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-- de Lupercio Leonardo de Argensola --
Imagen espantosa de la muerte,
sueño cruel, no turbes más mi pecho,
mostrándome cortado el nudo estrecho,
consuelo solo de mi adversa suerte.
Busca de algún tirano el muro fuerte,
de jaspe las paredes, de oro el techo,
o el rico avaro en el angosto lecho
haz que temblando con sudor despierte.
El uno vea popular tumulto
romper con furia las herradas puertas,
o al sobornado siervo el hierro oculto;
el otro, sus riquezas descubiertas
con llave falsa o con violento insulto:
y déxale al amor sus glorias ciertas.
Poema "Al sueño (Argensola)" de Lupercio Leonardo de Argensola
-- de Manuel del Palacio --
Cínico y arrogante, como suele,
Un párrafo publica El Pensamiento
De quererme agraviar con el intento,
Por más que el miedo sus palabras vele.
Como un insulto de mujer no duele,
Y es provocarla combatir al viento,
Y nunca me causaron sentimiento
Las palabrotas huecas de un pelele:
Abandono al dolor que le acibara
De ver que no es Don Cárlos lo que priva
Al que sus odios contra mi dispara;
Ya que puesto en la dura alternativa
Tengo recelo de escupir su cara
Sólo por no mancharme la saliva.
Poema "A un periodista neo-católico" de Manuel del Palacio
-- de Emilio Bobadilla --
Va cayendo la tarde sobre el triste villorrio;
al cañón la campana de vísperas sucede
y en la calma sedante suena un clarín de pronto
que pone en convulsiva dispersión a la gente.
El bosque, de petróleo rociado, arde de súbito;
en compactas falanges, aullando como lobos,
surgen de sus trincheras recónditas, los unos
y con la bayoneta les reciben los otros.
La lucha cuerpo a cuerpo, sin piedad, en el bosque,
que ha llenado de sangre la hierba inofensiva,
se ha calmado: ni un grito, ni un insulto se oyen;
los odios ya saciados, en la mímica escena,
al través de las llamas, en la noche sombría,
espectrales siluetas crispadas se menean.
Poema "Sombras chinescas" de Emilio Bobadilla
-- de Evaristo Carriego --
Hoy ha tosido mucho. Van dos noches
que no puede dormir; noches fatales,
en esa oscura pieza donde pasa
sus más amargos días, sin quejarse.
El taller la enfermó, y así, vencida
en plena juventud, quizás no sabe
de una hermosa esperanza que acaricie
sus largos sufrimientos de incurable.
Abandonada siempre, son sus horas
como su enfermedad: interminables.
Sólo, a ratos, el padre se le acerca
cuando llega borracho, por la tarde...
Pero es para decirla lo de siempre,
el invariable insulto, el mismo ultraje:
¡le reprocha el dinero que le cuesta
y la llama haragana, el miserable!
Poema "Residuo de fábrica" de Evaristo Carriego
-- de Ramón María del Valle Inclán --
¡número celeste! ¡geometría dorada!
¡verso pitagórico! ¡clave de cristal!
¡canto de divina boca en llamarada!
¡verso del ardiente pentáculo astral!
las pomas dcl seno diana cinegética
timbra con tu ardiente alusión carnal,
divina promesa que enciende la estética
del fauno, rugiente de furia nupcial.
Con feliz congoja, con mítico insulto
panida, arrebatas mi sangre en tumulto,
áurea solfa del dorado facistol.
Rosa alejandrina, tu sentido oculto
promueve los ritmos heroicos del culto
apolíneo. ¡Rosa métrica del sol!
Poema "rosa métrica" de Ramón María del Valle Inclán