Buscar Poemas con Líquido


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Se han encontrado 18 poemas con la palabra líquido

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Góngora

Oh claro honor del líquido elemento

-- de Góngora --

Oh claro honor del líquido elemento,
dulce arroyuelo de corriente plata
cuya agua entre la hierba se dilata
con regalado son, con paso lento:

pues la por quien helar y arder me siento
(mientras en ti se mira) Amor retrata
de su rostro la nieve y la escarlata
en tu tranquilo y blando movimiento,

vete como te vas, no dejes floja
la undosa rienda al cristalino freno
con que gobiernas tu veloz corriente,

que no es bien que confusamente acoja
tanta belleza en su profundo seno
el gran señor del húmido tridente.

Poema Oh claro honor del líquido elemento de Góngora con fondo de libro

Alfonsina Storni

Vida

-- de Alfonsina Storni --

Mis nervios están locos, en las venas
la sangre hierve, líquido de fuego
salta de mis labios donde finge luego
la alegría de todas las verbenas.

Tengo deseos de reír; las penas,
que de domar a voluntad no alego,
hoy conmigo no juegan y yo juego
con la tristeza azul de que están llenas.

El mundo late; toda su armonía
la siento tan vibrante que hago mía
cuanto escancio en su trova de hechicera.

¡Es que abrí la ventana hace un momento
y en las alas finísimas del viento
me ha traído su sol la primavera!

Poema Vida de Alfonsina Storni con fondo de libro

Lope de Vega

En tanto que deshace el claro Apolo

-- de Lope de Vega --

En tanto que deshace el claro Apolo
de la sierra de Béjar la alta cumbre,
y por Gibraleón su menor lumbre
pasa por nuestro mar al otro polo;

y mientras sobre el oro de Pactolo
su líquido cristal Tormes encubre,
y de Atlante la excelsa pesadumbre
oprime el hombro, que sustenta solo:

con mil despojos, armas y laureles,
después que otro Virgilio Eneidas cante
del gran Sotomayor de Benalcázar,

con nuevo timbre y nuevos coroneles
vuestro nombre con letras de diamante
pondrá la fama en su dorado alcázar.

Poema En tanto que deshace el claro Apolo de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Tiraba rosas el Amor un día

-- de Lope de Vega --

Tiraba rosas el Amor un día
desde una peña a líquido arroyuelo,
que de un espino trasladó a su velo
en la sazón que abril las producía.

Las rosas mansamente conducía
de risco en risco el agua al verde suelo
cuando Juana llegó y al puro hielo
puso los labios de la fuente fría.

Las rosas, entre perlas y cristales,
pegáronse a los labios, tan hermosas,
que afrentaban claveles y corales.

¡Oh pinturas del cielo milagrosas!
¿quién vió jamás transformaciones tales:
beber cristales y volverse rosas?



Jaime Torres Bodet

paisaje

-- de Jaime Torres Bodet --

Paisaje lento de mi poesía...
¿Otoño? no. Más bien, tras de la lluvia,
entre el líquido verde de las hojas,
amanecer sombrío de la luna.
Ambigua luz de incienso en las volutas
doradas de una música nocturna;
enrejado sutil de sicomoros
sobre la plata azul de una laguna:
paisaje sin momentos
y sin aristas bruscas,
diluído en matices,
hecho todo de ritmos sin premura,
más lento cada vez y realizado
en una flor perfecta y taciturna,
como se queda el alma sostenida
en esa onda última
alta, vibrante, sólida
de la marea blanda de la música...



César Vallejo

Trilce: I

-- de César Vallejo --

Quién hace tanta bulla y ni deja
Testar las islas que van quedando.

Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada.

Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde
DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES.

Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.



César Vallejo

quién hace tanta bulla, y ni deja

-- de César Vallejo --

i
quién hace tanta bulla, y ni deja
testar las islas que van quedando.
Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano,
y se aquilatará mejor
el guano, la simple calabrina tesórea
que brinda sin querer,
en el insular corazón,
salobre alcatraz, a cada hialóidea
grupada.
Un poco más de consideración,
y el mantillo líquido, seis de la tarde
de los más soberbios bemoles.
Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.



Delmira Agustini

La barca milagrosa

-- de Delmira Agustini --

Preparadme una barca como un gran pensamiento...
La llamarán "La Sombra" unos; otros, "La Estrella".
No ha de estar al capricho de una mano o de un viento;
Yo la quiero consciente, indomable y bella.

La moverá en gran ritmo de tu corazón sangriento
De vida sobrehumana; he de sentirme en ella
Fuerte como en los brazos de Dios. ¡En todo viento,
En todo mar templadme su ropa de centella!

La cargaré de toda mi tristeza, y, sin rumbo,
Iré como la rota corola de un nelumbo
Por sobre el horizonte líquido de la mar...

