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Se han encontrado 6 poemas con la palabra iracunda

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César Vallejo

los mendigos pelean por españa

-- de César Vallejo --

Los mendigos pelean por españa
mendigando en parís, en roma, en praga
y refrendando así, con mano gótica, rogante,
los pies de los apóstoles, en londres, en new york, enméjico.
Los pordioseros luchan suplicando infernalmente
a dios por santander,
la lid en que ya nadie es derrotado.
A1 sufrimiento antiguo
danse, encarnízanse en llorar plomo social
al pie del individuo,
y atacan a gemidos, los mendigos,
matando con tan solo ser mendigos.
Ruegos de infantería,
en que el arma ruega del metal para arriba,
y ruega la ira, más acá de la pólvora iracunda.
Tácitos escuadrones que disparan,
con cadencia mortal, su mansedumbre,
desde un umbral, desde sí mismos, ¡ay! desde símismos.
Potenciales guerreros
sin calcetines al calzar el trueno,
satánicos, numéricos,
arrastrando sus títulos de fuerza,
migaja al cinto,
fusil doble calibre: sangre y sangre.
¡El poeta saluda al sufrimiento armado!

Poema los mendigos pelean por españa de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

Los mendigos pelean por España ...

-- de César Vallejo --

Los mendigos pelean por España,
mendigando en París, en Roma, en Praga
y refrendando así, con mano gótica, rogante,
los pies de los Apóstoles, en Londres, en New York, en Méjico.
Los pordioseros luchan suplicando infernalmente
a Dios Por Santander,
la lid en que ya nadie es derrotado.
Al sufrimiento antiguo
danse, encarnízanse en llorar plomo social
al pie del individuo,
y atacan a gemidos, los mendigos,
matando con tan solo ser mendigos.

Ruegos de infantería,
en que el arma ruega del metal para arriba,
y ruega la ira, más acá de la pólvora iracunda.
Tácitos escuadrones que disparan,
con cadencia mortal, su mansedumbre,
desde un umbral, desde sí mismos, ¡ay! desde sí mismos.
Potenciales guerreros
sin calcetines al calzar el trueno,
satánicos, numéricos,
arrastrando sus títulos de fuerza,
migaja al cinto,
fusil doble calibre: sangre y sangre.
¡El poeta saluda al sufrimiento armado!

Poema Los mendigos pelean por España ... de César Vallejo con fondo de libro

Gertrudis Gómez de Avellaneda

En una tarde tempestuosa

-- de Gertrudis Gómez de Avellaneda --

Del huracán espíritu potente
que hoy libre dejas la región precita,
¡ven, con el tuyo mi furor escita!
¡ven con tu fuego a coronar mi frente!

Deja que el rayo con fragor reviente,
mientras cual hoja seca, o flor marchita,
tu fuerte soplo al robre precipita
roto y deshecho al bramador torrente.

Ven a librarme de la pena extraña
que a un alma altiva con baldon devora
y el brillo puro a la razón empaña.

Ven! y al inerte pecho que te implora
da tu poder y tu iracunda saña,
y el llanto seca que cobarde llora.

Poema En una tarde tempestuosa de Gertrudis Gómez de Avellaneda con fondo de libro

Manuel Reina

Los rojos

-- de Manuel Reina --

Retruena el tambor; la turba avanza
terrible el rostro y la mirada fiera;
flota, teñida en sangre, la bandera;
silba el ronco fusil; cruje la lanza.

La multitud, sedienta de venganza,
crímenes va sembrando por do quiera;
convierte al pueblo en colosal hoguera
y se entrega, iracunda, a la matanza.

-¡Viva la libertad! la turba grita,
cuando, furiosa, al mar se precipita
y todo cuanto ve quema y destruye...

¡Oh libertad! ¡Oh libertad sagrada!
¡Maldita sea la hueste degradada
que tu precioso nombre prostituye.



Manuel Reina

El pañuelo

-- de Manuel Reina --

(ORIENTAL)
La sultana Amina llora,
llena de horror y tristeza,
porque en una pica mora
ve clavada la cabeza
del hombre a quien ella adora.
Sus sedas, gasas y tul,
rasga, iracunda y furiosa;
tira su turbante azul
y su diadema preciosa
que vale más que Stambul.
Pisa joyas y diamantes,
destroza su rico velo,
y las de color de cielo
telas, que adornan brillantes,
su lecho de terciopelo.
Llega Mahomet ultrajado;
a la llorosa sultana
mira con rostro irritado,
y echa en su falda de grana
un pañuelo ensangrentado.
«¡Es su sangre!», dice Amina;
y con una damasquina
daga, su garganta hiere;
la hermosa cabeza inclina,
nombra a su amador... Y muere.



Francisco Sosa Escalante

Margarita (Sosa Escalante II)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Dices bien, Margarita encantadora,
En tu régia mansión la paz serena
De dicha celestial el alma llena,
Nadie suspira, se lamenta ó llora.

Tesoro de bondad, la mediadora
Quisieras ser en la ciudad del Sena,
En el fatal instante en que resuena
De religión la lucha asoladora.

¡Mas ay! en vano tu divino acento
Calmar pretende á la iracunda y ciega
Turba, que ruge cual leon hambriento;

En vano, en vano tu piedad le ruega,
Que esa campana en su clamor violento
Grita que el pueblo á asesinar se entrega.



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