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-- de Leopoldo Lugones --
En la tarde suave y cálida,
desde el diván carmesí,
alzas fielmente hasta mí
tus lentos ojos de pálida.
Con la espectral ilusión
de la hora que te importuna
un vago pavor de luna
te acerca a mi corazón.
Por el cielo angelical
se ahonda en místico ascenso
la soledad de un inmenso
plenilunio inmaterial;
que encantando los jardines
viene casi lastimero,
delirado en un ligero
frenesí de violines.
En escena baladí,
te infunde su poesía
tan dulce melancolía,
que quieres morir así.
Con el mimo de estar triste,
buscas mi arrullo más blando,
y te sorprendes llorando
lágrimas que no sentiste.
(....)
Algo eleva nuestro ser,
y la calma de la luna,
nos embarga como una
blanca nave ... A no volver.
Poema "valse noble" de Leopoldo Lugones
-- de Lope de Vega --
Caen de un monte a un valle, entre pizarras
guarnecidas de frágiles helechos,
a su margen carámbanos deshechos,
que cercan olmos y silvestres parras.
Nadan en su cristal ninfas bizarras
compitiendo con él cándidos pechos
dulces naves de Amor, en más estrechos
que las que salen de españolas barras.
Tiene este monte por vasallo a un prado
que para tantas flores le importuna:
sangre las venas de su pecho helado.
Y en este monte y líquida laguna
para decir verdad como hombre honrado
jamás me sucedió cosa ninguna.
Poema "Caen de un monte a un valle, entre pizarras" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Llevóme Febo a su Parnaso un día,
y vi por el cristal de unos canceles
a Homero y a Virgilio con doseles,
leyendo filosófica poesía.
Vi luego la importuna infantería
de poetas fantásticos noveles,
pidiendo por principios más laureles
que anima Dafnes y que Apolo cría.
Pedíle yo también por estudiante,
y díjome un bedel: «Burguillos, quedo:
que no sois digno de laurel triunfante».
¿Por qué?», le dije; y respondió sin miedo:
Porque los lleva todos un tratante
para hacer escabeches en Laredo.»
Poema "Llevóme Febo a su Parnaso un día" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
¿Qué estrella saturnal, tirana hermosa,
se opuso, en vez de Venus, a la luna,
que me respondes grave y importuna,
siendo con todos fácil y amorosa?
Cerrásteme la puerta rigurosa,
donde me viste sin piedad alguna,
hasta que a Febo en su dorada cuna
llamó la aurora en la primera rosa.
¿Qué fuerza imaginó tu desatino,
aunque fueras de vidro de Venecia,
tan fácil, delicado y cristalino?
O me tienes por loco o eres necia:
que ni soberbio soy para Tarquino,
ni tu romana para ser Lucrecia.
Poema "Qué estrella saturnal, tirana hermosa" de Lope de Vega
-- de Manuel del Palacio --
¡Miradle! De un jumento sobre el lomo
De recorrer acaba su distrito,
Donde al verle llegar, un solo grito
Ha rasgado los aires: — ¡ecce homo!
De un título conoce al mayordomo
Y le apoya el Gobierno por escrito;
Toda su ciencia es ciencia de garito
Con algunas nociones de hipodromo.
Mañana le vereis en la tribuna
Discutiendo las leyes ó el catastro,
Y aplaudireis su plática importuna.
Del cielo del poder vendrá á ser astro...
Y quizá si le ayuda la fortuna
Llegue á vender cerillas en el Rastro.
Poema "El candidato" de Manuel del Palacio
-- de Ignacio María de Acosta --
No me espanta el rigor ni la porfia
del secreto poder de adversa suerte;
ni la cadena que con mano fuerte
en el cuello me ató su tiranía.
No me aterra pensar que llega el día
que impasible vendrá la torva muerte
y a su voz funeral, en polvo inerte
caeré deshecho ante su faz sombría:
Avezado a sufrir de mi fortuna
la dura mano y el rigor extremo
con que oprime mi ser desde la cuna,
qué puedo ya temer...? ¡Oh bien supremo!
de la tropa infernal que me importuna,
Iselia, solo tus enojos temo.
