Buscar Poemas con Fraternales


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra fraternales

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Julián del Casal

al juez supremo

-- de Julián del Casal --

No arrancó la ambición las quejas hondas
ni el orgullo inspiró los anatemas
que atraviesan mis mórbidos poemas
cual aves negras entre espigas blondas.
Aunque la dicha terrenal me escondas
no a la voz de mis súplicas le temas,
que ni lauros, ni honores, ni diademas
turban de mi alma las dormidas ondas.
Si algún día mi férvida plegaria,
¡oh, dios mío!, en blasfemia convertida
vuela a herir tus oídos paternales,
es que no siente mi alma solitaria,
en medio de la estepa de la vida,
el calor de las almas fraternales.

Poema al juez supremo de Julián del Casal con fondo de libro

El sueño de la enredadera

-- de Vicenta Castro Cambón --

A Dolores Caeiro de Castro,

filialmente.

¡OH tierra que alimentas mis raíces!
alejarme de ti es mi vivo anhelo;
por eso, aunque muy débiles, mis ramas
suben y suben, cual buscando el cielo.

Varas enjutas que formáis mi zarzo,
aunque no alcance yo la ansiada altura
os ceñiré con fraternales brazos
y luciréis alegre vestidura.

Nadie en breve podré reconoceros
cubiertas por mis hojas y mis flores,
y a nuestra fresca sombra muchos seres
vendrán a refugiarse en los calores.

Y vendrán, confundiendo sus encantos,
picaflores y lindas mariposas
a buscar el sustento de su vida
en la miel de mis flores olorosas.

¡Cuán alegre seré la vida, entonces,
cuando pueda ofrecer mi seno amigo
a vivientes tan bellos e inocentes,
dulce alimento y protector abrigo!

¡Oh tierra que alimentas mis raíces!
alejarme de ti es mi vivo anhelo.
Elevarme, dar flores, muchas flores:
es esa mi misión y ese es mi cielo.

Y lo mismo que muere sin temores
el hombre que fué activo, honrado y bueno,
cumplida mi misión, oh madre tierra,
trocada en polvo volveré a tu seno.

Poema El sueño de la enredadera de Vicenta Castro Cambón con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

Canícula

-- de Julio Herrera Reissig --

Labora la coqueta falange rusticana
que se prepara el sábado para lucir en misa.
Zumba la pedrería musical siempre a prisa,
de la colmena. Un grillo cri-cra entre la ventana...

La tarde suda fuego. No cesa la roldana...
La gente en los sembrados anda esta vez remisa,
y hasta la dócil yunta, al aguijón sumisa,
obedece, por cierto, que de muy mala gana.

Holgando breves horas en la estación que enerva,
zagales y zagalas se unen sobre la hierba...
Ellas descuidan blancas florescencias carnales,

que muestran, aguas puras, su interior sin mancilla...
Cantan, juegan; y todos son un alma sencilla,
tal como en las desnudas épocas fraternales.

Poema Canícula de Julio Herrera Reissig con fondo de libro

Carolina Coronado

¡ay!, transportad mi corazón al cielo

-- de Carolina Coronado --

Ángeles peregrinos que habitáis
las moradas divinas del oriente,
y que mecidos sobre el claro ambiente
por los espacios del mortal vagáis.
A vosotros un alma enamorada
os pide sin cesar en su lamento
alas, para cruzar del firmamento
la senda de los aires azulada.
Veladme con la niebla temerosa
que por la noche ciega a los mortales,
y en vuestros puros brazos fraternales
llevadme allá donde mi bien reposa.
Conducidme hasta el sol donde se asienta
bajo el dosel de reluciente oro
el bien querido por quien tanto lloro,
genio de la pasión que me atormenta.
¡Ay!, transportad mi corazón al cielo,
y si os place después darme castigo,
¡destrozadme en los aires y bendigo



Rubén Darío

Canto de la sangre

-- de Rubén Darío --

ANGRE de Abel. Clarín de las batallas.
Luchas fraternales; estruendos, horrores;
Flotan las banderas, hieren las metrallas,
Y visten la púrpura los emperadores.



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