Buscar Poemas con Flotante


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Se han encontrado 11 poemas con la palabra flotante

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César Vallejo

Trilce: XLVII

-- de César Vallejo --

Ciliado arrecife donde nací,
según refieren cronicones y pliegos
de labios familiares historiados
en segunda gracia.

Ciliado archipiélago, te desislas a fondo,
a fondo, archipiélago mío!
Duras todavía las articulaciones
al camino, como cuando nos instan,
y nosotros no cedemos por nada.

Al ver los párpados cerrados,
implumes mayorcitos, devorando azules bombones,
se carcajean pericotes viejos.
Los párpados cerrados, correo si, cuando nacemos,
siempre no fuese tiempo todavía.

Se va el altar, el cirio para
que no le pasase nada a mi madre,
y por mí que sería con los años, si Dios
quería, Obispo, Papa, Santo, o talvez
sólo un columnario dolor de cabeza.

Y las manitas que se abarquillan
asiéndose de algo flotante,
a no querer quedarse.
Y siendo ya la 1.

Poema Trilce: XLVII de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

ciliado arrecife donde nací

-- de César Vallejo --

xlvii
ciliado arrecife donde nací,
según refieren cronicones y pliegos
de labios familiares historiados
en segunda gracia.
Ciliado archipiélago, te desislas a fondo,
a fondo, archipiélago mío!
duras todavía las articulaciones
al camino, como cuando nos instan,
y nosotros no cedemos por nada.
Al ver los párpados cerrados,
implumes mayorcitos, devorando azules bombones,
se carcajean pericotes viejos.
Los párpados cerrados, correo si, cuando nacemos,
siempre no fuese tiempo todavía.
Se va el altar, el cirio para
que no le pasase nada a mi madre,
y por mí que sería con los años, si dios
quería, obispo, papa, santo, o talvez
sólo un columnario dolor de cabeza.
Y las manitas que se abarquillan
asiéndose de algo flotante,
a no querer quedarse.
Y siendo ya la 1.

Poema ciliado arrecife donde nací de César Vallejo con fondo de libro

Enrique Lihn

a roque dalton

-- de Enrique Lihn --

Soy un poco poeta del chambergo flotante,
de los quevedos flotantes, de la melena y la capa española;
un viejo actor de provincia bajo una tempestad artificial
entre los truenos y relámpagos que chapucea el utilero.
Si mal no recuerdo, monólogo, me esmero
en llenar el vacío en que moldeo mi voz,
y la palabra brilla por su ausencia
y el drame me es impenetrable.
Envejezco al margen de mi tiempo
en el recuerdo de unos juegos florales
porque no puedo comprender exactamente la historia.

Poema a roque dalton de Enrique Lihn con fondo de libro

José Tomás de Cuellar

Las lágrimas

-- de José Tomás de Cuellar --

DE noche caen las lágrimas
De las humanas penas,
Y por doquiera á miles
Humedecen la tierra.
Pero viene la aurora
Apacible y risueña;
En las praderas corre
Brisa callada y fresca,
Y de la tierra húmeda
Se levanta la niebla;
Corona el arroyuelo,
El lago, la eminencia,
Y cual flotante gasa
Sube al éter ligera.

En ella van las lágrimas
Que mojaron la tierra,
Y suben hasta el cielo
Donde Dios las espera.



Gustavo Adolfo Bécquer

rima xv

-- de Gustavo Adolfo Bécquer --

Cendal flotante de leve bruma,
rizada cinta de blanca espuma,
rumor sonoro
de arpa de oro,
beso del aura, onda de luz,
eso eres tú.
Tú, sombra aérea que cuantas veces
voy a tocarte, te desvaneces
como la llama, como el sonido,
como la niebla, como un gemido
del lago azul.
En mar sin playas onda sonante,
en el vacío cometa errante,
largo lamento.
Del ronco viento,
ansia perpetua de algo mejor,
eso soy yo.
¡Yo, que a tus ojos, en mi agonía
los ojos vuelvo de noche y día
yo, que incansable como demente
tras una sombra, tras la hija ardiente
de una visión!



Rosalía de Castro

En su cárcel de espinos y rosas

-- de Rosalía de Castro --

En su cárcel de espinos y rosas
Cantan y juegan mis pobres niños,
Hermosos seres, desde la cuna
Por la desgracia ya perseguidos.