Barca, alma hermana: ¿Hacia qué tierras nunca vistas,
de hondas revelaciones, de cosas imprevistas
Irémos?...Yo ya muero de vivir y soñar...



Pablo Neruda

soneto xi cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.
Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.
Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas
y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de quitratúe.



Gerardo Diego

reflejos

-- de Gerardo Diego --

Reflejos
a pedro garfias
en este río lácteo
los navíos no sueñan sobre el álveo
como un guante famélico
el día se me escapa de los dedos
me voy quedando exhausto
pero en mi torso canta el mármol
una rueda lejana
me esconde y me suaviza
las antiguas palabras
cae el líquido fértil de mi estatua
y los navíos cabecean
amarrados al alba



Sor Juana Inés de la Cruz

de amor y de discreción

-- de Sor Juana Inés de la Cruz --

En que satisface un recelo con la retórica del llanto.
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste;
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.



Sor Juana Inés de la Cruz

Esta tarde, mi bien

-- de Sor Juana Inés de la Cruz --

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;

y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.



Julio Herrera Reissig

El espejo (Herrera y Reissig)

-- de Julio Herrera Reissig --

Se hunden en una sorda crisis meditabunda...
El Ocaso suaviza los últimos enojos,
y Neith enjuga el oro líquido de sus ojos,
triste como su hermana, la tarde moribunda...

Conspira en acres vahos la insinuación fecunda
de la Naturaleza, por siembras y rastrojos;
y ellos, que ora se brindan flores en vez de abrojos,
suman entrelazados una unidad profunda.

Largamente, idealmente, como un sacro beleño,
Bión la apura de un beso hasta el fondo del sueño...
Por no verla, en procura de un instante de calma,

cierra, luego, los ojos, declinando en el hombro
la armoniosa cabeza, y oh! dulcísimo asombro,
como en un claro espejo, la contempla en el alma.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 86

-- de Francisco de Quevedo --

Si de vos pasa el cáliz de amargura,
¿quién le podrá endulzar, para que sea
bebida alegre, que salud posea
contra la enfermedad antigua y dura?
bebed el cáliz vos, pues os apura
amor del alma por la culpa fea,
que en vos le beberá (después que os vea
líquido dios en sangre) la criatura.
Pase por vos, y así será triaca,
mas no pase de vos, pues, ofendido,
mi culpa sus castigos os achaca.
Bebiendo sanaréis lo que he comido:
bebed cáliz que tanta sed aplaca
de ser en cáliz inmortal bebido.



Francisco de Quevedo

parnaso español 41

-- de Francisco de Quevedo --

Más escarmientos dan al ponto fiero
(si atiendes) la bonanza y el olvido,
que el peligro y naufragio prevenido
y el enojo del euro más severo.
Ansí, cuando, cortés y lisonjero,
noto tus velas mueva adormecido,
y sirva, por tus gavias extendido,
de líquido y sonoro marinero,
entonces, ¡oh mirtilo!, desvelados
en la milicia de la calma ociosa,
tus sentidos irán y tus cuidados.
Menos dulce es la paz que peligrosa;
no salgas, no, a recibir los hados;
tarda, con advertencia peligrosa.



Blanca Andreu

los labios impacientes de la noche te sanan mientras abren

-- de Blanca Andreu --

Los labios impacientes de la noche te sanan mientras abren el olor de la piedra
te conducen si acosan el alma de la piedra
si el tierno corazón mineral beben
es tu hora es la noche
así, dirás que te han robado como un vino novicio
y te harás piedra aguda como un líquido agudo
limpia como opio de oro
y serás tregua tuya
y alianza
así, dirás que la que es contigo y lleva un aire desigual a balanza entre estrellas
la idéntica más favorable
tu obra nocturna rara
es la que muestra sonrisa y griterío
palabras como estrellas
y escucha un piano terso como una estrella, estrellas.



Rubén Darío

abrojo v

-- de Rubén Darío --

Bota, bota, bella niña,
ese precioso collar
en que brillan los diamantes
como el líquido cristal
de las perlas del rocío
matinal.
Del bolsillo de aquel sátiro
salió el oro y salió el mal.
Bota, bota esa serpiente
que te quiere estrangular
enrollada en tu garganta
hecha de nieve y coral.



Rubén Darío

Abrojo V (Rubén Darío)

-- de Rubén Darío --

Bota, bota, bella niña,
ese precioso collar
en que brillan los diamantes
como el líquido cristal
de las perlas del rocío
matinal.
Del bolsillo de aquel sátiro
salió el oro y salió el mal.
Bota, bota esa serpiente
que te quiere estrangular
enrollada en tu garganta
hecha de nieve y coral.



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