Buscar Poemas con Heroica


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 20 poemas con la palabra heroica

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Alfonsina Storni

Uno

-- de Alfonsina Storni --

Viaja en el tren en donde viajo. ¿Viene
del Tigre, por ventura?
Su carne firme tiene
la moldura
de los varones idos, y en su boca
como en prieto canal,
se le sofoca
el bermejo caudal...

Su piel,
color de miel
delata el agua que bañó la piel.
(¿Hace un momento, acaso, las gavillas
de agua azul, no abrían sus mejillas,
los anchos hombros, su brazada heroica
de nadador?

Poema Uno de Alfonsina Storni con fondo de libro

Lope de Vega

Con lágrimas escucha Masinisa

-- de Lope de Vega --

Con lágrimas escucha Masinisa
al grave Scipión, y ardiendo en saña
maldice la amistad hecha en España
y de Numidia los laureles pisa.

Arde el amor, y la virtud remisa
no se resuelve a tan heroica hazaña
mas, cuando el justo honor le desengaña,
a Sofonisba de su muerte avisa.

Un veneno le envía que formalle
pudiera bien del agua que lloraba;
no sé que corazón pudo bastalle.

Pero, ¿cuál hizo más, el rey que amaba
en darle aquel veneno, o en tomalle
la que era reina y vino a ser su esclava?

Poema Con lágrimas escucha Masinisa de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Digna siempre será tu docta frente

-- de Lope de Vega --

Digna siempre será tu docta frente,
Alcïato español, del verde engaste;
venciste para mí, don Juan, triunfaste,
y mi fortuna lo contrario intente.

¡Qué claro, qué erudito, qué elocuente
al senado católico informaste!,.
En cuya heroica majestad mostraste
tus letras y elocuencia ilustremente.

Premio tendrás, que hables o que escribas,
del senado real, cuando a sus puertas
el parabién de vencedor recibas.

Las leyes vivas siempre fueron ciertas;
mas ¿qué importan, don Juan, las leyes vivas
en pleito donde están las dichas muertas?

Poema Digna siempre será tu docta frente de Lope de Vega con fondo de libro

Góngora

De Don Francisco de Padilla, castellano de Milán

-- de Góngora --

A este que admiramos en luciente,
émulo del diamante, limpio acero,
igual nos lo dio España caballero,
que de la guerra Flandes rayo ardiente.

Laurel ceñido, pues, debidamente,
las coyundas le fían del severo
süave yugo, que al Lombardo fiero
le impidió sí, no le oprimió, la frente.

¿Qué mucho, si frustró su lanza arneses,
si fulminó escuadrones ya su espada,
si conculcó estandartes su caballo?

Del Cambresí lo digan los franceses:
mas no lo digan, no, que en trompa alada,
musa aun no sabrá, heroica, celebrallo.



Góngora

A Don Luis de Vargas

-- de Góngora --

Tú (cuyo ilustre, entre una y otra almena
De la Imperial Ciudad, patrio edificio
Al Tajo mira en su húmido ejercicio
Pintar los campos y dorar la arena),

Descuelga de aquel lauro enhorabuena
Aquellas dos (ya mudas en su oficio),
Reliquias dulces del gentil Salicio,
Heroica lira, pastoral avena.

Llégalas, oh clarísimo mancebo,
Al docto pecho, a la süave boca,
Poniendo ley al mar, freno a los vientos;

Sucede en todo al castellano Febo
(Que ahora es gloria mucha y tierra poca),
En patria, en profesión, en instrumentos.



Luis Muñoz Rivera

patriota

-- de Luis Muñoz Rivera --

Con las ropas en bello desorden,
la frente marmórea de rizos poblada,
balbuciendo los trémulos labios
confusas palabras,
un niño dormía
soñando una patria.

Oh! ¡qué hermosa, riente y espléndida,
altiva y heroica, viril y gallarda
la veía surgir de las ondas
rugientes y bravas,
con su veste de espumas cubiertos
el torso de ninfa, las formas de estatua!

corrieron los años;
el niño, en su tierra, creció como un paria;
vio la fusta estallar implacable
del siervo en la espalda;
mirar pudo en el rostro del césar
sonrisas de lástima;
la sangre, rebelde,
subió a sus mejillas en brusca oleada;
y después... En sus noches de insomnio,
evocando a la ninfa soñada
¡qué mezquina, qué pobre, qué triste
solía mirarla!

