Buscar Poemas con Inclementes


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra inclementes

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Vicente García de la Huerta

El verdadero amor

-- de Vicente García de la Huerta --

Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas.

Antes al campo producciones bellas,
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidias al merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;

antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,
al otoño abundancia lisonjera

y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera
cuanto menos que falte, el amor mío.

Poema El verdadero amor de Vicente García de la Huerta con fondo de libro

Vicente García de la Huerta

Explicación de la firmeza

-- de Vicente García de la Huerta --

Antes al cielo faltarán estrellas,
al mar peligros, pájaros al viento,
al sol su resplandor y movimiento,
y al fuego abrasador vivas centellas;

antes al campo producciones bellas,
al monte horror, al llano esparcimiento,
torpes envidia sal merecimiento,
y al no admitido amor tristes querellas;

antes sus flores a la primavera,
ardores inclementes al estío,
al otoño abundancia lisonjera,

y al aterido invierno hielo y frío,
que ceda un punto de su fe primera,
cuanto menos que falte el amor mío.

Poema Explicación de la firmeza de Vicente García de la Huerta con fondo de libro

Miguel Hernández

soneto final

-- de Miguel Hernández --

Soneto final
por desplumar arcángeles glaciales,
la nevada lilial de esbeltos dientes
es condenada al llanto de las fuentes
y al desconsuelo de los manantiales.
Por difundir su alma en los metales,
por dar el fuego al hierro sus orientes,
al dolor de los yunques inclementes
lo arrastran los herreros torrenciales.
Al doloroso trato de la espina,
al fatal desaliento de la rosa
y a la acción corrosiva de la muerte
arrojado me veo, y tanta ruina
no es por otra desgracia ni por otra cosa
que por quererte y sólo por quererte.

Poema soneto final de Miguel Hernández con fondo de libro

Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 8

-- de Francisco de Quevedo --

Fuente risueña y pura (que a ser río
de las dos urnas de mi vista aprendes,
pues que te precipitas y desciendes
de los ojos que en lágrimas te envío),
si en mentido cristal te prende el frío,
en mi llanto por lísida te enciendes,
y siempre ingrata a mi dolor atiendes,
siendo el caudal con que te aumentas mío;
tú de su imagen eres siempre avara,
yo prodigo de llanto a tus corrientes,
y a lísida de la alma y fe más rara.
Amargos, sordos, turbios, inclementes
juzgué los mares, no la amena y clara
agua risueña y dulce de las fuentes.



Ramón López Velarde

A una ausente seráfica

-- de Ramón López Velarde --

Estos, amada, son sitios vulgares
en que en el ruido mundanal se asusta
el alma fidelísima, que gusta
de evocar tus encantos familiares.

Añoro dulcemente los lugares
en donde imperas cual señora justa,
tu voz real y tu mirada augusta
que ungieron con su gracia mis pesares.

Y recuerdo que en época lejana,
por tus raras virtudes milagrosas
y tu amable modestia provinciana,

ebrio de amor te comparó el poeta
con la mejor de las piedras preciosas
oculta en pobres hojas de violeta.

Tuviste, en la delicia de mi sueño,
fuerza de mano que se da al caído
y la piedad de un pájaro agoreño
que en la rama caduca pone el nido.

De tu falda al seráfico pergeño
cual párvulo medroso estoy asido,
que en la infantil iglesia de mi ensueño
las imágenes rotas han caído.

Yo sé que en mis catástrofes internas
no más quedas tú en pie, señora alta,
de frente noble y de miradas tiernas.

Condúceme en las noches inclementes
porque sin ti, para marchar, me falta
el óleo de las vírgenes prudentes.



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