Buscar Poemas con Infiel


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 16 poemas con la palabra infiel

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Ramón de Campoamor

Amar y querer

-- de Ramón de Campoamor --

A la infiel más infiel de las hermosas

un hombre la quería y yo la amaba;

y ella a un tiempo a los dos nos encantaba

con la miel de sus frases engañosas.

Mientras él, con sus flores venenosas,

queriéndola, su aliento empozoñaba,

yo de ella ante los pies, que idolatraba,

acabadas de abrir echaba rosas.

De su favor ya en vano el aire arrecía;

mintió a los dos, y sufrirá el castigo

que uno le da por vil, y otro por necia.

No hallará paz con él, ni bien conmigo

él que sólo la quiso, la desprecia;

yo, que tanto la amaba, la maldigo.

Poema Amar y querer de Ramón de Campoamor con fondo de libro

Amado Nervo

transmigración

-- de Amado Nervo --

Mmmm ant. Christ.
Mdccc post christ.
A veces, en sueños, mi espíritu finge
escenas de vidas lejanas:
yo fui
un sátrapa egipcio de rostro de esfinge,
de mitra dorada, y en menfis viví.
Ya muerto, mi alma siguió el vuelo errático,
ciñendo en solima, y a osiris infiel,
la mitra bicorne y el éfod hierático
del gran sacerdote del dios de israel.
Después, mis plegarias alcé con el druida
y en bosque sagrado velleda me amó.
Fui rey merovingio de barba florida;
corona de hierro mi sien rodeó.
Más tarde, trovero de nobles feudales.
Canté sus hazañas, sus lances de honor,
yanté a la su mesa, y en mil bacanales
sentime beodo de vino y de amor.
Y ayer, prior esquivo y austero los labios
al dios eucarístico, temblando acerqué:
por eso conservo piadosos resabios,
y busco el retiro siguiendo a los sabios
y sufro nostalgias inmensas de fe.

Poema transmigración de Amado Nervo con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

voz

-- de Jaime Torres Bodet --

Tú me llamaste al íntimo rebaño
única voz que manda cuando implora
mientras la burla despreciaba el daño
y florecía, en el cardal, la aurora.
Era la intacta juventud del año.
Principiaban el mes, el día, la hora...
Y el corazón, intrépido y huraño,
te oía sin creerte, como ahora.
Ay, porque desde entonces ya disperso
sobre la vanidad del universo,
a cada paso, infiel, te abandonaba
y con cada promesa te mentía
y con cada recuerdo te olvidaba
¡y con cada victoria te perdía!

Poema voz de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Jorge Guillén

desnudo

-- de Jorge Guillén --

Blancos, rosas... Azules casi en veta,
retraídos, mentales.
Puntos de luz latente dan señales
de una sombra secreta.
Pero el color, infiel a la penumbra,
se consolida en masa.
Yacente en el verano de la casa,
una forma se alumbra.
Claridad aguzada entre perfiles,
de tan puros tranquilos
que cortan y aniquilan con sus filos
las confusiones viles.
Desnuda está la carne. Su evidencia
se resuelve en reposo.
Monotonía justa: prodigioso
colmo de la presencia.
¡Plenitud inmediata, sin ambiente,
del cuerpo femenino!
ningún primor: ni voz ni flor. ¿Destino?
¡oh absoluto presente!



Jorge Luis Borges

alhambra

-- de Jorge Luis Borges --

Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
grata la música del zéjel,
grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un dios que está solo,
grato el jazmín.
Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.



César Vallejo

Pagana

-- de César Vallejo --

Ir muriendo y cantando. Y bautizar la sombra
con sangre babilónica de noble gladiador.
Y rubricar los cuneiformes de la áurea alfombra
con la pluma del ruiseñor y la tinta azul del dolor.

¿La Vida? Hembra proteica. Contemplarla asustada
escaparse en sus velos, infiel, falsa Judith;
verla desde la herida, y asirla en la mirada,
incrustando un capricho de cera en un rubí.

