiraldes --
Está el llano perdido en su grandura.
La tarde, sollozando púrpuras, aquieta
las coloreadas vetas,
que depura.
De la cañada el junquillal sonoro,
en rojo y oro,
detiene girones de color,
que haraganean, lentos,
sus últimos momentos.
No hay ni hombres, ni poblado.
«Polvaredas», 1914.
Poema "Solo (Güiraldes)" de Ricardo Güiraldes