Buscar Poemas con Infinitos


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Se han encontrado 14 poemas con la palabra infinitos

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Idea Vilariño

tarde

-- de Idea Vilariño --

Cuerpos tendidos, cuerpos
infinitos, concretos, olvidados del frío
que los irá inundando, colmando poco a poco.

Cuerpos dorados, brazos, anudada tibieza
olvidando la sombra ahora estremecida,
detenida, expectante, pronta para emerger
que escuda la piel ciega.

Olvidados también los huesos blancos
que afirman que no es un sueño cada vida,
más fieles a la forma que la piel,
que la sangre, volubles, momentáneas.

Cuerpos tendidos, cuerpos
sometidos, felices, concretos,
infinitos...

Surgen niños alegres, húmedos y olorosos,
jóvenes victoriosos, de pie, como su instinto,
mujeres en el punto más alto de dulzura,
se tienden, se alzan, hablan,
habla su boca, esa un día disgregada,
se incorporan, se miran, con miradas de eternos.

Poema tarde de Idea Vilariño con fondo de libro

Jorge Luis Borges

en memoria de angélica

-- de Jorge Luis Borges --

¡cuántas posibles vidas se habrán ido
en esta pobre y diminuta muerte,
cuántas posibles vidas que la suerte
daría a la memoria o al olvido!
cuando yo muera morirá un pasado;
con esta flor un porvenir ha muerto
en las aguas que ignoran, un abierto
porvenir por los astros arrasado.
Yo, como ella, muero de infinitos
destinos que el azar no me depara;
busca mi sombra los gastados mitos
de una patria que siempre dio la cara.
Un breve mármol cuida su memoria;
sobre nosotros crece, atroz, la historia.

Poema en memoria de angélica de Jorge Luis Borges con fondo de libro

Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 21

-- de Jorge Manrique --

Pues aquel gran condestable,
maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se hable,
sino sólo que lo vimos
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros?
¿qué fueron sino pesares
al dejar?

Poema coplas por la muerte de su padre 21 de Jorge Manrique con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: XXI

-- de César Vallejo --

En un auto arteriado de círculos viciosos
torna diciembre qué cambiado,
con su oro en desgracia. Quién le viera:
diciembre con sus 31 pieles rotas,
el pobre diablo.

Yo le recuerdo. Hubimos de esplendor,
bocas ensortijadas de mal engreimiento,
todas arrastrando recelos infinitos.
Cómo no voy a recordarle
al magro señor Doce.

Yo le recuerdo. Y hoy diciembre torna
qué cambiado, el aliento a infortunio,
helado, moqueando humillación.

Y a la temurosa avestruz
como que la ha querido, corno que la ha adorado.
Pero ella se ha calzado todas sus diferencias.



César Vallejo

en un auto arteriado de círculos viciosos

-- de César Vallejo --

xxi
en un auto arteriado de círculos viciosos
torna diciembre qué cambiado,
con su oro en desgracia. Quién le viera:
diciembre con sus 31 pieles rotas,
el pobre diablo.
Yo le recuerdo. Hubimos de esplendor,
bocas ensortijadas de mal engreimiento,
todas arrastrando recelos infinitos.
Cómo no voy a recordarle
al magro señor doce.
Yo le recuerdo. Y hoy diciembre torna
qué cambiado, el aliento a infortunio,
helado, moqueando humillación.
Y a la temurosa avestruz
como que la ha querido, corno que la ha adorado.
Pero ella se ha calzado todas sus diferencias.



Pablo Neruda

y a quién le sonríe el arroz

-- de Pablo Neruda --

Y a quién le sonríe el arroz
con infinitos dientes blancos?
por qué en las épocas oscuras
se escribe con tinta invisible?
sabe la bella de caracas
cuántas faldas tiene la rosa?
por qué me pican las pulgas
y los sargentos literarios?



Pablo Neruda

poema 16 veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)

-- de Pablo Neruda --

Paráfrasis a r. Tagore
en mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.



Pedro Soto de Rojas

Tristes quejas de amor dilato al viento

-- de Pedro Soto de Rojas --

Proemio

Tristes quejas de amor dilato al viento.
Serán, por tristes, de mi error castigo;
por quejas, nuevo honor de mi enemigo;
y por de amor, de amantes escarmiento.

Será también la voz de mi instrumento
en el proceso de mi edad testigo,
y yo el áspero actor que a mí me sigo
y el culpado que canta en el tormento.