Poema "Mi temor" de Ignacio María de Acosta
-- de Jorge Riechmann --
Gruesa, gruesa la lengua de ceniza.
Y pesado y pegajoso el canto
que ella masculla susurra deletrea.
Importuna la lengua de ceniza.
Como castigo le prenderemos fuego.
-- de Diego Hurtado de Mendoza --
Hoy deja todo el bien un desdichado
A quien quejas ni llanto no han valido;
Hoy parte quien tomara por partido
Tambien de su vivir ser apartado.
Hoy es cuando mis ojos han trocado
El veros por un llanto dolorido;
Hoy vuestro desear será cumplido,
Pues voy do he de morir desesperado.
Hoy parto y llego á la postrer jornada,
La cual deseo ya mas que ninguna,
Por verme en alguna hora descansada.
Y porque con mi muerte mi fortuna
Os quite á vos de ser importunada,
Y á mi quite el vivir, que me importuna.
Poema "Hoy deja todo el bien un desdichado" de Diego Hurtado de Mendoza
-- de Emilio Bobadilla --
En la paz virgiliana de la aldea
corre el arroyo silenciosamente;
en el ramaje el pájaro gorjea,
y pasa la carreta lentamente.
El gallo da la hora; la campana
de la iglesia minúscula solloza
al declinar la tarde, y una anciana
a la puerta se sienta de su choza.
El trueno del cañón súbito suena
y la calma bucólica importuna
y al campesino de temores llena,
que ya presiente el próximo saqueo,
y sobre el ronco estrépito la luna
brilla ungiendo de paz el bombardeo...!
Poema "La paz de la aldea" de Emilio Bobadilla
-- de Arturo Borja --
Una tela de araña temblorosa
bajo el pálido beso de la luna.
Una rosa otoñal, un lirio, una
rosa que se deshoja silenciosa.
La queja apasionada y dolorosa
de Pierrot que suplica. La importuna
serenata fatal que la Fortuna
va cantando fugaz y veleidosa.
Ronda armoniosa de mujeres. Ronda
acariciante y apacible bajo
el arábigo encaje de la fronda.
Poema "C. Chaminade" de Arturo Borja
-- de Pedro Calderón de la Barca --
Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
«¿Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que otro iba sabio cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
Poema "Cuentan de un sabio" de Pedro Calderón de la Barca
-- de Juan de Arguijo --
Sube gimiendo con mortal fatiga
El grave peso que en sus hombros lleva
Sisifo al alto monte, y cuando prueba
Pisar la cumbre, á mayor mal se obliga.
Cae el fiero peñasco, y la enemiga
Suerte cruel su nuevo afan renueva;
Vuelve otra vez á la difícil prueba,
Sin que de su trabajo el fin consiga.
No iguala aquella á la desdicha mía,
Pues algun tiempo alivia en su tormento
Los hombres, áa tal carga desiguales.
Sufro peso mayor con tal porfía;
Que un punto no perdona al pensamiento
La importuna memoria de mis males.
Poema "Sísifo" de Juan de Arguijo
-- de Juan de Arguijo --
El griego vencedor que tantos años
Vió contra sí constante la fortuna;
El que pudo sagaz de la importuna
Circe vencer los mágicos engaños;
El que en nuevas regiones y en extraños
Mares temer no supo vez alguna;
El que, bajando á la infernal laguna
Libre volvió de los eternos daños,
Los ojos cubre y cierra los oídos
De las sirenas á la vista y canto,
Y se manda ligar á un mástil duro;
Y negando al objeto los sentidos,
La engañosa belleza y fuerte encanto
Huyendo vence, y corta el mar seguro.
Poema "Ulises" de Juan de Arguijo
-- de Gertrudis Gómez de Avellaneda --
En un día del mes de diciembre
Reina en el cielo, Sol! reina e inflama
con tu almo fuero mi cansado pecho:
sin luz, sin brio, comprimido, estrecho,
un rayo anhela de tu ardiente llama.