¡ay! el sueño... ¡Qué dulce y alegre!
la verdad... ¡Qué desnuda y amarga!
por eso el mancebo
pensando en la patria,
sintió muchas veces sus ojos marchitos
llenarse de lágrimas.



César Vallejo

Trilce: VII

-- de César Vallejo --

Rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasado.

Doblé la calle por la que raras
veces se pasa con bien, salida
heroica por la herida de aquella
esquina viva, nada a medias.

Son los grandores,
el grito aquel, la claridad de careo,
la barreta sumersa en su función de ¡ya!

Cuando la calle está ojerosa de puertas,
y pregona desde descalzos atriles
trasmañanar las salvas en los dobles.

Ahora hormigas minuteras
se adentran dulzoradas, dormitadas, apenas
dispuestas, y se baldan,
quemadas pólvoras, altos de a 1921.



César Vallejo

rumbé sin novedad por la veteada calle

-- de César Vallejo --

vii
rumbé sin novedad por la veteada calle
que yo me sé. Todo sin novedad,
de veras. Y fondeé hacia cosas así,
y fui pasado.
Doblé la calle por la que raras
veces se pasa con bien, salida
heroica por la herida de aquella
esquina viva, nada a medias.
Son los grandores,
el grito aquel, la claridad de careo,
la barreta sumersa en su función de
¡ya!
cuando la calle está ojerosa de puertas,
y pregona desde descalzos atriles
trasmañanar las salvas en los dobles.
Ahora hormigas minuteras
se adentran dulzoradas, dormitadas, apenas
dispuestas, y se baldan,
quemadas pólvoras, altos dea 1921.



César Vallejo

romería

-- de César Vallejo --

Romería
pasamos juntos. El sueño
lame nuestros pies qué dulce;
y todo se desplaza en pálidas
renunciaciones sin dulce.
Pasamos juntos. Las muertas
almas, las que, cual nosotros,
cruzaron por el amor,
con enfermos pasos ópalos,
salen en sus lutos rígidos
y se ondulan en nosotros.
Amada, vamos al borde
frágil de un montón de tierra.
Va en aceite ungida el ala,
y en pureza. Pero un golpe,
al caer yo no sé dónde,
afila de cada lágrima
un diente hostil.
Y un soldado, un gran soldado,
heridas por charreteras,
se anima en la tarde heroica,
y a sus pies muestra entre risas,
como una gualdrapa horrenda,
el cerebro de la vida.
Pasamos juntos, muy juntos,
invicta luz, paso enfermo;
pasamos juntos las lilas
mostazas de un cementerio.



César Vallejo

Romeria

-- de César Vallejo --

Pasamos juntos. El sueño
lame nuestros pies qué dulce;
y todo se desplaza en pálidas
renunciaciones sin dulce.

Pasamos juntos. Las muertas
almas, las que, cual nosotros,
cruzaron por el amor,
con enfermos pasos ópalos,
salen en sus lutos rígidos
y se ondulan en nosotros.
Amada, vamos al borde
frágil de un montón de tierra.
Va en aceite ungida el ala,
y en pureza. Pero un golpe,
al caer yo no sé dónde,
afila de cada lágrima
un diente hostil.

Y un soldado, un gran soldado,
heridas por charreteras,
se anima en la tarde heroica,
y a sus pies muestra entre risas,
como una gualdrapa horrenda,
el cerebro de la Vida.

Pasamos juntos, muy juntos,
invicta Luz, paso enfermo;
pasamos juntos las lilas
mostazas de un cementerio.



Emilio Bobadilla

Milicias anónimas

-- de Emilio Bobadilla --

Anónimos soldados que moristeis
por odios y ambiciones batallando
y del hogar de súbito salisteis
vuestra familia en la orfandad dejando.

Del arma blanca al punjitivo ataque
sucumbisteis, cual corta las espigas
la hoz sin que la heroica muerte achaque
fuese a aplacar las furias enemigas.

¿Qué galardón la patria daros pudo
por vuestro arrojo, anónimas milicias,
en el combate horrísono y sañudo?

¿Qué fuisteis sino abono —esa es la guerra—,
abono de dolores e injusticias,
que nueva savia dieron a la tierra?



Julián del Casal

camafeo

-- de Julián del Casal --

¿quién no le rinde culto a tu hermosura
y ante ella de placer no se enajena,
si hay en tu busto líneas de escultura
y hay en tu voz acentos de sirena?
dentro de tus pupilas centelleantes,
adonde nunca se asomó un reproche,
llevas el resplandor de los diamantes
y la sombra profunda de la noche.
Hecha ha sido tu boca purpurina
con la sangre encendida de la fresa,
y tu faz con blancuras de neblina
donde quedó la luz del sol impresa.
Bajo el claro fulgor de tu mirada
como rayo de sol sobre la onda,
vaga siempre en tu boca perfumada
la sonrisa inmortal de la gioconda.
Desciende en negros rizos tu cabello
lo mismo que las ondas de un torrente,
por las líneas fugaces de tu cuello
y el jaspe sonrosado de tu frente.
Presume el corazón que te idolatra
como a una diosa de la antigua grecia,
que tienes la belleza de cleopatra
y la virtud heroica de lucrecia.
Mas no te amo. Tu hermosura encierra
tan sólo para mí focos de hastío...
¿Podrá haber en los lindes de la tierra
un corazón tan muerto como el mío?



A los retratos de Generalife

-- de El Solitario --

Mira, español, tus ínclitos abuelo,
que mostrando lo heroico de su cuna
libraron de la altiva media luna
estos palacios y felices suelos:

Estos son los que en bélicos desvelos
no dejaron región ni playa alguna
sin que rindiese el cuello a la fortuna
que a España dieron los piadosos cielos.

Dechados del valor y la hidalguía,
y sin par en lo fiel y lo constante,
su Rey por ellos venerar se hacía.

A virtud tan heroica y triunfante
compara tu menguada bizarría,
y espira de vergüenza en el instante.



Teófilo V. Méndez Ramos

El ensueño triunfal

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

2561921
Para el alma heroica de José Ríos Godenzi.

El Cóndor, desde un pico de los Andes,
contempla cómo hiende la barquilla
los aires; y orgulloso por ser grandes
sus alas, cree en una pesadilla.

El ave gigantesca, temerosa,
intenta detener el raudo vuelo
del alado bajel que, en prodigiosa
hazaña, frágil, cruza por el cielo.

El cóndor, ya vencido, deja el barco
su ruta milagrosa ¡Vano empeño!...
En tanto que el navío traza un arco
de triunfo, en el confín para el ensueño.



Juan Ramón Molina

A un periodista

-- de Juan Ramón Molina --

Que una tizona en tus valientes manos,
la noble pluma con que escribes sea,
para entrar indignado a la pelea,
a herir traidores y a matar tiranos.

Haz que muerdan el polvo los villanos;
áulicos y serviles pisotea,
infunde a aquel que tus escritos lea
fuerza de acción y alientos soberanos.

Que tu rotunda y magistral palabra
tocando cráneos en la plebe estoica
agujeros de luz en ellos abra;

y de allí surja hermosa y fulgurante
la Libertad, como Minerva heroica
de la cerviz de Júpiter Tonante.



José Eustasio Rivera

en un bloque saliente

-- de José Eustasio Rivera --

En un bloque saliente de la audaz cordillera
el cóndor soberano los jaguares devora;
y olvidando la presa, las alturas explora
con sus ojos de un vivo resplandor de lumbrera.

Entre locos planetas ha girado en la esfera;
vencedor de los vientos, lo abrillanta la aurora,
y al llenar el espacio con su cauda sonora,
quema el sol los encajes de su heroica gorguera.

Recordando en la roca los silencios supremos,
se levanta al empuje colosal de sus remos;
zumban ráfagas sordas en las nubes distantes,

y violando el misterio que en el éter se encierra,
llega al sol, y al tenderle los plumones triunfantes
va corriendo una sombra sobre toda la tierra.



José Martí

envilece, devora...

-- de José Martí --

Envilece, devora, enferma, embriaga
la vida de ciudad: se come el ruido,
como un corcel la yerba, la poesía.
Estréchanse en las casas la apretada
gente, como un cadáver en su nicho:
y con penoso paso por las calles
pardas, se arrastran hombres y mujeres
tal como sobre el fango los insectos,
secos, airados, pálidos, canijos.
Cuando los ojos, del astral palacio
de su interior, a la ciudad convierte
el alma heroica, no en batallas grandes
piensa, ni en templos cóncavos, ni en lides
de la palabra centelleante: piensa
en abrazar, como un haz, los pobres
y adonde el aire es puro, y el sol claro
y el corazón no es vil, volar con ellos.



José Martí

para aragón, en españa

-- de José Martí --

vii
para aragón, en españa,
tengo yo en mi corazón
un lugar todo aragón,
franco, fiero, fiel, sin saña.
Si quiere un tonto saber
por qué lo tengo, le digo
que allí tuve un buen amigo,
que allí quise a una mujer.
Allá, en la vega florida,
la de la heroica defensa,
por mantener lo que piensa
juega la gente la vida.
Y si un alcalde lo aprieta
o lo enoja un rey cazurro,
calza la manta el baturro
y muere con su escopeta.
Quiero a la tierra amarilla
que baña el ebro lodoso:
quiero el pilar azuloso
de lanuza y de padilla.
Estimo a quien de un revés
echa por tierra a un tirano:
lo estimo, si es un cubano;
lo estimo, si aragonés.
Amo a los patios sombríos
con escaleras bordadas;
amo las naves calladas
y los conventos vacíos.
Amo la tierra florida,
musulmana o española,
donde rompió su corola
la poca flor de mi vida.



Clemente Althaus

Ayuda a Chile

-- de Clemente Althaus --

No ausencia de entusiasta simpatía
de un pueblo hermano por la causa santa
enmudece la voz en la garganta
de Musa que el peligro desafía
y la verdad y la justicia canta.
Entusiasmo y amor al pecho sobra
para que el labio a ardientes himnos abra;
mas ya el tiempo pasó de la PALABRA,
el tiempo es ya llegado de la OBRA
contra quien yugo a nuestros cuellos labra.
Harto ya resonó la lira airada;
no más la lengua en gritos se desate:
hablen los hechos; y, soldado el vate,
la lira abandonando por la espada,
vuele con planta intrépida al combate.
Sitiada así por el empeño loco
del vencido en Maipú y en Ayacucho,
no hablar con vana lengua a Chile escucho:
esa nación intrépida HABLA POCO;
esa nación intrépida HARÁ MUCHO.
¿Y será que mi patria en dar vacile
la noble ayuda que su hermana diola?
Si provocó la cólera española,
por venir a su voz, la heroica Chile,
¿Dejarla puede abandonada y sola?
¡Ah! si no por amor, por su decoro
y por lavar la afrenta que lo enloda,
hoy que la asedia la venganza goda,
darle el Perú sus naves, su tesoro
debe, y sus hijos y su sangre toda!



Ramón María del Valle Inclán

karma

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Quiero una casa edificar
como el sentido de mi vida,
quiero en piedra mi alma dejar
erigida.

Quiero labrar mi eremitorio
en medio de un huerto latino,
latín horaciano y grimorio
bizantino.

Quiero mi honesta varonía
transmitir al hijo y al nieto,
renovar en la vara mía
el respeto.

Mi casa como una pirámide
ha de ser templo funerario,
el tumor que mueve mi clámide
es de terciario.

Quiero hacer mi casa aldeana
con una solana al oriente,
y meditar en la solana
devotamente.

Quiero hacer una casa estoica
murada en piedra de barbanza,
la casa de séneca, heroica
de templanza.

Y sea labrada de piedra
mi casa, karma de mi clan,
y un día decore la hiedra
sobre el dolmen de valle-inclán.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba