Buscar Poemas con Hamaca


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra hamaca

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Alfonso Reyes

¡a cuernavaca!

-- de Alfonso Reyes --

A cuernavaca voy, dulce retiro,
cuando, por veleidad o desaliento,
cedo al afán de interrumpir el cuento
y dar a mi relato algún respiro.
A cuernavaca voy, que sólo aspiro
a disfrutar sus auras un momento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
Ni campo ni ciudad, cima ni hondura;
beata soledad, quietud que aplaca
o mansa compañía sin hartura.
Tibieza vegetal donde se hamaca
el ser en filosófica mesura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!

ii
no sé si con mi ánimo lo inspiro
o si el reposo se me da de intento.
Sea realidad o fingimiento,
¿a qué me lo pregunto, a qué deliro?
básteme ya saber, dulce retiro
que solazas mis sienes con tu aliento:
pausa de libertad y esparcimiento
a la breve distancia de un suspiro.
El sosiego y la luz el alma apura
como vino cordial; trina la urraca
y el laurel. De los pájaros murmura;
vuela una nube; un astro se destaca,
y el tiempo mismo se suspende y dura...
¡A cuernavaca voy, a cuernavaca!

Poema ¡a cuernavaca! de Alfonso Reyes con fondo de libro

Manuel del Palacio

Entre salvajes

-- de Manuel del Palacio --

En dos troncos de verde manzanillo
Tengo mi hamaca de cordel tendida,
Y por el aire de la mar mecida
Fresco lecho me dá grato y sencillo.

Más feliz que el cacique de Luquillo
En nada pienso y nada me intimida;
Hallo en el bosque sombra apetecida,
Dulce jugo en el plátano amarillo.

Absorta el alma, y sin hallar su centro,
Aquí cual nunca al Hacedor se eleva,
Pura satisfacción llevando dentro.

¡Gozo en un nuevo mundo vida nueva;
Y si no es el Edén donde me encuentro,
Es porque soy Adán, pero sin Eva!

Poema Entre salvajes de Manuel del Palacio con fondo de libro

Josefina Pla

tus manos

-- de Josefina Pla --

Tus manos

de las más hondas raíces se me alargan tus manos,
y ascienden por mis venas como cegadas lunas
a desangrar mis sienes hacia el blancor postrero
y tejer en mis ojos su ramazón desnuda.

En mi carne de estío, como en hamaca lenta,
ellas la adolescente de tu placer columpian.
-Tus manos, que no son. Mis años, que ya han sido.
Y un sueño de rodillas tras la palabra muda-.

...Dedos sabios de ritmo, unánimes de gracia.
Cantaban silenciosos la gloria de la curva:
cadera de mujer o contorno de vaso.

Diez espinas de beso que arañan mi garganta,
untadas de agonía las diez pálidas uñas,
yo los llevo en el pecho como ramos de llanto.

1939

Poema tus manos de Josefina Pla con fondo de libro

César Vallejo

Los arrieros

-- de César Vallejo --

Arriero, vas fabulosamente vidriado de sudor.
La hacienda Menocucho
cobra mil sinsabores diarios por la vida.
Las doce. Vamos a la cintura del día.
El sol que duele mucho.

Arriero, con tu poncho colorado te alejas,
saboreando el romance peruano de tu coca.
Y yo desde una hamaca,
desde un siglo de duda,
cavilo tu horizonte, y atisbo lamentado
por zancudos y por el estribillo gentil
y enfermo de una “paca-paca.”
Al fin tú llegarás donde debes llegar,
arriero, que, detrás de tu burro santurrón,
te vas...,
Te vas...

Feliz de ti, en este calor en que se encabritan
todas las ansias y todos los motivos;
cuando el espíritu que anima al cuerpo apenas,
va sin coca, y no atina a cabestrar
su bruto hacia los Andes
oxidentales de la Eternidad.



Ernesto Cardenal

en la hamaca sentí que me decías

-- de Ernesto Cardenal --

No te escogí porque fueras santo
o con madera de futuro santo
santos he tenido demasiados
te escogípara variar.



Pedro Antonio de Alarcón

Humo y ceniza

-- de Pedro Antonio de Alarcón --

Fumaba yo, tendido en mi butaca,
cuando, al sopor de plácido mareo,
mis sueños de oro realizarse veo
del humo denso entre la niebla opaca.

Mas ni la gloria mi ambición aplaca,
ni nada calma mi febril deseo
hasta que, envuelta por el aire, creo
verte mecida en vaporosa hamaca.

Corro hacia ti, mi corazón te evoca,
y cuando el fuego de tu amor me hechiza
y van mis labios a sellar tu boca,

de ellos, ¡ay!, el cigarro se desliza
y sólo queda, de ilusión tan loca,
humo en el aire y, a mis pies... Ceniza.



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