A tu influjo feliz brote la grama,
el hielo caiga a tu fulgor deshecho;
Sal! del invierno rígido a despecho,
Rey de la esfera, sal! mi voz te llama.
De los dichosos campos, do mi cuna
recibió de tus rayos el tesoro,
alejóme por siempre la fortuna.
Bajo otro cielo, en otra tierra lloro...
Esta nieve luciente me importuna...
¡El invierno me mata!... ¡Yo te imploro!
Poema "Al sol (Avellaneda)" de Gertrudis Gómez de Avellaneda
-- de Gutierre de Cetina --
Si de humano sentido alcanzas parte,
¿por qué enemiga así quieres mostrarte
al mundo, a mí y a la señora mía?
cuanta el mundo beldad mirar podría,
celas con importuna e invidiosa arte;
a mí causas dolor con tu cerrarte
y a mi señora ofende tu porfía.
Ella quiere ser vista porque vea
la tierra el mayor bien que puede verse,
y el cielo la beldad que allá desea.
¡Aquel fuego que en mí pudo encenderse
te abrase! pero no, porque no sea
tu encenderte ocasión de su esconderse.
Poema "crüel y venturosa gelosía" de Gutierre de Cetina
-- de Hernando de Acuña --
Señor, bien muestra no tener Fortuna
empresa alguna por dificultosa,
pues ha osado emprender tan alta cosa
como a vuestro valor ser importuna;
que ni pudo hallar hazaña alguna
que acometer pudiese tan famosa,
ni menos a la fuerza poderosa
de vuestro corazón igual ninguna.
Así todo su intento ha sido vano,
y su poder, al mundo tan terrible,
ha sido para vos poco y liviano,
que con saber, con ánimo increíble,
con gran constancia y valerosa mano
venciste la que llaman invencible.
Poema "Al Marqués de Vasto" de Hernando de Acuña
-- de Hernando de Acuña --
Tan hijos naturales de Fortuna
son la desigualdad y el desconcierto,
que jamás permitió llegase a puerto
virtud muy rara ni bondad ninguna;
y si ésta ha de temer en parte alguna
de mostrar disfavor tan descubierto,
que en vos lo temerá tengo por cierto,
aunque siempre a lo bueno es importuna.
Las virtudes en voz son principales
y, a su despecho, vemos que han sacado
de su poder y mando vuestra suerte.
Lo menos son los bienes temporales,
pues la desigualdad de todo estado
al fin viene a igualarse con la muerte.
Poema "Tan hijos naturales de Fortuna" de Hernando de Acuña
-- de Juan León Mera --
Siempre avara conmigo la fortuna
de mi alcance sus dones ha alejado;
a perpetua pobreza condenado
por un capricho fui desde la cuna.
Mis locas esperanzas, una a una,
cual seductores sueños han pasado;
pero nunca en mis ansias he llevado
al pie de esa deidad queja importuna.
Con otro don divino estoy contento,
no comparable a material tesoro:
mi noble corazón y mi talento.
De mi Patria a la gloria éste dedico,
y a la tierna beldad a quien adoro
mi corazón entero sacrifico.
Poema "Mi fortuna" de Juan León Mera
-- de Fernando de Herrera --
Este lauro que tiene en su corteza
verde escrita la honra de mi pena,
y en él el manso céfiro resuena
mi mal, su resplandor y su belleza;
cuando el sol elevado en más alteza
se vio, me dio en sus hojas sombra llena;
fue el calor blando y la congoja buena,
y entonces me alegraba la aspereza.
Ahora, ¡oh triste hado, avaro cielo!
que deja el sol ardiente el paso abierto,
y todo el mal y daño en mi fortuna,
con llanto eterno y falto de consuelo
miro el lauro, y padezco en el desierto,
por su culpa, el calor que me importuna.
Poema "Este lauro que tiene en su corteza" de Fernando de Herrera
-- de Francisco de Quevedo --
Fue sueño ayer; mañana será tierra.
Poco antes, nada; y poco después, humo.
