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-- de Pablo Neruda --
Hierro negro que duerme, fierro negro que gime
por cada poro un grito de desconsolación.
Las cenizas ardidas sobre la tierra triste,
los caldos en que el bronce derritió su dolor.
Aves de qué lejano país desventurado
graznaron en la noche dolorosa y sin fin?
y el grito se me crispa como un nervio enroscado
o como la cuerda rota de un violín.
Cada máquina tiene una pupila abierta
para mirarme a mí.
En las paredes cuelgan las interrogaciones,
florece en las bigornias el alma de los bronces
y hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos.
Y entre la noche negra desesperadas corren
y sollozan las almas de los obreros muertos.
Poema "maestranzas de noche" de Pablo Neruda
-- de Teófilo V. Méndez Ramos --
Libros devorados llenos de ansia
allá por los años ya corridos.
¡Tomos diminutos por siempre idos!
¡Páginas dilectas de mi infancia!
Libros predilectos. Libros viejos.
Libros delirantes de ternura.
Páginas henchidas de locura
de interrogaciones y consejos.
Sangran todavía las heridas
viejas, que dejara el libro triste;
siguen nuestras almas doloridas,
viendo que el infolio grave, serio,
lleno de tristeza se resiste
a desencantarnos del misterio.
Poema "Los libros" de Teófilo V. Méndez Ramos
-- de Medardo Ángel Silva --
A Modesto Chávez Franco
Las interrogaciones con que, en horas fatales,
queremos sondear la Esencia Verdadera,
son voces a la Esfinge siempre muda, señales
en la sombra que nadie ve de la otra ribera.
Sí; de nuestro dolor sólo perdura
el eco sollozante a merced de la brisa.
¡Ay de ese cuyos diarios vino y pan de amargura
no endulzan besos, canto o femenil sonrisa!
Bien sabemos que el polvo retornará a la tierra,
pero la carne a la vida se aferra.
¡Y qué temor, oh, cielos, por nuestra leve arcilla!
¡Detente!, le decimos al minuto que pasa...
¡Y cuando por nosotros vienen de la otra orilla,
gimiendo abandonamos la miserable casa!
Poema "El alma presa" de Medardo Ángel Silva
-- de Medardo Ángel Silva --
Muda nodriza, llave de nuestros cautiverios,
¿oh, Tú, que a nuestro lado vas con paso de sombra,
Emperatriz maldita de los negros imperios,
cuál es la talismánica palabra que te nombra?
Punta sellada, muro donde expiran sin eco
de la humillada tribu las interrogaciones,
así como no turba la tos de pecho hueco
la perenne armonía de las constelaciones.
Yo cantaré en mis odas tu rostro de mentira,
tu cuerpo melodioso como un brazo de lira,
tus plantas que han hollado Erebos y Letheos;
y la serena gracia de tu mirar florido
que ahoga nuestras almas exentas de deseos,
en un mar de silencio, de quietud y de olvido.
Poema "Ofrenda a la Muerte" de Medardo Ángel Silva