En su cárcel se duermen soñando
Cuan bello es el mundo cruel que no vieron,
Cuan ancha la tierra, cuan hondos los mares,
Cuan grande el espacio, qué breve su huerto.

Y le envidian las alas al pájaro
Que traspone las cumbres y valles,
Y le dicen: — ¿Qué has visto allá lejos,
Golondrina que cruzas los aires?—

Y despiertan soñando, y dormidos
Soñando se quedan,
Que ya son la nube flotante que pasa,
O ya son el ave ligera que vuela,
Tan lejos, tan lejos del nido, cual ellos
De su cárcel ir lejos quisieran.



Meira Delmar

muerte en venecia

-- de Meira Delmar --

A la muerte, en venecia,
la llevan a pasear
como a una novia.
Por entre dos azules
la góndola luctuosa
se desliza,
revestida de lentos terciopelos,
y apenas se percibe
el leve golpe
de un remo y otro remo.
La sigue, despaciosa,
tal un jardín flotante,
la que porta el adiós
hecho de rosas
de los amigos.
Y cierran los dolientes
el cortejo,
que se pierde en el mar.
Los acompaña,
con un dedo en los labios,
el silencio.
No lejos la isla espera.
Tras el muro rosáceo
que la ciñe,
suben, altos y oscuros,
los cipreses.



Miguel Hernández

13

-- de Miguel Hernández --

13
mi corazón no puede con la carga
de su amorosa y lóbrega tormenta
y hasta mi lengua eleva la sangrienta
especie clamorosa que lo embarga.
Ya es corazón mi lengua lenta y larga,
mi corazón y es lengua larga y lenta...
¿Quieres contar sus penas? anda y cuenta
los dulces granos de la arena amarga.
Mi corazón no puede más de triste:
con el flotante espectro de un ahogado
vuela en la sangre y se hunde sin apoyo.
Y ayer, dentro del tuyo, me escribiste
que de nostalgia tienes inclinado
medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.



Francisco Villaespesa

autorretrato

-- de Francisco Villaespesa --

Por la espaciosa frente pálida y pensativa,
desciende la melena en dos rizos iguales.
Negros ojos miopes, gruesa nariz lasciva,
la faz oval y fina, los labios sensuales.
Sobre el flexible cuerpo, perturban la negrura
del enlutado traje que su dolor retrata,
el d'annunziano cuello con su nívea blancura
y con manchas sangrientas la flotante corbata.
Apura un cigarrillo kedive, reclinado
en un diván oscuro, y entre el humo azulado
del tabaco, sus ojos contemplan con amor
el azul de las venas sobre las manos finas,
dignas de rasgar velos de princesas latinas
y ceñir el anillo del santo pescador.



José Martí

¡dolor! ¡dolor! eterna vida mía

-- de José Martí --

¡dolor! ¡dolor! eterna vida mía,
ser de mi ser, sin cuyo aliento muero!
* * *
goce en buen hora espíritu mezquino
al son del baile animador, y prenda
su alma en las flores que el flotante lino
de mujeres bellísimas engasta:
goce en buen hora, y su cerebro encienda
en la rojiza lumbre de la incasta
hoguera del deseo:
yo, embriagado de mis penas, me devoro,
y mis miserias lloro,
y buitre de mí mismo me levanto,
y me hiero y me curo con mi canto,
buitre a la vez que altivo prometeo.



Carlos Pellicer

al dejar un alma

-- de Carlos Pellicer --

Agua crepuscular, agua sedienta,
se te van como sílabas los pájaros tardíos.
Meciéndose en los álamos el viento te descuentan
la dicha de tus ojos bebiéndose en los míos.
Alié mi pensamiento a tus goces sombríos
y gusté la dulzura de tus palabras lentas.
Tú alargaste crepúsculos en mis manos sedientas:
yo devolveré en el pan tus trágicos estíos.
Mis manos quedarán húmedas de tu seno.
De mis obstinaciones te quedará el veneno,
flotante flor de angustia que bautizó el destino.
De nuestros dos silencios ha de brotar un día
el agua luminosa que dé un azul divino
al fondo de cipreses de tu alma y de la mía.



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