Vosotros, o jueces, o fiscales
(bien así que mis males, infinitos),
no me juzguéis si no sentís mis males;

que si buscáis castigo a mis delitos,
castigos tienen a su culpa iguales:
fuegos de amor abrasan mis escritos.



José Tomás de Cuellar

El rumor de las olas

-- de José Tomás de Cuellar --

LAS olas espumosas
Que en infinitos círculos rodando
Besan la quilla de mi barco y mugen
Sin detenerse al paso,
Me parece que traen en sus rumores
Ecos de dicha blandos,
Ligeros vuelos de suspiros tristes,
Y el ruído de los besos que pasaron.

Ya brille el sol ó bien fenezca el día
Ó el matutino lampo
Tiña de nacar las cerúleas aguas,
Interminable ese rumor extraño
Vive en la mente mía
Imágenes perdidas evocando.



Juan Boscán

Nunca de amor estuve tan contento

-- de Juan Boscán --

Nunca de amor estuve tan contento
que en su loor mis versos ocupase,
ni a nadie consejé que se engañase
buscando en el amor contentamiento.

Esto siempre juzgó mi entendimiento:
que de este mal todo hombre se guardase;
y asi, porque esta ley se conservase,
holgué de ser a todos escarmiento.

¡Oh! vosotros que andáis tras mis escritos
gustando de leer tormentos tristes,
según que por amar son infinitos,

mis versos son deciros: "¡Oh, benditos
los que de Dios tan gran merced hubistes
que del poder de amor fuésedes quitos!"



Rosalía de Castro

Los muertos van de prisa

-- de Rosalía de Castro --

«Los muertos van de prisa»,
El poeta lo ha dicho;
Van tan de prisa, que sus sombras pálidas
Se pierden del olvido en los abismos
Con mayor rapidez que la centella
Se pierde en los espacios infinitos.

«Los muertos van de prisa»; mas yo creo
Que aún mucho más de prisa van los vivos.
¡Los vivos!, que con ansia abrasadora,
Cuando apenas vivieron
Un instante de gloria, un solo día
De júbilo, y mucho antes de haber muerto,
Unos a otros sin piedad se entierran
Para heredarse presto.

A sus plantas se agitan los hombres,
Como el salvaje hormiguero,
En cualquier rincón oculto



Medardo Ángel Silva

De Profundis Clamavi

-- de Medardo Ángel Silva --

Señor, ved nuestras almas, en sus duros encierros
donde no hacen la luz vagas filosofías,
vírgenes arrojadas desnudas a los perros
cuando apenas se encienden las rosas de sus días.

En vano no hemos buscado, por diversos caminos,
la ruta azul que lleva a la ideal Bizancio...
Y hoy vamos hacia el puerto de tus brazos divinos,
pobres de voluntad y exangües de cansancio...

A idolatrías locas nuestro amor ofrendamos,
cuando Placer y Vida creímos infinitos...
Y hoy, a tus pies, aquellos despojos arrojamos,
atados con la cinta de los sueños marchitos.



Julio Flórez

xlii

-- de Julio Flórez --

¿me preguntas por qué mi verso es rudo?
¿por qué no exhalo rimas melodiosas?
¿por qué mi labio permanece mudo
cuando te miro? ¡oh, sol de las hermosas!
porque cuando el dolor hinca los dientes
en el pecho, y rencores infinitos
muerden el corazón como serpientes...
No puede dar el alma... Sino gritos.
Julio flórez



Federico García Lorca

canción menor

-- de Federico García Lorca --

Diciembre de 1918
(granada)
tienen gotas de rocío
las alas del ruiseñor,
gotas claras de la luna
cuajadas por su ilusión.
Tiene el mármol de la fuente
el beso del surtidor,
sueño de estrellas humildes.
Las niñas de los jardines
me dicen todas adiós
cuando paso. Las campanas
también me dicen adiós.
Y los árboles se besan
en el crepúsculo. Yo
voy llorando por la calle,
grotesco y sin solución,
con tristeza de cyrano
y de quijote,
redentor
de imposibles infinitos
con el ritmo del reloj.
Y veo secarse los lirios
al contacto de mi voz
manchada de luz sangrienta,
y en mi lírica canción
llevo galas de payaso
empolvado. El amor
bello y lindo se ha escondido
bajo una araña. El sol
como otra araña me oculta
con sus patas de oro. No
conseguiré mi ventura,
pues soy como el mismo amor,
cuyas flechas son de llanto,
y el carcaj el corazón.
Daré todo a los demás
y lloraré mi pasión
como niño abandonado
en cuento que se borró.



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