Buscar Poemas con Levantaban


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra levantaban

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Arturo Borja

A Misteria

-- de Arturo Borja --

¡Oh, cómo te miraban las tinieblas,
cuando ciñendo el nudo de tu abrazo
a mi garganta, mientras yo espoleaba
el formidable ijar de aquel caballo,
cruzábamos la selva temblorosa
llevando nuestro horror bajo los astros!
Era una selva larga, toda negra:
la selva dolorosa cuyos gajos
echaban sangre al golpe de las hachas,
como los miembros de un molusco extraño.
Era una selva larga, toda triste,
y en sus sombras reinaba nuestro espanto.
El espumante potro galopaba
mojando de sudor su cansancio,
y ya hacía mil años que corría
por aquel bosque lúgubre. ¡Mil años!
Y aquel bosque era largo, largo y triste,
y en sus sombras reinaba nuestro espanto.
Y era tu abrazo como un nudo de horca
y eran glaciales témpanos tus labios,
y eran agrios alambres mis tendones,
y eran zarpas retráctiles mis manos,
y era el enorme potro un viento negro
furioso en su carrera de mil años.

Caímos a un abismo tan profundo
que allí no había Dios: montes lejanos
levantaban sus cúspides, casqueadas
de nieve, bajo el brillo de los astros,

references

Poema A Misteria de Arturo Borja con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto xl cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Era verde el silencio, mojada era la luz,
temblaba el mes de junio como una mariposa
y en el austral dominio, desde el mar y las piedras,
matilde, atravesaste el mediodía.
Ibas cargada de flores ferruginosas,
algas que el viento sur atormenta y olvida,
aún blancas, agrietadas por la sal devorante,
tus manos levantaban las espigas de arena.
Amo tus dones puros, tu piel de piedra intacta,
tus uñas ofrecidas en el sol de tus dedos,
tu boca derramada por toda la alegría,
pero, para mi casa vecina del abismo,
dame el atormentado sistema del silencio,
el pabellón del mar olvidado en la arena.

Poema soneto xl   cien sonetos de amor (1959) mediodía de Pablo Neruda con fondo de libro

Hernando de Acuña

En su fiera grandeza confiando

-- de Hernando de Acuña --

En su fiera grandeza confiando,
los ánimos tan altos levantaban
los gigantes de Flegra, que esperaban
de vencer a los dioses guerreando;

y contra el alto cielo, no dudando,
las belicosas máquinas alzaban,
y a comenzar el hecho ya se estaban
con superbo furor aparejando;

cuando Júpiter, esto conociendo,
luego quiso que fuesen castigados
del bestial movimiento de su guerra,

y con rayos el aire oscureciendo,
después de todos ser despedazados,
con ellos abrasó toda la tierra.

Poema En su fiera grandeza confiando de Hernando de Acuña con fondo de libro

Mariano José de Larra

Al concierto dado por las bellas de Mantua

-- de Mariano José de Larra --

Llegó en sordo lamento al Manzanares
El grito de los pueblos que cayeron,
Y piadosas sus bellas le ofrecieron
El fruto de sus célicos cantares.

Llevolo el eco hasta los hondos mares
Y su llanto los tristes suspendieron,
Y a sus acentos asombrados vieron
De nuevo alzarse sus antiguos lares.

Como en Grecia dulcísimo y sonoro
Hiriendo el aire el poderoso canto
Blando pulsaba Anfión la lira de oro;

Y en techos y columnas se ordenaban
Las piedras, atraídas del encanto,
Y la discorde Tebas levantaban.



Federico García Lorca

Casida del herido por el agua

-- de Federico García Lorca --

Quiero bajar al pozo
quiero subir los muros de Granada
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.

El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.
¡Ay qué furia de amor! ¡qué hiriente filo!
¡qué nocturno rumor! ¡qué muerte blanca!,
¡qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía, frente a frente
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.

Quiero bajar al pozo
quiero morir mi muerte a bocanadas
quiero llenar mi corazón de musgo
para ver al herido por el agua.



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