Mosto de Babilonia, Holofernes, sin tropas,
en el árbol cristiano yo colgué mi nidal;
la viña redentora negó amor a mis copas;
Judith, la vida aleve, sesgó su cuerpo hostial.

Tal un festín pagano. Y amarla hasta en la muerte,
mientras las venas siembran rojas perlas de mal;
y así volverse al polvo, conquistador sin suerte,
dejando miles de ojos de sangre en el puñal.



Pedro Calderón de la Barca

A un altar de Santa Teresa

-- de Pedro Calderón de la Barca --

La que ves en piedad, en llama, en vuelo,
ara en el suelo, al sol pira, al viento ave,
Argos de estrellas, imitada nave,
nubes vence, aire rompe y toca al cielo.

Esta pues que la cumbre del Carmelo
mira fiel, mansa ocupa y surca grave,
con muda admiración muestra süave
casto amor, justa fe, piadoso celo.

¡Oh militante iglesia, más segura
pisa tierra, aire enciende, mar navega,
y a más pilotos tu gobierno fía!

Triunfa eterna, está firme, vive pura;
que ya en el golfo que te ves se anega
culpa infiel, torpe error, ciega herejía.



Gerardo Diego

primavera

-- de Gerardo Diego --

Mañana
los días niños cantan en mi ventana
las casas son todas de papel
y van y viven las golondrinas
doblando y desdoblando esquinas
violadores de rosas
gozadores perpetuos del marfil de las cosas
ya tenéis aquí el nido
que en la más ardua grúa se os ha construido
y desde él cantaréis todos
en las manos del viento
mi vida es un limón
pero no es amarilla mi canción
limones y planetas
en las ramas del sol
cuántas veces cobijasteis
la sombra verde de mi amor
la sombra verde de mi amor
la primavera nace
y en su cuerpo de luz la lluvia pace
el arco iris brota de la cárcel
y sobre los tejados
mi mano blanca es un hotel
para palomas de mi cielo infiel



Vicente Wenceslao Querol

Anacreóntica

-- de Vicente Wenceslao Querol --

Cuando en un breve instante
del desdén al cariño
tú pasas inconstante,
sé por qué Amor es niño.

Cuando de infiel te acusa
mi entendimiento, y luego
mi corazón te excusa,
sé por qué Amor es ciego.

Cuando tras pasión nueva
de mí huyes veleidosa,
sé por qué el Amor lleva
alas de mariposa.

Y cuando mi esperanza
muere y en celos ardo,
sé por qué el Amor lanza
su ponzoñoso dardo.



Mariano Melgar

No nació la mujer para querida

-- de Mariano Melgar --

No nació la mujer para querida,
por esquiva, por falsa y por mudable;
y porque es bella, débil, miserable,
no nació para ser aborrecida.

No nació para verse sometida
porque tiene carácter indomable;
y pues prudencia en ella nunca es dable
no nació para ser obedecida.

Porque es flaca no puede ser soltera,
porque es infiel no puede ser casada,
por mudable no es fácil que bien quiera.

Si no es, pues, para amar o ser amada,
sola o casada, súbdita o primera,
la mujer no ha nacido para nada.



Juan Nicasio Gallego

A la misma

-- de Juan Nicasio Gallego --

Cuando mi bien el campo hermoseaba
que del Órbigo baña la corriente,
yo de su vista celestial ausente
solitario y lloroso me quejaba.

Hoy, que la veo al fin; hoy que esperaba
el dulce premio de mi amor ardiente,
hállola sin piedad, dura, inclemente,
y más mi angustia y mi dolor se agrava.

Pues bien, Pradina: si al afecto mío
perpetuo llanto y desamor le espera,
culpa de ausencia o del olvido impío;

goce yo tu sonrisa placentera,
y más que en fuerza de tu infiel desvío
gimiendo viva, y suspirando muera.



