Buscar Poemas con Guijarro


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Se han encontrado 10 poemas con la palabra guijarro

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Dulce María Loynaz

el perdedor

-- de Dulce María Loynaz --

Has perdido jugando una canción:

yo te la iré a buscar junto a la fuente
donde el agua es más honda y el sopor
más largo...
Hoy la devolveré a tu pecho ardiente
hecha sombra... ¡O hecha sol!

has perdido jugando tu mejor
perla, la que era un coágulo de aurora,
la llamada alba triste:
no llores por tu perla, perdedor...
Yo te la buscaré hora tras hora,
guijarro tras guijarro y flor tras flor...

Has perdido-jugando...-El resplandor
de una estrella: ¡has perdido hasta una estrella!
y hasta una estrella he de encontrarte yo...

Tanto puedo por ti, tanto... Voy a seguir la huella
sobre el mar de una estrella
que se perdió...

Has perdido jugando un gran amor...

Poema el perdedor de Dulce María Loynaz con fondo de libro

Amado Nervo

expectación

-- de Amado Nervo --

Siento que algo solemne va a llegar a mi vida.
¿Es acaso la muerte? ¿por ventura el amor?
palidece mi rostro, mi alma está conmovida,
y sacude mis miembros un sagrado temblor.
Siento que algo sublime va a encarnar en mi barro
en el mísero barro de mi pobre existir.
Una chispa celeste brotará del guijarro,
y la púrpura augusta va el harapo a teñir.
Siento que algo solemne se aproxima, y me hallo
todo trémulo; mi alma de pavor llena está.
Que se cumpla el destino, que dios dicte su fallo,
para oír la palabra que el abismo dirá.

Poema expectación de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

Deidad

-- de Amado Nervo --

Como duerme la chispa en el guijarro
y la estatua en el barro,
en ti duerme la divinidad.
Tan sólo en un dolor constante y fuerte
al choque, brota de la piedra inerte
el relámpago de la deidad.
No te quejes, por tanto, del destino,
pues lo que en tu interior hay de divino
sólo surge merced a él.
Soporta, si es posible, sonriendo,
la vida que el artista va esculpiendo,
el duro choque del cincel.

Qué importan para ti las horas malas,
si cada hora en tus nacientes alas
pone una pluma bella más?
Ya verás al cóndor en plena altura,
ya verás concluida la escultura,
ya verás, alma, ya verás...

Poema Deidad de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

El metro de doce

-- de Amado Nervo --

El metro de doce son cuatro donceles,
donceles latinos de rítmica tropa,
son cuatro hijosdalgo con cuatro corceles;
el metro de doce galopa, galopa...

Eximia cuadriga de casco sonoro
que arranca al guijarro sus chispas de oro,
caballos que en crines de seda se arropan
o al viento las tienden como pabellones,
pegasos fantasmas, los cuatro bridones
galopan, galopan, galopan, galopan...

¡Oh metro potente, doncel soberano
que montas nervioso bridón castellano
cubierto de espumas perladas y blancas,
apura la fiebre del viento en la copa
y luego galopa, galopa, galopa,
llevando el Ensueño prendido a tus ancas!

El metro de doce son cuatro garzones,
garzones latinos de rítmica tropa,
son cuatro hijosdalgo con cuatro bridones,
el metro de doce galopa, galopa...



Amado Nervo

Mi verso

-- de Amado Nervo --

Querría que mi verso, de guijarro,
en gema se trocase y en joyero;
que fuera entre mis manos como el barro
en la mano genial del alfarero.

Que lo mismo que el barro, que a los fines
del artífice pliega sus arcillas,
fuese cáliz de amor en los festines
y lámpara de aceite en las capillas;

que, dócil a mi afán, tomase todas
las formas que mi numen ha soñado,
siendo alianza en el rito de las bodas,
pastoral en el índex del prelado;

lima noble que un grillo desmorona
o eslabón que remata una cadena,
crucifijo papal que nos perdona
o gran timbre de rey que nos condena;

que fingiese a mi antojo, con sus claras
facetas en que tiemblan los destellos,
florones para todas las tiaras
y broches para todos los cabellos;

emblemas para todos los amores,
espejos para todos los encantos
y coronas de astrales resplandores
para todos los genios y los santos.

Yo trabajo, mi fe no se mitiga,
y, troquelando estrofas con mi sello,
un verso acuñaré del que se diga:
Tu verso es como el oro sin la liga:
radiante, dúctil, poliforme y bello.



León Felipe

como tú...

-- de León Felipe --

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...



César Vallejo

me estoy riendo

-- de César Vallejo --

Un guijarro, uno solo, el más bajo de todos,
controla
a todo el médano aciago y faraónico.
El aire adquiere tensión de recuerdo y de anhelo,
y bajo el sol se calla
hasta exigir el cuello a las pirámides.
Sed. Hidratada melancolía de la tribu errabunda,
gota
a
gota,
del siglo al minuto.
Son tres treses paralelos,
barbados de barba inmemorial,
en marcha 3 3 3
es el tiempo este anuncio de gran zapatería,
es el tiempo, que marcha descalzo
de lamuertehacia lamuerte.



Enrique Lihn

elegía a carlos de rokha

-- de Enrique Lihn --

No hubo dolor en el momento justo
de oír sobre tu muerte. Fue como si tú mismo la hubierasanunciado en uno de esos absurdos llamados telefónicos quesolías hacer a tus amigos:
una broma sangrienta.
Y la inocencia que, a esas horas, se volvía irritante, lacigarra de una voz chirriando
en la paja seca del día. No hubo dolor
pero sí, carlos, la inmediata certeza
de que contigo se eclipsaba la noche
sobre el desierto de un día estable y es como si cayera
un poco de ceniza del cielo sobre tierras eriáceas.
Me he llamado a lo real. Pero qué peso insoportable
tendría ahora un guijarro sobre la palma de la mano. Todas,todas estas pobres historias
diurnas no son sino desgarradoras. Aquí, también, estavisión confusa y demasiado nítida de caras conocidas.
Si la vida no es más que una locura
lo que importan son los sueños y aún el delirio, lamentira piadosa
de las palabras en libertad arrojadas
al millar de los vientos nocturnos,
como en tu poesía: la oscuridad vidente:
palabras como brasas, balbuceos del fuego.



Ramón López Velarde

a sara

-- de Ramón López Velarde --

A sara
a j. De j. Núñez y domínguez
a mi paso y al azar te desprendiste
como el fruto más profano
que pudiera concederme la benévola
actitud de este verano.
(Blonda sara, uva en sazón: mi apego franco
a tu persona, hoy me incita
a burlarme de mi ayer, por la inaudita
buena fe con que creí mi sospechosa
vocación, la de un levita).
Sara, sara: eres flexible cual la honda
de david y contundente
como el lírico guijarro del mancebo;
y das, paralelamente,
una tortura de hielo y una combustión de pira;
y si en vértigo de abismo tu pelo se desmadeja,
todavía, con brazo heroico
y en caída acelerada, sostienes a tu pareja.
Sara, sara, golosina de horas muelles;
racimo copioso y magno de promisión, que fatigas.
El dorso de dos hebreos:
siempre te sean amigas
la llamarada del sol y del clavel; si tu brava
arquitectura se rompe como un hilo inconsistente,
que bajo la tierra lóbrega
esté incólume tu frente;
y que refulja tu blonda melena, como tesoro
escondido; y que se guarden indemnes como real sello
tus brazos y la columna
de tu cuello.



Ramón López Velarde

A Sara (López Velarde)

-- de Ramón López Velarde --

A J. DE J. Núñez y Domínguez

A mi paso y al azar te desprendiste
Como el fruto más profano
Que pudiera concederme la benévola
Actitud de este verano.

(Blonda Sara, uva en sazón: mi apego franco
a tu persona, hoy me incita
a burlarme de mi ayer, por la inaudita
buena fe con que creí mi sospechosa
vocación, la de un levita.)

Sara, Sara: eres flexible cual la honda
De David y contundente
Como el lírico guijarro del mancebo;
Y das, paralelamente,
Una tortura de hielo y una combustión de pira;
Y si en vértigo de abismo tu pelo se desmadeja,
Todavía, con brazo heroico
Y en caída acelerada, sostienes a tu pareja.

Sara, Sara, golosina de horas muelles;
Racimo copioso y magno de promisión, que fatigas.
El dorso de dos hebreos:
Siempre te sean amigas
La llamarada del sol y del clavel; si tu brava
Arquitectura se rompe como un hilo inconsistente,
Que bajo la tierra lóbrega
Esté incólume tu frente;
Y que refulja tu blonda melena, como tesoro
Escondido; y que se guarden indemnes como real sello
Tus brazos y la columna
De tu cuello.



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