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Lope de Vega

Bien puedo yo pintar una hermosura

-- de Lope de Vega --

Bien puedo yo pintar una hermosura,
y de otras cinco retratar a Elena,
pues a Filis también, siendo morena,
ángel, Lope llamó, de nieve pura.
Bien puedo yo fingir una escultura,
que disculpe mi amor, y en dulce vena,
convertir a Filene en Filomena
brillando claros en la sombra escura.
Mas puede ser que algún lector extrañe
estas musas de amor hiperboleas,
y viéndola después se desengañe.
Pues si ha de hallar algunas partes feas,
Juana, no quiera Dios que a nadie engañe,
basta que para mí tan linda seas.

Poema Bien puedo yo pintar una hermosura de Lope de Vega con fondo de libro

Luis Palés Matos

frontis

-- de Luis Palés Matos --

Lector, vas a beber en una fuente,
donde al bajar el labio y la mirada,
encontrarás tu imagen retratada
en la seda de su onda transparente;

vas a beber el agua de un torrente
hecha de todo y en resumen nada,
que sabe de la estrella inmaculada
y de la sima negra y atrayente...

Ese es mi verso; profundiza un poco.
No compadezcas mi dolor, si loco
te lanza entre la sombra su saeta;

sigue, a tientas quizás: jasón perdido,
y toparás al cabo sorprendido,
el vellocino de oro del poeta.

Poema frontis de Luis Palés Matos con fondo de libro

Manuel del Palacio

El fin del pavo

-- de Manuel del Palacio --

¡Pasó! De su hermosura sólo queda
Un pálido recuerdo en la cocina;
Allí su pluma está rizada y fina
Con la que veces mil hizo la rueda.

Su piel rosada y tersa cual la seda
Muy pronto rasgará mano asesina:
¿Por qué no fué al nacer ave dañina
Del bosque secular en la arboleda?

Mártir de sus domésticos deberes
Él al capricho bárbaro se inmola
Del más feroz y torpe de los seres.

Yo ceñiré á su sien una aureola;
Lector, ¿lo dudas? ¿Convencerte quieres?
Regálamelo asado, á la española.

Poema El fin del pavo de Manuel del Palacio con fondo de libro

Antonio Ros de Olano

La gallomagia

-- de Antonio Ros de Olano --

Poema a espuela viva, escrito por Fulano Zurita, bachiller en patas de gallo, licenciado en puyas y doctor en ambos espolones

ARGUMENTO DEL PRIMER CANTO.

Donde hallará el lector menos sapiente
que en cada octava asoma un desatino,
como al que ensarta coplas de repente
le saca el consonante de camino.
Mas si hay quien lea, pío o consecuente,
mi canto un tanto cuanto calaíno,
verá que en tan insípido monólogo
burla burlando se establece un prólogo.



Miguel Unamuno

Me destierro a la memoria

-- de Miguel Unamuno --

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,

que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.

Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.

Aquí os dejo mi alma-libro,
hombre-mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.



Miguel Unamuno

Me destierro

-- de Miguel Unamuno --

Me destierro a la memoria,
voy a vivir del recuerdo.
Buscadme, si me os pierdo,
en el yermo de la historia,

que es enfermedad la vida
y muero viviendo enfermo.
Me voy, pues, me voy al yermo
donde la muerte me olvida.

Y os llevo conmigo, hermanos,
para poblar mi desierto.
Cuando me creáis más muerto
retemblaré en vuestras manos.

Aquí os dejo mi alma?libro,
hombre?mundo verdadero.
Cuando vibres todo entero,
soy yo, lector, que en ti vibro.



Julio Flórez

Al lector

-- de Julio Flórez --

Poem

Hay una gruta, misteriosa y negra, donde resbala bajo mustias frondas, un raudal silencioso que ni alegra ni fecunda: ¡qué amargas son sus ondas!

Con qué impudor bajo esa gruta helada mil flores abren su aterido broche ¡Nunca al beso de luz de la alborada! ¡Siempre al ósculo negro de la noche!

Esa gruta es mi alma; y esa fuente muda y letal, mi corrosivo llanto; y esas flores, los versos que en mi mente brotan al choque de fatal quebranto.

Cierto es que hay ámbar y color y almíbar en muchas de esas flores mas te advierto, que estas esconden repugnante acíbar, olor de cirio, y palidez de muerto.



José Asunción Silva

Al oído del lector

-- de José Asunción Silva --

No fue pasión aquello,
fue una ternura vaga...
La que inspiran los niños enfermizos,
los tiempos idos y las noches pálidas.
El espíritu solo
al conmoverse canta:
cuando el amor lo agita poderoso
tiembla, medita, se recoge y calla.
Pasión hubiera sido
en verdad; estas páginas
en otro tiempo más feliz escritas,
no tuvieran estrofas sino lágrimas.



Roberto Juarroz

el silencio que queda entre dos palabras

-- de Roberto Juarroz --

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.
Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.
Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.



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