Buscar Poemas con Hacer


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Se han encontrado 86 poemas con la palabra hacer

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Jaime Sabines

¿qué putas puedo

-- de Jaime Sabines --

¿qué putas puedo hacer con mi rodilla,
con mi pierna tan larga y tan flaca,
con mis brazos, con mi lengua,
con mis flacos ojos?
¿qué puedo hacer en este remolino
de imbéciles de buena voluntad?
¿qué puedo con inteligentes podridos
y con dulces niñas que no quieren hombre sino poesía?
¿qué puedo entre los poetas uniformados
por la academia o por el comunismo?
¿qué, entre vendedores o políticos
o pastores de almas?
¿qué putas puedo hacer, tarumba,
si no soy santo, ni héroe, ni bandido,
ni adorador del arte,
ni boticario,
ni rebelde?
¿qué puedo hacer si puedo hacerlo todo
y no tengo ganas sino de mirar y mirar?

Poema ¿qué putas puedo de Jaime Sabines con fondo de libro

Gabriela Mistral

miedo

-- de Gabriela Mistral --

Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta...
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla...
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!

Poema miedo de Gabriela Mistral con fondo de libro

Amado Nervo

el amor nuevo

-- de Amado Nervo --

Todo amor nuevo que aparece
nos ilumina la existencia,
nos la perfuma y enflorece.
En la más densa oscuridad
toda mujer es refulgencia
y todo amor es claridad.
Para curar la pertinaz
pena, en las almas escondida,
un nuevo amor es eficaz;
porque se posa en nuestro mal
sin lastimar nunca la herida,
como un destello en un cristal.
Como un ensueño en una cuna,
como se posa en la rüina
la piedad del rayo de la luna.
Como un encanto en un hastío,
como en la punta de una espina
una gotita de rocío...
¿Que también sabe hacer sufrir?
¿que también sabe hacer llorar?
¿que también sabe hacer morir?
es que tú no supiste amar...

Poema el amor nuevo de Amado Nervo con fondo de libro

Jaime Sabines

para hacer funcionar a las estrellas

-- de Jaime Sabines --

Para hacer funcionar a las estrellas
para hacer funcionar a las estrellas es necesario apretar el botónazul.
Las rosas están insoportables en el florero.
¿Por qué me levanto a las tres de la mañana mientrastodos duermen? ¿mi corazón sonámbulo se pone a andarsobre las azoteas detectando los crímenes, investigando el amor?
tengo todas las páginas para escribir, tengo el silencio, lasoledad, el amoroso insomnio; pero sólo hay temblores subterráneos,hojas de angustia que aplasta una serpiente en sombra. No hay nada quedecir: es el presagio, sólo el presagio de nuestro nacimiento.



José Agustín Goytisolo

el aire huele a humo

-- de José Agustín Goytisolo --

A gabriel celaya y a amparo gastón,
que tanto le quiso y le quiere todavía.
J.A.G.
¿Qué hará con la memoria
de esta noche tan clara
cuando todo termine?
¿qué hacer si cae la sed
sabiendo que está lejos
la fuente en que bebía?
¿qué hará de este deseo
de terminar mil veces
por volver a encontrarle?
¿qué hacer cuando un mal aire
de tristeza la envuelva
igual que un maleficio?
¿qué hará bajo el otoño
si el aire huele a humo
y a pólvora y a besos?
¿qué hacer?¿qué hará? preguntas
a un azar que ya tiene
las suertes repartidas.



Octavio Paz

decir: hacer

-- de Octavio Paz --

A roman jakobson
1
entre lo que veo y digo,
entre lo que digo y callo,
entre lo que callo y sueño,
entre lo que sueño y olvido,
la poesía.
Se desliza
entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?



José Martí

yo puedo hacer...

-- de José Martí --

Yo puedo hacer, puedo hacer
de esta desdicha una joya;
¡pero me la habrán de ver!
no, vive dios: ¡paso atrás!
mi pena es mi hija: ¡mi hija
no me la han de ver jamás!
son cómicos del dolor,
son llorones de su entierro,
son mercaderes de amor,
son indignos de placer
de sufrir y de querer
los que enseñan y venden
en libros y salas
su goce o dolor.



Lope de Vega

Un soneto me manda hacer Violante

-- de Lope de Vega --

Un soneto me manda hacer Violante, 11 A
que en mi vida me he visto en tanto aprieto; 11B
catorce versos dicen que es soneto: 11B
burla burlando van los tres delante. 11A

Yo pensé que no hallara consonante 11A
y estoy a la mitad de otro cuarteto; 11B
mas si me veo en el primer terceto 11B
no hay cosa en los cuartetos que me espante. 11A

Por el primer terceto voy entrando 11C
y parece que entré con pie derecho, 11D
pues fin con este verso le voy dando. 11C

Ya estoy en el segundo, y aún sospecho 11D
que voy los trece versos acabando; 11C
contad si son catorce, y está hecho. 11D



Jaime Sabines

los días inútiles

-- de Jaime Sabines --

Los días inútiles son como una costra
de mugre sobre el alma.
Hay una asfixia lenta que sonríe,
que olvida, que se calla.
¿Quién me pone estos sapos en el pecho
cuando no digo nada?
hay un idiota como yo andando,
platicando con gentes y fantasmas,
echándose en el lodo y escarbando
la mierda de la fama.
Puerco de hocico que recita versos
en fiestas familiares, donde mujeres sabias
hablan de amor, de guerra,
resuelven la esperanza.
Puerco del mundo fácil
en que el engaño quiere hacer que engaña
mientras ácidos lentos
llevan el asco a la garganta.
Hay un hombre que cae días y días
de pie, desde su cara,
y siente que en su pecho van creciendo
muertes y almas.
Un hombre como yo que se avergüenza,
que se cansa,
que no pregunta porque no pregunta
ni quiere nada.
¿Qué viene a hacer aquí tanta ternura fracasada?
¡díganle que se vaya!



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 13

-- de Jorge Manrique --

Si fuese en nuestro poder
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan glorïosa,
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cativa,
dejándonos la señora
descompuesta!
↑ pronta
↑ cautiva



Jorge Riechmann

26

-- de Jorge Riechmann --

Para ina y antonio
lo pueden hacer muchos,
pero nadie lo hace: entonces hazlo.
Si no lo puedes hacer más que tú,
artesano, tus manos me dan frío.
Enseña a hacerlo a otros.
Que no enmudezca tu casa.
Que la memoria zumbe sobre rosas y asfódelos.
Si se rompe ese hilo
está perdido todo.



Jorge Riechmann

24

-- de Jorge Riechmann --

Unos pocos hacen historia:
los más la sufren.
De tanto en tanto quienes sufren la historia
tras sufrir demasiado
se exasperan, y eruptivamente
se echan a la calle a hacer historia:
son días de grandes borracheras
grandes carnicerías
grandes revoluciones.
Días que son horas y luego son minutos.
Después, quienes hacen historia
recuperan las posiciones
desde las que pueden hacer historia.
¿A ti qué te parece:
podemos desuncirnos de esta noria?



Josefina Pla

imposible

-- de Josefina Pla --

Vaciarme de paisajes, olvidarme caminos,
reedificar el arco de tu desnudo día.
Borrar tus ojos, sendas de mi llagado sueño,
y engriar en mi sangre tus dos terribles manos.

(...La estatua que he vaciado en soledad, volverla
raíz y musgo en tierra, canto y ala en el aire).

...O, en la antípoda lluvia de mi aherrojada llanto,
hacer cantar el muerto pájaro de tu beso.
Tornar a las cenizas las flechas de la llama,
reenhebrar en las venas el hilo del suspiro.

Y del dolor crecido, monstruo y criatura mía,
hacer de nuevo aquella sonrisa que en tus labios
me bautizaba tuya, con el nombre más mío.

1939



César Vallejo

Trilce: LXXIV

-- de César Vallejo --

Hubo un día tan rico el año pasado... !
Que ya ni sé qué hacer con él.

Severas madres guías al colegio,
asedian las reflexiones, y nosotros enflechamos
la cara apenas. Para ya tarde saber
que en aquello gozna la travesura
y se rompe la sien.
Qué día el del año pasado,
que ya ni sé qué hacer con él,
rota la sien y todo.

Por esto nos separarán,
por eso y para ya no hagamos mal.
Y las reflexiones técnicas aún dicen
¿no las vas a oír?
que dentro de dos gráfilas oscuras y aparte,
por haber sido niños y también
por habernos juntado mucho en la vida,
reclusos para siempre nos irán a encerrar.

Para que te compongas.



César Vallejo

hubo un día tan rico el año pasado...!

-- de César Vallejo --

lxxiv
hubo un día tan rico el año pasado...!
Que ya ni sé qué hacer con él.
Severas madres guías al colegio,
asedian las reflexiones, y nosotros enflechamos
la cara apenas. Para ya tarde saber
que en aquello gozna la travesura
y se rompe la sien.
Qué día el del año pasado,
que ya ni sé qué hacer con él,
rota la sien y todo.
Por esto nos separarán,
por eso y para ya no hagamos mal.
Y las reflexiones técnicas aún dicen
¿no las vas a oír?
que dentro de dos gráfilas oscuras y aparte,
por haber sido niños y también
por habernos juntado mucho en la vida,
reclusos para siempre nos irán a encerrar.
Para que te compongas.



Oliverio Girondo

habría

-- de Oliverio Girondo --

Habría
con cresta
o candor niño
o envión varón habría que osar izar un yo flamanteen gozo
o autoengendrar hundido en el propio ego pozo
un nimio virgo vicio
un semi tic o trauma o trac o toc novicios
un novococo inédito por poco
un mero medio huevo al menos de algo nuevo
e inmerso en el subyo intimísimo
volver a ver reverdecer la fe de ser
y creer en crear
y croar y croar
ante todo ende o duende visiblemente real o inexistente
o hacer hacer
dentro de un nido umbrío y tibio
un hijo mito
mixto de silbo ido y de hipo divo de ídolo
o en rancia última instancia del cotidiano entreasco
a escoplo y soplo mago
remodelar habría los orificios psíquicos y físicoscorrientes
de tanto espectro diario que desnutre la mecha
o un lazariento anhelo que todavía se yerga
como si pudiera
y darle con la proa de la lengua
y darle con las olas de la lengua
y furias y reflujos y mareas
al todo cráter cosmos
sin cráter
de la nada



Pablo Neruda

a callarse

-- de Pablo Neruda --

Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.
Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en un inquietud instantánea.
Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.
Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.
No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es sólo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.
Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.
Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.



Miguel Unamuno

Días de siervo albedrío

-- de Miguel Unamuno --

Días de dejadez en los que no se acaba
lo que se comenzara, días de modorra
y vaciedad en los que el no hacer nada borra
el deseo de hacer y en los que nos agrava

el pecho sentir como la vida es esclava
triste de la acción que el dolor no nos ahorra;
días en los que no hay un Dios que nos socorra
quitándonos de sobre el corazón la traba



José Martí

ya sé: de carne se puede

-- de José Martí --

xxxvi
ya sé: de carne se puede
hacer una flor: se puede,
con el poder del cariño,
hacer un cielo, ¡y un niño!
de carne se hace también
el alacrán; y también
el gusano de la rosa,
y la lechuza espantosa.



Ramón María del Valle Inclán

karma

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Quiero una casa edificar
como el sentido de mi vida,
quiero en piedra mi alma dejar
erigida.

Quiero labrar mi eremitorio
en medio de un huerto latino,
latín horaciano y grimorio
bizantino.

Quiero mi honesta varonía
transmitir al hijo y al nieto,
renovar en la vara mía
el respeto.

Mi casa como una pirámide
ha de ser templo funerario,
el tumor que mueve mi clámide
es de terciario.

Quiero hacer mi casa aldeana
con una solana al oriente,
y meditar en la solana
devotamente.

Quiero hacer una casa estoica
murada en piedra de barbanza,
la casa de séneca, heroica
de templanza.

Y sea labrada de piedra
mi casa, karma de mi clan,
y un día decore la hiedra
sobre el dolmen de valle-inclán.



Ramón María del Valle Inclán

la trae un cuervo

-- de Ramón María del Valle Inclán --

¡tengo rota la vida! en el combate
de tantos años ya mi aliento cede,
y al orgulloso pensamiento abate
la idea de la muerte, que la obsede.

Quisiera entrar en mí, vivir conmigo,
poder hacer la cruz sobre mi frente,
y sin saber de amigo ni enemigo,
apartado, vivir devotamente.

¿Dónde la verde quiebra de la altura
con rebaños y músicos pastores?
¿dónde gozar de la visión tan pura

que hace hermanas las almas y las flores?
¿dónde cavar en paz la sepultura
y hacer místico pan con mis dolores?



Roberto Juarroz

una rosa en el florero

-- de Roberto Juarroz --

Una rosa en el florero,
otra rosa en el cuadro
y otra más todavía en mi pensamiento.
¿Cómo hacer un ramo
con esas tres rosas?
¿o cómo hacer una sola rosa
con las tres?
una rosa en la vida.
Otra rosa en la muerte.
Y otra más todavía.



Rubén Darío

cantos de vida y esperanza x

-- de Rubén Darío --

Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo este.
¿Ha nacido el apocalíptico anticristo?
se han sabido presagios y prodigios se han visto
y parece inminente el retorno del cristo.
La tierra está preñada de dolor tan profundo
que el soñador, imperial meditabundo,
sufre con las angustias del corazón del mundo.
Verdugos de ideales afligieron la tierra,
en un pozo de sombra la humanidad se encierra
con los rudos molosos del odio y de la guerra.
¡Oh, señor jesucristo!, ¿por qué tardas, qué esperas
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas?
surge de pronto y vierte la esencia de la vida
sobre tanta alma loca, triste o empedernida
que, amante de tinieblas, tu dulce aurora olvida.
Ven, señor, para hacer la gloria de ti mismo,
ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo,
ven a traer amor y paz sobre el abismo.
Y tu caballo blanco, que miró el visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.
Lt;lt;lt;
gt;gt;gt;



Adelardo López de Ayala

La semana que viene

-- de Adelardo López de Ayala --

De los holgazanes

Lunes, que, a rienda tendida,
vas del martes empujado,
¡cuántas veces te he fiado
la corrección de mi vida!

-¡Te vas! ¡La dejas sumida
en dudas desgarradoras!
Pero, al fin, algo mejoras
mi condición, pues hoy siento
más vivo el remordimiento
de haber perdido tus horas!

MARTES
¡Oh, martes! No me importunes
con los apodos que tienes;
pues a hacer fecunda vienes
la esterilidad del lunes.
Como tú te desayunes,
haciendo dar un respingo
a mi inspiración, un pingo
colgaré en tu templo en pago;
y, aunque te llamen aciago,
serás para mí domingo.



Alberti

CUBA DENTRO DE UN PIANO

-- de Alberti --

Cuando mi madre llevaba un sorbete de fresa por sombrero
y el humo de los barcos aun era humo de habanero.
Mulata vuelta bajera.
Cádiz se adormecía entre fandangos y habaneras
y un lorito al piano quería hacer de tenor.
Dime dónde está la flor que el hombre tanto venera.
Mi tío Antonio volvía con su aire de insurrecto.
La Cabaña y el Príncipe sonaban por los patios del Puerto.
(Ya no brilla la Perla azul del mar de las Antillas.
Ya se apagó, se nos ha muerto).
Me encontré con la bella Trinidad.
Cuba se había perdido y ahora era verdad.
Era verdad, no era mentira.
Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.
La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa el
dinero...
Calló, cayó el cañonero.
Pero después, pero ¡ah! después...
Fue cuando al SÍ lo hicieron YES.



Alfonsina Storni

Pudiera ser

-- de Alfonsina Storni --

Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
No fuera más que aquello que nunca pudo ser,
No fuera más que algo vedado y reprimido
De familia en familia, de mujer en mujer.

Dicen que en los solares de mi gente,
medido estaba todo aquello que se debía hacer...
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna... Ah, bien pudiera ser...

A veces en mi madre apuntaron antojos
De liberarse, pero se le subió a los ojos
Una honda amargura, y en la sombra lloró.

Y todo eso mordiente, vencido, mutilado,
Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
Pienso que sin quererlo lo he libertado yo



Alfonso Reyes

a eugenio florit

-- de Alfonso Reyes --

Florit, la primavera se desborda
y vuelca flora el azafate henchido,
y la naturaleza en cada nido
lanza un temblor y hace la vista gorda,
¿qué pasa entonces, cuando el viento asorda
y el campo es todo asombro y todo ruido,
y aun el más recatado y retraído
toma el alma y la echa por la borda?
¿qué arcaico rito o gresca dionisíaca,
que endiablada, o mejor, paradisiaca
celebración de las celebraciones?
es que el poeta cumple el mandamiento:
hacer razones con el sentimiento
y dar en sentimiento las razones.



Alfredo Mario Ferreiro

El árbol taciturno

-- de Alfredo Mario Ferreiro --

El árbol tenía un letrero
que solo los pájaros podían leer:

”Se alquilan ramas para nidos”,
decían las letras
que un hombre no habría podido leer.

A pesar del anuncio,
ningún pájaro vino
a hacer su nido
en este árbol, que muere de tristeza,
gacha la cabeza,
al borde del camino.



Amado Nervo

predestinación

-- de Amado Nervo --

Para ciro b. Ceballos.
Grabó sobre mi faz descolorida
su mane thecel phares el dios fuerte,
y me agobian dos penas sin medida:
un disgusto infinito de la vida,
y un temor infinito de la muerte.
¿Ves cómo tiendo en rededor los ojos?
¡ay, busco abrigo con esfuerzos vanos...!
¡En medio de mi ruta, sólo abrojos!
¡al final de mi ruta, sólo arcanos!
¿qué hacer cuando la vida me repela
si la pálida muerte me acobarda?
digo a la vida: ¡sé piadosa, vuela...!
Digo a la muerte: ¡sé piadosa, tarda...!
¡Estaba escrito así! no más te afanes
por borrar de mi faz el torvo estigma;
impélenme furiosos huracanes,
y voy, entre los brazos de abrimanes,
a las fauces hambrientas del enigma.



Amado Nervo

el que más ama...

-- de Amado Nervo --

Si no te supe yo comprender,
si una lágrima te hice verter,
bien sé que al cabo perdonarás
con toda tu alma... ¡Qué vas a hacer!
¡el que más ama perdona más!



Amado Nervo

no lo sé

-- de Amado Nervo --

Crepitan ya las velas en la ría;
tú ¿por qué no te embarcas, alma mía?
porque dios no lo quiere todavía.
Mira: piadosamente las estrellas
nos envían sus trémulas centellas...
¡Bien quisiera vestirme toda de ellas!
tu amiga, la más tierna, ya se fue.
Los que te aman se van tras ella; ¿qué
vas a hacer tú tan sola?
no lo sé.



Amado Nervo

hay que...

-- de Amado Nervo --

Hay que andar por el camino
posando apenas los pies;
hay que ir por este mundo
como quien no va por él.
La alforja ha de ser ligera,
firme el báculo ha de ser,
y más firme la esperanza
y más firme aún la fe.
A veces la noche es lóbrega;
mas para el que mira bien
siempre desgarra una estrella
la ceñuda lobreguez.
Por último, hay que morir
al deseo y al placer,
para que al llegar la muerte
a buscarnos, halle que
ya estamos muertos del todo,
no tenga nada que hacer
y se limite a llevarnos
de la mano por aquel
sendero maravilloso
que habremos de recorrer,
libertados para siempre
de tiempo y espacio. ¡Amén!



Leopoldo Lugones

El amor eterno

-- de Leopoldo Lugones --

Deja caer las rosas y los días
una vez más, segura de mi huerto.
Aún hay rosas en él, y ellas, por cierto,
mejor perfuman cuando son tardías.

Al deshojarse en tus melancolías,
cuando parezca más desnudo y yerto,
ha de guardarse bajo su oro muerto
las violetas más nobles y sombrías.

No temas al otoño, si ha venido.
Aunque caiga la flor, queda la rama.
La rama queda para hacer el nido.

Y como ahora al florecer se inflama,
leño seco, a tus plantas encendido,
ardientes rosas te echará en la llama.



Lope de Vega

Ángel divino, que en humano y tierno

-- de Lope de Vega --

Ángel divino, que en humano y tierno
velo te goza el mundo, ¡oh!, no consuma
el mar del tiempo, ni su blanca espuma
cubra tu frente su nevado invierno

beldad que del artífice superno
imagen pura fuiste en cifra y suma,
sujeto de mi lengua y de mi pluma,
cuya hermosura me ha de hacer eterno;

centro del alma venturosa mía,
en quien el armonía y compostura
del mundo superior contemplo y veo.

Alba, Lucinda, cielo, sol, luz, día,
para siempre el altar de tu hermosura
ofrece su memoria mi deseo



Lope de Vega

Circe, que de hombre en piedra me transforma

-- de Lope de Vega --

Circe, que de hombre en piedra me transforma,
quiere, o lo quieren los contrarios cielos,
que viva ausente, sin matarme celos,
cosa imposible si de amor se informa.

Tanto el temor con el amor conforma
que era pedir centellas a los hielos
estar ausente y no tener recelos
aun a la sombra que el pensarlos forma.

Al contrario presente aunque atrevido,
bien puede hacer un hombre resistencia,
mas no cuando a traición otro le enviste.

Los celos por los ojos me han venido,
pero por las espaldas el ausencia,
y lo que no se ve no se resiste.



Lope de Vega

Cuando imagino de mis breves días

-- de Lope de Vega --

Cuando imagino de mis breves días
los muchos que el tirano Amor me debe,
y en mi cabello anticipar la nieve,
más que los años, las tristezas mías,

veo que son sus falsas alegrías
veneno que en cristal la razón bebe,
por quien el apetito se le atreve
vestido de mil dulces fantasías.

¿Qué hierbas del olvido ha dado el gusto
a la razón, que, sin hacer su oficio
quiere contra razón satisfacelle?

Mas consolarse puede mi disgusto,
que es el deseo del remedio indicio,
y el remedio de amor querer vencelle.



Lope de Vega

Hermosos ojos, yo juré que había

-- de Lope de Vega --

Hermosos ojos, yo juré que había
de hacer en vos de mi rudeza empleo,
en tanto que faltaba a mi deseo
el oro puro que el Oriente cría.

Rústica mano de esta fuente fría
ofrece el agua; mas mirad que a Orfeo
versos le dieron singular trofeo
de aquella noche, que no ha visto el día.

Y pues que en la crueldad, que en toda parte
usáis conmigo, vuestro cuerpo tierno
puede temer la pena de Anaxarte,

no despreciéis el don, que al lago Averno
irá por voz mi amor, venciendo el arte...
Mas tal hielo aun no teme el fuego eterno.



Lope de Vega

Inmenso monte, cuya blanca nieve

-- de Lope de Vega --

Inmenso monte, cuya blanca nieve
te muestra antes de tiempo encanecido,
en ti quiero vivir, por ver si ha sido
fuego este amor, pues acabar se debe.

Pero si está en el alma, aunque más pruebe
hacer de nieve a su memoria olvido,
será trabajo eterno del sentido
y de mi largo error engaño breve.

Nieve por nieve al fin, puerto por puerto,
blancura y condición, Lucinda helada,
a mi fuego darán remedio cierto.

¡Oh duro puerto una mujer airada!
pero pásele yo quedando muerto,
que a quien cansa el vivir, la muerte agrada.



Lope de Vega

Las águilas de Carlos soberano

-- de Lope de Vega --

Las Águilas de Carlos soberano,
al gran Filipo en cielo convertido,
quieren sobre un castillo hacer su nido
en la mitad del corazón hispano.

Ya de Clemente la sagrada mano
el cuello tiene al yugo de oro asido,
y con su bendición divina ungido
para columnas del valor cristiano.

Ya de diamantes, perlas y esmeraldas
cetro imperial adorna su alta frente,
que España ofrece en sus preciosas faldas.

Pero queda el blasón tan diferente
que sus águilas siempre están de espaldas,
y éstas han de mirarse eternamente.



Lope de Vega

Llevóme Febo a su Parnaso un día

-- de Lope de Vega --

Llevóme Febo a su Parnaso un día,
y vi por el cristal de unos canceles
a Homero y a Virgilio con doseles,
leyendo filosófica poesía.

Vi luego la importuna infantería
de poetas fantásticos noveles,
pidiendo por principios más laureles
que anima Dafnes y que Apolo cría.

Pedíle yo también por estudiante,
y díjome un bedel: «Burguillos, quedo:
que no sois digno de laurel triunfante».

¿Por qué?», le dije; y respondió sin miedo:
Porque los lleva todos un tratante
para hacer escabeches en Laredo.»



Lope de Vega

Pluma, las musas, de mi genio autoras

-- de Lope de Vega --

-Pluma, las musas, de mi genio autoras,
versos me piden hoy. -Alto; a escribillos!
-Yo solo escribiré, señor Burguillos,
estas que me dictó rimas sonoras.

-¿A Góngora me acota a tales horas?
Arrojaré tijeras y cuchillos,
pues en queriendo hacer versos sencillos
arrímese dos musas cantimploras.

Dejemos la campaña, el monte, el valle,
y alabemos señores. -No le entiendo.
¿Morir quiere de hambre? -Escriba y calle.

-A mi ganso me vuelvo en prosiguiendo,
que es desdicha, después de no premialle,
nacer volando y acabar mintiendo.



Lope de Vega

Trece son los tudescos que el hosquillo

-- de Lope de Vega --

Trece son los tudescos que el hosquillo
hirió en la fiesta, aunque en conciencia jura
que no lo hizo adrede, y me asegura
que él iba a sus negocios al Sotillo.

Mas, descortés, el socarrón torillo,
sin hacer al balcón de oro mesura,
desbarató la firme arquitectura
del muro colorado y amarillo.

Y como el polvo entre las nubes pardas
no le dejaba ejecutar sus tretas,
por tantas partes se metió en las guardas,
que muchos que mostraron las secretas
en vez de las rompidas alabardas
llevaban en las manos las bra etc.



Góngora

Con diferencia tal, con gracia tanta

-- de Góngora --

Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;

y aun creo que el espíritu levanta
—como en información de su derecho—
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.

Ponga, pues, fin a las querellas que usa
pues ni quejarse ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda,

y llore solo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, por que no pueda
ni publicar su mal ni hacer mudanza.



Luis Muñoz Rivera

turba multa

-- de Luis Muñoz Rivera --

Bajo los anchos pliegues de una bandera
invicta en arapiles y en ceriñola
una turba se ampara tosca y logrera,
hija degenerada de la altanera
raza española.

Gente que audaz persigue lucro mezquino
que en altos ideales su afán escuda;
que siembra odios eternos en su camino
que de climas remotos hambrienta vino
pobre y desnuda,

y hoy que sus ricas tiendas aquí levanta
del colono pretende mofarse impía;
contemplar en el tajo nuestra garganta
y hacer que en nuestra tierra fije su planta
la tiranía.

Esos no representan al pueblo hispano
noble, viril, altivo, franco y sincero,
convertido, a esta margen del océano,
en montón de burócratas, rudo, inhumano
torpe y artero.

Montón a que los parias rinden tributo;
que en éxitos menguados te pavoneas;
que de tu negra infamia logras el fruto
en días tempestuosos de sangre y luto!
¡maldito seas!



Luis Rosales

canción donde se explica, bien explicado, que al pronunciar una sola palabra puedes hacer tu biografía

-- de Luis Rosales --

A dámaso alonso
la palabra que decimos
viene de lejos,
y no tiene definición,
tiene argumento.
Cuando dices: nunca,
cuando dices: bueno,
estás contando tu historia
sin saberlo.



Luis Rosales

y escribir tu silencio sobre el agua

-- de Luis Rosales --

Y escribir tu silencio sobre el agua
sólo florece el agua que está queda
miguel de unamuno
no sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo; nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto;
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia, dentro y dulce,
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé, siempre es así, tu voz me llega
como el aire de marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada; ya me siento
oscuro y casi andado; no sé cómo
voy a llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva,
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.



Manuel de Zequeira

El destino

-- de Manuel de Zequeira --

Del grueso tronco del mejor madero,
suele arbitrariamente el artesano,
hacer que salga de su docta mano
el asiento que ocupa un zapatero:

Toma otras veces este mismo obrero
una porción del leño más villano,
y forma con instinto soberano
el busto de una diosa o un guerrero.

El destino también inicuamente
al artífice imita en sus deslices,
haciendo venturoso al delincuente;

y aquellos que debieran ser felices
por sus nobles virtudes, inclemente
los deja miserables e infelices.



Manuel de Zequeira

Las mujeres aman a los hombres

-- de Manuel de Zequeira --

Verás amigo un burro alivolante,
a un buey tocar la flauta dulcemente,
correr una tortuga velozmente
y hacer de volatín un elefante:

En requesones vuelto el mar de Atlante,
y de Guadiana el agua en aguardiente,
el Ebro, y Duero y Tajo con corriente
de generoso vino de Alicante:

Verás durante el sol lucir la luna,
verás de noche el sol claro y entero,
verás parar su rueda la fortuna:

Estos portentos, sí, verás primero
que puedas encontrar mujer alguna
que quiera al hombre falto de dinero.



Manuel del Cabral

niño muerto en un patio

-- de Manuel del Cabral --

Tal vea no diga nada, ni siquiera del patio.

Todo está en aquel sitio.
Su caída levanta todas mis cualidades,
porque sé que estas cosas
son las que bien me obligan a no desperdiciarme.

Tal vez no hable con nadie sobre este niño muerto.

Yo llegaré a mi casa como todos los días;
me sentaré a la mesa, tomaré mi jengibre,
quizás acaricie el pelo de seda de mi gato,
y tal vez dos palabras conmigo o con mi hermano
sobre la lluvia o sobre la cosecha.

Tal vez no hable con nadie...

¿Qué puede hacer la edad de la palabra
donde la eternidad parece un niño?



Manuel del Palacio

La hipocresía

-- de Manuel del Palacio --

¿Qué hacer, si de un color andan vestidos
El vicio y la virtud? ¿Con qué mirada
Distinguirá la mente atribulada
De los puros afectos los fingidos?

Sonrisas de placer, ayes sentidos,
¿Sois lo que ser debeis, ó no sois nada?
¿Quién adivina la verdad ansiada
Cuando mienten del pecho los latidos?

Disfrázase de ingenio la osadía,
La astucia de valor, y entre las gentes
Muestra el crímen aspecto de hidalguía.

Tal del Índico mar en las corrientes
Arroyos mil desaguan á porfía
¡Que pareciendo arroyos son torrentes!



Manuel del Palacio

Semblanzas: XV

-- de Manuel del Palacio --

No fué por su virtud un San Antonio
Ni las aulas honró como Nebrija;
Mas para hacer papel, y no de lija,
Parece que estudió con el demonio.

Dá de buenas costumbres testimonio
Según cuentan un padre y una hija,
Y no se hace función que no dirija
Ni sin él se dispone matrimonio.

Mezcla de cenobita y calavera
Sabe el Foblás y el Kempis de memoria,
Va por la calle á pié como cualquiera.

Conserva en un arcon su ejecutoria,
Dá la mano al magnate y al hortera,
Y sueña con el juicio de la historia.



Manuel del Palacio

Semblanzas: XVI

-- de Manuel del Palacio --

Fué galante en el tiempo de la Nana
Y galán en el tiempo de la Nena,
Y es, como actor, á la española escena
Lo que es al ritmo el punto de la Habana.

Ya vista de chambergo ó de sotana
Siempre le escucho con asombro y pena,
Que igual el verso entre sus labios suena
Que una canción en boca de una rana.

Supo como empresario hacer fortuna,
Y como director hay quien le abona
Y le pone en los cuernos de la luna.

De ser artista principal blasona,
Y cortando las frases una á una
Declama así: ¡ya... Ten... Gola... Co... Rona!



Jaime Sabines

soy mi cuerpo

-- de Jaime Sabines --

Dispongo a dormir una semana, un mes; no me hablen.
Que cuando abra los ojos hayan crecido los niños y todas lascosas sonrían.
Quiero dejar de pisar con los pies desnudos el frío. Échenmeencima todo lo que tenga calor, las sábanas, las mantas, algunospapeles y recuerdos, y cierren todas las puertas para que no se vaya misoledad.
Quiero dormir un mes, un año, dormirme. Y si hablo dormido nome hagan caso, si digo algún nombre, si me quejo. Quiero que hagande cuenta que estoy enterrado, y que ustedes no pueden hacer nada hastael día de la resurrección.
Ahora quiero dormir un año, nada más dormir.



Jaime Sabines

he aquí que tú estás sola y que yo estoy solo

-- de Jaime Sabines --

Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Yo no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tu me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.



Jorge Cuesta

de otro fue la palabra antes que mía

-- de Jorge Cuesta --

De otro fue la palabra antes que mía
que es el espejo de esta sombra, y siente
su ruido, a este silencio, transparente,
su realidad, a esta fantasía.

Es en mi boca su substancia, fría,
dura, distante de la voz y ausente,
habitada por otra diferente,
la forma de una sensación vacía.

Al fin es la que hoy, obscura y vaga,
otra prolonga en mí, que no se apaga,
sino igual a sí misma oye su sombra

al hallarla en el ruido que la nombra
y en el oído hacer crecer su hueco
más profundo cavándose en el eco.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 25

-- de Jorge Manrique --

Aquél de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre don rodrigo
manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.



Jorge Manrique

pregunta entre dos fuegos lanzado

-- de Jorge Manrique --

Entre dos fuegos lanzado,
donde amor es repartido,
del uno soy encendido,
del otro cerca quemado;
y no sé yo bien pensar
cuál será mejor hacer;
dejarme más encender
o acabarme de quemar:
decid qué debo tomar.



Jorge Manrique

Pregunta: Entre dos fuegos lanzado

-- de Jorge Manrique --

Entre dos fuegos lanzado,
donde amor es repartido,
del uno soy encendido,
del otro cerca quemado;

y no sé yo bien pensar
cuál será mejor hacer;
dejarme más encender
o acabarme de quemar:
decid qué debo tomar.



Jorge Riechmann

19

-- de Jorge Riechmann --

A parís, una ciudad que no existe,
me llega la noticia:
berlín
ha desaparecido.
¿Quién da un paso hacia el centro del invierno?
la angustia dúctil se me enrosca en el vientre.
Hoy tengo ancianos los ojos cuando todo
todo está aún por hacer.



Josefina Pla

concepción

-- de Josefina Pla --

Me tendrás a tu lado. Me besarás. Y luego,
como al moreno cántaro que espera al fin del surco,
a mi sumiso cuerpo se alargarán tus brazos.
Se saciará tu sed: la exigua sed de un hombre.

De mi lecho después, en largas madrugadas
hacer creerás el blanco camino del olvido.
Y sin embargo, ciego piloto de mi entraña,
conmigo habrás llegado por una noche sola,

a la encantada playa donde no está tu muerte.
Por el nocturno río caliente de mi sangre
irán tus ojos lejos, para jamás volverse,
tu voz prenderá en roca para perennes ecos.

Tú no lo sabes, hombre, tú no lo piensas, ciego.
Esta noche mi cuerpo será, ¡oh antiguo nauta!
el puerto de que zarpen las naves de otra aurora.
1939



Josefina Pla

cómo

-- de Josefina Pla --

Ay, cómo abrirte este dolor de llaves,
en soledad de pulso amurallado.
Lo que ya se llevaron, cómo darte,
sueño, renunciación, ausencia, olvido.

Cómo franquear a tu claror las puertas
tras las cuales murió crucificado
cada latido virgen de tu nombre,
desposado no obstante de tu imagen.

Cómo agotar la senda de la ausencia,
el rumbo del viaje jamás hecho,
las jornadas cautivas del suspiro.

Ay, cómo en ascua recobrar ceniza,
y de la piedra absorta hacer el nardo
que se encienda a la orilla de tu sangre...

1953



César Vallejo

Trilce: XXXIX

-- de César Vallejo --

Quién ha encendido fósforo!
Mésome. Sonrío
a columpio por motivo.
Sonrío aún más, si llegan todos
a ver las guías sin color
y a mí siempre en punto. Qué me importa.

Ni ese bueno del Sol que, al morirse de gusto,
lo desposta todo para distribuirlo
entre las sombras, el pródigo,
ni él me esperaría a la otra banda.
Ni los demás que paran solo
entrando y saliendo.

Llama con toque de retina
el gran panadero. Y pagamos en señas
curiosísimas el tibio valor innegable
horneado, trascendiente.
Y tomamos el café, ya tarde,
con deficiente azúcar que ha faltado,
y pan sin mantequilla. Qué se va a hacer.

Pero, eso sí, los aros receñidos, barreados.
La salud va en un pie. De frente: marchen!



César Vallejo

Trilce: LII

-- de César Vallejo --

Y nos levantaremos cuando se nos dé
la gana, aunque mamá toda claror
nos despierte con cantora
y linda cólera materna.
Nosotros reiremos a hurtadillas de esto,
mordiendo el canto de las tibias colchas
de vicuña ¡y no me vayas a hacer cosas!

Los humos de los bohíos ¡ah golfillos
en rama! madrugarían a jugar
a las cometas azulinas, azulantes,
y, apañuscando alfarjes y piedras, nos darían
su estímulo fragante de boñiga,
para sacarnos
al aire nene que no conoce aún las letras,
a pelearles los hilos.

Otro día querrás pastorear
entre tus huecos onfalóideos
ávidas cavernas,
meses nonos,
mis telones.
O querrás acompañar a la ancianía
a destapar la toma de un crepúsculo,
para que de día surja
toda el agua que pasa de noche.

Y llegas muriéndote de risa,
y en el almuerzo musical,
cancha reventada, harina con manteca,
con manteca,
le tomas el pelo al peón decúbito
que hoy otra vez olvida dar los buenos días,
esos sus días, buenos con b de baldío,
que insisten en salirle al pobre
por la culata de la v
dentilabial que la vela en él.



César Vallejo

Trilce: LXVIII

-- de César Vallejo --

Estamos a catorce de Julio.
Son las cinco de la tarde. Llueve en toda
una tercera esquina de papel secante.
Y llueve más de abajo ay para arriba.

Dos lagunas las manos avanzan
de diez en fondo,
desde un martes cenagoso que ha seis días
está en los lagrimales helado.

Se ha degollado una semana
con las más agudas caídas; hase hecho
todo lo que puede hacer miserable genial
en gran taberna sin rieles. Ahora estamos
bien, con esta lluvia que nos lava
y nos alegra y nos hace gracia suave.

Hemos a peso bruto caminado, y, de un solo
desafío,
blanqueó nuestra pureza de animales.
Y preguntamos por el eterno amor,
por el encuentro absoluto,
por cuanto pasa de aquí para allá.
Y respondimos desde dónde los míos no son los tuyos
desde qué hora el bordón, al ser portado,
sustenta y no es sustentado. (Neto.)

Y era negro, colgado en un rincón,
sin proferir ni jota, mi paletó,
a
t
o
d
a
s
t
A



César Vallejo

Trilce: LXXVI

-- de César Vallejo --

De la noche a la mañana voy
sacando lengua a las más mudas equis.

En nombre de esa pura
que sabía mirar hasta ser 2.

En nombre de que la fui extraño,
llave y chapa muy diferentes.

En nombre della que no tuvo voz
ni voto, cuando se dispuso
esta su suerte de hacer.

Ebullición de cuerpos, sinembargo,
aptos; ebullición que siempre
tan sólo estuvo a 99 burbujas.

¡Remates, esposados en naturaleza,
de dos días que no se juntan,
que no se alcanzan jamás.



César Vallejo

acaba de pasar el que vendrá

-- de César Vallejo --

Acaba de pasar el que vendrá
proscrito, a sentarse en mi triple desarrollo;
acaba de pasar criminalmente.
Acaba de sentarse más acá,
a un cuerpo de distancia de mi alma,
el que vino en un asno a enflaquecerme;
acaba de sentarse de pie, lívido.
Acaba de darme lo que está acabado,
el calor del fuego y el pronombre inmenso
que el animal crió bajo su cola.
Acaba
de expresarme su duda sobre hipótesis lejanas
que él aleja, aún más, con la mirada.
Acaba de hacer al bien los honores que le tocan
en virtud del infame paquidermo,
por lo soñado en mi y en él matado.
Acaba de ponerme (no hay primera)
su segunda aflixión en plenos lomos
y su tercer sudor en plena lágrima.
Acaba de pasar sin haber venido.



César Vallejo

quién ha encendido fósforo!

-- de César Vallejo --

xxxix
quién ha encendido fósforo!
mésome. Sonrío
a columpio por motivo.
Sonrío aún más, si llegan todos
a ver las guías sin color
y a mí siempre en punto. Qué me importa.
Ni ese bueno del sol que, al morirse de gusto,
lo desposta todo para distribuirlo
entre las sombras, el pródigo,
ni él me esperaría a la otra banda.
Ni los demás que paran solo
entrando y saliendo.
Llama con toque de retina
el gran panadero. Y pagamos en señas
curiosísimas el tibio valor innegable
horneado, trascendiente.
Y tomamos el café, ya tarde,
con deficiente azúcar que ha faltado,
y pan sin mantequilla. Qué se va a hacer.
Pero, eso sí, los aros receñidos, barreados.
La salud va en un pie. De frente: marchen!



César Vallejo

estamos a catorce de julio

-- de César Vallejo --

lxviii
estamos a catorce de julio.
Son las cinco de la tarde. Llueve en toda
una tercera esquina de papel secante.
Y llueve más de abajo ay para arriba.
Dos lagunas las manos avanzan
de diez en fondo,
desde un martes cenagoso que ha seis días
está en los lagrimales helado.
Se ha degollado una semana
con las más agudas caídas; hase hecho
todo lo que puede hacer miserable genial
en gran taberna sin rieles. Ahora estamos
bien, con esta lluvia que nos lava
y nos alegra y nos hace gracia suave.
Hemos a peso bruto caminado, y, de un solo
desafío,
blanqueó nuestra pureza de animales.
Y preguntamos por el eterno amor,
por el encuentro absoluto,
por cuanto pasa de aquí para allá.
Y respondimos desde dónde los míos no son los tuyos
desde qué hora el bordón, al ser portado,
sustenta y no es sustentado. (Neto.)
Y era negro, colgado en un rincón,
sin proferir ni jota, mi paletó,
a
t
o
d
a
s
t
a



César Vallejo

de la noche a la mañana voy

-- de César Vallejo --

lxxvi
de la noche a la mañana voy
sacando lengua a las más mudas equis.
En nombre de esa pura
que sabía mirar hasta ser 2.
En nombre de que la fui extraño,
llave y chapa muy diferentes.
En nombre della que no tuvo voz
ni voto, cuando se dispuso
esta su suerte de hacer.
Ebullición de cuerpos, sinembargo,
aptos; ebullición que siempre
tan sólo estuvo a 99 burbujas.
¡Remates, esposados en naturaleza,
de dos días que no se juntan,
que no se alcanzan jamás!



