Buscar Poemas con Livianas


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra livianas

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Santiago Montobbio

vuelta

-- de Santiago Montobbio --

Vuelta
crepusculaba amenazas y con fingidos jazmines
carne daba a miserias o batallas
por conseguir ponerse nombre
a través de papeles o misterios sepultados:
cinturas con livianas mordeduras de hambre,
martillos, rojos, clavados adioses y ojos
con demasiadas tortugas como para ser fotografiados:
crepusculaba, del cielo precisamente huérfano
nostalgias de sí o de nada
crepusculaba.

Poema vuelta de Santiago Montobbio con fondo de libro

Manuel Machado

La Lola

-- de Manuel Machado --

"La Lola se va a los Puertos.
La Isla se queda sola".
Y esta Lola, ¿quién será,
que así se ausenta, dejando
la Isla de San Fernando
tan sola cuando se va...?

Sevillanas,
chuflas, tientos, marianas,
tarantas, tonás, livianas...
Peteneras,
soleares, soleariyas,
polos, cañas, seguiriyas,
martinetes, carceleras...
Serranas, cartageneras.
Malagueñas, granadinas.
Todo el cante de Levante,
todo el cante de las minas,
todo el cante...
Que cantó tía Salvaora,
la Trini, la Coquinera,
la Pastora...,
Y el Fillo, y el Lebrijano,
y Curro Pabla, su hermano,
Proita, Moya, Ramoncillo,
Tobalo -inventor del polo-,
Silverio, Chacón, Manolo
Torres, Juanelo, Maoliyo...

Ni una ni uno
-cantaora o cantaor-,
llenando toda la lista,
desde Diego el Picaor
a Tomás el Papelista
(ni los vivos ni los muertos),
cantó una copla mejor
que la Lola...
Esa que se va a los Puertos
y la Isla se queda sola.

Poema La Lola de Manuel Machado con fondo de libro

Medardo Ángel Silva

Las hadas (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

Las hadas que tejían mis ensueños,
en la dulzura de mi abril en flor,
las hadas que tejían mis ensueños
dulces, abandonaron su labor...

En cortas primaveras y risueños
días celestes de mi abril en flor,
fui pródigo del oro de mis sueños
con generoso gesto sembrador...

Mujer, rosas canción, sonrisa franca,
todo se fue con la mañana blanca...
El Odio abrió la herida carmesí...

¡Canción mujer, sonrisa blanca, rosas,
cifré mi vida en tan livianas cosas
que, por mi futileza, la perdí!

Poema Las hadas (Silva) de Medardo Ángel Silva con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

El dintel de la vida

-- de Julio Herrera Reissig --

Oh, la brega que jacta de viruta y de pieles!...
Las espesas comadres mascan livianas prosas;
Y en proverbiales éxodos, promiscuan las jocosas
Diligencias, su carga, bajo los cascabeles...

Ah, dicha analfabeta sin resabios, ni hieles!
El rudo pan del Cielo sabe a tomillo y rosas.
Ah, bañarse en la atónita desnudez de las cosas
Y morir en los brazos de la buena Cibeles!

Oh, mañana inefable de la Vida! Oh, la franca
Risa como de leche de la conciencia blanca!
Ante el alba inocente -no bien la noche fuga-

Se abre, entre la yerba viciosa de sus calles,
La dulce aldea: blanca violeta de los valles,
Siempre dichosa y siempre buena porque madruga.



Ramón López Velarde

La lágrima

-- de Ramón López Velarde --

Encima
de la azucena esquinada
que orna la cadavérica almohada;
encima
del soltero dolor empedernido
de yacer como imberbe congregante
mientras los gatos erizan el ruido
y forjan una patria espeluznante;
encima
del apetito nunca satisfecho,
de la cal
que demacró las conciencias livianas,
y del desencanto profesional
con que saltan del lecho
las cortesanas;
encima
de la ingenuidad casamentera
y del descalabro que nada espera;
encima de la huesa y del nido,
la lágrima salobre que he bebido.

Lágrima de infinito
que eternizaste el amoroso rito;
lágrima en cuyos mares
goza mi áncora su náufrago baño
y esquilmo los vellones singulares
de un compungido rebaño;
lágrima en cuya gloria se refracta
el iris fiel de mi pasión exacta;
lágrima en que navegan sin pendones
los mástiles de las consternaciones;
lágrima con que quiso
mi gratitud salar el Paraíso;
lágrima mía, en ti me encerraría,
debajo de un deleite sepulcral,
como un vigía
en su salobre y mórbido fanal.



Ramón María del Valle Inclán

rosa deshojada

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Alto y triste el cielo,
viento tardecino,
campana, mochuelo
y luna en hocino...

¿Por qué de la vida?
¿qué fin truje a ella?
¿qué senda perdida
labré con mi huella?

¡adiós ilusiones!
ya logran mis años
las quietas razones
de los desengaños.

Perecen las glorias,
se apagan los días,
quedan por memorias
las cenizas frías.

De aquel ardimiento
ni aun ceniza queda,
se la lleva el viento,
viento y polvareda.

Viento entre las mieses,
croar de las ranas,
callados cipreses
y luces livianas.

Nocherniegas cruces,
nocherniega vía,
nocherniegas luces,
del último día.

Alto y triste el cielo,
viento tardecino,
campana, mochuelo
y luna en hocino....



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