Buscar Poemas con Honras


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra honras

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Lope de Vega

Peniso amigo, codiciar mi muerte

-- de Lope de Vega --

Peniso amigo, codiciar mi muerte,
y ofrecer que, a mis honras funerales,
harás una oración como otras tales
de que tu ingenio, acción y voz me advierte,

es amistad que yo quisiera hacerte.
Todos para morir somos iguales,
que por la condición de ser mortales
también te puede a ti tocar la suerte.

No tomo la palabra, aunque me arguyas
de ingrato a los favores que me hacías,
que cuando eternidades constituyas,

mejor es que yo escriba en tales días
sonetos tristes a la honras tuyas,
que no que tú prediques a las mías.

Poema Peniso amigo, codiciar mi muerte de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Tantas virtudes, honras, glorias, famas

-- de Lope de Vega --

Tantas virtudes, honras, glorias, famas,
sólo se hallarán, Álvaro famoso,
en sangre de Guzmán, que el generoso
tronco produce siempre iguales ramas.

Que muestre el sol al Austro ardientes llamas
es fuerza, está en la suya poderoso,
pero al Oriente es caso prodigioso;
tal es la luz con que al nacer te inflamas.

En el mirar al sol claro y sereno,
para que de sus dudas se confirme,
es del águila el hijo conocido.

Probándote a su sol, Guzmán el Bueno,
llamarte puede, viéndote tan firme,
corona y gloria de su excelso nido.

Poema Tantas virtudes, honras, glorias, famas de Lope de Vega con fondo de libro

Las honras, la osadía del Verano

-- de Luis Carrillo y Sotomayor --

Las honras, la osadía del Verano,
con que se ennobleció y atrevió al cielo,
al mejor cielo del más fértil suelo
hoy las traslada mi atrevida mano.

Parece es por demás al que es tirano,
de cuanto presunción honra su vuelo,
dar flores, si tus flores son recelo
a las del cielo, rostro soberano.

Dallas es por demás, si estás segura
envidian de tu rostro las más bellas
partes (y partes no, por no atreverse).

¡Ay, cuales, Celia, son!. ¡Da vida el vellas!
Flor eres; mientras flor, de tu hermosura
coge la flor, que es flor, y ha de perderse.

Poema Las honras, la osadía del Verano de Luis Carrillo y Sotomayor con fondo de libro

Lope de Vega

Tú, que epitafios a los vivos haces

-- de Lope de Vega --

Tú, que epitafios a los vivos haces,
y en tu imaginación muertos los tienes;
¿qué exequias para ti, qué honras previenes?
Pero si no las tienes, no las traces.

Todos yacen por ti. Tú, ¿por quién yaces?
¿Qué funesto ciprés das a tus sienes?
¿Qué mal dirás de ti? Porque los bienes
vendrán aun a ti mismo pertinaces.

No es bien que vivos como muertos trates,
y aun muertos con libelos descubiertos:
no es tanta tu virtud que lo presuma.

Pues que no los heredas, no los mates:
que abrir las sepulturas a los muertos
más es del azadón que de la pluma.



Diego de Torres Villarroel

pago que da el mundo a los poetas

-- de Diego de Torres Villarroel --

Dícese de quevedo que fue claro
y que en algunas coplas está obsceno;
góngora puede ser que fuese bueno,
pero ya sus comentos le hacen raro.
El calderón, que nos lo venden caro,
sólo de lo amatorio fue muy lleno
y nos dejó en lo cómico un veneno
que nos hemos bebido sin reparo.
La idea de juan pérez fue abatida,
de solís intrincada. ¡Infeliz suerte,
oh ciencia pobre, facultad perdida!
¡mundo borracho, que al varón más fuerte
después de ajarlo miserable en vida
predicas estas honras en su muerte!



Juan Meléndez Valdés

renunciando a la poesía

-- de Juan Meléndez Valdés --

Quédate, adiós, pendiente de este pino
sin defensa del tiempo a los rigores,
cítara en que canté de mis amores
las gracias y el ingenio peregrino.
Guárdala, oh tronco, que honras el camino
por muestra de la fe de dos pastores,
do puedan cortesanos amadores
tomar lecciones de un amor divino.
Mientras la oyó viviendo mi señora,
con cuerdas de oro resonar solía,
y fieras crudas amansó su canto;
ya que el alma feliz los cielos mora,
y en esta tumba su ceniza fría,
cesen los versos, y principie el llanto.



Juan Meléndez Valdés

Renunciando a la poesía (Valdés)

-- de Juan Meléndez Valdés --

Quédate, adiós, pendiente de este pino
sin defensa del tiempo a los rigores,
cítara en que canté de mis amores
las gracias y el ingenio peregrino.

Guárdala, oh tronco, que honras el camino
por muestra de la fe de dos pastores,
do puedan cortesanos amadores
tomar lecciones de un amor divino.

Mientras la oyó viviendo mi señora,
con cuerdas de oro resonar solía,
y fieras crudas amansó su canto;

ya que el alma feliz los cielos mora,
y en esta tumba su ceniza fría,
cesen los versos, y principie el llanto.



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