César Vallejo

el libro de la naturaleza

-- de César Vallejo --

Profesor de sollozo he dicho a un árbol
palo de azogue, tilo
rumoreante, a la orilla del mame, un buen alumno
leyendo va en tu naipe, en tu hojarasca,
entre el agua evidente y el sol falso,
su tres de copas, su caballo de oros.
Rector de los capítulos del cielo,
de la mosca ardiente, de la calma manual que hay en los asnos;
rector de honda ignorancia, un mal alumno
leyendo va en tu naipe, en tu hojarasca,
el hambre de razón que le enloquece
y la sed de demencia que le aloca. .
Técnico en gritos, árbol consciente, fuerte,
fluvial, doble, solar, doble, fanático,
conocedor de rosas cardinales, totalmente
metido, hasta hacer sangre, en aguijones, un alumno
leyendo va en tu naipe, en tu hojarasca,
su rey precoz, telúrico, volcánico, de espadas.
¡Oh profesor, de haber tánto ignorado!
¡oh rector, de temblar tánto en el aire!
¡oh técnico, de tánto que te inclinas!
¡oh tilo! ¡oh palo rumoroso junto al marne!



César Vallejo

poema para ser leído y cantado

-- de César Vallejo --

Poema para ser leído y cantado
sé que hay una persona
que me busca en su mano, día y noche,
encontrándome, a cada minuto, en su calzado.
¿Ignora que la noche está enterrada
con espuelas detrás de la cocina?
sé que hay una persona compuesta de mis partes,
a la que integro cuando va mi talle
cabalgando en su exacta piedrecilla.
¿Ignora que a su cofre
no volverá moneda que salió con su retrato?
sé el día,
pero el sol se me ha escapado;
sé el acto universal que hizo en su cama
con ajeno valor y esa agua tibia, cuya
superficial frecuencia es una mina.
¿Tan pequeña es, acaso, esa persona,
que hasta sus propios pies así la pisan?
un gato es el lindero entre ella y yo,
al lado mismo de su tasa de agua.
La veo en las esquinas, se abre y cierra
su veste, antes palmera interrogante...
¿Qué podrá hacer sino cambiar de llanto?
pero me busca y busca. ¡Es una historia!



César Vallejo

parís, octubre 1936

-- de César Vallejo --

París, octubre 1936
de todo esto yo soy el único que parte.
De este banco me voy, de mis calzones,
de mi gran situación, de mis acciones,
de mi número hendido parte a parte,
de todo esto yo soy el único que parte.
De los campos elíseos o al dar vuelta
la extraña callejuela de la luna,
mi defunción se va, parte mi cuna,
y, rodeada de gente, sola, suelta,
mi semejanza humana dase vuelta
y despacha sus sombras una a una.
Y me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la coartada:
mi zapato, su ojal, también su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada.



César Vallejo

El que vendrá

-- de César Vallejo --

Acaba de pasar el que vendrá
proscrito, a sentarse en mi triple desarrollo;
acaba de pasar criminalmente.

Acaba de sentarse más acá,
a un cuerpo de distancia de mi alma,
el que vino en un asno a enflaquecerme;
acaba de sentarse de pie, lívido.

Acaba de darme lo que está acabado,
el calor del fuego y el pronombre inmenso
que el animal crió bajo su cola.

Acaba
de expresarme su duda sobre hipótesis lejanas
que él aleja, aún más, con la mirada.

Acaba de hacer al bien los honores que le tocan
en virtud del infame paquidermo,
por lo soñado en mi y en él matado.

Acaba de ponerme (no hay primera)
su segunda aflixión en plenos lomos
y su tercer sudor en plena lágrima.

Acaba de pasar sin haber venido.



Diego Hurtado de Mendoza

Gasto en males la vida, y amor crece

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Gasto en males la vida, y amor crece,
En males crece amor y allí se cría,
Esfuerza el alma, y á hacer se ofrece
De la pena costumbre y compañía.

No me espanto de vida que padece
Tan brava servidumbre y que porfía;
Mas espántome cómo no enloquece
Con el bien que ve en otros cada dia.

En dura ley, en conocido engaño,
Huelga el triste, Señora, de vivir,
Y tú, que le persigas la paciencia.

¡Oh cruda tema! Oh áspera sentencia!
Que por fuerza me fuerzas á sufrir
Los placeres ajenos y mi daño.



Diego Hurtado de Mendoza

Por tan difícil parte me han llevado

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Por tan difícil parte me han llevado
Los importunos años que he vivido,
Que aun bien el medio dellos no he cumplido,
Y mil veces el fin he deseado.

Y toda la esperanza por do he andado,
De un mal á otro mayor siempre he venido;
En fin, á tal extremo soy traido,
Que no puedo temer mas triste estado.

Ansí que, ya sin bien, sin confianza,
Estoy de aqueste mal, que ahora muero,
Podría ya muy bien hacer mudanza;

Mas tanto por la causa mi mal quiero,
Que siento que me estraga la esperanza,
Y estoy harto mejor si desespero.



Diego Hurtado de Mendoza

Un claro ingenio, un vivo entendimiento - A Luis Barahona de Soto

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Un claro ingenio, un vivo entendimiento,
Un sentido profundo, un raro aviso,
Una varia leccion y un decir liso,
Cual, señor Soto, en vuestros versos siento;

Pocas veces el claro firmamento
A los mortales concederlos quiso,
Y con razon aquel pastor de Anfriso
Os llama para algun notable intento;

Porque de vuestro ingenio é invencion
Piensa hacer industria por do pueda
Subir la tosca rima á perfeccion.

Tenga la Parca el hilo, y en su rueda
Ríjase la fortuna por razon;
Que puesto donde estáis, muy poco os queda.



Dolores Veintimilla

A mis enemigos

-- de Dolores Veintimilla --

¿Qué os hice yo, mujer desventurada
Que en mi rostro, traidores, escupís
De la infame calumnia la ponzoña
Y así matáis a mi alma juvenil?

¿Qué sombra os puede hacer una insensata
Que arroja de los vientos al confín
Los lamentos de su alma atribulada
Y el llanto de sus ojos ¡ay de mí!

Envidiáis, envidiáis que sus aromas
Le dé a las brisas mansas el jazmín?
Envidiáis que los pàjaros entonen
Sus himnos cuando el sol viene a lucir?

No! no os burlèis de mí sino del cielo....
Que, al hacerme tan triste e infeliz,
Me dió para endulzar mi desventura
De ardiente inspiración rayo gentil.

Por qué, por qué queréis que yo sofoque
Lo que en mi pensamiento osa vivir?
Por qué matáis para la dicha mi alma?
Por qué ¡cobardes a traición! me herís?

No dan respeto la mujer, la esposa,
La madre amante a vuestra lengua vil....
Me marcáis con el sello de la impura....
Ay! nada! nada! respetáis en mí!



Enrique Lihn

elegía a carlos de rokha

-- de Enrique Lihn --

No hubo dolor en el momento justo
de oír sobre tu muerte. Fue como si tú mismo la hubierasanunciado en uno de esos absurdos llamados telefónicos quesolías hacer a tus amigos:
una broma sangrienta.
Y la inocencia que, a esas horas, se volvía irritante, lacigarra de una voz chirriando
en la paja seca del día. No hubo dolor
pero sí, carlos, la inmediata certeza
de que contigo se eclipsaba la noche
sobre el desierto de un día estable y es como si cayera
un poco de ceniza del cielo sobre tierras eriáceas.
Me he llamado a lo real. Pero qué peso insoportable
tendría ahora un guijarro sobre la palma de la mano. Todas,todas estas pobres historias
diurnas no son sino desgarradoras. Aquí, también, estavisión confusa y demasiado nítida de caras conocidas.
Si la vida no es más que una locura
lo que importan son los sueños y aún el delirio, lamentira piadosa
de las palabras en libertad arrojadas
al millar de los vientos nocturnos,
como en tu poesía: la oscuridad vidente:
palabras como brasas, balbuceos del fuego.



Enrique Lihn

revolución

-- de Enrique Lihn --

No toco la trompeta ni subo a la tribuna
de la revolución prefiero la necesidad de conversar entre amigos
aunque sea por las razones más débiles
hasta diletando; y soy, como se ve, un pequeño burgués novergonzante
que ya en loss años treinta y pico sospechaba que detrásdel amor a los pobres de los sagrados corazones
se escondía una monstruosa duplicidad
y que en el cielo habría una puerta de servicio
para hacer el reparto de las sobras entre los mismos mendigos que serestregaban aquí abajo contra los flancos de la iglesia
en ese barrio uncioso pero de cuello y corbata
frío de corazón ornamental
la revolución
es el nacimiento del espíritu critico y las perplejidades que leduelen al imago en los lugares en que se ha completado para una tareapor ahora incomprensible
y en nombre de la razón la cabeza vacila
y otras cabezas caen en un cesto
y uno se siente solitario y cruel
víctima de las incalculables injusticias que efectivamente no sehacen esperar y empiezan a sumarse en el horizonte de lo que era derigor llamar entonces la vida
y su famosa sonrisa.



Ernesto Noboa y Caamaño

Rosa de Francia

-- de Ernesto Noboa y Caamaño --

Francesita adorable de los locos excesos,
de los labios en llama y las carnes en flor,
de las crueles caricias y los sádicos besos
y los muslos sapientes en batallas de amor!

Roja flor del divino paraíso vedado,
inconstante y traidora como una ola de mar,
que sabes hacer dulce el sabor del pecado
y derrochas el vino del amor... Sin amar.

Las palomas de Venus se embriagan de fragancias
al deshojar tus pétalos!... Dulce Rosa de Francia!
y así adornas la senda que perfumó Ninón,

embrujando a la Vida y engañando a la Muerte
sin sentir las espinas con que hiere la suerte
ni la inútil tristeza de tener corazón!...



Oliverio Girondo

verona

-- de Oliverio Girondo --

¡se celebra el adulterio de maría con la paloma sacra!
una lluvia pulverizada lustra la plaza de las verduras, se hincha englobitos que navegan por la vereda y de repente estallan sin motivo.
Entre los dedos de las arcadas, una multitud espesa amasa sudesilusión; mientras, la banda gruñe un tiempo de vals,para que los estandartes den cuatro vueltas y se paren.
La virgen, sentada en una fuente, como sobre un bidé, derramaun agua enrojecida por las bombitas de luz eléctrica que le hanpuesto en los pies.
¡Guitarras! ¡mandolinas! ¡balcones sin escalas y sinjulietas! paraguas que sudan y son como la supervivencia de una floraya fósil. Capiteles donde unos monos se entretienen desde hacenueve siglos en hacer el amor.
El cielo simple, verdoso, un poco sucio, es del mismo color que eluniforme de los soldados.



Pablo Neruda

puentes

-- de Pablo Neruda --

Puentes: arcos de acero azul adonde vienen
a dar su despedida los que pasan
por arriba los trenes,
por abajo las aguas,
enfermos de seguir un largo viaje
que principia, que sigue y nunca acaba.
Cielos arriba, cielos,
y pájaros que pasan
sin detenerse, caminando como
los trenes y las aguas.
Qué maldición cayó sobre vosotros?
qué esperáis en la noche densa y larga
con los brazos abiertos como un niño
que muere a la llegada de su hermana?
qué voz de maldición pasiva y negra
sobre vosotros extendió sus alas,
para hacer que siguieran
el viaje que no acaba
los paisajes, la vida, el sol, la tierra,
los trenes y las aguas,
mientras la angustia inmóvil del acero
se hunde más en la tierra y más la clava?



Pablo Neruda

a quién le puedo preguntar

-- de Pablo Neruda --

A quién le puedo preguntar
qué vine a hacer en este mundo?
por qué me muevo sin querer,
por qué no puedo estar inmóvil?
por qué voy rodando sin ruedas,
volando sin alas ni plumas,
y qué me dio por transmigrar
si viven en chile mis huesos?



Pablo Neruda

las muchachas

-- de Pablo Neruda --

Las muchachas
muchachas que buscabais
el gran amor, el gran amor terrible,
qué ha pasado, muchachas?
tal vez
el tiempo, el tiempo!
porque ahora,
aquí está, ved cómo pasa
arrastrando las piedras celestes,
destrozando las flores y las hojas,
con un ruido de espumas azotadas
contra todas las piedras de tu mundo,
con un olor de esperma y de jazmines,
junto a la luna sangrienta!
y ahora
tocas el agua con tus pies pequeños,
con tu pequeño corazón
y no sabes qué hacer!
son mejores
ciertos viajes nocturnos,
ciertos departamentos,
ciertos divertidísimos paseos,
ciertos bailes sin mayor consecuencia
que continuar el viaje!
muérete de miedo o de frío,
o de duda,
que yo con mis grandes pasos
la encontraré,
dentro de ti
o lejos de ti,
y ella me encontrará,
la que no temblará frente al amor,
la que estará fundida
conmigo
en la vida o la muerte!



Pablo Neruda

si he muerto y no me he dado cuenta

-- de Pablo Neruda --

Si he muerto y no me he dado cuenta
a quién le pregunto la hora?
de dónde saca tantas hojas
la primavera de francia?
dónde puede vivir un ciego
a quien persiguen las abejas?
si se termina el amarillo
con qué vamos a hacer el pan?



Pablo Neruda

el insecto

-- de Pablo Neruda --

De tus caderas a tus pies
quiero hacer un largo viaje.
Soy más pequeño que un insecto.
Voy por estas colinas,
son de color de avena,
tienen delgadas huellas
que sólo yo conozco,
centímetros quemados,
pálidas perspectivas.
Aquí hay una montaña.
No saldré nunca de ella.
Oh qué musgo gigante!
y un cráter, una rosa
de fuego humedecido!
por tus piernas desciendo
hilando una espiral
o durmiendo en el viaje
y llego a tus rodillas
de redonda dureza
como a las cimas duras
de un claro continente.
Hacia tus pies resbalo,
a las ocho aberturas
de tus dedos agudos,
lentos, peninsulares,
y de ellos al vacío
de la sábana blanca
caigo buscando ciego
y hambriento tu contorno
de vasija quemante!



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