Juan Nicasio Gallego

Cargado de mortal melancolía

-- de Juan Nicasio Gallego --

Cargado de mortal melancolía,
de angustia el pecho y de memorias lleno,
otra vez torno a vuestro dulce seno,
campos alegres de la patria mía.

¡Cuán otros, ay, os vio mi fantasía,
cuando de pena y de temor ajeno,
en mí fijaba su mirar sereno
la infiel hermosa que me amaba un día!

Tú, que en tiempo mejor fuiste testigo
de mi ventura al rayo de la aurora,
selo de mi dolor, césped amigo;

pues si en mi corazón, que sangre llora,
esperanzas y amor llevé conmigo,
desengaños y amor te traigo ahora.



Francisco Sosa Escalante

Elvira (Sosa Escalante)

-- de Francisco Sosa Escalante --

Por destronada majestad te deja
En el abismo del dolor hundida,
A tí, su encantadora prometida,
Arturo, infiel, y sin piedad se aleja

No mira que en tus sienes se refleja
Corona de los cielos desprendida;
De las promesas del amor se olvida
Y parte así, sin escuchar tu queja.

El llanto enjuga; tornará el perjuro,
Y tras las horas de la pena impía
Tendrás, Elvira, bienestar seguro.

¡Oh dulce alondra, cuando brille el día
Tu amado volverá; que es un conjuro
De tu canto sin par la melodía.



Francisco Sosa Escalante

Gilda

-- de Francisco Sosa Escalante --

Allí en tu corazón enamorado
Que es de ternura celestial venero,
Veleidoso y falaz dejó Gualtero
Su nombre, Gilda, por tu mal, grabado.

Tu pecho estaba á la pasión guardado
Y él fué quien lo hizo palpitar primero
Con la delicia del amor, y fiero
Dejó el infiel tu hogar abandonada

Por él las notas de tu canto triste
Que el aura lleva al cielo de zafiro,
Doliente lanzas pues partir le viste.

Y en tanto que te aplaudo y que te admiro,
Pues nadie el eco de tu voz resiste,
Para él será tu postrimer suspiro.



Clemente Althaus

Imitaciones

-- de Clemente Althaus --

I

Breve carta, oh bella infiel,
mi inmensa pasión mal pinta:
y si la mar fuera tinta
y el cielo fuera papel,
antes que poder pintar
mi amor y constante duelo,
se llenara todo el cielo
y se secara la mar.

II

¿No te parece, di, mortal pecado
robarme y no volverme el corazón?
¿Qué sacerdote, di, te ha confesado,
que te ha podido dar la absolución?

III

A Roma la celebrada
para ver San Pedro fui,
y estuve casi en la entrada:
pero me acordé de ti
y me volví sin ver nada.

IV

A mirar el cielo ven:
¡Qué de estrellas! pues son más
los pesares que me das
con tu continuo desdén.

V

Dicen que a casarte vas:
¡Ah! no te cases: espera;
deja que ésta triste muera
Y después te casarás.

VI

Perdí mi corazón, y todos dicen
que tú lo has encontrado:
devuélvemelo pues, niña del alma,
o dame el tuyo en cambio.

VII

A ti pie siento llevar,
privado de mi albedrío,
como el arroyuelo al río
o como el río a la mar.



Ramón López Velarde

A la traición de una hermosa

-- de Ramón López Velarde --

Tú que prendiste ayer los aurorales
Fulgores del amor en mi ventana;
Tú, bella infiel, adoración lejana
Madona de eucologios y misales:

Tú, que ostentas reflejos siderales
En el pecho enjoyado, grave hermana,
Y en tus ojos, con lumbre sobrehumana,
Brillan las tres virtudes teologales:

No pienses que tal vez te guardo encono
Por tus nupcias de hoy. Que te bendiga
Mi señor Jesucristo. Yo perdono

Tu flaqueza, y esclavo de tu hechizo
De tu primer hijuelo, dulce amiga,
Celebraré en mis versos el bautizo.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba