Buscar Poemas con Gorrión


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra gorrión

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Alberti

EN EL DÍA DE SU MUERTE A MANO ARMADA

-- de Alberti --

Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello
5 x 5 entonces no eran todavía 25
ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.
Yo te juro a la luna no ser cocinero,
tú me juras a la luna no ser cocinera,
él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.
¿Quién ha muerto?
La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato.
A una reina se le ha perdido su corona,
a un presidente de república su sombrero,
a mí...
Creo que a mí no se me ha perdido nada,
que a mí nunca se me ha perdido nada,
que a mí...
¿Qué quiere decir buenos días?

Poema EN EL DÍA DE SU MUERTE A MANO ARMADA de Alberti con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

la primavera de la aldea

-- de Jaime Torres Bodet --

La primavera de la aldea
bajó esta tarde a la ciudad,
con su cara de niña fea
y su vestido de percal.
Traía nidos en las manos
y le cantaba el corazón
como en los últimos manzanos
el trino del primer gorrión.
Tenía, como los duraznos,
de nieve y rosa hecha la piel
y sobre el lomo de los asnos
llevaba su panal de miel.
A la ciudad, la primavera
trajo del campo un suave olor
en las tinas de la lechera
y los jarros del aguador...

Poema la primavera de la aldea de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Josefina Pla

déjame ser

-- de Josefina Pla --

Deja llevarme mi última aventura.
Déjame ser mi propio testimonio,
y dar fe de mi propia
desmemoria.
Déjame diseñar mi último rostro,
apretar en mi oído los pasos de la lluvia
borrándome el adiós definitivo.

Déjame naufragar asida
a un paisaje, una nube,
al vuelo humilde de un gorrión,
a un brote renaciente,
o siquiera al relámpago
que abra en dos mi último cielo.

Sujétame los brazos.
Engrilla mis tobillos,
empareda mis párpados.
Pero tatuada una flor en la pupila,
crucificada un alba debajo de la frente,
acurrucado un beso en la raíz de la lengua,
déjame ser mi propio testimonio.

Poema déjame ser de Josefina Pla con fondo de libro

Salvador Díaz Mirón

in hoc signo...(canción para mi hija rosa)

-- de Salvador Díaz Mirón --

Cautivo un gorrión estaba,
y de un astro se prendó;
y en su música decía:
llegue a ti mi dulce voz.

Por azar, o por astucia,
el pajarillo escapó;
y al cielo se fue trinando
alas tengo y libre soy.

Y el ave a la rica estrella
pudo subir, y cantó:
ni cadenas ni distancias
vedan triunfos al amor.



Salvador Díaz Mirón

In hoc signo

-- de Salvador Díaz Mirón --

Cautivo un gorrión estaba,
Y de un astro se prendó;
Y en su música decía:
"Llegue a ti mi dulce voz."

Por azar, o por astucia,
El pajarillo escapó;
Y al cielo se fue trinando
"Alas tengo y libre soy."

Y el ave a la rica estrella
Pudo subir, y cantó:
"Ni cadenas ni distancias
vedan triunfos al amor."



Marilina Rébora

el antiguo jardín

-- de Marilina Rébora --

El antiguo jardín
quedó abrazada al muro, amante, la glicina,
y grávido de frutos de oro, el limonero;
la cola de tijera mostró una golondrina
y el gorrión revolando, de píos mensajero.
Debajo de los árboles era la hierba fina
que peinara amoroso, a diario el jardinero;
la estrella federal sangraba en cada esquina
y, cual si fuera única, en su patita, el tero.
Así pasó el jardín de mis juegos de otrora
paraíso de sueños, tierra de fantasía
para que la nostalgia lo añore tanto ahora.
Aunque la vida mata, de a poco, acaso, es cierto
y queremos volver a la simple alegría
de un jardín, unas flores, un vergel o algún huerto.



