Buscar Poemas con Lides


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Se han encontrado 11 poemas con la palabra lides

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Amado Nervo

al cristo

-- de Amado Nervo --

Para ezzequiel a. Chávez.
Señor, entre la sombra voy sin tino;
la fe de mis mayores ya no vierte
su apacible fulgor en mi camino:
¡mi espíritu está triste hasta la muerte!
busco en vano una estrella que me alumbre;
busco en vano un amor que me redima;
mi divino ideal está en la cumbre,
y yo, ¡pobre de mí!, yazgo en la sima...
La lira que me diste, entre las mofas
de los mundanos, vibra sin concierto;
¡se pierden en la noche mis estrofas,
como el grito de agar en el desierto!
y paria de la dicha y solitario,
siento hastío de todo cuanto existe...
Yo, maestro, cual tú, subo al calvario,
y no tuve tabor, cual lo tuviste...
Ten piedad de mi mal; dura es mi pena;
numerosas las lides en que lucho;
fija en mi tu mirada que serena,
y dame, como un tiempo a magdalena,
la calma: ¡yo también he amado mucho!

Poema al cristo de Amado Nervo con fondo de libro

Manuel del Palacio

Semblanzas: XII

-- de Manuel del Palacio --

Jóven era, muy jóven, casi un chico
Y ya apedreaba perros en Granada;
Se dió después á manejar la espada
Y cíen batallas alcanzó... De pico.

Enamorado y sucio como un mico,
Ni respetó doncella ni casada,
Y cual Dios hizo al mundo, de la nada,
Le hizo la suerte poderoso y rico.

¡Hoy pese á sus arrugas y á sus años
Es un matón del género grotesco,
Curtido más que en lides en engaños;

Un Mambrú trasnochado y quijotesco,
Que acostumbra gastar con los extraños
Lo que saca de aquí, dinero fresco!

Poema Semblanzas: XII de Manuel del Palacio con fondo de libro

Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 29

-- de Jorge Manrique --

No dejó grandes tesoros,
ni alcanzó muchas riquezas
ni vajillas;
mas hizo guerra a los moros,
ganando sus fortalezas
y sus villas;
y en las lides que venció,
muchos moros y caballos
se perdieron;
y en este oficio ganó
las rentas y los vasallos
que le dieron.

Poema coplas por la muerte de su padre 29 de Jorge Manrique con fondo de libro

Emilio Bobadilla

La fundición de la campana

-- de Emilio Bobadilla --

A la hendida campana que llama a los bautizos,
que llora en los entierros y en las bodas repica
con su voz cascajosa de viejos romadizos,
en aras de la patria la guerra sacrifica.

Del campanario donde las cigüeñas anidan,
pasa al horno y se funde sin lágrimas ni quejas
y las viejas del pueblo sollozando no olvidan
que ese bronce está hecho con sus almas añejas!

Su metálico acento dará al viento encendido
en lugar de plegarias, roncas detonaciones,
odio en vez de concordia, rencor en vez de olvido.

¡Paradojas absurdas de las lides humanas:
en la paz en campanas se truecan los cañones
y en la guerra se vuelven cañones las campanas!



Juan Bautista Arriaza

Tres años de proezas singulares

-- de Juan Bautista Arriaza --

¡Tres años de proezas singulares,
sitios, asaltos, lides carniceras,
en que del corso las legiones fieras
el acero español siega a millares!

¡Hallarse, Iberia, yermos tus hogares,
o en ellos luto y quejas lastimeras;
de tus hijos por todas las riberas
bajando sangre a enrojecer los mares!

¡Ver la flor de Aragón y de Castilla
que al cautiverio la cerviz prosterna,
primero que al tirano la rodilla!

¿Y a tanto honor con frases de taberna
la gacetera chusma aún amancilla?
¡Raza de Juan Frerón serás eterna!



Tomás de Iriarte

Vióse un guerrero

-- de Tomás de Iriarte --

Viose un guerrero en lides y rüinas,
páganle en fama, voz que lleva el viento.
Desvelose un autor, y está contento
sólo con ver su nombre en las esquinas.

Cede un indiano el fruto de las minas
por que le den de conde el tratamiento.
Surca un viajero el pérfido elemento
para decir: «Estuve en Filipinas».

Sacrifica en palacio un cortesano
su salud, libertad, descanso y rentas,
sólo porque le mire el soberano.

Así yo sufro amor, celos, afrentas;
sirvo, pretendo, y tú, dueño tirano,
con sola una mirada me contentas.



Miguel Unamuno

A una gazmoña

-- de Miguel Unamuno --

Coqueteas, hipócrita gazmoña,
con Cristo, á quien llamándote su sierva,
le tienes como á novio de reserva
por si el otro marrase. Ya bisoña

no ores en estas lides, la ponzoña
sabes sacar de la embrujada hierba
del amor y ponértela en conserva,
por si á su toque mocedad retoña



Juan Meléndez Valdés

La esquivez vencida

-- de Juan Meléndez Valdés --

No temas, simplecilla, del dichoso
galán pastor no tardes la ventura;
apenado a ti corre; su ternura
premio al fin halle y su anhelar, reposo.

De rosa en la coyunda el cuello hermoso
pon al yugo feliz; la copa apura
que amor te brinda, y de triunfar segura
entra en lides suaves con tu esposo.

¡La vista tornas! ¡Del nupcial abrazo
huyes tímida y culpas sus ardores
el rubor virginal la faz teñida!

Mas Venus... Venus... Su genial regazo
sobre el lecho feliz llueve mil flores
que Filis coge, y la esquivez olvida.



Julio Zaldumbide Gangotena

América y España

-- de Julio Zaldumbide Gangotena --

Bolívar, tú que en mil gloriosas lides
romper supiste del león de España
la ira y poder, con más ilustre hazaña
que hizo en el león Nemeo Alcides;

hoy que sereno con tus pasos mides
el prado Elisio; que, la horrible saña
depuesta, habitas en feliz compaña
con las iberas almas de los Cides;

mira aquí las naciones que formaste
con España gozar la paz sagrada,
que tú allá con sus hijos asentaste:

que esta materna y filial lazada
que las une, romper tú no intentaste,
y estado habría a prueba de tu espada.



José Martí

envilece, devora...

-- de José Martí --

Envilece, devora, enferma, embriaga
la vida de ciudad: se come el ruido,
como un corcel la yerba, la poesía.
Estréchanse en las casas la apretada
gente, como un cadáver en su nicho:
y con penoso paso por las calles
pardas, se arrastran hombres y mujeres
tal como sobre el fango los insectos,
secos, airados, pálidos, canijos.
Cuando los ojos, del astral palacio
de su interior, a la ciudad convierte
el alma heroica, no en batallas grandes
piensa, ni en templos cóncavos, ni en lides
de la palabra centelleante: piensa
en abrazar, como un haz, los pobres
y adonde el aire es puro, y el sol claro
y el corazón no es vil, volar con ellos.



Clemente Althaus

A Méjico

-- de Clemente Althaus --

Desgraciada Nación, tan sólo rea
de ser menor en armas y pujanza,
en cuya reconquista hoy hace alianza
la codicia famélica europea:

no el universo sucumbir te vea,
cual res cobarde, sin blandir la lanza;
y, aunque del triunfo falte la esperanza,
entra en la cruda desigual pelea.

Cae a lo menos con honor y gloria,
y en el mayor conflicto nunca olvides
que es la lucha el deber, no la victoria;

mas, si defensa al patriotismo pides,
tal vez en ti renovará la Historia
de Salamina y Maratón las lides.



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