Y destino ambiciones, y presumo
apenas punto al cerco que me cierra.
Breve combate de importuna guerra,
en mi defensa, soy peligro sumo;
y mientras con mis armas me consumo,
menos me hospeda el cuerpo que me entierra.
Ya no es ayer; mañana no ha llegado;
hoy pasa, y es, y fue, con movimiento
que a la muerte me lleva despeñado.
Azadas son la hora y el momento
que, a jornal de mi pena y mi cuidado,
cavan en mi vivir mi monumento.
Poema "signifícase la propia brevedad de la vida" de Francisco de Quevedo
-- de Francisco Sosa Escalante --
Cual rica joya de que pende el velo
De bella desposada, así la luna
Mensajera de amor y de fortuna
Está prendida en el azul del cielo.
Su cándido fulgor el dulce anhelo
Acrece del amante, que importuna
La luz encuentra, porque sombra alguna
Cubre sus ansias, su febril recelo.
En blanca nube cual vellon, envuelve
El astro sus fulgores de topacio
Y al férvido amador la calma vuelve.
Se oye crujir la puerta del palacio,
El favorito penetrar resuelve
Y aparece la luna en el espacio.
Poema "Astro de amor" de Francisco Sosa Escalante
-- de José Lezama Lima --
Ahora que ya tu calidad es ardiente y dura,
como el órgano que se rodea de un fuego
húmedo y redondo hasta el amanecer
y hasta un ancho volumen de fuego respetado.
Ahora que tu voz no es la importuna caricia
que presume o desordena la fijeza de un estío
reclinado en la hoja breve y difícil
o en un sueño que la memoria feliz
combaba exactamente en sus recuerdos,
en sus últimas playas desoídas.
¿Dónde está lo que tu mano prevenía
y tu respiración aconsejaba?
huida en sus desdenes calcinados
son ya otra concha,
otra palabra de difícil sombra.
Una oscuridad suave pervierte
aquella luna prolongada en sesgo
de la gaviota y de la línea errante.
Ya en tus oídos y en sus golpes duros
golpea de nuevo una larga playa
que va a sus recuerdos y a la feliz
cita de apolo y la memoria mustia.
Una memoria que enconaba el fuego
y respetaba el festón de las hojas al nombrarlas
el discurso del fuego acariciado.
Poema "son diurno" de José Lezama Lima
-- de José Martí --
Para no sé qué corona fúnebre
¡vedle! en la seca garganta
apagada está la nota:
el brazo ya no levanta
la copa de oro, que rota
por la mística muerte,
en la pálida mano mal huida
sus myosotis y sus violetas vierte
mustias al pie del luchador sin vida.
Niños, que vais con el arma
cargada y luciente al hombro,
al soldado que desarma
muerte importuna, al escombro
de un águila aposento
ayer, y hueco ahora,
interrogad, y osado cumplimiento
a su obra rota dad: así se llora!
Poema "a un joven muerto" de José Martí
-- de Carolina Coronado --
Esa oscura enfermedad
que llaman melancolía
me trajo a la soledad
a verte, luna sombría.
Ya seas amante doncella,
ya informe, negro montón
de tierra que en forma bella
nos convierte la ilusión,
ni a sorprender tus amores
mis tristes ojos vinieron
ni a saber si esos fulgores
son tuyos o te los dieron.
Ni a mí me importa que esté
tu luz viva o desmayada,
ni cuando te miro sé
si eres roja o plateada.
Yo busco tu compañía
porque al fin, muda beldad,
es tu amistad menos fría
que otra cualquiera amistad.
Sé bien que todo el poder
de tu misterioso encanto
no alcanzará a detener
una gota de mi llanto.
Mas yo no guardo consuelos
para este mal tan profundo,
fijo la vista en los cielos
porque me importuna el mundo...