Rosalía de Castro

Camino blanco, viejo camino

-- de Rosalía de Castro --

Camino blanco, viejo camino,
Desigual, pedregoso y estrecho,
Donde el eco apacible resuena
Del arroyo que pasa bullendo,
Y en donde detiene su vuelo inconstante,
O el paso ligero,
De la fruta que brota en las zarzas
Buscando el sabroso y agreste alimento,
El gorrión adusto,
Los niños hambrientos,
Las cabras monteses
Y el perro sin dueño...
Blanca senda, camino olvidado,
¡Bullicioso y alegre otro tiempo!
Del que solo y a pie de la vida
Va andando su larga jornada, más bello
Y agradable a los ojos pareces
Cuanto más solitario y más yermo.
Que al cruzar por la ruta espaciosa
Donde lucen sus trenes soberbios
Los dichosos del mundo, descalzo,



Nicolás Guillén

una fría mañana...

-- de Nicolás Guillén --

Pienso en la fría mañana en que te fui a ver,
allá donde la habana quiere irse en busca del campo,
allá en tu suburbio claro.
Yo con mi botella de ron
y el libro de mis poemas en alemán,
que al fin te regalé.
(¿O fue que te quedaste con él?)
perdóname, pero aquel día
me pareciste una niñita sola,
o quizás un pequeño gorrión mojado.
Tuve ganas de preguntarte:
¿y tu nido? ¿y tus padres?
pero no habría podido.
Desde el abismo de tu blusa,
como dos conejillos caídos en un pozo,
me ensordecían tus senos con sus gritos.



Juan Gelman

nota ix

-- de Juan Gelman --

Talmente llovió sangre
sangre llovió por mi país
de las venas que el verdugo cortó
del corazón que las recuerda
hermanos en la sangre a navegar
cada día cada día cada día
este viajar no nos conduce
al paraíso ni al infierno
no vamos al paraíso
no vamos al infierno
¿a dónde vamossangre
que cantás amada en la noche?
¿o como pájaro volás
de sangre a sangrerecordando
o sea gorrión de resistir
al olvidoque ni una gota seque?
así navegamosciegos
para que nadie se secase
o volara de sangre a sangre
y pudiera cantarcantar



Julio Herrera Reissig

La escuela (Reissig)

-- de Julio Herrera Reissig --

Bajo su banderola pertinente, la escuela
bate con aleluyas de gorrión lugareño;
y chatos de modorra, endosados a un leño,
unos tristes jamelgos dicen de la clientela...

Desde el pupitre, rígido el preceptor recela
por el decoro unánime... Mas, estéril empeño,
amasando el «morrongo» cabecea su sueño,
lo que escurre conatos sordos de francachela.

Entona su didáctica de espesas digestiones,
a cada rato un riego enorme de oraciones...
Aunque, a decir lo justo, su ciencia es harto exigua;

la palmeta y la barba le hacen expeditivo...
Y entre la grey atónita, dómine equitativo,
rebaña su mirada llena de luz antigua.



Julio Herrera Reissig

la escuela

-- de Julio Herrera Reissig --

Bajo su banderola pertinente, la escuela
bate con aleluyas de gorrión lugareño;
y chatos de modorra, endosados a un leño,
unos tristes jamelgos dicen de la clientela...

Desde el pupitre, rígido el preceptor recela
por el decoro unánime... Mas, estéril empeño,
amasando el «morrongo» cabecea su sueño,
lo que escurre conatos sordos de francachela.

Entona su didáctica de espesas digestiones,
a cada rato un riego enorme de oraciones...
Aunque, a decir lo justo, su ciencia es harto exigua;

la palmeta y la barba le hacen expeditivo...
Y entre la grey atónita, dómine equitativo,
rebaña su mirada llena de luz antigua.



Ramón López Velarde

La saltapared

-- de Ramón López Velarde --

Volando del vértice
del mal y del bien,
es independiente
la saltapared.

Y su principado,
la ermita que fue
granero después.

Sobre los tableros
de la ruina fiel
la saltapared
juega su ajedrez,
sin tumbar la reina,
sin tumbar al rey...

Ave matemática
nivelada es
como una ruleta
que baja y que sube
feliz, a cordel.

Su voz vergonzante
llora la doblez
con que el mercader
se llevó al canario
y al gorrión también
a la plaza pública,
a sacar la suerte
del señor burgués.

Del tejado bebe
agua olvidadiza
de los aguaceros,
porque transparente
su cuerpo albañil
gratuito nivel.

Y al ángel que quiere
reconstruir la ermita
del eterno Rey
sirve de plomada
la saltapared.



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