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-- de Pablo Neruda --
En los bosques, perdido, corté una rama oscura
y a los labios, sediento, levanté su susurro:
era tal vez la voz de la lluvia llorando,
una campana rota o un corazón cortado.
Algo que desde tan lejos me parecía
oculto gravemente, cubierto por la tierra,
un grito ensordecido por inmensos otoños,
por la entreabierta y húmeda tiniebla de las hojas.
Pero allí, despertando de los sueños del bosque,
la rama de avellano cantó bajo mi boca
y su errabundo olor trepó por mi criterio
como si me buscaran de pronto las raíces
que abandoné, la tierra perdida con mi infancia,
y me detuve herido por el aroma errante.
Poema "soneto vi cien sonetos de amor (1959) mañana" de Pablo Neruda
-- de Hernando de Acuña --
Cuando la alegre y dulce primavera
a partir sus riquezas comenzaba,
y de los verdes campos desterraba
aquella estéril sequedad primera,
un pastor triste y solo en la ribera
de Tesín gravemente suspiraba,
y vi que en un alto olmo que allí estaba
con un hierro escribió de esta manera:
«Si, de amor libre, por aquí pasare
acaso algún pastor, cualquier que fuere,
huya de esta ribera y de este llano,
que, cuanto más sin pena se hallare,
si a Silvia la cruel pastora viere,
por ella morirá como Silvano».
Poema "Cuando la alegre y dulce primavera" de Hernando de Acuña
-- de Julio Herrera Reissig --
A mitad de mi fausto galanteo,
su paraguas de sedas cautelosas
la noche desplegó, y un lagrimeo
de estrellas, hizo hablar todas las cosas...
Erraban las walkirias vaporosas
de la bruma, y en cósmico mareo
parecían bajar las nebulosas
al cercano redil del pastoreo...
En un abrazo de postrero arranque,
caímos en el ángulo del bote...
Y luego que llorando ante el estanque
tu invicta castidad se arrepentía,
¡el sauce, como un viejo sacerdote,
gravemente inclinado nos unía...
Poema "el sauce" de Julio Herrera Reissig
-- de Julio Herrera Reissig --
Alisia y cloris abren de par en par la puerta
y torpes, con el dorso de la mano haragana,
restréganse los húmedos ojos de lumbre incierta,
por donde huyen los últimos sueños de la mañana
la inocencia del día se lava en la fontana,
el arado en el surco vagaroso despierta
y en torno de la casa rectoral, la sotana
del cura se pasea gravemente en la huerta...
Todo suspira y ríe. La placidez remota
de la montaña sueña celestiales rutinas.
El esquilón repite siempre su misma nota
de grillo de las cándidas églogas matutinas.
Y hacia la aurora sesgan agudas golondrinas
como flechas perdidas de la noche en derrota.
Poema "el despertar" de Julio Herrera Reissig
-- de Evaristo Carriego --
Mañana cumpliremos
quince años de vida en esta casa.
¡Qué horror, hermana, cómo envejecemos,
y cómo pasa el tiempo, cómo pasa!
Llegamos niños y ya somos hombres,
hemos visto pasar muchos inviernos
y tenemos tristezas. Nuestros nombres
no dicen ya diminutivos tiernos,
ingenuos, maternales; ya no hay esa
infantil alegría
de cuando éramos todos a la mesa:
«— ¡Qué abuela cuente, que abuelita cuente
un cuento antes de dormir; que diga
la historia del rey indio...»
Gravemente
la voz querida comenzaba...
Poema "Hay que cuidarla mucho, hermana, mucho" de Evaristo Carriego