¡Vergüenza del mundo es
si tiene mi pensamiento,
que ir a buscarte al través
de las nubes y del viento,
y llevar hasta tu esfera
mi solitaria armonía
para hallar la compañera
que escuche la pena mía!
mas, pues no me da fortuna
otra más tierna amistad,
vengo con mis penas, luna,
Poema "amistad de la luna" de Carolina Coronado
-- de Clemente Althaus --
De Jesús en servicio, todo el día
pena la activa diligente Marta;
mas, absorta escuchándole, María
de sus divinos pies nunca se aparta.
Dice Marta al Señor: «¿Bien no sería
que entre ambas el trabajo se reparta?»
Jesús responde: «En complacencia mía
mucho es tu afán, tu diligencia es harta:
tu respetuosa actividad me agrada;
pero cesa importuna de quejarte
de la que yace ante mis pies postrada:
Magdalena eligió la mejor parte,
la cual por nadie le será quitada,
y nada habrá que de su bien la aparte».
Poema "Marta y María" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Duerme el anchuroso suelo;
mas con tristeza importuna
yo solo gimiendo velo;
y tú, solitaria luna,
velas también en el cielo.
Y me parece que, en tanto
que los ojos fijo en ti,
tú me miras desde allí,
y al ver mi copioso llanto,
te compadeces de mí.
Poema "A la luna (Althaus)" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
«¿No oyes? la aguda cántiga temprana
del ave conocida en la ventana,
oh amado, nos avisa
que torna la mañana
con importuna desusada prisa.
»¡Ay! ya de tu partir llegó la hora:
¡Cuán presurosa fue de la traidora
breve noche la fuga!
La diligente aurora
Hoy ¡qué temprano en nuestro mal madruga!
»Mas deja el lecho, y tus disfraces viste;
y, aunque me miras congojada y triste,
parte ya, dulce amigo,
secreto cual viniste:
nadie de tu salir sea testigo.
»Mas ni hablas, ni respiras» ¡ay! que nada,
nada responde el joven; espantada,
ella le toca y mueve,
e inmoble inanimada
masa siente, más fría que la nieve.
¡Ay! ¡qué gritos arroja de hondo espanto!
¡Qué alaridos! ¡qué voces! ¡y qué llanto!
La familia despierta
y acude a rumor tanto,
y es de todos su infamia descubierta.
Y la culpada que a sus padres mira
llenos de asombro y de vergüenza y de ira,
y al que amaba difunto,
solo a morir aspira,
que honra, dicha y amor perdió en un punto.
Poema "Castigo (Althaus)" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Sobre el vasto universo adormecido
brilla en silencio la serena luna;
duerme la mar cual plácida laguna,
y suspenden las auras su gemido.
Todo calla en redor: ningún rüido
de la naturaleza, voz ninguna
de los dormidos hombres importuna,
en tanta paz, el solitario oído.
Y en la profunda misteriosa calma
de la tierra, del aire y océano,
el oído interior levanta el alma;
y poseída de ferviente anhelo,
oír espera algún rumor lejano
de la inefable música del cielo.
Poema "Éxtasis (Althaus)" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Es dulce a quien habita tierra ajena
nuevas sabe su país nativo,
que engaña de la ausencia la gran pena;
mas yo, que ausente de mi patria vivo,
consuelo ni alegría sentir suelo
con lo que a todos es grato y festivo.
Antes me oprime grave desconsuelo;
llanto vierten los ojos, hechos fuente,
y me lamento al poderoso cielo.
Pero ¿cómo alegrarme? ¿cómo ardiente
no derramar inconsolable lloro?
Si es fuerza siempre que la fama cuente
que el dulce patrio suelo a quien adoro,
y de quien sus miradas Dios aparta,
hijos pierde, virtud, honra y tesoro;
sin que jamás un punto de él se parta
la atroz Discordia, como siempre ayuna,
nunca de presas y de estragos harta.
Tal vez, por excusar tan importuna
pena, estar anhelé do no pudiera
de mi patria saber nueva ninguna.
¡Dichoso el hombre que la luz primera
ver alcanzó de la bondad divina
en tierra que en sosiego y paz prospera,
ni a sí propia se labra la rüina!
Poema "Noticias de la patria" de Clemente Althaus